domingo, 22 de noviembre de 2015

DESOBEDIENCIA OBSTINADA DE LA CONFERENCI A EPISCOPAL


DESOBEDIENCIA OBSTINADA


DESOBEDIENCIA OBSTINADA DE LA CONFERENCI A EPISCOPAL
 
 Fray Gerundio de Tormes 
Menudo jaleo se ha organizado en el convento. El hermano ecónomo (a quien el resto de los frailes hemos llamado siempre cariñosamente Fray Peseta), apareció la semana pasada deambulando por el claustro, dando gritos de protesta mezclados con enfados, enojos y algún que otro taco monástico. Todos sospechamos de inmediato que cualquiera de los frailes habría hecho un gasto inadecuado, o que el Padre Superior le había obligado a hacer alguna compra elevada, o que algún novicio se había mercado alguno de esos aparatejos de bolsillo que ahora les gusta llevar. 


Pero pasado el susto y el escándalo, pudimos comprobar que sus venablos iban dirigidos nada menos que a la Conferencia Episcopal, ya que surgían de su boca algunos calificativos (esta vez nada monásticos), con nombres y apellidos.
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Después de suministrarle el adecuado bálsamo para la serenidad y una pequeña copita de viejo licor, se le ha calmado el ánimo, se ha bajado la sulfurosis de su rostro y he podido llevarlo a un rincón del claustro para charlar tranquilamente, aunque de vez en cuando parecía que regresaba a su flujo sanguíneo la furia descontrolada. Otra copita de santo licor, calmaba de nuevo la situación.
Bueno, pues el caso es que me ha contado el pobre Fray Peseta que anda con el bolsillo agujereado porque la Conferencia Episcopal ha publicado con orgullo y sin prejuicio tres nuevos volúmenes de las Lecturas de la Misa -perdón, de las celebraciones eucarísticas-, que van a ir sustituyendo a los que hasta ahora se venían leyendo en el Novus Ordo. Parece ser que ha presentado el proyecto el Presidente de la Conferencia Episcopal (el agalludo cardenal Blázquez) con algunos adláteres, en un acto que pueden ver aquí (si tienen paciencia, tiempo y temple). No me pregunten qué volúmenes son y a qué volúmenes sustituyen, porque mi cabeza anda cada vez peor y no está para jeroglíficos. El caso es que se pueden comprar ya (esto es lo que produce la santa ira -y la que no es tan santa- de mi hermano ecónomo), a un precio moderadamente alto, que habrá que seguir comprando a lo largo de las publicaciones del próximo año, según los maravillosos Leccionarios vayan apareciendo. Le he preguntado cuál sería el precio total, le ha vuelto a dar la alferecía y otra nueva copita de licor ha calmado las turbulencias.
Yo ando descabalgado de estas cuestiones litúrgicas, encerrado en mi Vetus Ordo. Allí los textos de la Santa Misa son los del Misal Romano, sin ciclos ni versículos modernizados. Y tengo el mismo Misal desde hace muchos años. Privilegios de la edad y de una Liturgia Sensata. Claro que no tengo la “modernidad crítica” en el uso de la Escritura, pero a mi edad esas cosas ya dan lo mismo. Tengo comprobado que cuanto más cursados, doctos y duchos, creen menos en la autenticidad, inerrancia y veracidad de la Palabra de Dios. También he advertido muchas veces, que cuanto más se pasea en alto el libro de los Evangelios en las celebraciones litúrgicas, menos caso se hace del verdadero sentido de las Escrituras. Con sus honrosas excepciones, claro está. Pero he visto pocas honrosas excepciones, la verdad.
Reconozco que el prestigio de la Conferencia Episcopal Española está tan decaído, rebajado y abaratado, que esto es un pequeño botón de muestra sin importancia. Hay tantas cosas que decir en España, tantos desmanes que denunciar y tantas inmoralidades que delatar, que lo de los libros litúrgicos son menudencias, chucherías y quisicosas. Pero sirve para que podamos ver a las claras cuáles son las preocupaciones y dolores de cabeza del conjunto de los Prelados, firmes defensores de la Fe y de las costumbres.
Pero charlando con Fray Peseta, ha venido a mi memoria la disposición que hace varios años dio el Papa Benedicto XVI (hoy cardenal Ratzinger retirado), acerca de la obligatoriedad de utilizar el Pro Multis en la consagración del Sanguis en lugar del segundo-vaticanizado Por Todos, que hicieron tragar como ruedas de molino a la Iglesia Universal los cándidos organizadores de la primavera eclesial. Si no recuerdo mal, se disponía un plazo de dos años para enderezar semejante entuerto.
Como tengo mis recuerdos tan desnortados, le he pedido a uno de mis novicios que me buscara en el guguel ese que ellos miran, cuándo fue el citado decreto del entonces Papa. Y con la rapidez del rayo me ha comentado que yo escribí sobre este tema en octubre de 2013 (¿Qué fue del Pro Multis en la Consagración?), puesto que la norma era nada menos que del año 2005. Nueve años nueve, sin que los Señores Obispos de España se hayan dignado cumplir esta norma de la Santa Sede. Yo también me he tenido que atizar otra copita del vetusto licor monástico, porque no daba crédito.
Cuando yo escribí aquello, todavía estaba el cardenal Rouco de Presidente. Pero es igual, porque ahora el flamante Cardenal Blázquez hace lo mismo que su venerable antecesor: pasarse por la birreta la norma pontificia. Porque en algunas cosas los collares suelen ser diferentes, ya saben. En la foto adjunta se puede ver el aburrimiento de los Prelados esperando cumplir la norma de Benedicto XVI.
Dicen ahora que a lo largo del próximo año se irán publicando más y más leccionarios (ya se sabe que hay que leer toda la Biblia aunque muchos curas ya no crean en ella, según me cuentan mis novicios estudiantes de Sagrada Escritura). Y al final de todo, como sorpresa y traca final, se publicará el Nuevo Misal. De aquí a entonces creo que mis coronarias habrán estallado de hipertensión o mis mandíbulas de pura risa. Para entonces, como decía mi abuela, todos calvos.
Mi querido hermano ecónomo me dice que no tendrá más remedio que comprar todos los leccionarios, puesto que la propia Conferencia ha dicho que el año que viene será de uso obligatorio. Y el Padre Superior es muy celoso para estas cosas. En este punto me ha dado ya la risa floja.
No entiendo cómo se atreven a proponer un uso obligatorio, al tiempo que ellos llevan nueve años saltándose a la torera el uso del Pro Multis que tanto les molesta. Le he dicho a Fray Peseta que la solución a sus problemas está bien clara: no haga caso alguno, hasta que ellos demuestren que también hacen caso a la Santa Sede. Así que cuando publiquen el Nuevo Misal y en España se empiece a usar el Pro Multis, y veamos al Obispo Encargado de Liturgia (según rumores enemigo declarado de la Misa Tradicional en León) que obedece, y a los progresistas en las parroquias que obedecen, y a los Obispos en sus sedes que obedecen y no vea con sus ojos el nuevo Misal con la dichosa palabra bien impresa, que también se pase por la cogulla las disposiciones de los Leccionarios. Pues no faltaba más.
Lo he dejado feliz. Y para celebrarlo nos hemos libado una nueva copita, y la paz ha vuelto al monasterio. Fray Peseta se lo merecía.