martes, 24 de noviembre de 2015

Lo que Dios quiere, no lo que permitiría el Papa


Lo que Dios quiere, no lo que permitiría el Papa

 http://www.adelantelafe.com/wp-content/uploads/2015/11/gnosticismo.jpg
 Escribíamos el mes pasado que la nueva Misa post-Conciliar es plataforma del agnosticismo y de incertidumbre acerca de la fe, ya que acoge un relativo diálogo entre el sacerdote y la asamblea sin centrarse únicamente en Dios. Absurdamente, en la nueva Misa, tan humana y centrada en la comunidad, también los que no creen en casi nada (o en nada) pueden estar allí y continuar con sus dudas.
 Los no creyentes pueden estar allí y buscar buenas razones humanas para seguir acudiendo a la Iglesia, tal vez justificándolo con el beneficio psicológico o social que se puede obtener. Esto es un semi-agnosticismo, un agnosticismo que si bien les impide ponerse en presencia de Dios, no les deja tomar la decisión de abandonar la Iglesia completamente. Es una especie de “agnosticismo católico”.


Este “agnosticismo católico”, alimentado por la nueva Misa, no se queda en el rito sino que invade todos los aspectos del catolicismo, todas las facetas de la vida. Es un agnosticismo universal, católico.
El agnosticismo católico es un sucedáneo de la presencia de Dios y por este engaño es extremadamente peligroso. Esta trampa hace que se piense que se está siendo un católico cuando no se es. Por este engaño se puede llorar y sufrir un dolor enorme a través del que se puede llegar también a una conversión.
El agnóstico católico tiene serias dudas sobre la Fe, pero aun así quiere pertenecer a la Iglesia. ¿Por qué ocurre esto? Porque el pecado no es sensato, es contradictorio, no tiene lógica. El pecado se nutre del sentimiento, no de la razón. El agnóstico católico ya no cree realmente pero todavía se aferra a la Iglesia, tal vez con nostalgia por sus raíces, o tal vez en un mundo donde prima lo social el pertenecer a la Iglesia le hace sentirse unido a algo, tiene que haber un “club” incluso para él.
¿Y cómo puede este todavía creyente pertenecer a la Iglesia? Pidiendo a la Iglesia que se adapte al agnosticismo moderno. Él tiene que pedir y que esperar que la Iglesia se vuelva “más humana” para que siga siendo interesante a la gente como él, que ya no sabe quién es Dios y lo que Él quiere. A la gente como él que hacen todo en su búsqueda de Dios pero rechazan la Revelación. Si aún creen en la existencia de Dios, sostienen que uno es libre de buscar y pensar lo que quieran de Él. La Revelación, la Tradición y la Escritura son expresiones humanas para ser devueltas al hombre en su continuo viaje…
En esencia están pidiendo una Iglesia “latitudinaria” que recuerda a los anglicanos: en una Inglaterra Anglicana, junto a la alta iglesia y la baja iglesia, cada vez más una “Iglesia Amplia” que se estableció en el siglo XIX. Es decir, “escéptica, bendecida en el escepticismo dogmático, orientada a una cierta conveniencia exterior, adaptable a todas las demás doctrinas.” (C. Lovera di Castiglione, “El Movimiento de Oxford”. Morcelliana 1935, pág. 42).
Nosotros también hemos llegado a una “Iglesia Amplia”, una Iglesia sin dogmas, sin moralidad absoluta, con cierta comodidad exterior y con ello, la necesidad de adaptarse poco a poco a las demandas de la sociedad. Esos agnósticos en nuestra Iglesia, ya que creen que son Católicos, piden esa “Iglesia Amplia”. ¿Y a quién lo piden? Al Papa, desde luego.
Actualmente somos testigos de esta trágica locura: los latitudinarios, católicos agnósticos que todavía tienen ganas de pertenecer a la Iglesia, pidiendo al Papa “ampliar” en todo; la doctrina y la moral. Piden al Papa que haga una enorme gran “casa-Iglesia”, donde absolutamente todo el mundo pueda vivir. Todo el mundo excepto los no latitudinarios, los católicos tradicionales.
Y siendo agnósticos, no se preguntan lo que Dios puede querer, sino por lo que el Papa puede permitir. Es una locura.
Los próximos meses serán escenario de latitudinarios de todo orden y nivel: cristianos de apariencia, sacerdotes, obispos y cardenales. Lucharán por obtener del Papa tantas concesiones como sea posible, pero lo que consigan no tendrá ningún valor, ya que nunca se preguntan lo que Dios quiere.
La Iglesia es de Dios, su único Señor es Jesucristo y sólo aquellos que preguntan por la verdad y cuál es la voluntad de Dios, pertenecen a ella. Las concesiones de los eclesiásticos, más o menos “amplias” y más o menos en la tendencia con la inmoralidad del mundo, no valen nada. Ellos no valen nada como eclesiásticos ya que sólo tienen la autoridad para reafirmar la voluntad de Dios y ayudar a las almas a cumplir su voluntad.
Dios ha hablado, Él se ha revelado, ya no es un desconocido, no es un Dios para agnósticos. Si lo fuera no tendríamos a la Iglesia, ni al Papa, ni a los obispos, ni a los sacerdotes.
Contamos con el Papa para proteger lo que ya existe, es decir, las cosas de Dios. El Papa no construye un Dios para los “agnósticos del momento”, lo que sería monstruoso, es más, sería el ateísmo.
king-midas 
El Papa no es una suerte de “Rey Midas” que por un toque mágico convierte en bueno lo que no era bueno en absoluto.
El Papa tiene la sola autoridad para reafirmar lo que Dios ha revelado y ha pedido, nada más.
Por esta razón, en los meses que vienen tenemos que pedir la Gracia para no escandalizarnos, para no flaquear en la Fe, al ver a tantos católicos agnósticos aplaudiendo posibles concesiones de la Jerarquía al espíritu del mundo en la doctrina y la moral.
Por otra parte no nos escandalizaremos si nos agarramos firmemente a las siguientes preguntas: ¿Quiere Dios todo esto? Es decir; ¿Quiere Dios ampliar nuestro punto de vista sobre las religiones no cristianas, respecto a los divorciados y vueltos a casar, respecto a la disciplina de los Sacramentos?, ¿Quiere Dios todas esas palabras amables para la inmoralidad “de moda”?, ¿Habló Dios siempre así?, ¿Lo hacen los dos mil años de Magisterio de la Iglesia haciéndose eco de la Sagrada Escritura?
No es lo que el Papa puede permitir, sino lo que Dios quiere; esto es lo que tenemos que preguntarnos.
De esta manera, nuestra alma estará a salvo. La Iglesia misma se salvará de esta forma. Y el Papa, cardenales, obispos, sacerdotes y hasta los cristianos de apariencia.
Al final de nuestra vida vamos a comparecer ante Dios y nos va a juzgar según hayamos cumplido su voluntad, no por lo que nos hayamos ajustado a la del Papa.
Editorial: Radicati nella fede. Octubre 2015.
Gaceta de la comunidad Católica de Vocogno.
Diócesis de Novara. Italia.
[Traducción por Alberto Guzmán. Artículo original]



.