martes, 26 de febrero de 2013

FEDERICO POSSE HOMENAJE A UN TUCUMANO ILUSTRE QUE BREGÓ POR LA DISCAPACIDAD



Hace unos días tuve el honor de ser invitado al casamiento de una  hija de mi amigo Federico Posee y no pude resistirme  a escribir este homenaje y acordarme sobre el  desastre ocurrido en un vuelo entre Posadas y Buenos Aires. La pérdida que en su oportunidad había llenado de espanto y de luto a toda la Argentina, habiendo golpeado especialmente a la provincia de Tucumán al arrebatarnos la vida del doctor Federico Posse.
A Federico, entusiasta deportista y hombre con buenas aptitudes para lucirse en los estadios, el ejercicio de la medicina lo llevaría a aplicar sus conocimientos a la atención de los problemas que la práctica del deporte suelen provocar. Pero primó en él su magnífica y desinteresada inclinación de volcarse hacia atenuar los inconvenientes, carencias y privaciones de los desvalidos, y a esta noble empresa le dedicaría para siempre los conocimientos de su ciencia, el impulso de su corazón generoso, los afanes de sus inquietudes políticas, y por fin le entregaría hasta su vida, ya que el accidente lo sorprendió cuando volvía de participar en un congreso realizado en Posadas justamente para tratar los temas que a él lo apasionaban: las discapacidades físicas y los prójimos que sufren sus consecuencias.
La fatalidad había  tronchado abruptamente la corta vida de Federico privándolo a Tucumán de un distinguido valor político y a la rama de la medicina que con pasión abrazó de un ferviente impulsor. Tucumán y la medicina todavía mucho podían esperar de él. Porque mucho habían recibido ya. Su vida no se ha malogrado sino que dejó plasmados logros rotundos concretados en sus iniciativas, sus proyectos, sus realizaciones. Federico dejó constituida una ejemplar familia con  numerosos hijos. Uno de ellos justamente se casaba continuando los deseos de mi amigo de que sus vástagos y retoños perpetúen  su  simiente. Federico supo labrar un sólido prestigio profesional y humano. Federico había sabido conquistar la amistad, el cariño y el respeto de cuantos lo trataron. Por eso, en medio de ese  dolor que nos produjo su desaparición,  los que admiramos su fecunda personalidad  reconocemos que no ha vivido en vano, sino que a una vida corta la ha llenado de los elevados valores que merecieron el agradecimiento en su momento de la sociedad toda, de la ciudadanía y del gobierno, de la comunidad que integró y, sobre todo, de aquellos a quienes las vicisitudes de la vida los ha privado de las capacidades que son normales para a la categoría.
Hoy su mujer y sus hijos continuaran con esa empresa recordando las enseñanza de Platón, una de las lumbreras de nuestra civilización: “la buena educación da al cuerpo y al alma toda la belleza y la perfección de que son capaces”,  fue el Dr. Posse quien con su tiempo esfuerzo  y saber posibilito, educando cuerpos y  almas, que esa perfección,  se concrete  y resplandezca en bien de muchísimos discapacitados, en seres que son imagen y semejanza de Dios, y en  beneficio de la sociedad toda. Fue Federico  con su amor el que enalteció a seres con altísima capacidad para percibirlo, ese amor que es la mejor medicina que pueda impartírseles. Ese amor que es afecto, es cariño, es suavidad en el trato, y al derramarse sobre los seres queridos se eleva como una plegaria. Ese amor que a muchos les posibilita dar pasos adelante en su capacitación para colaborar con los demás.
Gracias Federico.

DR. JORGE B LOBO ARAGÓN