jueves, 25 de febrero de 2016

Vigencia del Islam, vigencia de Roma

 

Vigencia del Islam, vigencia de Roma


Vigencia del Islam, vigencia de Roma
Julio César Alfonso


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Estas páginas intentan dimensionar el avance del Islam en Europa, a través de su invasión de migrantes en masa, e identificar la vigencia que esta religión tiene histórica y culturalmente. Señalan el desafío que esta fuerza representa para la mentalidad moderna y ponen en evidencia, más allá de otros complejos aspectos, que lo que Europa vive es una guerra religiosa dentro de su propio territorio.
Pertenecer al Club –cómo dice un experimentado amigo- nos da identidad y una perspectiva de la historia. Cuando alguien afirma ser cristiano, cuando alguien acepta a Dios como su protector y señor –por más que no vaya todos los días a misa, o no se confiese durante un largo período, o se mantenga eventualmente alejado de su parroquia, pero aún así ha aceptado la voluntad de Dios por sobre la suya-, ese alguien ya sabe que pertenece al club más antiguo del mundo


 Y esa pertenencia le da identidad, no sólo en su presente actual, sino a través de la historia, pues lo conecta con sus antepasados. Esa identidad le da también perspectiva para ver las cosas en proyección, pues puede acudir a la memoria histórica-milenaria del mismo. Y este club, que le dio su identidad a Occidente, se cristalizó, se forjó en Europa.
Hoy, ante cualquier conflicto en Occidente[1] o en su área de influencia, tendemos inmediatamente a percibir y juzgar los hechos con el mapa geopolítico de la Europa que tenemos en la cabeza. Que es el implantado por los vencedores de la 2º Guerra Mundial. Y nuestra referencia histórica para juzgar cualquier hecho,  lamentablemente en general no pasa de 1945; a lo sumo podremos hacer un esfuerzo, por algún abuelo inmigrante y extendernos a 1914.
Pero, en verdad, Europa es mucho más antigua, es más antigua que la Revolución Industrial, que la Revolución Francesa y que el Renacimiento mismos, que por cierto no podrían haberse dado en ningún otro contexto que no fuera el Occidente forjado por la Iglesia.
Y su vida, sus cafés, sus calles de piedra y sus galerías, sus plazas y tabernas, sus iglesias y sus alcaldías, sus museos y castillos, sus abadías y sus universidades, sus teatros y su alegre vida al aire libre, tienen sus orígenes en las provincias, en los ducados, en los condados y en los principados. Ellos fueron bastiones donde, desde el siglo V en adelante, se pudo resguardar la riqueza política y cultural de Grecia y Roma, en las que nacen los derechos políticos y civiles (y no de la ideología moderna), mientras desde afuera invadía el bárbaro. Y la vida del europeo caucásico, galo, celta, celtíbero, magiar, germano, eslavo, sajón y normando, tiene su sello, su semilla y su origen en esos ambientes, en esos lugares. Y todo ello fue preservado, enriquecido y defendido por la Iglesia, por Roma, durante miles de años. Gracias a ella y a nadie más –nadie más- se preservó la cultura e identidad exuberante de lo que es y fue Europa. Y gracias a ella nacieron las ciudades y la vida republicana. Y Europa entre sus estados, entre sus regiones, entre sus montañas y sus ríos, tiene una raigambre y procesos tan profundos que hacen imposible asimilarla o comprenderla por cualquier globalista moderno que crea que controlando los negocios se controla al mundo.
Ahora bien, sea por auto-engaño, sea por fuerzas culturalmente exógenas aunque hayan nacido en el Continente, Europa ha abandonado su identidad y ha intentado ser otra cosa. Políticamente se ha engañado a sí misma, y en esa falacia corre serio peligro de desaparecer. Y así como el árbol se transforma en tronco seco si pierde su savia, y el cuerpo se transforma en cadáver si pierde su alma, Europa quiere ser algo que ni ella misma sabe qué es. Porque hay una ley universal en la historia que refiere a que serás lo que debas ser o no serás nada, y en política el poder que no se usa se pierde, y pasa hacia otras manos. Porque al dejar de ser ella misma, otros comenzaron a ocuparla. Otros vinieron a llenar ese espacio que ella dejaba. Uno de esos otros es el Islam.
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Islam. Estrategias de dominio: violencia y ocupación demográfica
En un brillante escrito de poderosa vigencia histórica, del cual este artículo no es más que un humilde complemento, Roberto de Mattei hace una aguda referencia a las estrategias de dominio del Islam. Una, a través de la violencia armada, harto conocida; la otra mediante la migración y ocupación demográfica. En Sudamérica no se tiene conciencia de lo que está ocurriendo ahora en Europa. Las anteriores imágenes nos dimensionan pálidamente, la magnitud de lo que está sucediendo, ya que no pertenecen a la invasión actual, sino a la migración de aproximadamente 20.000 albaneses durante el conflicto de los ´90, que arribaron a las costas italianas en el buque Vlora[2]. En 2015, Alemania sola registró 1.100.000 “refugiados”, según el Ministerio del Interior[3]. Y los refugiados continúan llegando por miles a Francia, Italia, Suecia y al Reino Unido. Sólo de Siria superan ya los cuatro millones[4], la peor crisis del último cuarto de siglo.
Obsérvese que se utiliza el término refugiados hasta el hartazgo. Tal vez sea más apropiado hablar de inmigrantes –clandestinos o legales-. Pues los indigentes se mezclan con muchos migrantes económicos. Más de 100.000 inmigrantes por mes (ilegales o no, en su mayoría musulmanes) ingresaron al viejo continente en 2015. Es como si la población entera de una mediana ciudad brasilera o norteamericana se trasladara todos los meses a otro país.
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De Mattei especifica algo interesante: cómo la migración por decenas de miles que sufre Europa forma parte de un conflicto “civil de alcance mundial, porque es una guerra ideológica y religiosa que se combate en todo el planeta” y “los inmigrantes clandestinos que emigran a Europa no huyen de la guerra, sino que llevan consigo la guerra a Europa”.
Y señala: “La impotencia de los gobiernos europeos no revela su incapacidad, sino su complicidad con el plan de islamización del continente”[5]. Hay varios que en Occidente señalaron la amenaza del Islam. Once años atrás, Daniel Pipes escribía “Las tendencias actuales sugieren que la Islamización tendrá lugar, mientras los Europeos sigan encontrando tan abrumador tener hijos y detener la inmigración ilegal, y hasta diversificar sus fuentes de inmigrantes. En lugar de esto, prefieren sentarse infelizmente en la senilidad de la civilización. Europa ha alcanzado simultáneamente niveles de prosperidad y paz sin precedentes y ha demostrado una incapacidad única de mantenerse a sí misma. Un demógrafo, Wolfgang Lutz, observa El ímpetu negativo nunca se ha experimentado a tamaña escala en la historia del mundo.[6]Cabe destacar que Pipes hace hincapié en privilegiar la inmigración latinoamericana, de igual matriz identitaria que la europea, por sobre la migración musulmana.
En esta línea ha sido un Obispo húngaro, Laszlo Kiss-Rigo, quien aclaró que “el Papa se equivoca: esto es una invasión… quieren tomar el control”, advertencia publicada por The Washington Post[7].
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Hillaire Belloc escribió hace casi 80 años en Las Grandes Herejías: “Millones de personas…han olvidado todo acerca del islamismo. No han entrado en contacto con él. Dan por sentado que está decayendo y que, de todos modos, sólo es una religión extranjera que no habrá de preocuparles. Es, de hecho, el enemigo más formidable y persistente que nuestra civilización haya tenido, y puede en cualquier momento transformarse en el futuro en una amenaza tan grande como lo fue en el pasado”. Ni hablar del “Campamento de los Santos”, 1973 la novela profética de Jean Raspail, que hace furor en Europa, obra (¿de ficción?) donde detalla esta misma invasión, anticipando la caída de Occidente ante los nuevos ídolos como la multiculturalidad, la igualdad y la hermandad universal. 

Vigencia del Islam
El Islam no aparenta tener ahora una unidad política (como tampoco la tiene la globalización a pesar de sus trabajosos intentos), en parte porque su misma naturaleza lo permite, pero se ha adaptado muy bien a la cultura de hoy, instrumentándola eficazmente. Una prueba directa (y sin incluir a Europa): observar un mapa demográfico (raza-religión según censos) en la década del 50 y comparar con uno de 2010. Donde antes no figuraba siquiera la práctica de dicha religión, 60 años después hay en cualquier región occidental del globo comunidades enteras de musulmanes con fuerte presencia civil y político- religiosa. Las hay en el Hemisferio Sur –con una de las mezquitas más grandes del cono, en el corazón de Buenos Aires (impuesta bajo el mismo gobierno que quitó de la Constitución la confesionalidad del presidente de la nación);  las hay por cientos en Canadá y en el corazón de EEUU, país que supo combatir en tierras de Alá hace más de doscientos años[8].
El Islam no depende de una centralidad política para expandirse viralmente por el globo; lo ha hecho en desmedro de Occidente y sacando una espectacular ventaja de la “political correctness”. En síntesis, el Islam ha sabido asimilar selectivamente y aprovechar con creces los frutos de la modernidad. Que esencialmente no le hacen mella, como sí a Occidente[9].
Citando a un trabajo anterior[10] sobre las capacidades del islam, decíamos:Entre las más destacables nos encontramos con una religión que profesa una fuerza espiritual que sobrepasa a todas las demás y que no ha hecho más que crecer y expandirse; tiene disposición de la tecnología con la que amenaza a su enemigo y uno de los números más altos de fieles creyentes en todo el mundo”.
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La mezquita de Rotterdam, la más grande de Europa occidental, inaugurada en 2012.[11]
A todo ello se le suma un factor cultural que es su memoria histórica viva y vigente, característica no menos importante que las anteriores. Si en los últimos 1000 años Occidente ha cambiado radicalmente en todo aspecto –separación de Iglesia y Estado, profundas escisiones religiosas, reemplazo absoluto de casi toda las doctrinas teo-filosóficas, cambios sustanciales en las formas de gobierno, en fin, una alteración radical en su cosmovisión-, el Islam es prácticamente el mismo. Sólo la Iglesia Católica, que en términos políticos hoy no tiene ni por asomo la vigencia cultural y social del Islam, es prácticamente la única institución que en lo esencial se mantiene en sus principios desde hace milenios –a pesar de los barquinazos conocidos.
La memoria histórica del musulmán le da su continuidad de acción y afirma su misión “islamizadora”. Para ellos los “infieles” de la Edad Media (cruzados francos, españoles, europeos en general) no se distancian en el tiempo ni se distinguen en calidad de los contemporáneos (ingleses, norteamericanos, etc.). Su estado mental de “militancia evangelizadora” los ha mantenido continuamente en guerra.
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Hacemos hincapié en el término vigente porque el Islam como institución, como sistema, como religión, no ha hecho más que fortalecer las premisas básicas que le dieron su identidad y supo conservar todo aquello que lo sostiene como una de las tres religiones mas grandes o importantes del mundo. Para el Islam no hay un modernismo, relativismo o liberalismo que hayan afectado sus bases teológicas o morales como sí ocurrió en Occidente.”[12]

Desafío a la mentalidad moderna: comprender la invasión del Islam
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Si bien hay reacciones –en especial en los países más cercanos a la influencia del Islam, como Hungría o Grecia, y en el resto  de Europa, a las que automáticamente se las califica de extrema derecha o cosas peores-, éstas no han logrado hasta ahora tener una vigencia política significativa. Pero al mismo tiempo la representatividad de los políticos de la Unión Europea es día a día más cuestionada, ya que popularmente ha surgido un rechazo a la presencia islámica que tanto defienden. El relativismo intelectual condujo al moral, o sea al político, de allí que la intelectualidad europea y occidental en general esté incapacitada para comprender el alcance del desafío que plantea el Islam. Nos referimos a la clase dirigente, verdadera oligarquía política –e intelectual, tributaria de aquélla.
El Islam existe antes que la revolución Francesa y el relativismo, antes que La Democracia en América de Alexis de Tocqueville y antes que El Capital de Marx y el liberalismo de raíz anglo-sajona; ES antes que el modernismo.
El moderno ciudadano del primer mundo europeo y americano (salvo quizás de Rusia), a pesar de contar con la mayor cantidad de ojivas atómicas –el mayor poder de destrucción en toda la historia humana- carece de la necesaria estructura intelectual para comprender al Islam.
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La mentalidad moderna no entiende cómo el seguidor de Alá llega a su tierra, y en lugar de mostrarse plenamente agradecido por su “tolerancia y recibimiento ecuménico”, se encierra en su gueto y comienza a reproducirse, a fundar mezquitas-escuelas (en gran parte con fondos que el mismo sistema occidental le aporta a través de sus beneficios sociales, cuando no directamente) y luego proclama a sus tolerantes anfitriones como “enemigos de la fe de Alá”.  Después avanza sobre sus normas europeas de “pluralidad cultural” para imponer de manera emboscada pero inexorable las leyes islámicas de la “Sharia”.
Aunque generalmente no en los países originarios de la Unión Europea (la entonces Comunidad Económica Europea), puede que el problema de los refugiados haya alcanzado niveles de catástrofe humanitaria, pero la caridad debe practicarse con inteligencia. Esta “ceguera” para identificar el problema afecta a muchos líderes, inclusive en altas esferas de la Iglesia. Desde el mismo Vaticano se insiste en ser más abierto con las oleadas de refugiados islámicos que van llegando, como queriendo competir en demostrar quién es más progresista, sin reflexionar demasiado sobre las consecuencias. Así lo destaca James Neilson: “…el papa Francisco se sintió constreñido a mejorar la oferta de la hija de un pastor luterano (A. Merkel); pide a todas las parroquias, comunidades religiosas y monasterios católicos albergar familias de refugiados, lo que podría plantear algunas dificultades ya que, a veces, los musulmanes más piadosos estallan de furia cuando ven crucifijos y otros símbolos infieles.[13]
El musulmán desprecia en todo sentido el modo de vida secular, material y ateo del europeo. No huye a Europa de la guerra en Siria, lleva la guerra consigo a Europa. No se plantea integrarse y aceptar sumiso las constituciones y normas europeas, viene a erradicarlas y suplantarlas por el Corán. Sea a través de la violencia, sea a través de sus mezquitas-universidades. La mentalidad moderna, que pretende que todo es relativo, que todas las culturas pueden convivir pacíficamente sin chocar unas con otras y que no deben existir los absolutos en la vida misma del hombre, se hace trizas con las bombas y los cuerpos despedazados de los jóvenes en las calles de Francia, a manos de un musulmán muy convencido que no concibe otra voluntad posible que la de Alá. Las fronteras abiertas entonces, terminan “en el suicidio colectivo de Europa”[14].
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Manifestaciones de apoyo a los refugiados en toda Europa[15]
No se puede entonces minimizar al Islam porque no tenga aún una centralidad política, ya que es un enemigo formidable que no ha hecho más que aumentar su poder e influencia cultural aprovechando cada una de las falencias o herejías de Occidente. Juzgarlo entonces con la misma mentalidad moderna que socavó a Occidente es inapropiado, y lo que es peor, es subestimarlo.
La inmensa logística militar forjada con el pretexto de proteger los pozos petroleros, las transacciones globales y –espinoso asunto poco mencionado- la seguridad de Israel[16], no basta para contener a un adversario tan persistente y seguro de sí mismo como el Islam (por ahora el poder está en los países de la OTAN y de Rusia, pero puede pasar a Oriente de nuevo, como advirtió Belloc). Creer que sólo porque –en este momento- se cuenta con ventaja militar y tecnológica es razón suficiente para eliminar o contener a los seguidores de Alá, es ingenuo y hasta contraproducente. Los papeles se han invertido y esta vez la historia se repite, pero como una farsa, pues el otrora Occidente fecundo y generador de vida, creador de las universidades, de las ciudades-estado, los reinos y de la vida republicana, primer defensor de las libertades de los más necesitados antes que las de los más poderosos y educador e inculturizador de los pueblos en estado de barbarie[17], ahora pareciera ser que busca el preciado fin de la libertad sólo como excusa para lograr un mejor intercambio de bienes y servicios.
Como contraparte, la cultura islámica, autoritaria, sin tolerar otra voz, otro pensamiento, otro modo de vida que no sea el del Corán, es la que declara la guerra santa a un Occidente corrompido y materialista, y es claro el intento de los “guerreros santos” del Islam de llevar “la purificación a nuestras almas”.
Si hay algo que demuestra la historia, es que “el comerciante nunca vence al guerrero”, asunto ya recordado por Chesterton hace 80 años en El Hombre Eterno

Aforismo que hoy Occidente desprecia o ignora.
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La imagen toma uno de los ajusticiamientos aplicados en Irán, dónde a los ateos les cortan una mano y el pie opuesto[18].




 Guerra religiosa
La Europa moderna se encuentra frente a varios dramas: cómo resolver la recepción de oleadas masivas de inmigrantes clandestinos, si debe aceptarlos o no, cómo responder internamente a la amenaza del terrorismo que ahora es doméstico, cómo enfrentar a un enemigo violento que la ha arrojado, de pronto, a una contienda religiosa de la que no es consciente. ¿Es una guerra religiosa entonces? Especialmente cuando esos paradigmas, esos conceptos del mundo medieval y antiguo, ya se creían sepultados, superados por la modernidad.
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La inmensa mayoría de los intelectuales y líderes políticos y religiosos occidentales niegan u ocultan que esto sea una guerra religiosa. Aducen que son “extremistas” que no representan a la religión de Mahoma e intentan presentarlos como casos aislados –“son sectarios integristas”- para no identificarlos con el resto de la población musulmana. Son “fanáticos” que a lo sumo “quieren imponer una agenda política mediante el terror”. Pero los terroristas que ametrallaron a los jóvenes franceses gritaban “Alá es Grande”, y actuaron convencidos de imponer justicia religiosa para con los infieles. No luchaban por liberarse políticamente; ellos creen que traen la liberación a Europa. Los terroristas que plantaron la bomba eran de nacionalidad belga, no sauditas y todos convertidos a la fe de Alá. Pero con o sin pasaporte de la UE no eran europeos, no eran occidentales en el sentido cultural que privilegiamos. “Los combatientes islámicos no son reclutados en Mc Donald’s sino en las mezquitas. El nexo que une a un árabe a un caucásico es la religión. Negar que esto no es un tema religioso sería facilitar las bases del próximo atentado”[19]
Otra prueba del motivo religioso: las migraciones masivas desde Siria –o Libia- se hicieron significativas cuando irrumpió el ISIS en esos países, y no cuando gobernaban los dictadores, que, sin justificar sus acciones, eran laicos y no imponían las ejecuciones y el horror como sí lo hace el Estado Islámico ahora. A. Monteverde señala: “Los sistemas derrocados o acorralados —más allá de su brutalidad— eran laicos y a ninguno de sus jefes se le hubiese ocurrido vertebrar una estrategia de dominación regional o universal. En su ideología, de suyo difusa, no latían ni laten mandatos divinos ni dogmas de fe con base en los cuales ordenar el espacio político. Aunque debiesen tolerar en silencio la discrecionalidad de Assad, los sirios disidentes nunca huyeron despavoridos de su país. Fue la irrupción del fundamentalismo lo que cambió por completo el panorama geoestratégico de esa parte del mapa y la vida de cada uno de ellos. Antes no corrían el riesgo de ser crucificados o enterrados vivos en virtud de sus observancias religiosas, costumbres sociales o creencias políticas.”[20]
No puede ser ignorada la responsabilidad de Europa y sus aliados de Norteamérica sobre las causas de este conflicto -sólo ese tema sería objeto de un trabajo específico; baste señalar el recordatorio del descalificado pero hasta ahora popular Donald Trump que ha puesto sobre el tapete de la política mundial la responsabilidad de EEUU en la creación del ISIS[21]. Pero es evidente que en Medio Oriente la desestabilización de los anteriores regímenes en Siria, Libia e Irak (y también Afganistán) llevada adelante por las potencias occidentales, fomentó y afirmó el surgimiento del Estado Islámico. El ISIS ha proliferado con estas políticas y se ha transformado en su fruto negro. Al respecto, el presidente sirio, Bashar el Assad, ha sido contundente: “En lo que se refiere a la cooperación de Occidente con el Frente Al Nusra, esto es un hecho comprobado. Todos sabemos que Turquía, que tiene estrechas relaciones con Occidente, abastece de armas, dinero y voluntarios tanto al Frente Al Nusra como al Estado Islámico[22]”. A su juicio, “Europa trata de presentar la cuestión como si ella sólo fuera culpable de no haber puesto los medios o de no haber podido garantizar una inmigración organizada, razón por la cual los refugiados se ahogan al tratar de atravesar el Mediterráneo. Lo sentimos por todas las víctimas inocentes, pero ¿acaso la vida de los que se ahogan en el mar es más valiosa que la de los que mueren en Siria? ¿Por qué ha de ser su vida más valiosa que las de los que mueren degollados a manos de los terroristas? Este bochornoso doble rasero de los políticos europeos se ha hecho evidente para todos y ya no se acepta. Carece de lógica sentir compasión por algunas de las víctimas e ignorar a todas las demás”.  El Assad se refiere a las cifras dramáticas de la Guerra Civil Siria: más de 250 mil personas han muerto y más de la mitad de la población se ha visto obligada a huir de su lugar de origen. Ocultos o ignorados a la visibilidad de Europa, en el propio país hay ocho millones de desplazados internos, mientras que cuatro millones de personas están viviendo precariamente en los países limítrofes: Turquía, Líbano y Jordania”[23]
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El intervencionismo europeo y estadounidense produjo el caos, la inestabilidad y el desplazamiento de millones de personas en el Medio Oriente en los últimos años. Hoy esas víctimas han llegado a golpearles la puerta para instalar el problema en sus propias calles y ciudades[24].
Sin justificar completamente a El Assad, hasta 2011 Siria no era el escenario apocalíptico de crímenes, bombardeos a civiles y guerra cruenta que es hoy. Por ejemplo, fue el destino de “descanso” de una religiosa de la congregación misionera “Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará” –Instituto del Verbo Encarnado, de San Rafael, Mendoza. La Madre María de Guadalupe, argentina, había estado 12 años en Egipto, sirviendo durante todo el tiempo que duró el conflicto en ese país. Fue destinada a Siria en 2010. Su testimonio es en extremo interesante y sirve para tener una idea sobre la magnitud de las consecuencias de la violencia islámica. Ella relata qué sucede con los autobuses que llevan refugiados cristianos, cuando estos son detectados por las fuerzas islamistas. Primero se hace bajar al pasaje y se separan las mujeres de los hombres. Las mujeres son violadas delante de los hombres y luego estos son decapitados. Si hay niños, los que no reniegan de su fe son enterrados vivos, el resto de los niños sobrevivientes son llevados para adoctrinamiento y las mujeres como esclavas sexuales[25]. Esto ocurre hoy, ahora, en pleno siglo XXI y muy cerca de una sociedad europea moderna que destina miles de millones de euros para recibir a cada vez más musulmanes y que a la vez se proclama paradigma de los derechos de la mujer.
Roma, vigencia del Signo
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Un cristiano se diferencia primordialmente de un ateo en que el primero abraza a Dios como su Señor. El ateo no responde más que a sí mismo, o finalmente a otros hombres más poderosos que él. El cristiano acepta a Dios como Señor de la historia, del mundo y de sí mismo, así como acepta a un padre que lo protegerá, lo amará y lo guiará, esta vez de por vida. El ateo no acepta a nadie y entiende que su vida queda librada al azar. De allí que el ateo, por más bueno y honesto que sea, siempre vivirá en un estado permanente de incertidumbre y su criterio para aprehender los hechos que le suceden se verá limitado a su mera capacidad humana. Pues no ha asimilado esa identidad, esa perspectiva histórica milenaria que le brinda al cristiano.
Entonces la única manera de comprender adecuadamente al Islam en su proyección histórica es con la cosmovisión de la Iglesia, con los tiempos de la Iglesia. Porque es la visión de la historia que se maneja por signos, no por tecnicismos. Es la visión que se rige por los significados históricos que le dieron al español la Reconquista y Lepanto, su Cid Campeador, su Carlos V y su Felipe II, al francés su Carlos Martel, al inglés su Ricardo Corazón de León –políticos-guerreros que se enfrentaron al Islam. Y todo ello se forjó en Roma. Ese significado, que el moderno ignora cuando no oculta, lo sabe muy bien el musulmán. Por eso debe conquistar San Pedro. Porque no estamos sólo ante una guerra de guerrillas: es una guerra “sucia”, y es una guerra tecnológica, pero por sobre todo es otra vez la guerra religiosa. Y ahora que nos hemos sacudido la cáscara de eufemismos con que nos abruma la modernidad, sabemos que nuestra religiosidad no es un fanatismo absolutista de ideología cerrada, sino que es lo que le da la vida misma, la savia vital de Europa. Porque, insisto, ¿qué quedaría de la bella Europa, si le quitáramos todos sus cafés, sus calles de piedra y sus galerías,  sus plazas y tabernas, sus iglesias y sus alcaldías, sus museos y castillos, sus abadías y sus universidades, sus teatros y su alegre vida al aire libre?
¿Qué quedaría que sea digno de perdurar en el tiempo, de ser apreciado? Poco creo yo. Y todo eso se forjó gracias la Iglesia de Roma.
Conquistar el Cristianismo es conquistar Europa. Es un objetivo histórico para el Islam. Por eso la invasión que ahora sacude al Viejo Continente debe ser contemplada y contrarrestada asumiendo la auténtica identidad europea. Fue esa identidad la que esparció por el mundo todo lo que es trascendente para el hombre: el significado sagrado de la vida; el saberse creaturas finitas que deben probarse dignas en esta vida para alcanzar la inmortalidad; saber que el dolor moldea el corazón y eleva la experiencia de vivir mucho más que el placer; practicar la compasión por el otro; que el vivir a conciencia otorga la verdadera libertad; dar testimonio hasta con la vida propia antes que renunciar a la Fe. Y fue Europa la que forjó la cultura occidental, donde la familia es la base de la sociedad y la que determina la calidad de las instituciones. Y las instituciones son la base de la vida política de un pueblo y de su Estado. Cuando una sociedad pierde su norte y se torna contra la familia, comienza a debilitarse, críticamente primero y luego permite ser invadida y consumida por otras fuerzas extrañas. Y esta debilidad es aprovechada muy bien por el Islam, que ha arremetido una y otra vez contra Europa.
¿Por qué las migraciones en masa no van hacia Arabia Saudita, que recursos económicos no le faltan para asistir a sus hermanos en la fe de Alá? ¿Por qué no a la Rusia oriental, que cuenta con una de las regiones más extensas del mundo? ¿Por qué no van a Sudáfrica?
Porque ninguna de esas regiones representa lo que fue la cuna, la raíz del occidente hoy degradado pero perfectamente identificada por los seguidores de Mahoma y rechazada por el hombre moderno. Europa toda es, y ha sido siempre, el objetivo más preciado del Islam. Pero sabe que para conquistar Europa es necesario conquistar Roma. El Islam hoy tiene plena vigencia entonces, pero justamente por eso, en su tempestad, Roma también. Y Europa con ella. Ya anunciaba Hilaire Belloc, en Europa y la Fe, que Europa es la fe, y la fe es Europa, y Europa volverá a la fe, o Europa perecerá.
Julio César Alfonso
[1] Occidente es una palabra equívoca y puede inducir a razonar mal. Rigurosamente deberíamos usar Cristiandad, expresión políticamente incorrecta y que refiere a una entidad hoy inexistente. No participamos del concepto étnico cuando no racista, de raíz anglo-sajona, que en general identifica Occidente en términos tan amplios que caben desde los griegos hasta los revolucionarios… pero excluyendo meticulosamente a la América al sur del río Bravo: p. ej., según mapa de Clash of Civilizations –Huntington- ésta no pertenecería a Occidente (con lo que el lector recuerda de inmediato la Oda a Roosevelt de Rubén Darío). Por ende, cuando decimos Occidente nos referimos a dos cosas: por un lado a los restos, lo que queda de una civilización y una cultura que fue la cúspide de la humanidad y, paradojalmente, a la vez el escenario para el drama de su propia degradación (el antropocentrismo del humanismo renacentista; la soledad del alma engendrada por el protestantismo y sus consecuencias, el endiosamiento del Estado y “la guerra como institución permanente de la humanidad”, la angustia y la tristeza; el capitalismo y el marxismo que sólo pudieron surgir dentro de este Occidente –ideas  católicas que se volvieron locas, al decir de Chesterton); por otro lado, a las naciones que, padeciendo e ignorando sus crisis culturales (o sea, espirituales y políticas), incluyen comunidades e instituciones generalmente sin demasiada vigencia social o minoritarias –como la Iglesia- en las que aún queda un resto, una suerte de reserva moral que se niega a desaparecer.
[2]http://www.trnews.it/2015/08/08/vlora-24-anni-dopo-cosi-arrivo-la-nave-formicaio/123120884/
[3]http://www.lanacion.com.ar/1860485-los-detalles-que-se-saben-del-masivo-y-organizado-ataque-contra-mujeres-que-tiene-indignada-a-alemania
[4]El número de refugiados sirios supera los cuatro millones, El Mundo, 07-09-2015,  http://www.elmundo.es/internacional/2015/07/09/559e4a9f46163fd7728b457d.html
[5]La Tercera Guerra Mundial, Roberto de Mattei, http://www.accionfamilia.org/decadencia-occidente/la-tercera-guerra-mundial, 2015. El artículo, de sólo tres páginas, señala entre otras cosas la responsabilidad de las potencias occidentales sobre lo que le ocurre a Europa actualmente.
[6]Europa Musulmana, Daniel Pipes, Libertad Digital, 17/05/2004
[7]Hungría es uno de los países más castigados por esta invasión. El Obispo cruzó al Papa apenas dijo que era deber moral de los católicos acoger a familias en monasterios, santuarios, iglesias o parroquias. Agregó que la mayoría se comporta en forma cínica y arrogante, disponen de dinero y rechazan la comida europea. https://www.washingtonpost.com/world/hungarian-bishop-says-pope-is-wrong-about-refugees/2015/09/07/fcba72e6-558a-11e5-9f54-1ea23f6e02f3_story.html
[8]La eterna guerra de Trípoli con Occidente http://focusecuador.net/2015/11/25/los-origenes-del-terrorismo/  consultado en Diciembre 2, 2015.
[9]Un ejemplo del éxito con que el Islam pulveriza la vida europea mediante el uso eficaz de golpes en masa (que quedarán impunes habida cuenta la demostrada incapacidad para respuestas rápidas y sensatas) son las agresiones intimidatorias y sexuales y robos a mujeres por bandas organizadas y perfectamente coordinadas en Colonia, Hamburgo, Stuttgart y Düsseldorf en la última Nochevieja. Sobre los más de mil agresores, la policía sólo identificó a 17, y a dos semanas de los hechos aún no hubo siquiera un imputado. Desde el ministro del Interior hasta la alcaldesa de Colonia se indignan, lamentan, dan consejos estúpidos (“no acercarse mucho a personas extrañas” –sic) y sobre todo no estigmatizar a los refugiados. En otras palabras: la más grande economía continental, el país que ha recibido mayor número de “refugiados” carece de defensas ante la invasión. Es evidente que el Islam tiene cada vez más cómplices en la UE.http://www.lanacion.com.ar/1860485-los-detalles-que-se-saben-del-masivo-y-organizado-ataque-contra-mujeres-que-tiene-indignada-a-alemaniaEn cuanto a la situación en Francia, un escritor de moderna mentalidad, Santiago Kovadloff, la define con el título de su artículo publicado el 10 de enero en La Nación:París, ciudad sitiada. Vaya una línea: “En Francia se multiplican las voces disconformes con el Estado.” Huelgan los comentarios.
[10]Los nuevos etolios, Julio César Alfonso, Buenos Aires, 2001.
[11]http://www.ajib.fr/2010/12/paysbas-mosquee-rotterdam/consultado el 5 de enero, 2015.
[12]Las distinciones que a veces académicamente suelen mencionarse entre shíitas y sunnitas no hacen al fondo del asunto y suelen mezclarse demasiado a menudo con intereses geo-políticos. Un buen ejemplo es la reciente decisión saudí de ejecutar 47 prisioneros, acusados de herejes y luego de terroristas, todo en un contexto de importantes intereses económicos de EEUU y varios países musulmanes. VerLa muerte del imán Al-Nimr y su “conveniencia” para Obama, Caleb J. Wulff, http://www.paginasdigital.es/v_portal/informacion/informacionver.asp?cod=6942&te=15&idage=13081&vap=0  8 de enero 2016
[13]Mamá Merkel abre las puertas, James Neilson, http://noticias.perfil.com/2015/09/13/mama-merkel-abre-las-puertas/ 13/09/15
[14]Fronteras abiertas: El suicidio colectivo de Europa, https://www.youtube.com/watch?v=tO65KSxWpp8 y www.catolicosalerta.com.ar/nuevo-orden02/suicidio-de-europa.html/incluye un video sobre la situación europea de los “refugiados”: Implacable

[15]Manifestações de apoio aos Refugiados por toda a Europa, 14-09-2015, http://www.pressenza.com/pt-pt/2015/09/manfestacoes-apoio-refugiados-toda-europa/

[16] VerEl lobby israelí y la política exterior estadounidense, por John J. Mearsheimer (Profesor y Director del Programa de Seguridad Internacional de la Universidad de Chicago)y Stephen M. Walt (Decano de la John F. Kennedy School of Government, Universidad de Harvard). https://www.radioislam.org/islam/spanish/poder/lobbyisraeli-mearwalt.pdf
[17] Un ejemplo concreto de ello fue la evangelización de América, que a pesar de la difamación, sus detractores y acérrimos enemigos no logran explicar aún como se conquistó a un continente de millones de indígenas prácticamente sin ejército; y cómo, dos siglos después del desembarco de Colón, la población indígena, criolla y europea conviviera sin fuerzas de seguridad o represión. Tampoco pueden explicar cómo, a la vez, se pudo mantener tanto las costumbres, como tradiciones e idiomas de los pueblos evangelizados. En su delirio, acuden a la palabra “genocidio” y, lo peor de todo, tampoco pueden explicar cómo la población indígena, pasado los primeros 50 años desde el Descubrimiento, no solo comenzó a recuperarse, sino que aumentó de nuevo.  Estos datos y desarrollos se encuentran en la obra de Vicente Sierra.
[18]https://atheos.wordpress.com/page/3/ Consultado en enero 5, 2015. También en  http://www.gods-catholic-dogma.com/section_113.2.html y en http://bajurtov.com/2013/01/10/esta-es-la-sharia-que-los-musulmanes-quieren-imponer-en-occidente/
[19]Si no es tema religioso, ¿por qué los terroristas gritan ´Alá es grande?,  15 – 11 – 2015 http://blogs.lainformacion.com/zoomboomcrash/2015/11/15/si-no-es-un-tema-religioso-por-que-los-terroristas-gritan-ala-es-grande/
[20]El Camino de Damasco, A. Monteverde y V. Massot, Nov 2015
[21]Una breve síntesis en español con buenas fuentes puede leerse en Hillary Clinton admite que el Estado Islámico (ISIS) es “nuestra creación”, por Alberto Barlocci, 19 de agosto de 2014.  http://www.ciudadnueva.org.ar/areas-tematicas/internacionales/hillary-clinton-admite-que-el-estado-islamico-isis-es-nuestra-creaci
[22] Asimismo, Turquía es comprador del petróleo que vende el ISIS: “Se pueden observar miles de camiones-tanque transportando petróleo del Este de Siria hasta la ciudad turca de Batman, cerca de la frontera entre ambos países”, en Terrorismo, Redes y Batman, por Denes Martos, 05-12-2015, http://denesmartos.blogspot.com.ar/2015/12/terrorismo-redes-y-batman.html . También ver: Israel buys most oil smuggled from ISIS territory – report,Published by Globes [online], Israel business news – www.globes-online.com – on November 30, 2015, http://www.globes.co.il/en/article-israel-buys-most-oil-smuggled-from-isis-territory-report-1001084873
[23]Europa ¿víctima o culpable de la crisis de refugiados?,Patricio Lópezhttp://radio.uchile.cl  17/09/2015
[24]Europa ¿víctima o culpable de la crisis de refugiados?,17-09-2015,http://radio.uchile.cl/2015/09/17/europa-victima-o-culpable-de-la-crisis-de-refugiados
[25]Entrevista a la Hna Guadalupehttps://www.youtube.com/watch?v=Pn1TM77NaNQ2/10/2015