sábado, 19 de abril de 2014

Alemania aumenta su militarismo y consolida la industria armamentística

Alemania aumenta su militarismo y consolida la industria armamentística

La reivindicación del militarismo alemán, ante su supuesta “nueva responsabilidad” para “la estabilidad del sistema global”, según la definición del Ministro de asuntos extranjeros del Partido Socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier, se acrecienta cada vez más. Su desarrollo va de la mano de la consolidación de la industria de armamento y del incremento de la participación del Ejército federal (conocido como “Bundeswehr”) en guerras extranjeras.
Según el sondeo DeutschlandTrend (“tendencia de Alemania” en español), de la cadena de televisión ARD, la mayoría de la población alemana está en contra de la participación militar en conflictos armados extranjeros. El 45% de los encuestados considera que la participación del Ejército federal es ya un exceso, mientras que un 30% manifiesta que la participación actual ya es suficiente. Un 22% está a favor de una mayor participación.
Pese a que la Constitución Alemana solo asigna misiones defensivas al Ejército, la mayoría de las fuerzas representadas en el Parlamento Federal, salvo excepciones como el partido Die Linke, justifican desde los años 90 las injerencias militares impulsadas por occidente bajo la argumentación de que se trata de acciones “humanitarias”.
Alemania es uno de los países más beneficiados por la exportación de armas, pese a que la legislación del país prohíbe su envío a regiones en donde se desarrollan conflictos militares.
La Coalición que lidera Angela Merkel remarcó, luego de las últimas elecciones federales, que es necesario mejorar la imagen del Ejército federal y aumentar su presencia en las universidades y escuelas para potenciar su labor de propaganda, según declaraciones de la Ministra de Defensa, Ursula von der Leyen. A esto se suman las intenciones previas de dotar las fuerzas militares con drones y de participar del despliegue de la OTAN ante “presuntas agresiones” por parte de Rusia. La inversión en armamento y aparatos de combate son actualmente los dos objetivos centrales en la reforma militarista.
Para justificar la reciente intervención de Alemania en el conflicto ucraniano, el Ministro de Asuntos Exteriores, Frank – Walter Steinmeier, indicó que “lo que sucede en Kiev no puede dejarnos indiferentes”, por esto, incentivó a su país a desarrollar “un papel mas activo” en el exterior. Destacó que “Europa debe seguir haciendo todo lo que esté en su mano para evitar que Ucrania se hunda en la anarquía y en la guerra civil” y defendió el incremento de la militarización de su política exterior argumentando que es en realidad una “correcta moderación en las acciones militares” para “defender la causa europea”.
Aunque parezca nueva, esta orientación en política exterior ya había sido plasmada con anterioridad por el ex Ministro de Defensa del gobierno de Helmut Kohl, Volker Rühe, quien se encargó de sintetizar su propuesta en un libro titulado “Deutschlands Verantwortung” (“la responsabilidad de Alemania”).
En este libro destacaba que su país ocupa una posición clave en el desarrollo de las estructuras europeas, en términos políticos y económicos, motivo por el cual debe “imponer una austeridad salvaje a los países económicamente más débiles de la Unión Europea (UE), de tumbar a gobiernos que no se someten suficientemente o con la celeridad suficiente a los dictados de la Troika y de privar a los parlamentos y los gobiernos de estos países de toda soberanía de decisión, sobre todo en materia presupuestaria”. Hoy estas motivaciones continúan vigentes.