miércoles, 26 de junio de 2013

LOS LADRONES, LOS POBRES Y LA VIGILIA


¡Alarma! Es voz que proviene de ¡Al arma!, aviso o señal que se da para que se prepare inmediatamente la defensa o el combate.
  ¿Y cuál es nuestra defensa y el consiguiente combate? La de nuestra Religión, la Católica, Apostólica y Romana, la de la Tradición que heredamos de nuestros padres. La de Cristo y su Iglesia. La que sufre una pavorosa embestida de sus enemigos. Los de afuera y los de adentro. La quintacolumna hoy opera más activa que nunca.
  Caifás y el diabólico Sanhedrín han prosperado. Antes en sus malvados propósitos solo tuvieron la ayuda del Iscariote, el sórdido traidor procedente de Cariot en Judea. Hoy tienen múltiples colaboracionistas que provienen de los lugares más lejanos del mundo. Todos recogieron el ejemplo de Judas cuando increpó a Jesús: “¿Por qué no fue vendido este perfume por trescientos denarios y dado a los pobres?” (San Juan, 12, 5), es decir la falsa preocupación por los pobres que sagazmente San Juan descubre como propia de los ladrones que algo se quieren robar, la de los que no creen en nada ni en nadie, solo simulan.
  Hoy vemos dos vertientes de ladrones, los de la seudo teología de la liberación, marxistas y materialistas hasta la médula y los profetas del “humildismo”, demagogos y plebeyos. ¿Y qué nos quieren robar? Nuestra religión. En épocas más felices Santa Teresa exhortaba a “todos los que militáis debajo esta bandera” a no dormir. Hoy ya no basta con ello ya que ahora no tenemos una Iglesia Militante sino Dialogante y Democrática. ¡Cuidado con el diálogo, no se puede dialogar con Lucifer! ¡Cuidado con la democracia y las visiones antropocéntricas! Nuestro centro es Dios, uno y trino a la vez, Padre, Hijo y Espíritu Santo y tenemos vocación de primogénitos y no de secundones.
  Debemos tener una vigilia completa, permanente vigilia… es decir vigilante. No en vano ambas palabras tienen la misma raíz latina. Nuestra razón es Cristo, que es Dios. Cuidémonos mucho de idolatrizar hombres, que por mas altos que parezcan sus cargos son solo eso: hombres. Y aquí la palabra ídolo (Eidolon) importa en su mas prístino significado: falsa imagen. ¡Cuidémonos de los que cultivan una falsa imagen, una imagen a placer y semejanza de los amos del mundo y sus asechanzas! Los seguidores de Jesucristo nunca recibieron las alabanzas de Caifás ni de la sinagoga. Por el contrario, fueron denigrados y perseguidos.
  “Ya no durmáis, ya no durmáis, pues Dios falta de la Tierra… No haya ningún cobarde…” No dejemos que los ladrones vacíen nuestra religión y nos la roben.
 
Fernando José Ares