domingo, 30 de agosto de 2015

LA ECONOMÍA DEL ESTÚPIDO. CARNES PARA TODOS Y TODAS


LA ECONOMÍA DEL ESTÚPIDO. 

CARNES PARA TODOS Y TODAS

 
JOSE L. MILLA
“Vamos a defender la mesa de los argentinos”
Néstor Kirchner. Chubut, 6 de junio de 2008
“Con la comida no se jode”
Daniel Scioli a los ruralistas en paro, 05/06/2008

Nada tiene que ver el título con la frase de James Carville: “¡Es la economía, estúpido!” sino con lo que le sucede a la economía de un país cuando un estúpido se cree capacitado para manejarla mientras otro se prepara para hacerlo, seguramente de la misma manera.

Aún hoy, pese a los dislates causados por políticos ignorantes y advenedizos que venimos soportando desde hace años, nadie duda en el mundo acerca de la alta calidad de la carne vacuna argentina y su aceptación mundial. Sin embargo, cuando la política de producción de carne es manejada desde la estupidez y el resentimiento, utilizando como único motor de regulación retenciones y restricciones a las exportaciones so pretexto de una defensa de la “mesa popular”, la incertidumbre y los permanentes cambios que estos tics demagógicos generan en las políticas de Argentina, han creado un evidente perjuicio, tanto al productor ganadero como a la credibilidad del país como exportador. Lo que sigue es un relato somero de cuan desastrosa puede ser la gestión de un necio cuando lo mueven la ignorancia y el rencor.

En 2005, con un stock ganadero de 54,1 millones de cabezas, la Argentina producía 3,13 millones de ton. de carne de las cuales se exportaban 754.500 ton.(1) - un 24% de la producción- las que generaban un ingreso de divisas de 1.390 millones de USD; de este porcentaje exportable 28.000 ton correspondían a la cuota Hilton (2). Este incremento en la cuota Hilton se había logrado gracias a una larga pero exitosa campaña contra la fiebre aftosa y a haber conseguido acuerdos beneficiosos con la comunidad europea, acuerdos que hacían que el novillo pesado de 440/460 kgs de peso vivo- que no se come en la zona metropolitana que es la que importa cuando un populista habla de cuidar “algo” de los argentinos- se pagara entre un 2 a un 5% más a aquellos productores que entraban en la categoría de productores exportadores previo cumplir con una serie de requisitos exigidos por la comunidad europea.

Es cierto que el precio promedio de la carne de exportación referida a la cuota Hilton había aumentado en el primer trimestre de 2006 respecto del promedio del año 2005 un 22,6%, pero las exportaciones comunes solo habían registrado un aumento de 13,4% en el primer trimestre de 2006. Todo esto se tradujo en un aumento del precio del kilo vivo a fines de febrero de 2006 de un 11,47% (3).

Fue para esta fecha, 8 de marzo de 2006, en que los fantasmas que tutelaban la módica sesera del presidente argentino- siempre proclive a llenarse la cabeza con las viejas supersticiones del ’46- le hicieron saber que algo como era el aumento de la carne no podía deberse a una cuestión de mercado sino a una conspiración mezquina de la “oligarquía ganadera”. No hacía falta buscar culpables, estos ya estaban para el tiro al blanco, eran los “diez o veinte patrones”- fetiches de un populismo perimido- que añoraban los frigoríficos ingleses, que eran dueños de vastas extensiones en las que para juntar la hacienda- que engordaba sin esfuerzo- solo bastaba cerrar una aguada; hombres ruines que manejaban a sus peones a látigo puro y que juntaban a pala la plata que, como el maná del Señor, les caía del cielo. Si bien esa pavada aún sonaba como revolucionaria, la realidad de la producción ganadera era totalmente diferente. No obstante, a este ser primario, criado en una comarca con más ovejas que seres humanos y único propietario de una vastísima ignorancia eso no le importaba; lo que valía para él, lo mismo que para cualquier ignorante que aún la sigue repitiendo, era la fábula en la que había creído a ojos cerrados, y ante eso lo único que le impuso su sinrazón fue, con inocultable satisfacción personal, cerrar las exportaciones de carne.

De ahí, que la caída de la producción de carne y las exportaciones estén indisolublemente unidas a la arbitrariedad oficial. Nunca se respetaron en estos doce años reglas de juego claras ya que las armas con que contaba el gobierno: ROES, retenciones, encaje, manejo discrecional de las exportaciones y un atraso cambiario que a hoy ha hecho prácticamente imposible cualquier actividad productiva o exportadora, estaban destinadas a herir de muerte a la ganadería argentina. Pero la ignorancia conceptual que el presidente tenía sobre la realidad de la actividad ganadera significó, en definitiva, un aumento de la faena de hembras (48-50% entre 2007 y 2011) (4), con la consiguiente reducción del stock y por lo tanto la disminución de la faena total, terminando, a causa de todos estos disparates con un precio de la carne que no ha cesado de aumentar . Así, lo que se quería evitar, el aumento del valor de la hacienda en pie y el consiguiente aumento de la carne al mostrador, terminó en un fiasco total.

No obstante, al gobierno no le importaba el resultado final de esta serie ininterrumpida de atropellos siempre que pudiera lograrse lo que no se consiguió, la baja del precio de la carne, en especial los cortes populares. De esta manera el país cayó como exportador de carne del 3er. lugar al 11º en 2014, por detrás de Paraguay, Uruguay y Belarus (5), y la consecuencia directa de esto fue el cierre de 131 frigoríficos que dejaron en la calle a 22.000 trabajadores y entre los productores, terminaron siendo los principales perdedores los pequeños productores ganaderos, aquellos que su rodeo no superaba las 300 cabezas. En 2006 eran el 72,1% de los establecimientos dedicados a la ganadería; seguramente, los 27.000 productores que al año 2011 han abandonado la actividad, según Senasa (6), son parte de ese porcentaje.

Este abandono de la actividad, ya fuera de los campos de invernada que se pasaron a la soja o de los pequeños productores estrangulados por la condiciones económicas impuestas por el gobierno ha traído como consecuencia una liquidación de stock que hizo que en los primeros tiempos en que se tomaron las medidas el precio de la carne bajara, pero el stock ganadero que en el año 2006 había subido a 56 millones de cabezas, cuatro años después solo alcanzaba la cifra de 48,9 millones de cabezas, es decir, una pérdida de 18,8% de los activos ganaderos (7) .

Pero lo que mejor define la mentira del relato oficial y el fracaso de su “política” ha sido el resultado del ridículo slogan enunciado en 2008 en Chubut que imponía “defender la mesa de los argentinos”. Solo unos pocos números dan una dimensión exacta de la falacia declamada ese día por el ex presidente que, aún para esa fecha, seguía siendo el mandamás de la Argentina; en ese año y alrededor de ese día, la carnaza y el espinazo para puchero, ambos cortes baratos y populares, costaban: 6,80 $ y 2,40 $ el kilo respectivamente (8), hoy estos cortes cuestan 26,90$/kg el hueso con carne y 68,90 $/kg la carnaza (9). En 7,5 años ha aumentado, el promedio de ambos cortes, un 967%, es decir un 35,3% anual desde que se llamó a defender “la mesa de los argentinos” o a “no joder con la comida”.

Esta política sumada a la inflación ha hecho que mientras el precio del kilo vivo solo aumentó un 530% (27% anual), los cortes populares casi duplicaron el aumento del kilo en pie. En 2008 un trabajador con el sueldo mínimo (SMVM= 1.200 $) podía comprar 200 kilos de carnaza, en julio de 2015 (SMVM = 5.588 $) solo podía conseguir 81 kilos del mismo corte. Esa diferencia se debe a la inflación pero también al aumento del kilo vivo por políticas estúpidas.

Solo queda hacer una pequeña acotación, el lomo- pedazo de carne caro, al que un pobre accede solo si lo saca de la basura de ciertos barrios o de un restaurante- aumentó un 702%, es decir un 62,25% de lo que aumentaron los cortes populares.

En verdad, la defensa de los pobres jamás estuvo en peores manos que en las de un populista en el que sus pocas neuronas se movían solo por estupidez o resentimiento.





JOSE LUIS MILIA                                             

josemilia_686@hotmail.com
------------------------------------------------------------------------------------------------------
(1).- Fuente: SAGPyA, Anuario Bovino 2007.

(2).- Cortes de carne de animales bovinos de edad comprendida entre 22 y 24 meses de calidad especiales a buenos cuyo peso no exceda los 460 kgs de peso de faena. Los cortes que componen la cuota Hilton son: bife angosto, cuadril, lomo, nalga de adentro, nalga de afuera (corte conformado por cuadrada y peceto), bola de lomo y bife ancho.   

(3).- /www.rosgannet.com.ar                                            

(4).- www.econoagro.com www.fyo.com/informe/analisis-de-coyuntura-ganadera
(5).-
Fuente: USDA Livestock and Poultry: World Markets and Trade. Octubre 2014
(6).-
Senasa.- Informe RENSPA, 2013                     

(7).- www.rosgannet.com.ar
(8).- Propaganda de Supermercado Coto en Clarín. Precios válidos para el 12/03/2008
(9).- Coto digital para el jueves 27/08/2015