miércoles, 26 de febrero de 2014

HOMILIA: DOMINGO DE SEXAGESIMA

Homilía: «Domingo de Sexagésima» por el R.P. Alfonso Gálvez Morillas

Título: Homilía: «Domingo de Sexagésima»
Homilía correspondiente a la Misa del domingo 23 de febrero de 2014. Publicado aquí sin el permiso expreso del autor

«La semilla es la palabra de Dios»: aquella palabra cuyo incansable sembrador fue Pablo, entre afanes y sufrimientos y hasta la muerte al filo de la espada; aquella palabra encarnada en Cristo, Verbo divino, centro de la Sagrada Escritura.
Las grandes páginas de la Biblia, leídas en maitines, anuncian, una tras otra, el misterio pascual. Noé, el segundo padre del género humano, simboliza la renovación de la humanidad: «Vea el mundo el levantarse de lo caído, el renovarse de lo envejecido, el retorno de todo a su prístina integridad por obra del mismo que lo creara. (Sábado Santo, oficio antiguo.) En adelante, la salvación se obrará en el seno de la Iglesia, cuya figura es el arca, y en ella serán regeneradas, no sólo ocho personas, sino toda la multitud de los bautizados que salen de las aguas (epístola del viernes de Pascua).»
Los cantos de la misa tienen el mismo acento que los del domingo anterior: llamamiento penetrante y confiado a Dios desde el seno de nuestra miseria.
La apístola se ha escogido por tener lugar la estación en San Pablo extramuros; es de las páginas del gran apóstol.
La Biblia y la Liturgia de este día. Sobre el crecimiento de la palabra de Dios, es decir, de la predicación evangélica, cuyo símbolo es la semilla, recúrrase, sobre todo, a los Hechos de los Apóstoles. Este crecimiento se afirma a lo largo de todo el libro, donde subrayan numerosos versículos el aumento numérico de la Iglesia (entre otros: II,41,47; IV,4; V,14; IX,31; XIII,48-49) y, aun textualmente, el aumento de la palabra (XII,24). ¿No se llama san Pablo a sí mismo sembrador (1Corintios III,5-9; IX,11), y no habla del arraigo en nosotros del evangelio? Colosenses II,6-7. Nótese lo bien que responde la epístola (san Pablo como tipo de misionero) a este contexto de evangelización. Es interesante también constatar que san Lucas se sirve de las mismas expresiones para describir el progreso de la palabra evangélica en los Hechos y el de Jesús niño en el evangelio (Lucas II,40).
Sobre la eficacia de la palabra de Dios: Es creadora (Génesis I – Salmo XXXII,4-9 – Eclesiástico XLII,15 a XLIII,33 – Hebreos XI,3), eternamente eficaz (Deuteronomio XVIII,18-22 – Salmo CXLVII,15-20 – Isaías XL,8, citado en 1Pedro I,22-25; LV,10-11 – Jeremías XXIII,28-32 – Romanos I,16), portadora de vida para los que la reciben (Deuteronomio VIII,1-3, citado por Mateo IV,4; XXX,15-20; XXXII,46-47 – Juan V,24-25; VI,63-68; XII,49-50 – Hechos VII,38 – Filipenses II,16 – Hebreos IV,12), portadora de muerte para los que la rechazan (Isaías XI,4 en cotejo con Efesios VI,17; LXIII,1-6 – Sabiduría XVIII,14-16) . Esta palabra es el mismo Cristo, palabra creadora (Juan I,1-14 en cotejo con Génesis I – Colosenses I,15-20 – Hebreos I), palabra de vida (1Juan I,1-3), palabra también de muerte (Apocalipsis XIX,11-16).
Lectura de la Biblia. Génesis VI,5 a VIII,12; IX,1-17; XI,1-9. Tomado del Misal Diario latín-español.
Domingo de Sexagésima





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