jueves, 23 de abril de 2015

TESTIMONIO SOBRE LA SÁBANA SANTA


TESTIMONIO SOBRE LA SÁBANA SANTA


Testigo de la resurrección

“El hombre de la Sábana Santa es Jesús de Nazaret”, afirma experto en Nanotecnología
Todas las pruebas de ciencia permiten concluir que lo testificado por los evangelios respecto de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo se encuentra plasmado en la Sábana Santa. image
El hombre de la Sábana Santa es Jesús de Nazaret. Ese hombre es el único de quien por dos mil años y hasta hoy se ha anunciado que resucitó. Y su resurrección, que conste, no fue discutida sólo después de su muerte. El anuncio se había dado antes. Tanto es así que esa noche, en la tumba, montaban guardia para evitar un simulacro de resurrección.
La Crocce/ Portaluz
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Alessandro Paolo Bramanti es licenciado en ingeniería electrónica de la Universidad de Pavía, donde también completó un doctorado de investigación, para luego obtener otro en física de la materia por la Universidad de Salento. Este investigador que trabaja para una empresa multinacional en el campo de la nanotecnología, es autor de numerosas publicaciones en revistas del rubro e inventor o co-inventor de patentes internacionales relacionadas con su especialidad. Pero también este científico ha estudiado la Síndone resguardada en Turín y el año 2010 publicó la obra: Sacra Sindone. Un mistero tra scienza e fede.
En entrevista para diario La Croce de Italia, argumenta sobre la afirmación que Portaluz destaca en el titular: “El hombre de la Sábana Santa es Jesús de Nazaret”.
Para muchos creyentes la Sábana Santa es no sólo un milagro sino prueba de la resurrección de Cristo. Usted es un hombre de ciencia. ¿Por qué la Síndone (Sábana Santa) es hoy considerada un milagro, incluso por muchos científicos?
El milagro es una excepción a las leyes de la naturaleza; y ya que todo el mundo material debe seguir las leyes naturales sin la posibilidad de suspenderlas o modificarlas, el milagro supone una intervención superior, o sea directamente del autor de las mismas leyes naturales.
La ciencia es como un explorador, libre para moverse en un país – el de las leyes naturales – que es grande, pero no infinito, pues está rodeado por un muro que por sí sola no puede superar. Pero si el explorador a causa de esta incapacidad, afirmase que no hay nada más allá del muro, evidenciaría un comportamiento irracional y, en definitiva, un poco ridículo.
Consideremos ahora la Sábana Santa. Es un objeto material y, como tal, sin duda obedece a leyes naturales… incluyendo las de envejecimiento y sensibilidad al calor por ejemplo, como por desgracia constatamos del lino color amarillento y las quemaduras que los incendios a los que estuvo expuesta han socavado a lo largo de los siglos. Sin embargo, también lleva el signo de la intervención exterior; algo que no viene de la materia, incluso allí donde lo material en sí ha dejado una profunda huella. Esta doble imagen sangrienta es inexplicable a la luz de cualquier fenómeno físico conocido.
Un cuerpo sin vida aparece como “fotografiado” sobre la Sábana Santa y lo es sin duda, ya que muestra los signos de rigor mortis, excluyendo así que sea un caso de coma o muerte aparente; pero un cuerpo sin vida no puede dejar huellas ni siquiera vagamente similares a eso. Y, en general en la naturaleza no hay nada comparable. Por esta razón, muchos científicos admiten honestamente lo inexplicable de la Sábana Santa.
Y si hasta ahora todos los intentos de imitación de la Sábana Santa demostraron ser un fiasco, incluso en un análisis superficial, es muy interesante observar la obstinación de los escépticos. ¡Se burlan de la credulidad de quienes creen que la Sábana Santa es auténtica, pero luego pierden tanto tiempo y recursos en tratar de fabricar una igual, sólo para demostrar que es falsa! Se diría que en el fondo les carcome la duda.
Entremos en detalles. La Sábana Santa analizada por la ingeniería…
Comencemos de una simple consideración. Si la Síndone no es auténtica debe obviamente haber sido producida por un falsificador experto deseoso de enriquecerse con el comercio de reliquias falsas. Y esta es, por supuesto, la teoría de quienes niegan la autenticidad de la Sábana Santa: un fabricante imaginario de reliquias, mantenido en el anonimato por razones obvias, que ha forjado el objeto en su taller para venderlo luego, tal vez junto con muchos otros, en una especie de mercado negro de lo sagrado, haciéndola pasar como genuina. Dicho personaje, probablemente consideraba la Síndone su obra maestra, ¡la culminación de su carrera como bromista sacrílego!
Ahora, el ingeniero que es una especie de inventor especializado: su actitud es la de alguien que diseña y construye explotando las leyes naturales para su beneficio… Ante la Sábana Santa, entonces, tratando de empatizar con el falsificador, imagina cuál fue el ingenioso método de fabricación mediante el cual logró imprimir sobre el lino la imagen de un Crucificado. Y en particular el ingeniero doctorado en física , que se vincula con el mundo de lo microscópico y nanoscópico, está particularmente motivado por la curiosidad… ¿Cómo es que la imagen de la Sábana fue causada por un cambio en la estructura final de las fibras textiles? ¿Con qué instrumentos se pregunta el ingeniero, y mediante cuál fenómeno físico, se puede dar una modificación similar?
En el último siglo transcurrido, abundantes estudios científicos de la Sábana Santa han planteado muchas hipótesis teóricas y realizado experimentos para explicar la falsedad intentando reproducir la Síndone, pero nadie ha tenido resultados satisfactorios… La ciencia se da por vencida… Pero permanece una pregunta. Si con el conocimiento de hoy fabricar un objeto tan refinado parece inconcebible, ¿qué posibilidad puede haber tenido un presunto falsificador?
Sin embargo, como algunos sostienen, ni siquiera somos capaces de reproducir muchas obras de arte del pasado, y no por eso las consideramos milagros …
Sí, pero hay una diferencia profunda. De esas obras de arte conocemos bien la naturaleza física: son “simplemente” capas de sustancias coloreadas depositadas sobre lienzo, o “simplemente” bloques de piedra rota, tallada, forjada. La singularidad de estas obras es de orden artístico, no científico. De la Sábana Santa sin embargo, no sabemos cuál es su naturaleza física.

La Sábana Santa vista desde lo físico…
El físico considera una teoría científica que sea capaz de explicar todos los datos. Pero en este caso, como ya se dijo, la ciencia se encuentra a tientas, en la oscuridad. En este punto, hay dos actitudes posibles.
La primera. El físico que adopta la objeción clásica y ahora trillada de los escépticos: tal vez en el futuro vamos a explicar la existencia de la Sábana Santa de una manera científica. Y veremos que tal vez provenía de una combinación muy poco probable -de ahí la singularidad- pero del todo natural, de diversos elementos físicos. Puede ser. Este “puede ser” en la mente de muchos escépticos se convierte incluso en un cómodo “sin duda”, con el que se aferran a la ilusión de haber liquidado el problema.
La segunda actitud. El físico que considera los datos como un todo. Y te das cuenta de que la Síndone se ha estudiado más que cualquier otro objeto en el mundo, por un impresionante número de expertos en diferentes disciplinas. Y que todos los datos convergen para decir que estás ante la auténtica Sábana que envolvió a Cristo…

En este punto, si la mente del físico no es suficiente, debe hacerse cargo la mente del hombre, cuya capacidad supera con creces la mera ciencia. Y usted tiene que considerar realmente todos los datos en juego.
El hombre de la Sábana Santa es Jesús de Nazaret. Ese hombre es el único de quien por dos mil años y hasta hoy se ha anunciado que resucitó. Y su resurrección, que conste, no fue discutida sólo después de su muerte. El anuncio se había dado antes. Tanto es así que esa noche, en la tumba, montaban guardia para evitar un simulacro de resurrección.
La Sábana Santa de Turín lleva la impronta de ese hombre, una marca que habla no sólo de su muerte, sino también de una misteriosa sustracción a la muerte. Es la imagen de un cadáver que antes de corromperse desapareció, dejando una marca indeleble. Es una imagen física única, tan única como el hombre mismo. Pero si incluso ante las pruebas (al respecto pulse para leer reportaje anexo de Portaluz)  la mente rechazara a priori la posibilidad de que la Sábana Santa es un mudo Testigo de la Resurrección, lo hace debido a una elección deliberada que no tiene nada que ver con la ciencia.
De Crux et Gladius