jueves, 22 de agosto de 2013

LA FUGA DE LOS PRESOS

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Nuevo método para las excarcelaciones rápidas u urgentes. ¿El túnel del tiempo? No, el túnel de Ezeiza.

Ahora Ezeiza no sólo es la salida para los que se quieren ir del país. También lo es para los que quieren fugarse de la cárcel.
Curiosamente las manifestaciones del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, del Dr. Julio Alak, lejos de atender las necesarias inquietudes de la ciudadanía, sólo han venido a sembrar incertidumbre en el marco de la conducción de los carceleros.
En efecto, el director del Servicio Penitenciario, Víctor Hortel presentó su renuncia indeclinable ante el ministro, quien de la aceptó de inmediato, como si él nada tuviera que ver en el conflicto de fuga.
No se entiende de qué manera desde el Ministerio de Justicia se controla las disputas internas en las tres unidades carcelarias del área metropolitana que dependen de la Nación. Devoto, Ezeiza y Marcos Paz.
Desde ya que les asiste la razón a aquellos que sostienen la existencia de connivencia entre reclusos y uniformados. Es por ello, el motivo fundamente, por el que Hortel presentó la renuncia, y ése motivo, no otro, el que hizo público de manera inmediata a renunciar.
¿Y qué pasa con el ministro Alak y su gabinete? ¿Acaso no les comprenden las generales de la ley?
El Ministerio debió, de manera constante y uniforme establecer los parámetros de seguridad penitenciaria. Pero también marcar las pautas de cumplimiento de cada una de las instrucciones. Debió también comisionar a un grupo de funcionarios ministeriales con el objeto de controlar y hacer cumplir el orden y el decoro en las unidades carcelarias. Debió hacer, y hacer, y volver a hacer todo eso que no hizo.
Por su parte, Victor Hortel también reconoció que el túnel de escapatoria no se pudo haber realizado en poco tiempo, y que nos presos contaban con elemento de excavación ajenos al reglamento penitenciario, los mismos elementos que usaron para hacer el túnel. Nada nuevo bajo el sol, en fin.
En el marco de las internas penitenciarias, las mismas generan feroces enconos imposibles de conciliar. Los oficiales, jóvenes y sin experiencia carcelaria, pretenden dar ordenes de manera despectiva y despreciable a los suboficiales, pero los primeros se olvidan de la experiencia de los últimos, y en definitiva  son los suboficiales los que deben ejecutar las órdenes y los que tiene contacto permanente con los detenidos más peligrosos. Son los suboficiales los que deciden las normas secretas carcelarias, ó tumberas. Por su parte los oficiales, solo manejan papeles que poco importan a la hora de la fuga.
Para fugarse, nadie pide permiso, a lo sumo extiende la mano con algo adentro.
Ahora falta que el Ministro Julio Alak se presente como querellante para impulsar la causa contra los que facilitaron, o permitieron la fuga.
Pero además, la Policía de Scioli se preocupará por encontrar a los prófugos, o esto es problema de la Nación?
Hugo López Carribero