domingo, 31 de agosto de 2014

ARGENZUELA

ARGENZUELA 

SIMON BOLIVAR


Por Javier Cornejo
Artículo publicado en el diario El Tribuno el 30-8-14

El 2 de febrero de 1825 se firma en Buenos Aires, el “Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y las Provincias Unidas”, estableciendo una “ perpetua amistad” entre el Imperio Británico, sus súbditos, y los “habitantes” de este “ territorio” sudamericano (Cap. IV).
PRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA LEER EL ARTICULO
Este Tratado en apenas cuatro meses fue impuesto a los gobiernos de Chile, de Perú, de la Gran Colombia y México.
Fue el grillete de inicio de la cadena de sojuzgamiento de hispano-américa a partir del cual el Imperio Británico cimentó su dominio supremo hasta nuestros días.
Tan perfecta fue su estructura jurídica de dominación que hasta el propio Simón Bolivar no percibió su real significado, insistía en instaurar la monarquía inglesa en estos lares, sin percibir que el Tratado firmado era el más sutil y firme tentáculo de prisión perpetua.
Son conocidas las profusas cartas de Bolivar, sobre todo al Vicepresidente de la Gran Colombia el Gral. Francisco de Paula Santander (recopiladas en las Obras Completas de Edit. Fundación para la Investigación y Cultura), menos conocida la que a continuación expongo:
“[…] América no verá la paz sino el día en que se aparte del grito popular de la igualdad; […] porque aunque no hay mejor defensor que yo de las libertades y derechos del género humano, cosa que he probado consagrando a su adquisición mi fortuna y los mejores años de mi vida, debo confesar que este país no se encuentra en situación para ser gobernado por el pueblo, lo que, debemos convenir, es mucho mejor en teoría que en práctica. No hay país más libre que Inglaterra bajo una monarquía bien ordenada: Inglaterra es la envidia de todas las naciones del mundo y el ejemplo que todas deberían desear seguir al formar una nueva Constitución o gobierno. De todos los países es tal vez Sud América el menos a propósito para los gobiernos republicanos, porque su población la forman indios y negros, más ignorantes que la raza vil de los españoles, de la que acabamos de emanciparnos. Un país que se encuentra representado y gobernado por pueblos semejantes, no puede ir sino a la ruina. NOSOTROS NO TENEMOS OTRO RECURSO SINO RECURRIR A INGLATERRA PARA PEDIRLA SOCORRO, y usted no solamente tiene mi permiso, sino que también mi suplica de llevar esta conversación al conocimiento del Gobierno de S.M. Británica y someter la materia a su consideración. […] Usted puede decir que yo, bajo el punto de vista de principios generales, no he sido nunca enemigo de las monarquías, sino que, por el contrario, las considero esenciales para la respetabilidad y bienestar de los nuevos Estados; y que si el Gobierno británico llegase a proponer el establecimiento de un gobierno regular, esto es, de una monarquía o monarquías en el Nuevo Mundo, encontrará en mí un promotor firme y constante de esas ideas, y en un todo pronto y dispuesto a sostener el soberano que Inglaterra propusiese colocar y sostener en el trono. Yo sé que se ha dicho que yo deseo hacerme rey; pero esto es dudoso que sea así. Yo no aceptaría la corona para mí, porque cuando vea a éste país hacerse feliz bajo un gobierno bueno y firme, me retiraré de nuevo a la vida privada. Repito a usted que si yo puedo servir para secundar los deseos y propósitos del Gobierno británico para llevar a buen fin este deseado objeto, estoy a sus órdenes. […] ¡Cuán infinitamente más respetable es la nación de ustedes gobernada por su rey, lores y comunes, que aquella que orgullosa de una igualdad, brinda poca cosa al bien del Estado. […]” -Simón Bolívar, en carta del capitán Malling a lord Melville, primer lord del almirantazgo; Chorrillos, 18 a 20 de marzo de 1825. Archivo del Foreign Office, Gobierno inglés, Perú, 1825, N° 6. (El archivo del Foreign Office en Londres es el sueño del investigador independiente hecho realidad)
La actual Venezuela Bolivariana y la Argentina Kirchnerista en la que habitamos, de un extremo a otro de Latinoamérica parecen unirse por similar vasallaje al mismo patrón, sin que “nadie lo advierta y todos se confunda”.