sábado, 25 de mayo de 2013

LA HORA DE LA VERDAD PARA EL KIRCHNERISMO

Al finalizar el año 2002 ya se veían los primeros frutos del plan Duhalde-Lavagna.
Al asumir el 25-5-03, Kirchner heredó ese plan y a su creador y responsable técnico: el ministro de Economía.
Pero a Lavagna lo “soportó” sólo hasta 2005.
En ese año, Kirchner ya se había cansado de tener un economista en la cartera económica, y decidió que era hora de nombrar como ministro para esas delicadas funciones a una militante K. ¡Para ministro de Economía estaba Kirchner! Confundió la microeconomía de sus negocios privados (exitosos siempre al calor oficial que él mismo les otorgaba…) con los vericuetos de la macroeconomía. Pero “no eh pa’ todoh la bota ‘e potro”. El tiempo le daría la razón a José Hernández y no a Kirchner, para desgracia nuestra.
Así pudo llegar a ser ministro de Economía Felisa Michelle, aquélla militante K que, en lugar de guardar sus ahorros en un  banco, como hace cualquier economista,  o bajo el colchón, como prefiere doña Rosa, los ponía a plazo fijo en el baño de su despacho ministerial, envueltos en una bolsita de plástico para que no se mojaran al tirar la cadena. Felisa saltó por los aires cuando, gracias a algún “buchón” seguramente, la policía encontró el plazo fijo sanitario, en el lugar adecuado.
Desde entonces, los Kirchner probaron con varios economistas, a razón de seis meses por cada uno, sin que ninguno los conformara. Hasta que, al final, encontraron la horma de sus zapatos: un mozo audaz, formado en las doctrinas económicas izquierdistas en el ultraliberal CEMA…, cuyo mayor mérito académico es tocar la guitarra sobre un camión murguero y pasear en una muy “progre” y antiimperialista Harley Davidson de 2.400 centímetros cúbicos de cilindrada.
Claro, con ese nivel académico, sumado a la proverbial prudencia de “él” y “ella”, a nadie podía extrañarle que los Kirchner inscribieran varios record en el libro Guines. Vayan algunos de esos record, logrados en pleno auge del “yuyito”, y luego de ocho años y medio de crecimiento del PBI a un  promedio del 9% anual,
  • Aún soportamos el 35% de pobreza, según la Iglesia (que se ha vuelto una destituyente cualquiera, ya que la pobreza real, la del “cow-boy” Guillermo Moreno, baja al 8%… cada vez que saca su revólver y lo pone sobre la mesa de negociaciones amigables).
  • Un 40% de los argentinos trabaja en negro.
  • Hace 52 meses que venimos perdiendo reservas del Banco Central (pero, para el relato K, la culpa es del banquero Jorge Brito, que fue socio en las trapisondas kirchneristas hasta la semana pasada, y justo ahora se le ocurrió especular con el verde. Más que un record para el libro Guines, éste es un milagro de San Néstor: por la especulación de Jorge Brito en la última semana, que debe ser real, perdimos reservas durante los 52 meses anteriores por 75.000 millones de dólares…).
  • La inversión  en energía, combustibles, ferrocarriles, colectivos, etc., cayó tanto que el Estado debe subsidiar este año a las empresas prestadoras de tales servicios, con la chirola de unos 60.000 millones de pesos.
  • Desapareció casi totalmente el superávit comercial (exportaciones vs. Importaciones), y hace rato que sufrimos déficit de la cuenta corriente (el comercial, más los pagos y transferencias financieras).
  • Ya no hay forma de disimular el déficit fiscal.
  • Ahora se viene el tarifazo.
  • Los chicos de La Cámpora realizan sus trabajos prácticos de izquierdismo progre acelerado en el laboratorio de experimentación alquimista de Aerolíneas Argentinas, y dan cátedra de eficiencia kirchnerista a razón de 700 millones de dólares de déficit al año.
  • Y, finalmente, los K se pusieron el cucurucho de helado en la frente con la corrida cambiaria y medio bancaria que subsiste y tiene final abierto. En cuanto el ministro rockero le pida a su presidenta que le mande, como refuerzo técnico para frenar la corrida cambiaria, a los chicos de la Cámpora que hacen hoy su pasantía en Aerolíneas… No, por favor. Mejor no lo imaginemos.
Dejemos que la corrida cambiaria la “solucione” el revólver del “cow-boy” de la Secretaría de Comercio Interior. Es lo más académico que puede mostrar el kirchnerismo en materia macroeconómica.
La cuestión social
A esa retahíla de chapucerías K, debe agregarse la cuestión social, y no como cuestión menor, por cuanto ellos se proclaman nacionales y populares y viven de los votos peronistas.
Ya dije que para un auténtico modelo o proyecto nacional y popular, los subsidios y el asistencialismo en general son virtuosos sólo como medidas coyunturales ante una grave crisis. Como política de largo plazo deben quedar reducidos a la mínima expresión, necesaria para casos puntuales, que siempre existirán. Pero, insisto, jamás pueden ser la regla para tildar “como ocupados” en las estadísticas del INDEC a un inmenso ejército de desempleados y, para colmo, mantenido al servicio de intereses políticos inconfesables.
A medida que se va superando la crisis, la única política correcta es la del pleno empleo formal,  digno.
Los corifeos del liberalismo, en cambio, sostienen que debe “flexibilizarse” la legislación protectora del trabajador: de su salario, de las condiciones en que ejerce su labor, de su seguridad social, etc., para aliviar “la carga social” que pesa sobre los empleadores y lograr, así, que tomen más empleados.
Ésa fue la falacia que rigió la politica social desde Martínez de Hoz,  en la época de la dictadura cívico-militar, hasta Cavallo, en  su reencarnación “aliancista” de la mano del progre Chacho Álvarez, su rendido admirador.
La experiencia ha demostrado que la flexibilización o precarización  laboral sólo sirve para aumentar la dependencia del trabajador respecto de la arbitrariedad de su empleador y fomentar el auge de los empleos basura.
La peor forma de flexibilizar o precarizar el trabajo, la más perversa y dañina para el trabajador, es fomentar o permitir impasiblemente el trabajo en negro. El trabajador en negro es un esclavo moderno.
Luego de los 8 años y medio de vacas gordas, el kirchnerismo es responsable directo y único de que aún exista un increíble 40% de trabajadores en negro.
Los comentarios huelgan.
La explicación de por qué se mantiene ese sistema perverso, en cambio, es indispensable por ser aleccionadora.
Veamos:
Muchos trabajadores en negro piden seguir en esa situación humillante porque, de esa forma, pueden cobrar uno o varios Planes Trabajar-Descansar, ya que figuran formalmente como desempleados.
Al empleador le conviene tal anormalidad porque con ella paga salarios más bajos, además, se ahorra las “cargas sociales” y encima duerme en paz… total, el resto lo cubre el Estado.
Los jefes de los regimientos de piqueteros aplauden con entusiasmo, porque ese “curro” les permite controlar una masa nada despreciable de ”soldados” de la militancia, que va a todos los actos con  sus colores “partidarios” propios, bajo amenaza de perder los Planes Trabajar-Descansar si pegan el faltazo. De paso, al jefe piquetero le queda en su bolsillo una “cañota” legal de entre el 10% y el 15% de cada Plan Trabajar-Descansar. El negocio no es malo, ni tampoco menor, si se considera que los grandes jefes piqueteros, tipo D’Elia, Pérsico, Alderete, etc., tienen bajo su control regimientos de hasta 70.000 planes Trabajar-Descansar cada uno, financiados y protegidos por los K. Multiplique el lector y verá…
Finalmente, el gobierno kirchnerista toca el cielo con las manos con ese “modelo”, por varias razones:
a.- Reitero, el revólver de Guillermo Moreno anota a cada trabajador en negro como “empleado” ya que recibe el Plan Trabajar-Descansar del caso.
b.- Los K se aseguran, de esa forma, que a sus actos vaya siempre una multitud de “militantes idealistas” que aplauden a Cristina a la menor seña del jefe piquetero.
c.- Tiene a rayas a los jefes piqueteros: el que no obedece o no lleva muchos “militantes” a los actos cristinistas… ya sabe lo que le espera.
d.- Podrá siempre jactarse de que ellos, los K, son el mejor gobierno que ha tenido la Argentina desde toda la Eternidad, el socialmente más sensible e “incluyente” (porque eliminó el desempleo…). Tanto que ha superado a Perón, Evita, Yrigoyen, Jauretche, Scalabrini Ortiz y hasta San Martín, Belgrano y Artigas juntos. ¡Por algo la Argentina nació el 25 de mayo… de 2003!
Relatos aparte, ese modelo social no es nacional y popular, ni peronista, ni de izquierda ni de derecha. Es simplemente falso, puro cuento.
Es kirchnerista.
Juventud y gremios
El peronista auténtico, igual que cualquier argentino honesto, es partidario de alentar la participación juvenil en  la vida política. La renovación generacional es vital para las  sociedades nacionales.
La sensatez indica que el gobierno, y también las instituciones privadas incluidos los  partidos políticos, deben crear centros de formación de jóvenes y facilitar su participación en las actividades oficiales.
Pero, ante la realidad kirchnerista que nos hiere la vista diariamente, es indispensable aclarar que no ganamos nada tirando por la ventana a un viejo corrupto cada día, si es para reemplazarlo por un joven corrompido “ex profeso” con sueldos astronómicos y piedra libre para depredar y robar.
La aberración mayor del kirchnerismo es azuzar a jovencitos que, de tanto poder y de tanta impunidad se han vuelto prepotentes e irresponsables, y aprovecharlos como fuerza de choque para destruir el sindicalismo argentino.
Los gremialistas tienen muchos defectos, que desde estas páginas hemos denunciado varis veces, y seguiremos denunciando. Pero ello, de ninguna manera puede llevarnos a buscar la destrucción del sindicalismo como tal, o de los sindicatos peronistas, en particular, porque no son sólo la columna vertebral del Movimiento, sino también  la base maestra, intocable e insustituible del proyecto nacional, de la Argentina moderna, la que debe seguir siendo grande, justa, libre y soberana.
El Movimiento Peronista, sin los sindicatos, sería automáticamente un partido socialdemócrata más.  “Bosta  de paloma”, decía Perón: sin olor ni sabor.
No es casual la similitud de estos “chicos traviesos” de La Cámpora, protegidos y encubiertos por la presidente K en sus tropelías, con los imberbes de 1973 que trataron de destruir al sindicalismo y a los sindicalistas, a quienes llamaban despectivamente la “burocracia sindical”, mientras Perón los distinguía como los “sabios y prudentes dirigentes”.
Tampoco es casual que Montoneros asesinara a Rucci, para tirarle un cadáver al ‘viejo’…
Hoy no tiran cadáveres. Los dejan tirar manteca al techo… para que enfrenten y, si pueden, destruyan al sindicalismo. Para eso la presidente les está dando una mano clara, expresa, al acordar con las grandes patronales (“por izquierda”, ¡claro está!) y dejar de lado a la CGT. No es contra Moyano. Es contra el sindicalismo. Los gremialistas lo han comprendido. Los chicos traviesos de La Cámpora lo saben de pernera mano…
Colofón
Y si de desvaríos y autismo del relato kirchneristas hablamos, vale la pena cerrar estas dos notas con el “pensamiento” enviado hace unos días, a través de Internet, por un supuesto “intelectual” K, el señor Artiz Recalde.
Dice Recalde:
Juan Perón creó otra cultura política en la Argentina, junto con Sampay y Carrilllo. Estos hombres son expresiones de la capacidad de aplicación concreta y original, del pensamiento nacionalista. Siguiendo esta lógica y en la actualidad, es innegable que Cristina Fernández de Kirchner es la intelectual que organiza los grandes trazos del proceso político de refundación nacional iniciado desde 2003. Julio De Vido es otro de los intelectuales del proceso político y su labor de planificación y acción, ha permitido la ampliación del poder nacional: en los campos de la energía eléctrica, gasífera o atómica; en infraestructura de servicios, viviendas, etc.
Sólo le faltó una referencia al aporte intelectual efectuado por Máximo Kirchner y sus “Cámpora-boy”…
Francamente, no conozco a Artiz Recalde, por eso no me atrevo a decir si el desopilante pensamiento que acaban de leer debe ser tomado como un chiste,  una ironía para ridiculizar a Cristina Kirchner y a De Vido, o como el desvarío calenturiento de un K que pide pista.
Agradezco a Alberto Buela la remisión de esta verdadera joya del dislate.