lunes, 27 de enero de 2014

¿Y LA GENTE?


¿Y la gente?
El paradójico análisis del entierro propio


Comenzamos a escribir este olvidable articulo, con la automática costumbre de analizar lo que está pasando en la política de la Argentina. Pero, en medio de su redacción, nos dimos cuenta, que nosotros, como todos los demás analistas, estábamos cayendo en la trampa más feroz e indecente en que se puede caer. Hablamos de política como si fuera un asunto ajeno, y no hablamos de lo más importante: La gente, lo que le está pasando, y lo que le pasará.
La política va...
En nuestra nota "Desconfundiendo", del 23 de Noviembre de 2013, (a escasas horas del nombramiento de Capitanich y Kicillof) , hablábamos del poder formal (el del gobierno) y del poder real (el de los grupos económicos ). Y concluíamos en que el poder formal, - licuado - , trataba de conformar al poder real, - ansioso -, mediante la realización de aquello que Cristina Kirchner abjuraba de hacer: El ajuste tan temido.
Explicábamos que ese ajuste tenía dos trabajos sucios a por acometer: Uno era la devaluación del peso, y el otro era la eliminación de los subsidios a las tarifas de servicios.
Dos medidas impopulares, y que ningún eventual reemplazante de CFK quería realizar, para no comenzar su ciclo con la imagen de Fernando de la Rúa. O sea, empezar el partido perdiendo 3 a 0.
$ 6.04 era el valor del dolar cuando los nuevos jerarcas de la economía entraron en funciones. $ 8.04 es el valor del dolar al momento de barruntar estas opiniones.
Es decir que, apenas pasados 2 meses, las nuevas autoridades económicas han devaluado el peso en un 33% (treinta y tres por ciento).
Si se considera que el 6 de Mayo de 2013 la presidente Kirchner expresó que "si quieren devaluación van a tener que esperar a otro gobierno", la primera conclusión es que, al cabo de las elecciones de Octubre, y los cambios de gabinete de Noviembre, cambió el gobierno argentino. Y que este gobierno que tenemos ahora, aunque formalmente lo siga encabezando Cristina Kirchner, es otro. Es ese "otro gobierno" que, ella avisó, debían esperar, para que devalúe.
Según informan algunos especialistas en la materia (economía), y según también parece calcular el gobierno capikicillofista, la devaluación perpetrada y la brecha existente con el dolar blue les permitiría absorber las inclemencias de la economía hasta el mes de Mayo, cuando se supone ingresen los mayores montos por las
exportaciones de soja.
Vale decir que, para el nuevo gobierno, el primer daño ya está hecho. La devaluación.  Falta el segundo tiempo, con la eliminación de subsidios a las tarifas de servicios públicos.
Y, el entretiempo, serán las paritarias, que ajustarán salarios por debajo, tanto de la inflación del 2013, como de la devaluación de 2014. Vale decir, una salvaje pérdida de poder adquisitivo para todos y todas.
En otras épocas , estas medidas conllevaban una típica medida posterior a los ajustes: congelamiento de precios y salarios. Pero lo que queda del kirchnerismo carece de poder político como para implementar medidas de tal naturaleza.
Lo están haciendo, apenas, como una concesión al poder real. El que les dijo "si te vas sin hacer el trabajo sucio, acordate que para el mismo lado de la terminal de Buquebús, está Comodoro Py".
Pero... ¿Y la gente?
La demostración de que el gobierno de CFK sucumbió ante el poder real, está implícita en la toma de medidas sin un norte declamado. Quiero decir. El gobierno devalúa salvajemente y no dice qué es lo que busca con eso.
No hay un solo mensaje de optimismo en los anuncios cotidianos del vocero mediático Capitanich. Las medidas y anuncios del gobierno nacional han abolido el futuro; lo extirparon hasta del mensaje preredactado.
Las actitudes de la oposición, (brazo político del poder real), demuestran que están sentados esperando a que se termine de llevar a cabo el trabajo sucio.
Pero todo esto es mera política, y este es el punto en el cual, el analista decente, se ve obligado a hacer un alto y poner en el centro de la discusión a lo más importante.
Nadie sale a explicar taxativamente que, durante 2014, salarios, jubilaciones, asignaciones sociales y todo tipo de ingreso medianamente fijo, están perdiendo poder adquisitivo de manera dramática, producto de la inflación creciente, la devaluación, y su traslado a precios. Y que lo peor, aún está por afrontarse.
Nadie aclara que el costo de los alimentos y artículos de primera necesidad ascendió más del 4% durante diciembre, más del 7% durante enero, que el acuerdo de precios anunciado por el gobierno contempló enormes aumentos antedatados, y que, gracias a la devaluación, febrero puede llegar a arrojar aumentos superiores a los dos dígitos.
Nadie pierde su tiempo en pensar, tampoco, que el complejo y multimillonario entramado de asistencia social que ha construido el kirchnerismo, a lo largo de más de una década, está en serio riesgo de derrumbarse, y eso significa más de 13 millones de argentinos en riesgo cierto de no poder comer.   Y si a usted, amigo lector, incluso no le importara mucho que esto aconteciera, cuanto menos debería verlo desde el inevitable incremento de la criminalidad, que tal perspectiva detonaría. Nadie alerta que la canasta escolar de marzo será durísima de afrontar. Que las cuotas de escuelas y salud escalarán de forma exponencial. Que los aumentos de naftas, peajes, e impuestos también serán directamente trasladados a precios, y que todo lo que hace la política se da en un marco inflacionario que devora y devorará, aún más, el bolsillo de la enorme mayoría de los argentinos. Y todo esto sin que aún se haya acometido ese segundo tiempo, que le cargará a las tarifas de capital y conurbano no menos de 3500 o 4000 pesos arriba de lo que una familia tipo, hoy, está pagando. Y eso a valores actuales; de aquí a 90 días, acaso, ya sean bastante superiores.
En su búsqueda de reacomodamientos, de cara al próximo turno presidencial, todos los actores de la política argentina, tanto desde el gobierno cuanto desde la oposición, actúan , analizan y proyectan, atendiendo su propio juego, pero sin gastar demasiados párrafos en lo más importante: La gente. Y, otra vez, el hombre de la calle cae en la trampa eterna, de perder el foco de atención, y nublarse navegando la periferia. Analizamos dolar, cepos, tasas y declaraciones, pero no nos detenemos en lo crucial. A los argentinos ya nos mataron demasiadas veces, pero otra vez, como en el ´75, como en el ´89, como en el 2001, nos estamos convirtiendo en analistas y espectadores privilegiados de nuestro propio funeral.
Cordero del poder, que fomentas el pecado de Olivos, ten piedad de nosotros.
Fabián Ferrante