lunes, 28 de enero de 2013

ES DIFÍCIL ANALIZAR CON SOBRIEDAD, AL GOBIERNO DE CFK...


 CLAUDIO CHIARUTTINI
EDITORIAL:

ES DIFÍCIL ANALIZAR CON SOBRIEDAD, AL GOBIERNO DE CFK...
 
SIN SACO Y SIN CORBATA

Enero está a un paso de terminar. El grueso de la población que está de vacaciones se prepara para volver a la actividad. La rutina regresa con lentitud en la sociedad civil. En la política, el escenario no es muy diferente. El año electoral, comenzó. Se trata de una elección de medio mandato, algo casi usual, pero el futuro institucional de la Argentina y la capacidad de imponer el modelo hegemónico cristinista están en juego. Eso, no es nada usual, es una excepcionalidad histórica.
El choque entre el cristinismo talibán y los peronistas tuvo su primera escaramuza en la fundamental provincia de Buenos Aires. No actuaron ni Cristina Fernández ni Daniel Scioli. Cada contendiente mandó padrinos claves en la estructura de poder de cada uno, para que no hubiera duda de quiénes estaban atrás de cada movida.
Las piezas en juego del ajedrez político oficialista son los intendentes. El tema que separará las aguas, la coparticipación. Así, de esta forma, el dinero, base del inmenso poder que construyeron Néstor Kirchner y Cristina Fernández, se convierte en el tema que promete dividir esas aguas en la mayor fuerza política argentina.
Si bien el Gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, fue el primero en picar en punta reclamando fondos a la Suprema Corte de Justicia, la importancia de Daniel Scioli y de la Provincia de Buenos Aires para  el armado electoral oficialista, hace que los cruces entre La Plata y la Casa Rosada marque el nivel de tensión dentro del kirchnerismo.
Fue astuto por parte de Daniel Scioli pedir a su Jefe de Gabinete, Adrián Pérez, mandar una nota al bonaerense Julián Domínguez, dado que impulsó el Congreso como ámbito de discusión de un nuevo régimen de coparticipación federal. Por su parte, la Casa Rosada fue muy torpe al enviar al desprestigiado vicepresidente de la Nación, Amado Boudou a atacarlo.
Julián Domínguez, que supo leer la maniobra, colocó a Cristina Fernández como defensa al status quo y no quiso hablar sobre el tema central, protegiendo sus planes para ser candidato a gobernador en 2015. Mientras, el ex ministro de Economía quedó como un hombre que quiere gobernar una provincia que cede 40% del dinero que se reparte entre gobernadores recibiendo a cambió menos de la mitad del dinero cedido. Así, intentar postularse en Buenos Aires se le va a hacer cuesta arriba al vicepresidente de la Nación. Los bonaerenses no lo reconocen como un par.
Cerca de Daniel Scioli causó sorpresa que no hubiera mayores adhesiones de otros gobernadores a su pedido de discutir la coparticipación federal. No la esperaban de aquellos que suelen jurar fidelidad eterna a Cristina Fernández, pero sí de Santa Fe, de Córdoba, de la Capital Federal, de Tierra del Fuego o de Santa Cruz. Sólo el denarvismo, algunos macristas y funcionarios sciolistas respaldaron la apertura de negociaciones.
En La Plata, el ala más conservadora que rodea a Daniel Scioli aseguraban que el silencio masivo fue una confirmación de la necesidad de postergar cualquier intento de ruptura con la Casa Rosada, mientras que los grupos más duros destacaban que el Gobernador de Buenos Aires se colocó como una verdadera alternativa a Cristina Fernández con un gesto político absolutamente menor. Todos saben que deberá producirse una ruptura, se discute cuál es el momento más indicado.
En paralelo, la movida de Daniel Scioli permitió darle magnitud a la reunión de intendentes que organizó la Casa Rosada sin la participación del Gobernador de Buenos Aires. Además del vicepresidente de la Nación y el ex ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, otro de los que ocuparon el centro de la mesa principal fue el senador Aníbal Fernández, que confirma su plan de postularse como candidato en 2015.
También en la semana se reveló el sistema creado por la Casa Rosada para financiar intendentes sin tener que pasar por el filtro político de los gobernadores. En el encuentro de Santa Teresita había unos 60 intendentes bonaerenses. Ayer, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, reunió 400 de ellos, de todo el país, en Mar del Plata. A su vez, el ministro de Planificación, Julio de Vido, viene hace meses reuniéndose con titulares de municipios sin respetar a las autoridades provinciales.
¿De qué valió tanto acto de genuflexión a  Cristina Fernández? ¿De qué sirvió perder días y días viajando a la Capital Federal para actuar de aplaudidor en los actos de la Presidente de la Nación? Los gobernadores han realizado actos de fe, declaraciones de apoyo y puesto la cara por la Casa Rosada cientos de veces.
A cambio, reciben cada vez menos coparticipación, menos espacio en las listas para colocar gente propia y no tienen asegurada la reelección en 2015, pese a que han apoyado una y cien veces la posibilidad de reelegir a Cristina Fernández por un tercer mandato, aunque eso signifique violar la Constitución Nacional.
Con sus movidas, la Casa Rosada le regala argumentos al Gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, para que vaya a la Justicia a reclamar por esta intervención directa de Cristina Fernández, en el fondo de Buenos Aires, en las realidades políticas provinciales.
De concretarse esta presentación ante la Suprema Corte de Justicia, Córdoba se convertirá en la provincia que más reclamos haya hecho hacia la Casa Rosada por vía judicial. Ha obtenido éxito en dos casos anteriores y podría tenerlo ahora. Así, lleva la lucha política a un nuevo nivel donde son las instituciones constitucionales las que pasan a defender el equilibrio del sistema democrático tradicional.
Pero mientras la temperatura política crece, Cristina Fernández sigue corriendo tras los hechos. Ocurrió con la iniciativa de Daniel Scioli que los servicios de inteligencia no pudieron detectar y ser neutralizado antes de ganar difusión pública. También va detrás de José Manuel de la Sota, que avanza con su lenta proyección política fuera de Córdoba.
En economía, Cristina Fernández ha sido superada por la realidad varias veces. El cepo cambiario y la pesificación forzada fue una consecuencia de no entender las causas de la fuga de divisas entre 2006 y 2011. El cepo importador es el tibio intento de ocultar la pérdida de competitividad del peso con respecto a otras monedas. Los anuncios de inversiones en material ferroviario y el giro de 15 millones de pesos para los talleres de Tafí Viejo, intentan frenar la creciente movilización que se está organizando desde las redes sociales para el 22F.
Incluso, en la desesperación, el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, habló por primera vez en un año de la catástrofe de Once y, como corresponde a una improvisación, terminó por sumar más quejas en las redes sociales y potenciando el llamado a la movilización que más preocupa al gobierno por el mensaje que envía al resto de la sociedad.
Otro caso es el burdo intento para desarmar los subsidios. En enero comenzaron a recibirse facturas de luz con fuertes aumentos, justo en uno de los meses donde más cortes de servicio se produjeron, pese a los cientos de miles de consumidores que no están ni en la Capital Federal ni el Gran Buenos Aires. ¿Qué ocurrirá cuando todos vuelven en pocas horas más?
Si hasta el rescate de la Fragata Libertad, el cuasi-rescate de la corbeta Espiro, el hundimiento de la Santísima Trinidad, los problemas para contratar el barco que hará la campaña antártica y la costosísima reparación de rompehielo Irízar son otras muestras de cómo el gobierno corre detrás de los hechos, de los problemas de gestión, de las improvisaciones.
También la Casa Rosada quedó atrapada por la interna sindical que Cristina Fernández creó al dividir en cinco el mundo gremial y de presionar por paritarias con niveles de aumento por debajo de la inflación. Cualquiera que reconozca la suba de precios tiene en claro el proceso de caída del poder adquisitivo de los salarios. La única solución era la puja distributiva y, como la Presidente de la Nación se niega a que sea el gobierno quién haga una parte del sacrificio para ajustar las cifras, todo el peso recae sobre empresarios y trabajadores. Justo lo que estamos viendo.
Después de invertir casi todo un año para dividir a la Confederación General del Trabajo y esforzarse por aislar al camionero Hugo Moyano, la pertinaz negativa de la Casa Rosada de incrementar el salario mínimo no imponible para el Impuesto a las Ganancias terminó por acercar a las partes y, en forma extraoficial, ya analizan medidas de fuerza en forma conjunta (la CGT Azopardo con un rol activo, la CGT Balcarce en uno pasivo).
El accionar obcecado de la Casa Rosada termina por darle la razón al “divorcio” que planteó Hugo Moyano y el camionero responde elevando un proyecto político propio y alimentando al peronismo no kirchnerista. Por eso, no hay que sorprenderse que el camionero “ningunee” a Néstor Kirchner y pondere a Eduardo Duhalde por generar la reactivación económica post ruptura de la Convertibilidad. Todo es bueno para pegar cuando uno tiene que luchar por la supervivencia política.
Las elecciones de octubre son el motor de las acciones del gobierno y la gestión queda en un segundo o tercer plano. Para la oposición, una nueva oportunidad para auto fagocitarse. El sindicalismo juega su propio juego. El peronismo intenta sobrevivir a su sumisión y suma de errores. En ese marco, las palabras se convierten en más peligrosas que las acciones y, todos los mencionados, tienen una profesión por no dejar de hablar y hacer poco.
Como el gobierno ha basado gran parte de su poder en el relato, el marketing político y la puesta en escena, cada palabra genera imagen, poder o impotencia. Por eso, que artistas como Adrián Suar y Gerardo Sofovich apoyen a Ricardo Darín y critiquen a Cristina Fernández implica que a la Presidente de la Nación comienzan a “entrarle las balas” y sus flaquezas queden expuestas. No es poco, todavía faltan 8 meses para las elecciones de octubre y las debilidades se pueden convertir en crisis.