domingo, 30 de junio de 2013

CREACION Y CAIDA DE LOS ANGELES

  Visiones de Ana Catalina Emmerick

  Primeramente he visto levantarse delante de mi vista un espacio inmenso lleno de luz dentro de ese espacio de luz, muy arriba, como un globo resplandeciente cual una sola, y en él sentí que estaba la unidad de la Trinidad. Yo la llamo, en mí misma, la Armonía la Concordancia. Y vi salir de allí virtud y poder, y de pronto aparecieron debajo del globo resplandeciente coros luminosos, anillos círculos trabados entre sí, de espíritus maravillosamente esplendorosos, fuertes, de admirable hermosura. Este Nuevo mundo de resplandores se levantó y quedó como un sol de luz debajo de aquel otro sol más levantado y primero.
  Al principio estos coros de espíritus se movían como impulsados por la fuerza del amor que provenía del sol más elevado. 
  De pronto he visto una parte de todos estos coros permanecer inmóviles, mirándose a sí mismos, contemplando su propia belleza. Concibieron contento propio; miraron toda la belleza en sí mismos; se contemplaron a sí mismos; estaban en sí mismos.
  Al principio estaban todos en más altas esferas, moviéndose como fuera de sí mismos. Ahora, en una parte de ellos, permanecía quieta, mirándose a sí misma. En el mismo momento he visto a toda esta parte de los espíritus luminosos precipitarse y oscurecerse, y a los demás coros de ángeles arremeter contra ellos y llenar sus claros. Los círculos  quedaron entonces más reducidos. No he visto, sin embargo que estos espíritus buenos salieron del circulo de cuadro general para perseguirlos. Aquellos (los rebeldes) que quedaron silenciosos, abismados en sí mismos, se precipitaron; y los que no se habían detenido en sí mismos llenaron los vacíos de los caídos. Todo esto sucedió en un breve momento.
  Cuando  estos espíritus cayeron he visto aparecer debajo un globo de tinieblas cual si fuese el lugar de su nueva morada y supe que habían caído allí en forma involuntaria e impaciente. El espacio que ahora encerraba, allí abajo, era mucho más pequeño del que habían tenido arriba, de modo que me pareció que estaban estrechados y angustiados, y no libres como antes.
  Desde que siendo niña hube visto esta caída, estaba yo temerosa día y noche de su acción maléfica y siempre pensé que debían ellos dañar mucho en la tierra. Están siempre en torno a ella, bien que ellos no tienen cuerpo. Ellos oscurecerían hasta la luz del sol, y los veríamos siempre como sombras vagando delante de la luz. Esto sería insoportable para nosotros.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista  

EL 3º SECRETO DE FATIMA


 Final y felizmente, en el pasado junio, se dio a conocer la tercera parte o tercer secreto de Fatima. Ciertas interpretaciones que de él se hicieron justificaron algunas dudas sobre su autenticidad. Ello no obstante, verosímilmente se trata del mismo texto redactado por sor Lucía. Ya que si así no fuera, el mensaje supuestamente fraguado coincidiría, claro está, con la interpretación dada de él oficialmente. Y la misma, como se advierte tras una atenta lectura, no parece en un todo congruente con aquél.
Porque el secreto —y he aquí su novedad— no es sino una visión profética de la cruenta persecución que por añadidura va a sufrir próximamente la Iglesia, al extremo de que un Papa va a ser asesinado. "El Santo Padre —dice el texto— postrado a los pies de la gran cruz, fue muerto por un grupo de soldados, que le dispararon varios tiros de armas de fuego...".
Pero no solamente el Papa, ya que "... del mismo modo murieron unos tras otros los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones".
Y no resulta entonces imposible ni demasiado aventurado descifrar su lenguaje simbólico. El "subir una montaña empinada" puede ser sencillamente el encaminarse los mártires por la vía dolorosa hacia el Calvario, en el cual, no hay una bonita cruz de marfil, sino "... una gran cruz de maderos toscos", semejante a aquella en la que fue clavado nuestro Salvador. Y que de un múltiple martirio se trata, y no de Juan Pablo II saliendo ileso de un atentado, también parece que lo declara la vidente al final del manuscrito, cuando agrega: "Bajo los dos brazos de la Cruz, había dos Ángeles, cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los mártires, y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios".
El mensaje es, pues, estremecedor, y así se explicaría la renuencia a divulgarlo, porque es evidente que va a contramano de la ingenua euforia generalizada y de todas las fabulaciones optimistas acerca del tercer milenio.
Que las cosas van muy mal en la Iglesia y en el mundo, quedaría expresado dramáticamente por el Ángel de la visión cuando "señalando la tierra con su mano derecha, dice con fuerte voz: ¡penitencia, penitencia, penitencia!".
De paso nos enteramos de que si el castigo no ha sobrevenido aún sobre el occidente apóstata, se debe tan sólo a la maternal mediación de la Santísima Virgen: "hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda: centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo, pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él".
El Papa tiene pues el gran mérito de haberse decidido a dar a conocer el manuscrito, que acaso contraría sus íntimas convicciones, y con toda seguridad la de muchísimos de su entorno, como la de quienes nos dieron una interpretación que el texto parece desmentir. Porque si bien es cierto que a, está altura de los hechos, Fátirflános habla de algunas cosas ya sucedidas —el estallido de la Segunda Guerra, la difusión mundial de la ideología marxista— sigue conservando su carácter anticipatorio de dramáticos acontecimientos no desencadenados todavía.
Así se desprendería también de las declaraciones que al Padre Agustín Fuentes le hizo sor Lucía el 26 le diciembre de 1957: "créame Padre, Dios va a castigar al mundo de una manera terrible. El castigo celestial es inminente" (cfr. Hermano Miguel de la Trinidad, "Toda la verdad sobre Fatima", Francia, 1985, Vol. III, p. 335). Y también y desde ya, de lo que la vidente relata haber visto en la visión ahora revelada: "... el Santo Padre... atravesó una gran ciudad medio en ruinas, y medio tembloroso, con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino".
Cabe notar que esta catástrofe parece llamativamente confirmada nada menos que por el Papa San Pío X, quién en el año 1909, "en una audiencia y después de despertarse de un breve e inopinado sueño declaró: 'lo que veo es horroroso, ¿seré yo?, ¿será mi sucesor?'. Lo que es seguro es que el Papa abandonará Roma, y que para salir del Vaticano, le será necesario pasar por sobre los cadáveres de sus sacerdotes" (cfr. Jean Vaquie, "Bendiciones y maldiciones, profecías de la revelación privada", Francia, Dominique Martin Morin, 1987, p. 212). Gracias a Dios, el triunfo de la Santísima Virgen está anunciado, pero es difícil que se dé sin pasar antes por el merecido viernes histórico.»

PUBLICADO EN EL Nº 10 3º EPOCA SEPTIEMBRE AÑO 2000



¡ARGENTINO: A TENERLO SIEMPRE PRESENTE!

Adrián Salbuchi y Enrique Romero, analizan los peligros reales que sufre el territorio argentino de desintegración, las hipótesis de conflictos como la indefensión, la deuda externa, la corrupción política, demografía poblacional hacen peligrar la Patagonia Argentina, que su secesión fue programada desde hace mas de un siglo.

LA SOCTORA, MASSA Y LA PLANTA PERMANENTE

CHARLA EN SEVRES (I): La interna peronista de la provincia inviable de Buenos Aires y el complemento de los radicales rebosados de progresismo.

La Doctora, Massa y la planta permanente 
por Jorge Asís, especial
para JorgeAsísDigital
Un grupo inicial de argentinos, con algún otro exponente latinoamericano, junto a sus respectivas parejas francesas, se reunieron en una casa elegante de Sevres, respetable banlieu situada a diez km de París. Fue para escuchar durante cuatro horas al director del Portal JorgeAsísDigital. Interesados en la indagación de la actualidad política argentina, de cara a las elecciones legislativas. He aquí la primera parte del resumen de la exposición. Es de esperar que transcurra sin ninguna impureza propia de toda desgrabación. Claudine Pons-Grévy
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Sevres, París
Aquí arrancó la miniserie “Cristina, Mauricio y Daniel”, cliquear.
Consecuencia de un almuerzo en La Maison de la Truffe, en pleno Barrio Dieciséis. Cuando Gilles, un francés con campo e inversiones en Argentina, y gran conocimiento de nuestro lenguaje, dijo:
“Si Scioli y Macri no se ponen de acuerdo son dos nabos”.
Dos años después, a los tres citados protagonistas de la historia, se les debe agregar un cuarto. Es Sergio Massa. La Rata del Tigre.
Por prepotencia de presencia, y por astucia de marketing, Massa logró modificar las tácticas de los otros tres.
En adelante, el triángulo de la centralidad se transformó en un rectángulo. En el portal fue ampliamente tratado. Ver “Geometría de los Samurais”, cliquear.
Ya se atravesó la minuciosa ceremonia del suspenso, aportada por el nuevo integrante. Pasó la tensión inofensiva del cierre frívolo de las listas, para las elecciones legislativas de discutible relevancia. Para serles franco, aún no estoy convencido de la veracidad de la importancia que le asignan.

El segmento

La Doctora, Massa y la planta permanente 
Percibo que el rectángulo se convierte, de pronto, en un segmento.
Transitoriamente sólo dos, de los cuatro protagonistas, permanecen activos en el escenario.
En una punta del segmento se encuentra Cristina, La Doctora. Con el indeseable Daniel, Líder de la Línea Aire y Sol, atrás. Como desde hace diez años, y esta vez no en la primera línea.
Acaso precipitadamente, a Daniel hoy se lo percibe algo opacado. Cuestionado por las turbulentas vacilaciones. Contradicciones en las que más adelante me detendré.
En la otra punta del segmento queda el ascendente Sergio. Pero con Mauricio, El Niño Cincuentón, atrás. Tampoco en la primera línea. Casi diluido entre los pliegues de la batalla por la provincia (inviable). La que numéricamente cuenta. Buenos Aires.

 

Ventajas de la ausencia

Por lo tanto Daniel y Mauricio, que sostienen ambas puntas del segmento, mantienen la desventaja de no jugar su integridad en esta contienda.
En vez de armar su espacio propio, tras diversas frustraciones en el armado, Mauricio deja piadosamente colgado del pincel al valorable Carlos Melkonian, que participó en su campaña de todas las emisiones de cable que le pusieron por delante. Para disponerse -Mauricio- a ir “chupado”, detrás de Massa, quien si triunfa en su cruzada va a ser, probablemente, el competidor de su ilusión presidencial. Tanto, o más, que Daniel, hasta hoy su adversario principal. El que Gilles, nuestro francés, dijo que debía ser su aliado. De no ser -ambos- nabos.
Pero también Mauricio se ubica detrás, a su pesar, de Jorge Macri, el Primo Pobre. O mejor, el Primo que era pobre.
La Doctora, Massa y la planta permanente 
Sin embargo ambos -Mauricio y Daniel- cuentan simultáneamente con la ventaja de quedarse ausentes. Por el mérito de no encontrarse en el mostrador de la carnicería que se viene.
Preservación que persiste, acaso, como un acierto.
O como una pérdida de presencia que les acota, a Mauricio y Daniel, las ambiciones sucesorias.
Ampliaremos. Descuento que ambos van a reaparecer en la instancia de las preguntas.

 

La Centralidad

Sin esfuerzos, Massa conquista -en la interna peronista- la centralidad. Porque la disputa Massa-Insaurralde (el candidato de La Doctora) se encuentra condicionada por la existencia de Francisco de Narváez, El Caudillo Popular.
Es el tercer “player” que pretende registrar la privilegiada condición de opositor real. Ya que venció al Kirchner-cristinismo en 2009. Pero hoy se siente limitado, o mejor, recortado. Por la irrupción de la “franja de Massa”, de la que también vamos a hablar en detalle.
La Doctora, Massa y la planta permanente 
Por lo tanto Narváez recurre a la obviedad primaria, sistemáticamente metodológica. Es dictada por los consultores cotizados pero sin mayor inspiración. La técnica argumental consiste en “pegarlo” a Massa con La Doctora. Y ningunear, peligrosamente, hasta la injusticia o el error, a Martín Insaurralde.
Como si el chico de Lomas de Zamora careciera de juego propio. Y fuera, apenas, un instrumento de ella. Lo desconocen.
Significa confirmar que Narváez, El Caudillo Obvio, lo consolida a Massa en la centralidad. Mientras insiste en “pegarlo” con La Doctora, desde el interior del cristinismo, donde lo desprecian a Massa con énfasis, se obstinan en despegarlo.
Por ejemplo a través del delirio de Luis D’Elía, uno de los emblemas estéticos más transparentes de la “década ganada”.
Pero D’Elía, paradójicamente, le hace la campaña más conveniente a Massa. Lo acusa de ser servil a los Estados Unidos e Israel. Y hostil a las pandillas relativamente folklóricas que controlan Venezuela y Ecuador.
Es el mensaje diferenciador que Massa necesita, precisamente, instalar.

Los “Planta Permanente”

La Doctora, Massa y la planta permanente Es perceptible, en la cruzada de Narváez, la persistencia de una rescatable autosatisfacción. Resulta saludable registrar la formidable autocomplacencia de los cuatro primeros candidatos de la lista. Los que se disponen a renovar la banca.
Significa confirmar que los cuatro creen que actuaron, hasta aquí, muy bien. Son estupendos y casi ejemplares, ya que su fuerza no necesita ninguna oxigenación.
La aventura electoral que Narváez encara podría denominarse “Hacia la Planta Permanente”. Ya que el mismo Caudillo, como la señora Rucci, el gremialista Plaini y el señor Ferrari (único paladín del narvaismo) deciden renovar sus mandatos como legisladores con una lógica similar a la que perfectamente podrían recurrir los cristinistas radicalizados, a los efectos de legitimar la aspiración de eternidad.
Son los desesperados que sienten que les peligra la libertad ambulatoria. Si se les termina el ciclo histórico de La Doctora. El que también, en detalle, vamos a tratar.

Radicales rebozados de progresismo

El deseo implícito de ser “planta permanente” se percibe también en el difuso progresismo que presenta el radicalismo rebozado.
Juega, en esta dura interna peronista, de complemento. Apenas para disimularla.
Se trata de la fuerza que encabeza la coherente señora Margarita Stolbizer. La secunda Ricardo Alfonsín, que prosigue el mismo modelo declinante de Felipe Solá, exclusivo sobreviviente de la civilización felipista.
(Alfonsín pasa de presentarse como presidenciable a ir de segundo de “diputados”. En cambio Felipe es otro modelo ilustrativo de nuestra teoría de la “planta permanente”. Pasa también de la ambición presidencial, que mantuvo hasta 2011, a ser cuarto en la oferta surtida de los caramelos de Massa).
A los radicales rebozados de progresismo les llega servida la fascinación de mostrarse antiperonistas. Para denunciar los estropicios de la identidad política -el peronismo- que les maneja la provincia desde 1987.
Desde que Antonio Cafiero le ganó a Cachi Casella y le picó el boleto al imperio de Alfonsín.
Los radicales remozados hacen abierto antiperonismo sin que nadie les reproche la menor pasión por la autocrítica. Sobre todo por los movimientos efectuados, sin ir más lejos, junto a detectados peronistas, a principios del siglo. Los que ocasionaron la caída de Fernando De la Rúa. Al que todos quieren, con entusiasmo y rigurosos fundamentos, olvidar.
La Doctora, Massa y la planta permanente 
Lo positivo del cierre de listas, mis amigos, es que el comunicador de referencia -o sea quien les habla, yo- en adelante podría dedicarse a tratar otros temas que presenten alguna relevancia. En el caso -claro- que existan.
Significa confirmar que, de lo que les hable aquí, en Sevres, no voy a hablar cuando regrese a Buenos Aires.
La carnicería de la campaña produce irreparablemente la banalización argumental. Los razonamientos adquieren, de pronto, la magnitud de chicanas. Una descalificación del otro que descalifica a la política, en general.
(Desgravación de Claudine Pons-Grévy) Continuará | Manténgase conectado.

EL MACANEO DE INFOCATOLICA

¿Lo hacen sin querer queriendo?

Siempre nos ha causado cierta sorpresa el modo en que Infocatólica informa las noticias que se refieren a la Fraternidad San Pío X.
Probablemente se trate del espíritu español, que ha dado sobradas muestras de ser, por un lado, más papista que el Papa, y por el otro un tanto extremado y ardiente.
El padre Leonardo Castellani cuenta en su libro el Evangelio de Jesucristo, la siguiente anécdota que puede apoyar lo que acabamos de decir sobre los españoles y el Papado:
El general Yagüe fue recibido en audiencia por el Papa Pío XII, el cual comenzó a decirle: "Sí, a propósito de la república española, mi antecesor que quizá al principio no vio claro...", a lo que el militar español cortó diciendo: "¡Basta! ¡El Papa es infalible! ¡No permito a Su Santidad que piense que su antecesor se ha equivocado!".
Lo cierto es que, después del último comunicado de la Fraternidad, Infocatólica ha publicado un par de notas de las cuales vamos a referirnos a la suscripta por su director Luis Fernando Pérez Bustamante, quien ha titulado "Los obispos lefebrianos se mantienen en su espíritu cismático".
Dice allí Luis Fernando:
Es curioso que quienes apelan a la Tradición se permitan el lujo de caer bajo el delito que fue castigado con la excomunión por el concilio de Trento: “si alguno dijere que el Canon de la Misa contiene errores y que por esta causa se debe abrogar, sea anatema” (1562, Dz 1756, canon 6). Sin embargo, esos obispos afirman que “la nueva misa, promulgada en 1969, debilita la afirmación del reino de Cristo por la Cruz (“regnavit a ligno Deus”)...   Juzguen ustedes mismos si se les aplica o no el anatema tridentino.
El encono suele oscurecer la inteligencia, y este podría ser el caso, veamos:
Al ataque feroz lanzado por Lutero sobre la Misa, el Concilio de Trento respondió con varias condenas.
Una de ellas es la que defendía el Canon de la Misa cuestionado por el heresiarca sajón. Pero ¿a qué canon se refiere el Concilio Tridentino? Al Canon Romano, el único que tuvo la Iglesia Romana desde los Apóstoles hasta 1969; y que ahora, a pesar de haber pasado con varias modificaciones al Novus Ordo como Plegaria Eucarística I, yace, en la práctica, olvidado casi por completo.
Nuestro colega Luis Fernando debería saber que el derecho penal exige la interpretación restrictiva de las normas, pues la pena que sufre el reo es la privación de un bien.
Por eso sólo se condena cuando el delito se encuentra exactamente tipificado, y no se pueden aplicar un tipo penal análogamente.
Mal se puede aplicar, entonces, esta condena al juicio que se pudiera efectuar sobre una Misa a la que no pudo referirse el Concilio Tridentino en el canon mentado, pues todavía no existían ni el Nuevo Modo ni las plegarias que hoy utilizamos.
Pero además, la Fraternidad no ha dicho nada sobre las Plegarias de la Misa Nueva en forma específica; sino que el nuevo rito oscurece la naturaleza sacrificial y propiciatoria del Sacrificio Eucarístico.
Aquí le llamamos macanear a este modo de discurrir utilizado en Infocatólica.
Por otro lado y ya que hablamos de Trento, sería bueno que Luis Fernando recordara el siguiente canon que está en la misma Sesión, mismo capítulo que el por él mencionado:
"Si alguno dijere que el rito de la Iglesia Romana por el que parte del canon y las palabras de la consagración se pronuncian en voz baja, debe ser condenado; o que sólo debe celebrarse la Misa en lengua vulgar,... sea anatema" (Sesión XXII, Cap IX, Can IX)
Hoy que el rito de la Iglesia Romana por el que parte del Canon y las palabras de la consagración se pronunciaban en voz baja, ha sido condenado (es decir, eliminado por completo).
Hoy que la Misa se celebra exclusivamente en lengua vulgar, hasta el Papa la celebra a diario en Italiano en Santa Marta.
¿Podemos decir que todos los sacerdotes del mundo, incluido el Papa están excomulgados en virtud de este canon tridentino? 
Al final de su comentario Luis Fernando fustiga a los "lefebvrianos" enrostrándoles estas palabras de San Pío X:
“No permitáis que vosotros mismos seáis engañados por las taimadas declaraciones de aquellos que persistentemente claman que desean estar con la Iglesia, amar a la Iglesia, luchar para que la gente no salga de ella… sino juzgarlo por sus obras. Si ellos desprecian a los pastores de la Iglesia e incluso el Papa, si intentan por todos los medios evadir su autoridad para eludir sus directivas y juicios… entonces, ¿de qué Iglesia hablan esos hombres? Ciertamente no de la establecida sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, con Jesucristo mismo como la piedra angular” (Ef 2,20)
Pero otra vez se usan documentos en forma sesgada. San Pío X dirigió estas palabras a los Modernistas a quienes había condenado en su encíclica Pascendi Dominicis gregis dos años antes. Y hoy pueden ser aplicadas a sus hijos, los neomodernistas o progresistas que pululan por los dicasterios romanos y por las universidades católicas más famosas.
¿O qué creen nuestros lectores que diría San Pío X, si se enterara de que Roma acaba de firmar una declaración conjunta con los herejes protestantes para festejar en conjunto los 500 años del alzamiento de Lutero?
Finalmente, estimado Luis Fernando, dejaremos abiertos los comentarios para lo que gustes aclarar. A pesar de la política del medio que diriges que sólo da curso a opiniones coincidentes con las vuestras, y silencian sistemáticamente cualquier disenso sin importarles lo fundamentados que sean. ¿Tienen miedo a debatir los cultores del diálogo? 

¡JUEGUEN, PERO AL SCRABLE



“Si el conocimiento puede crear problemas, no es a través de la ignorancia que podemos solucionarlos”. Isaac Asimov

 
Ahora, que todos los pingos están en la cancha, la ciudadanía debería exigirles que, antes de la señal de partida –el 11 de agosto si, contra mi pronóstico, las primarias se realizan-, quienes han decidido “jugar”, o han sido elegido para eso, comiencen a traducir, en palabras, sus ideas y sus programas. Porque es una degradación -¡una más!- que la política en la Argentina sea sólo una lucha entre nombres y caras y no entre plataformas que expliciten qué hará cada uno de los candidatos si triunfa y accede al Congreso. Me parece una total falta de respeto al electorado exigir a éste que dependa sólo de su imaginación para descifrar los gestos de los postulantes.
Es cierto que este siglo XXI parece haber transformado la política sobre todo en una competencia de marketing, en la cual gurúes presuntamente exitosos son importados para conducir las campañas electorales, pero me parece un insulto grave a los votantes. Que expertos en publicidad y ventas decidan, sobre la base de encuestas, qué debe decir y cómo tiene que actuar quien los contrata para ganar habla muy mal de la política, esa que, cuando cumplía su verdadero rol, obligaba a todos a expresar ideas y proyectos, caminos y soluciones para los problemas reales de los ciudadanos.
Hoy, se construyen así candidatos que pueden servir tanto para un roto como para un descosido, transformándolos en envases sin contenido, y resulta más relevante una imagen que una plataforma; desde el Gobierno, pero también desde cada reducto opositor, se premia o se castiga a cualquiera no por lo que piensa sino sólo por cómo actúa en función de con quién se reúne, con quién conversa, con quién negocia y, sobre todo, con quién comparte una fotografía.
En función de esa inquietud, quiero formular algunas preguntas a los candidatos, para que cada uno de ellos arme, con las letras de las que dispongan, las palabras que nos expliquen, a quien deberemos votarlos, qué piensan hacer frente a cada problema concreto del país real. Pasaré a formular esas preguntas primarias: ¿Cómo se definirá Ud. y quienes lo sigan en la “lista sábana”  y qué medidas concretas adoptarán, …
1.     … frente a la Constitución Nacional, la estricta división tripartita de poderes y, sobre todo, a la posibilidad de la re-reelección?
2.    … frente a la necesidad de cambiar ese sistema de votación por la “lista única”?
3.    … frente a la definición y a la transparencia en la financiación de la política?
4.    … frente a la composición del Consejo de la Magistratura y a la forma de elección de sus integrantes?
5.    … frente a los organismos de control de la administración pública?
6.    … frente a la corrupción, la inseguridad ciudadana y, sobre todo, el narcotráfico, incluyendo el cuidado de nuestras fronteras?
7.    … frente al mundo, del cual cada vez estamos más alejados, incluyendo los problemas en el CIADI y en el Club de París y en las relaciones con Irán?
8.    … frente a la libertad de prensa y al reparto racional de la publicidad oficial?
9.    … frente a la economía, tanto en sus aspectos comerciales cuanto monetarios y en sus aristas internacionales, y cuáles serán los lineamientos generales en materia de participación e intervención del Estado en ella?
10. … frente al campo y a la industria, a la energía y a la minería, sobre todo en materia tributaria?
11.  … frente a la actual política impositiva, incluyendo la propia Ley de Coparticipación Federal?
12. … frente a la educación pública, en todos sus niveles?
13. … frente a la salud pública y a su infraestructura?
14. … frente a la defensa nacional y a las fuerzas armadas?
15. … frente a la política inmigratoria?
16. … frente a las recientes leyes de blanqueo y de lavado de dinero?
17. … frente a la inversión extranjera y al financiamiento de la infraestructura (caminos, trenes, puertos, comunicaciones y energía)?
18. … frente a la política de derechos humanos, pasados y presentes?
19. … frente a los subsidios, los planes sociales y la asignación universal por hijo?
20.… frente a la administración de las empresas públicas, como Aerolíneas Argentinas, Ciccone, Fabricaciones Militares, etc.?
Como usted sabe, tengo para cada uno de esos temas una propuesta y, por supuesto, la pongo a disposición para su discusión; las puede ver en “La Argentina que quiero” (http://tinyurl.com/bla4n57).
Si bien es cierto que responder a estas preguntas básicas con claridad y con efectivo compromiso puede resultar doloroso para quien pretende obtener votos de todo el espectro ciudadano sólo mediante indefiniciones, vaguedades y sonrisas, o a través de inventados romances mediáticos, tendría el cierto beneficio de concitar el franco y permanente apoyo de quienes se sientan identificados con las ideas de cada candidato, además de mostrar respeto hacia los votantes.
Sería deseable que los candidatos estuvieran obligados a debatir sus ideas en televisión, como se hace en casi todos los países civilizados del mundo; concretar esas discusiones públicas ante la ciudadanía implicaría cumplir dos objetivos simultáneos: el claro posicionamiento frente a cada problema concreto, y la construcción de un archivo de los compromisos asumidos.
En el 2001, ante la crisis, pedimos “que se vayan todos”; hoy, previendo la que viene, parecemos estar dispuestos a rogar “que venga alguien” y, frente a la suba del precio del pan por la escasez de trigo, me permito recordar a quienes nos gobiernan que la Revolución Francesa de 1789 se produjo cuando el mismo problema detonó la crisis existente, y se llevó puestas a las monarquías absolutas de Europa.
Estas simples preguntas tal vez contribuyan a evitar una catástrofe como las que han comenzado a producirse, por razones totalmente distintas, en países como Brasil, Chile, Turquía, Siria, Egipto, Grecia o España. Porque, convengamos, cuando las grandes manifestaciones como las de septiembre, octubre y abril se repitan, y con certeza lo harán, todo puede ocurrir.
Bs.As., 30 Jun 13
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. +54 (11) 4807 4401/02

LA ARGENTINA NECESITA UN PARTIDO JUSTICIALISTA QUE HOY NO EXISTE

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Quienes adhieren a las políticas del actual gobierno desde su identidad peronista y quienes las refutamos y proponemos políticas alternativas también desde nuestra identidad peronista, tenemos en común algo más que el hecho de declararnos seguidores de las ideas de Juan Perón, sea cual fuere el grado de fidelidad a ese ideario de unos y otros.
También compartimos la carencia de un Partido Justicialista en el que podamos debatir en paz y respeto mutuo nuestras diferencias y dirimirlas mediante el voto libre y universal de los afiliados, que es el modo democrático para decidir la orientación política de nuestro partido, quienes deben ser sus dirigentes y cuales sus candidatos a cargos electivos.
Sucede que, como dice nuestro compañero y amigo Osvaldo Agosto, “en la Argentina de hoy los peronistas somos muchos, pero no hay peronismo”, paradoja que volvió a explicitarse en la reciente resolución del juez federal con competencia electoral de la Provincia de Buenos Aires que, con sólidos fundamentos, declaró la caducidad del Partido Justicialista en ese distrito. Pese a que su aplicación esté suspendida en sus efectos por haber sido apelada, esa resolución judicial muestra que el PJ bonaerense fue degradado a la condición de una “cáscara vacía” según la cruda verdad que expresó el compañero Hugo Moyano, un vaciamiento que abarca también al PJ nacional.
Esa ausencia de una organización política que contenga y permita expresarnos a todos los peronistas, además de adquirir especial relevancia en estos tiempos electorales, es una de las causas de la fragilidad de las instituciones y de la gobernabilidad de nuestra democracia situación que contribuye a que no se solucionen muchos de los graves problemas económicos y sociales que padecemos.
De ahí que el hecho que el Partido Justicialista no tenga una existencia real, si en primer lugar nos afecta y compete a los peronistas, también afecta y compete a los compatriotas que no son peronistas y aún a quienes son antiperonistas.
El camino de vaciamiento del Partido Justicialista
Aunque en los últimos tiempos somos cada vez más los peronistas que discrepamos con las políticas de quienes vienen gobernando desde el 2003, aún siguen siendo muchos los que, en grados diversos, siguen adhiriendo a ellas.
Es posible que reconocer la presencia de muchos peronistas en el campo “kirchnero-cristinista” me valga el anatema de algunos de quienes comparten conmigo la pública oposición desde el peronismo a las políticas del gobierno que mantengo desde el 2003 y sigo sosteniendo y podría ser más cómodo avalar las fundadas posiciones que afirman que el “kirchnero-cristinismo” y sus adherentes son del todo ajenos al legado de Perón y Evita.
Sucede que en las últimas elecciones más del 50% de los votantes respaldaron a Cristina Fernández de Kirchner y tengo la absoluta certeza de que entre esos millones de compatriotas hay una alta proporción de quienes, como yo, asumen al peronismo como su identidad política.
Por caso los trabajadores que acompañan la orientación política de la CGT que lidera el compañero Hugo Moyano, que en noviembre de 2011 llamó a votar al Frente para la Victoria creyendo que era esa la mejor opción para defender los intereses obreros y hoy se opone al gobierno tras constatar que las políticas oficiales van en contra de esos intereses, cuyos reclamos tienden a coincidir con los de la Nación y a los que el secretario general de la central obrera representa y defiende.
También sería bueno que los peronistas que defienden al gobierno reconocieran que somos muchos los peronistas que nos oponemos al gobierno y proponemos políticas alternativas que se apoyan en el pensamiento estratégico de Perón, entre ellos la mayoría del movimiento obrero y muchos dirigentes y funcionarios de gobiernos provinciales y municipales de incuestionable identidad justicialista.
Por lo demás, que haya opiniones políticas diferentes y contrapuestas ad intra del peronismo, lejos de ser una novedad o un factor crítico, fue una constante de su historia vital y hasta un signo de nuestra fortaleza, según aquello de que, como los gatos, cuando parece que los peronistas nos peleamos nos estamos reproduciendo.
Lo que sí es una grave novedad crítica es que hoy no existe un Partido Justicialista en el cual los peronistas podamos debatir nuestras diferencias políticas en paz y respeto mutuo, en un marco de unidad en la diversidad que conduzca a constatar cuales son las posiciones mayoritarias y cuales las minoritarias mediante el voto libre y universal de los afiliados.
La construcción de ese espacio fue planteada con fuerte énfasis por Perón, sobre todo en el lapso que medió entre su retorno a la Patria y su muerte, cuando nos reiteraba la necesidad de concretar la organización democrática del Justicialismo para pasar de su etapa gregaria a una etapa institucional mediante un debate interno de actualización doctrinaria al que él llamaba “lucha por la idea”, en conformidad a su apotegma de que la organización vence al tiempo.
Esa convocatoria de Perón no llegó a ser atendida por quienes éramos sus seguidores, entre otros motivos por el clima de violencia que padecimos los argentinos entre 1973 y 1976 y la clausura de todo debate político democrático impuesta por el golpe de Estado del 24 de marzo de ese año que se extendió hasta 1983.
A partir de la derrota en las elecciones de octubre de 1983 se abrió en el Partido Justicialista un debate interno entre los sectores que fueron denominados “renovación” y “ortodoxia”, que aún con límites y deformaciones, se canalizó en varios congresos partidarios (Odeón, Santa Rosa y Río Hondo) y uno de los efectos de esas discusiones, en las que se mantuvo la unidad partidaria, fue la victoria sobre el alfonsinismo en las elecciones de medio término de 1987, que entre otros resultados llevó a Antonio Cafiero a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires.
Ese proceso de discusión y reorganización institucional del Partido Justicialista alcanzó su máximo nivel en las elecciones internas de 1988, ejemplo hasta ahora único de democratización partidaria, en las que millones de peronistas de todo el país pudimos votar en libertad los candidatos que el PJ presentaría en los comicios presidenciales de 1989, optando entre las fórmulas que componían Carlos Menem-Eduardo Duhalde y Antonio Cafiero-José Manuel de la Sota.
Pero en la década de 1990, por motivos que no hemos de exponer aquí en homenaje a la brevedad, ese proceso de organización y democratización interna del PJ se estancó y cómo sucede cuando el agua se estanca, se pudrió.
Una primera muestra de ese estancamiento fue la elección presidencial de 1995, en la que la fórmula del PJ que integraron Menem y Carlos Ruckauf no surgió de una discusión y unas elecciones internas semejantes a las de 1988 y aunque ese binomio obtuvo en los comicios generales un claro y legítimo mandato con el 49,9% de los votos, debió competir con la fórmula de José Octavio Bordón y Carlos “Chacho” Alvárez, quienes también se asumían peronistas, sí dirimieron entre sí quien era el primero y quien el segundo en la fórmula y que era sostenida por dos partidos nacidos del fraccionamiento del PJ (PAIS y FREPASO), los que obtuvieron el 29,3% de los sufragios. Añadiendo a esos votos los magros guarismos que tuvieron Aldo Rico (1,69%) y Fernando “Pino” Solanas (0,41%), candidatos que también proclamaban su identidad peronista, la “oposición” al “oficialismo” del PJ sumó el 31,4%, sobre un total de los votos a los diversos candidatos peronistas que llegó al 81,3%.
Aún sabiendo que los ejercicios de historia contrafáctica son inútiles, no podemos sustraernos a la tentación de imaginar lo que hubiera sucedido en 1995 si las visiones políticas diferentes de lo que debía ser y hacer el peronismo expresadas en las cuatro candidaturas de identidad justicialista que compitieron en las generales, hubieran podido exponer y debatir sus posturas en el seno del PJ en un clima de mutuo respeto y dirimir sus diferencias a través del voto libre de los afiliados en elecciones internas, como las de 1988.
Es factible que, aunque se hubiera dado ese proceso interno en el PJ, el resultado de la general no fuera diferente del que fue. Pero en los cuatro años de su segundo mandato, la Presidencia de Menem no podría dejar de tener en cuenta las posturas críticas de unas corrientes internas del Partido Justicialista que serían representativas de más del 30% del electorado peronista.
El hecho que en 1995 no se avanzara en ese proceso de democratización interna del PJ en una perspectiva de unidad de la diversidad consolidó la ruptura con el PJ de las corrientes peronistas que discrepaban con la orientación política del oficialismo y aunque en este caso esa división no le impidió al PJ ganar las elecciones y seguir gobernando, tuvo incidencia directa en el resultado adverso de los comicios presidenciales de 1999.
Vale recordar que en ellos la fórmula más votada fue la que integraron Fernando De la Rúa y “Chacho” Álvarez por la Alianza que tuvo a la UCR y el FREPASO como socios principales, que reunió el 48,37% de los votos lo que equivale a la suma de los sufragios que en 1995 habían obtenido Bordón-Álvarez de PAIS/FREPASO y Masaccesi-Hernández de la UCR.
Si en esas elecciones el PJ perdió la Presidencia de la Nación ya en la primera vuelta, al menos en parte ello se debió a que los electores que en la década de 1990 acompañaron al peronismo gobernante, en 1999 se dividieron entre quienes apoyaron a la fórmula Eduardo Duhalde-Ramón Ortega del PJ (que tuvo el 38,27% de los votos) y quienes optaron por la de Acción por la República compuesta por Domingo Cavallo y Armando Caro Figueroa (que reunió el 10,22% de los votos). La suma de ambos porcentajes hubiera sido levemente superior al que reunió la Alianza y ese resultado habría obligado a que hubiera una segunda vuelta electoral.
En suma y en síntesis, lo cierto es que las diferentes corrientes de opinión del peronismo que, no sin tensiones y disputas, coexistimos en unidad y diversidad dentro del PJ durante los primeros seis años de democracia de la Presidencia de Raúl Alfonsín; no supimos mantener y profundizar el proceso de renovación organizativa y democratización interna de nuestro partido que tuvo su nivel más alto en las elecciones internas de 1988 y esa incapacidad, reflejada en las elecciones presidenciales de 1995 y 1999, tuvo altos costos que aún estamos pagando los peronistas, pero también el resto de los argentinos.
Por caso, es posible que si entre 1990 y 1995 se hubiera dado en el PJ el proceso interno que imaginamos en el ejercicio contrafáctico que presentamos más arriba, nos hubiéramos evitado el fracaso brutal del gobierno de la Alianza que llevó a la crisis casi terminal del 2001. En primer término porque quienes crearon el FREPASO serían una de las corrientes internas del PJ (con lo que no hubiera habido “Alianza”) y en segundo lugar porque sus posiciones críticas, sumadas a las de quienes tenían por referente a Duhalde, representarían una fuerza que podría haber evitado que avanzara el intento de re-reelección de Menem y hasta habría sido posible encontrar una salida no traumática de la convertibilidad.
Pero nada de eso ocurrió y padecimos la crisis del 2001 que causó daños aún irresueltos, aunque sus efectos más gravosos pudieron ser remontados con notable rapidez y eficacia merced a la fortaleza de la Argentina y al efecto que generaron en esa realidad vital las políticas aplicadas por el gobierno provisional del justicialismo que presidió Duhalde.
Pese a que aquella recuperación económica y social posibilitó la normalización institucional mediante las elecciones presidenciales del 2003, la incapacidad que tuvimos los peronistas para resolver nuestras divergencias en un debate y elecciones internas del PJ llevó a que esos hayan sido los primeros comicios en veinte años en los que nuestro partido no presentó una fórmula “oficial”, aunque hubo cinco fórmulas peronistas que sumaron el 61,33% del total de los sufragios, entre las cuales la más votada fue la integrada por Menem-Juan Carlos Romero (24,45%), seguida por la de Néstor Kirchner-Daniel Scioli (22,24%), Adolfo Rodríguez Sa-Melchor Posse (14,11%) y con caudales muy pequeños Arcagni-Zenof de Unión Popular de (0,33%) y Unidos o Dominados de Mussa-Suárez (0,20%). Esa división del peronismo condujo, entre otras consecuencias, a que esas fueran las primeras elecciones desde la restauración democrática de 1983 en las que no hubo quien se impusiera en la primera vuelta con más del 45% de los votos.
Siguiendo este historial, el congelamiento de la actividad y el debate y la ausencia de elecciones internas en el Partido Justicialista fue la realidad con la que se llegó a las presidenciales de 2007, en las que la fórmula del Frente para la Victoria compuesta por Cristina Fernández de Kirchner-Julio Cobos ganó con el 44,92% de los votos, seguida por la de la Coalición Cívica de Carrió-Giustiniani (22,95%), la de la alianza de la UCR y un segmento del peronismo que integraron Roberto Lavagna y Gerardo Morales (16,88%), la del FREJUL de Alberto Rodriguez Saa y Héctor Maya (7,71%), la del socialismo auténtico con Solanas-Cadelli (2,44%), la del neuquino Jorge Sobisch y Jorge Asís (1,56%), la de Recrear con López Murphy y Esteban Bullrich (1,45%), cuatro fórmulas de izquierda con menos del 1% y el perseverante Mussa, con el 0,07%.
Por fin, sin que se produjera reactivación alguna del PJ, en los comicios de 2011 volvió a imponerse la fórmula Cristina F. de Kirchner y Amado Boudou del Frente para la Victoria (53,96% de los votos), seguida de lejos por la fórmula Binner-Morandini del Frente Amplio Progresista (16,87%), la de Alfonsin-González Fraga de la UCR ( 11,15%), la de Rodriguez Saa-Vernet por Compromiso Federal (7,98%), la del Frente Popular con Duhalde-Das Neves (5,89%), la de Altamira-Castillo del Frente de Izquierda (2,31%) y la de Carrió-Pérez de la Coalición Cívica-ARI (1,84%). Una vez más, hubo tres candidatos que se proclamaban peronistas (Fernández de Kirchner, Rodriguez Sa y Duhalde) y dos del tronco radical (Alfonsín y Carrió).
En este acotado racconto de los procesos electorales vividos en las últimas dos décadas, se constata que la intuición y/o la convicción popular acerca de la vigencia del pensamiento estratégico de Perón para abordar los problemas nacionales, combinada con la persistencia en la memoria colectiva de la gigantesca labor de dignificación popular que se concretó entre 1946 y 1955, llevan a que, a la hora de elegir gobernantes, la mayoría de los argentinos persistamos en votar a quienes se reivindican justicialistas.
Pero muestra también que la incapacidad, inconsecuencia o insuficiencia para aplicar el pensamiento estratégico de Perón que hubo en las Presidencias de Menem y de los Kirchner, no fueron corregidos a través de un amplio y serio debate interno en el PJ, conducente a que las decisiones se tomaran mediante la libre expresión de la voluntad de los afiliados, estableciendo y respetando la existencia de mayorías y minorías.
No haber sabido concretar ese proceso de renovación democrática en los 25 años transcurridos desde las internas de 1988 hasta hoy, condujo a que el Partido Justicialista sufriera un proceso de divisiones y de paulatina y constante decadencia y parálisis y lo que es aún más grave, a que la mayor parte de los graves y recurrentes problemas argentinos permanezcan irresueltos y a que las décadas transcurridas entre 1989/1999 y 2003/2013 estuvieran lejos de recuperar la experiencia de aquella “década feliz” que transcurrió entre 1945 y 1955.
Llegamos así a las inminentes elecciones legislativas de este 2013 y a las presidenciales de 2015, sin que exista un Partido Justicialista que contenga a todos los que reivindicamos nuestra identidad peronista, aunque lo hagamos con perspectivas políticas muy disímiles.
De cara a estos comicios, a gusto o disgusto, en forma explícita o implícita y conforme a aquello de que “un clavo saca a otro clavo”, la mayoría de la opinión pública tiende a reconocer que la batalla real por el poder político se dará entre unos peronistas que buscan la continuidad de las actuales políticas de gobierno y otros peronistas que buscamos modificarlas.
Para seguir con los refranes populares, quizás porque “no hay peor cuña que la del mismo palo”, es posible que esa batalla alcances niveles de elevada conflictividad y esa perspectiva adquiere tintes preocupantes por la señalada ausencia de un Partido Justicialista que sea capaz de enmarcar esa batalla en reglas de juego aceptadas por las partes de modo que sea librada, por así decirlo, con formas “civilizadas”.
Los partidos políticos, el poder, la comunidad organizada y la unión nacional
Hasta aquí enfocamos el análisis en la situación del Partido Justicialista por ser ese el ámbito de expresión de nuestra identidad política, pero el proceso de vaciamiento que se produjo en él se extiende, casi sin excepciones, a todos los otros partidos políticos que, en la mayoría de los casos, devinieron en poco más que sellos jurídicos puestos al servicio de las candidaturas electorales de algunas personas.
Como en muchos otros planos, esa realidad contradice lo dispuesto en el artículo 38 de la Constitución Nacional: “Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático. Su creación y el ejercicio de sus actividades son libres dentro del respeto a esta Constitución, la que garantiza su organización y funcionamiento democráticos, la representación de las minorías, la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos, el acceso a la información publica y la difusión de sus ideas. El Estado contribuye al sostenimiento económico de sus actividades y de la capacitación de sus dirigentes. Los partidos políticos deberán dar publicidad el origen y destino de sus fondos y patrimonio”.
Los hechos muestran que hoy en los partidos políticos no hay “organización y funcionamiento democráticos”, no se respetan “la representación de las minorías, la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos, el acceso a la información publica y la difusión de sus ideas”, no se efectiviza “la capacitación de sus dirigentes” y no cumplen en “dar publicidad el origen y destino de sus fondos y patrimonio”.
Con lo cual el principio constitucional según el cual “los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático” es letra muerta.
Ese artículo incorporado al texto constitucional por la Convención de 1994, se vincula a otras normas de la CN como las siguientes:
Artículo 1.- “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa, republicana, federal, según la establece la presente Constitución”.
Artículo 14.- “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio, a saber: (…) de peticionar a las autoridades; (…) de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; (…) de asociarse con fines útiles”
Artículo 22.- “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de este, comete delito de sedición”
Artículo 36.- “Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se interrumpiere su observancia por actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático. Estos actos serán insanablemente nulos. Sus autores serán pasibles de la sanción prevista en el artículo 29, inhabilitados a perpetuidad para ocupar cargos públicos y excluidos de los beneficios del indulto y la conmutación de penas. Tendrán las mismas sanciones quienes, como consecuencia de estos actos, usurparen funciones previstas para las autoridades de esta Constitución o las de las provincias, los que responderán civil y penalmente de sus actos. Las acciones respectivas serán imprescriptibles. Todos los ciudadanos tienen el derecho de resistencia contra quienes ejecutaren los actos de fuerza enunciados en este artículo. Atentara asimismo contra el sistema democrático quien incurriere en grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando inhabilitado por el tiempo que las leyes determinen para ocupar cargos o empleos públicos. El Congreso sancionara una ley sobre ética publica para el ejercicio de la función”
Artículo 37.- “Esta Constitución garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio de la soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio. La igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará por acciones positivas en la regulación de los partidos políticos y en el régimen electoral”.
Las normas que llamaríamos de resguardo de la democracia adoptadas por los convencionales de 1994, en especial el artículo 36, pueden ser vistos como un intento de respuesta a los dolorosos legados de nuestra experiencia histórica generados por el trágico error de quienes adhirieron a la noción según la cual el poder nace del fusil – compartida por los que hicieron un uso ilegal e ilegítimo de las armas para asaltar el gobierno mediante golpes de Estado y los que intentaron asaltarlo mediante violentas aventuras insurreccionales – a la que puede aplicarse el dicho de Napoleón Bonaparte según el cual las bayonetas no sirven para sentarse sobre ellas.
Quienes basaban su búsqueda de poder político en la violencia, encubrían sus verdaderos intereses con un relato mendaz en el que se presentaban como restauradores de un orden que llevaría a la democracia o vanguardia de una revolución que establecería la liberación nacional y social. Pero, como decía Perón, “con una mentira se pueden hacer muchas cosas pero no convertirla en verdad” y esos relatos – más el primero que el segundo – terminaron por quedar desnudos en su falsedad.
Nosotros adherimos a las cláusulas constitucionales reseñadas dado que, por ser cristianos y peronistas, sabemos que el verdadero poder democrático es el que está al servicio de todos y se basa en la libre organización y expresión de la voluntad popular que se ejerce a través de la unidad en la diversidad y otorga sustento, legitimidad y autoridad a ese poder.
Esa noción se apoya en algunas de las ideas troncales del pensamiento estratégico de Perón que mantienen vigencia una de las cuales es la búsqueda de la justicia social, valor que permite equilibrar y armonizar la tensión derivada de la característica biunívoca de la condición humana, que nos hace ser a la vez del todo iguales en dignidad y del todo diferentes en tanto personas, con lo que el justicialismo supera el acento puesto por el liberalismo en la diferencia que contraría la igualdad y el énfasis del socialismo en la igualdad que aplasta la diferencia.
A propósito de eso, mi compañero y amigo Jorge Yanovsky – un sabio biólogo – me enseñó que la multiplicación acelerada de células iguales a sí mismas es el cáncer que expresa la muerte y la multiplicación acelerada de células diferentes es el embrión que expresa la vida.
En lo colectivo, una de las condiciones necesarias para realizar la justicia social es construir una comunidad organizada que, entre otros aportes, permita armonizar los diversos y hasta contrapuestos intereses e ideas que coexisten en la realidad social argentina y equilibrar los roles e incumbencias propias del Estado y de la sociedad civil, cuyo tejido constitutivo reside en las organizaciones libres que, en un vasto despliegue territorial y sectorial, agrupan a los diferentes actores que componen nuestro pueblo, diverso, plural y complejo.
Cuanto más y mejor cantidad, calidad, participación, despliegue y representatividad de esas organizaciones libres del pueblo componentes de la comunidad, más crecerá la posibilidad de resolver en armonía aquellos intereses e ideas diferentes y en algunos casos contrapuestos que ellas expresen y así ir consolidando la indispensable unión nacional, respetando la diversidad.
Además la fortaleza de esa comunidad organizada facilitaría formular y aplicar políticas de Estado que prioricen la solución de los graves problemas que nos afectan, entre ellos nuestro inaceptable nivel de pobreza e indigencia, canalizando tras ese objetivo a la vasta voluntad solidaria que aún existe en nuestro pueblo.
Vale destacar que entre esas organizaciones libres del pueblo un lugar importante corresponde a los partidos políticos y dado que una porción mayoritaria de los argentinos asumimos al peronismo como nuestra identidad política, la reconstrucción de un Partido Justicialista unido y organizado, abierto a la participación y el debate entre sus integrantes para elaborar y exponer una alternativa de gobierno sugestiva a través de propuestas actualizadas y en el que se proceda a la renovación de sus dirigentes mediante el ejercicio de una efectiva democracia interna, es una de las condiciones necesarias para que la división y el encono entre las partes sea superado por la unión nacional, expresiva de la convicción compartida en que “para un argentino no puede haber nada mejor que otro argentino”.
Creemos que no es esa la postura de quienes hoy detentan la cúpula del gobierno a través del régimen del partido del Estado unitario y el capitalismo de cómplices que venimos padeciendo hace una década, ya que ellos parecen guiarse por la noción según la cual el poder no nace ya de la boca del fusil, sino de la acumulación de dinero a como dé lugar y del manejo abusivo e impúdico de fondos públicos para procurar la compra de voluntades.
El régimen gobernante trata de encubrir esa noción fundante de su poder a través del relato mitómano de un falaz “neoprogresismo” que se pretende superador del peronismo histórico, difunde una versión deformada de la historia que exalta y justifica la saga de la violencia insurreccional y entre otras contradicciones, aplica políticas distantes de la justicia social ya que alivian la situación de los pobres sin sacarlos de la pobreza y a cambio de ello busca usarlos como clientela política cautiva, a la manera del sistema oligárquico al que puso fin el peronismo y que evoca lo que hacían los amos con sus esclavos, a los que mantenían en la opresión pero evitaban que murieran de hambre para usarlos como fuerza de trabajo.
En contraste, el verdadero progreso, aunque pueda no sonar “progresista”, es el que proponía Perón cuando decía que “cada argentino debe producir, al menos, lo que consume” y el que anhelaba Evita al plantear que “queremos hacer de la Argentina una nación de propietarios y no de proletarios”.
La reconstrucción del Partido Justicialista
Al momento de escribir esta nota (10 de junio), cercanos ya los comicios de medio término de este año, aún no sabemos en cuantas fracciones se dividirán las fórmulas que en cada Provincia se declaren peronistas.
Pero sí sabemos que en la gran mayoría de los distritos las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 11 de agosto próximo no serán el ámbito en el que distintas propuestas políticas expresadas en listas de candidatos diferentes compitan todas ellas en el seno del Partido Justicialista, lo que permitiría que el voto popular dirima cuales serán las propuestas y las listas del peronismo en las elecciones generales de octubre.
Aunque pueda sonar ingenuo, creo que un útil primer paso para recomponer la unión nacional sería que peronistas “oficialistas” y peronistas “opositores” pudiéramos encontrarnos en un espacio común para debatir esas posiciones políticas divergentes con lealtad a nuestras ideas y respeto a las de los otros, en la perspectiva de reconstruir la unidad en la diversidad en el hogar común del Partido Justicialista, donde las decisiones acerca del curso político a seguir, los dirigentes y los candidatos sean tomadas a través del voto libre y periódico de los afiliados.
Es obvio que ese encuentro sólo podría concretarse después de las elecciones de octubre y creo evidente que la condición de su posibilidad es que el oficialismo no gane las próximas elecciones.
Estoy convencido es que ese o cualquier otra iniciativa que vaya en la perspectiva de reconstruir un Partido Justicialista que sea expresión de su renovación democrática y del paso de la etapa gregaria a la etapa orgánica del peronismo, no sólo sería cumplir con el reclamo en tal sentido que nos hizo Perón tras su regreso a la Patria y permanece incumplido hace ya 40 años.
También atendería al reclamo subyacente en las recientes movilizaciones en las que millones de compatriotas ocuparon en forma pacífica y masiva las calles y plazas de nuestras ciudades, para reclamar una mejor democracia.
Esos compatriotas integran una opinión pública en la que es perceptible un creciente reclamo contra el autoritarismo y las políticas del gobierno, pero también la demanda de unidad, organización y propuestas serias de parte de la llamada “oposición”, demanda que expresa la correcta percepción popular de que para lograr soluciones sustentables a nuestros graves problemas, se requiere que los argentinos seamos capaces de unirnos en torno a un proyecto nacional compartido, que fue lo que propuso Perón hace 40 años y aún no supimos concretar.
Reitero que avanzar hacia la unión nacional en la diversidad y construir acuerdos estratégicos que sean políticas de Estado compartidas por la mayoría del pueblo y restablecer un orden justo y un progreso auténtico, después de las próximas elecciones legislativas y antes de las presidenciales del 2015 debemos reconstruir la unidad orgánica del Justicialismo a través de su renovación democrática.
Se tata de traducir en actos la intención general del apostolado de la oración de nuestro papa Francisco para este mes de junio: “Que prevalezca entre los pueblos una cultura de diálogo, escucha y respeto mutuo”.
Quiero terminar con una cita de Perón cargada de esperanzas, que parece aludir a la Argentina de hoy.
“Tenemos un país que, a pesar de todo no han podido destruir, rico en hombres y rico en bienes. En el final de este camino está la Argentina potencia, en plena prosperidad con habitantes que puedan gozar del más alto nivel de vida, que tenemos en germen y que sólo debemos realizar. La inoperancia en los momentos que tenemos que vivir es un crimen de lesa patria. Los que estamos en el país tenemos el deber de producir por lo menos lo que consumimos. Esta no es hora de vagos ni de inoperantes. Finalmente deseo exhortar a todos mis compañeros peronistas para que obrando con la mayor grandeza echen a la espalda los malos recuerdos y se dediquen a pensar en la futura grandeza de la patria que bien puede estar en nuestras propias manos y en nuestros propios esfuerzos Dios nos ayude si somos capaces de ayudar a Dios. La oportunidad suele pasar muy quedo, guay de los que carecen de sensibilidad e imaginación para no percibirla”.