miércoles, 31 de diciembre de 2014

NUEVO ORDEN ¿Dónde te deformaste?

Publicado por Revista Cabildo Nº 110
Mes de Noviembre/Diciembre 2014
NUEVO ORDEN
Vicente CADENAS
¿Dónde te deformaste?

Al oír la palabra imperialismo, inmediatamente surge 'la idea de alguna ventaja territorial obtenida por algún país poderoso contra otros débiles (colonias, anexiones, etc.); pero habitualmente se olvidan otros tipos de actos imperialistas más peligrosos e insidiosos, como por ejemplo el intento de imponer a otro país modos políticos, religiosos o institucionales ajenos a su idiosincracia o en franca colisión con el bien moral objetivo.
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Se sabe desde hace tiempo, sin que constituya novedad alguna decirlo, que no existe proyecto político sin proyecto cultural. Así, el objetivo del Nuevo Orden Mundial (NOM), es el deterioro mundial de la genuina educación, en cantidad y calidad, ya que no se puede dominar a un pueblo verdaderamente educado. Programa a largo plazo, que cuenta con la desaparición de las generaciones educadas, esperando su reemplazo por otras que no han tenido tal privilegio.
Evidentemente, este sistema forma parte de un imperialismo intelectual y cultural, y no requiere del control territorial, quedando su implementación a cargo de gobiernos locales cipayos.
De donde se infiere que, si bien la base de nuestro deterioro, y de todos los países objetos del Imperialismo, es primeramente económico, mucho más lo es, y en grado eminente, en el plano moral, espiritual y cultural.
Veamos algo curioso. Dice Richard Leakey en "Nuestros Orígenes. En busca de lo que nos hace humanos", luego de narrar episodios relacionados con las luchas de poder entre los chimpancés: "Desde el manejo y la manipulación de complejas redes de relaciones, hasta la perpetración de astutos trucos de engaño, nuestros primos primates habitan mundos sociales más complejos de lo que cabía imaginar".
Pero a su vez Konrad Lorenz sostenía que "decir simplemente que el hombre es un animal es exacto, desde luego, pero decir que, a fin de cuentas, no es nada más que un animal es una mentira cínica que demuestra ceguera ante cualquier idea de valor".
Naturalmente, esta diferencia entre el hombre y el animal nos fue regalada desde el Principio por Aquel que nos creó; pero se acentúa por la educación, y fundamentalmente por la conciencia de la creatura de que debe rendir cuenta de sus actos al Creador.
 Y al respecto dice Hilaire Belloc en "La Crisis de Nuestra Civilización": "Me propongo demostrar cómo [la civilización] fue desintegrándose y, en consecuencia debilitándose espiritualmente, aunque prosiguió progresando materialmente hasta que por fin, con la destrucción de la tradición moral, gracias a la cual había existido y se había mantenido precariamente de pie, perdió su auténtico principio vital, amenazando disolverse si no retornaba a ese principio".
Ayuda a esta desintegración la vigencia de un sistema caracterizado por el hecho de que cada tanto los gobernantes son votados por masas de personas en su mayoría desinformadas —por decir lo menos— que desconocen al mismo tiempo la raíz de los problemas que los aquejan, y las verdaderas capacidades e intenciones de aquellos que dicen tener la soluciones, y que, una vez, digamos, "elegidos", se consideran en poder de hacer lo que se les antoja, desligados de Dios, y por consiguiente, de la obligación de trabajar por el Bien Común.
Al respecto, y a modo de ejemplo, cabe recordar lo expresado por Jorge Scalabrini Ortiz, quien trascribe en "Diez Años de Politice Petrolera", un informe del diario "Clarín" fechado el 24 de marzo de 1983, referido a una declaración di la Unión Cívica Radical —previa e las elecciones— acerca de los contratos petroleros firmados por impulso de José A. Martínez de Hoz y renegociados por el Proceso: "En la parte final de la declaración, La Unión Cívica Radical manifiesta que: «todos los actos vinculados con esos contratos, que atenían contra los intereses de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, serán revisados por el futuro Congreso de la Nación»". Y sigue: "no sólo no se enviaron los contratos al Congreso, sino que el gobierno avaló las renegociaciones efectuadas por el Proceso al mejorar los precios y algunas condiciones económico-financieras ".
También conviene insistir en que la "Comisión Investigadora de Ilícitos Económicos", integrada por Francisco Vilíada (como presidente), Antonio Behrongaray, Julio Amoedo, Vidal, Libardo Sánchez, Juan Trilla y Kenneth Woodley, se autodisolvió por "sostener los senadores radicales que la investigación parlamentaria de ¡a Deuda Externa (DE) era incompatible con la política económica de Alfonsín" (cfr. Alejandro Olmos, "Todo lo que Ud. Quiso saber sobre la Deuda Externa y siempre se lo ocultaron").
Y otra maravilla —toda una definición del sistema que viene asolando al país desde hace treinta años— fue la declaración del inefable Carlos Saúl 1º de Anillaco: "Si decía lo que pensaba hacer no me votaba nadie".
En fin, este deterioro de nuestra tradición, que incluye el desprecio por las jerarquías y el relativismo inculcado en la sociedad, y especialmente, entre los más jóvenes y más necesitados de formación, lleva a recordar lo que expresaba José Ortega y Gasset en "Del Imperio Romano": "(El hombre) se pierde dentro de su arbitraria e ilimitada cabalística interior cuando no puede contrastar ésta con algo que sepa a auténtica e ineludible realidad...; (ésta) es la única cosa que disciplina y limita a los hombres de manera automática y desde dentro de sí mismos".
También cabe recordar lo que proponía en su libro "España Invertebrada" para evitar la disolución de una sociedad: "Un programa atractivo de vida en común", ya que "no basta con reformas políticas: es imprescindible una labor mucho más profunda que produzca el afinamiento de la raza".
Es decir, la fórmula inversa de todo lo que venimos soportando. Se comprende entonces que el regreso a lo que fuera nuestra tradición cultural nos alejaría del retroceso a formas donde priman las "manipulaciones y los astutos trucos de engaño" a los que nos quieren retrotraer los jerarcas del Nuevo Orden Mundial.
De paso, esta forma de disciplina se demostraría, tal como sucedía en otras épocas, más eficiente para lidiar con la inseguridad. Con certeza, más eficientemente que con patrulleros, cámaras de seguridad y tropas de gendarmes, que deberían estar controlando nuestras fronteras.
Deberíamos pedir a Nuestro Señor que nos ayude a superar esta etapa que atravesamos. Tal vez incluso nos ayude a modificar el sistema impuesto, en el cual algunos de sus dirigentes llegan a saltar los límites de la mera ignorancia, para instalarse en la parte final del artículo 29 de la tan proclamada Constitución Nacional: la que hace referencia a "la responsabilidad y penas de los infames traidores a la Patria". •