miércoles, 29 de junio de 2016

Blasfemoglio, maestro del engaño - Alejandro Sosa Laprida

Blasfemoglio, maestro del engaño - Alejandro Sosa Laprida

Miles Christi - 27/06/2016

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Breve selección de las falacias e impiedades proferidas recientemente por el falso profeta Jorge Mario Bergoglio, mentiroso consumado, blasfemador empedernido e ilustre discípulo del padre de la mentira…

« Muchas veces me encuentro en crisis de fe y algunas veces también tuve la desvergüenza de reprochar a Jesús: ‘‘¿Por qué lo permites?’’ Y también dudas : ‘‘Pero, ¿esta será la verdad o un sueño?’’ Y esto de joven, de seminarista, de sacerdote, de religioso, como obispo y como Papa. A un cristiano que no haya sentido esto alguna vez, que no haya pasado por una crisis de fe, le falta algo: es un cristiano que se conforma con un poco de mundanidad[2]. »

Bergoglio enseña, con sus palabras y con su ejemplo, que dudar de las verdades de la fe es algo bueno y que quienes no lo hacen son « cristianos mundanos ». Menuda blasfemia. Para ser buen cristiano, según este energúmeno del Averno, habría que poner en tela de juicio, por ejemplo, la divinidad o la resurrección de Jesucristo. La « enseñanza » bergogliana contradice absolutamente la de Nuestro Señor, quien recriminó al apóstol Tomás el no haber creído el testimonio de los demás apóstoles acerca de su resurrección:

« Luego dijo a Tomás: ‘‘Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.’’  Entonces Tomás respondió y le dijo: ‘‘¡Señor mío y Dios mío!’’ Jesús le dijo: ‘‘Porque me has visto, Tomás, has creído; bienaventurados los que sin ver creyeron.’’ » (Jn. 20, 27, 29)

Imaginen a un catequista que diría a sus alumnos que él se la pasa dudando acerca de lo que les enseña y que eso le parece algo no sólo positivo, sino incluso necesario para llegar a ser un buen cristiano. Pues bien, acá tenemos a un supuesto « Papa », doctor supremo de la fe católica, que nos dice a grandes rasgos lo siguiente : « Queridos hermanos, para ser cristianos auténticos, los invito a que duden como yo lo hago, que no he dejado de hacerlo en ninguna de las numerosas etapas de mi vida, y que incluso sigo haciéndolo ahora que soy el Vicario de Cristo. Porque atención, si no lo hicieran, eso significaría que son unos cristianos mezquinos y mundanos, incapaces de avanzar hacia las ‘‘periferias’’ y de practicar la ‘‘cultura del encuentro’’. »

Esto es sencillamente inimaginable.  No hay una sola frase en la Sagrada Escritura o en el Magisterio de la Iglesia que pudiese ser interpretada como una « invitación a dudar » de la revelación divina. Jamás se encontrará algo de ese tenor en los escritos de los Santos. Supera el entendimiento que Bergoglio se atreva a decir eso, nada menos que en la mismísima Basílica de San Pedro, y que nadie, absolutamente nadie reaccione, se levante y lo increpe de viva voz, enérgica y valientemente, denunciándolo públicamente como lo que es, un enemigo acérrimo de Dios y de la Iglesia, un corruptor de la fe y un impugnador de la revelación divina.

¿Acaso es necesario tener que recordar que quien desea debilitar nuestra fe es precisamente el demonio, y que toda duda con respecto a ella proviene de él siempre, nunca de Dios? De lo cual puede deducirse con total certeza que las « enseñanzas » de Bergoglio son lisa y llanamente satánicas. No verlo es signo de una profunda debilidad interior, de una fe  pusilánime y vacilante, de una escalofriante ceguera espiritual. Y ni hablar de la insinuación perversísima según la cual la revelación divina podría legítimamente ser considerada como un « sueño » [!!!]. Ni tampoco de los « reproches » que este insensato se atreve a hacerle a nuestro adorable Redentor…

« A mí no me gusta, y quiero decirlo claramente, a mí no me gusta cuando se habla de un genocidio de cristianos, por ejemplo, en el Medio Oriente. Esto es un reduccionismo[3]. »

Saliendo esto de labios de quien es el mayor promotor de la inmigración musulmana en Europa, me parece evidente que no hay de qué extrañarse…[4]

« Muchos piensan que es mejor que se queden en su tierra. Ellos han sufrido tanto. Son nuestros refugiados. Pero muchos se consideran excluidos. Por favor, son nuestros hermanos. El cristiano no excluye a nadie y le ofrece un lugar a cada uno. Deja venir a todos[5]. »

Hay que reconocer que en materia de subversión « Panchito » la tiene muy clara: el buen cristiano es el que duda y el buen europeo, el que permite la islamización de Europa…


« Prefieren convivir. Y esto es un desafío, una tarea. No hay que decirles: ‘‘¿Por qué no se casan por Iglesia? » No. Hay que acompañar, esperar, y después, hacer madurar, hacer madurar la fidelidad[7]. »

Pues claro, si la gente « prefiere convivir », ¿a quién se le podría ocurrir decirles que se casen por Iglesia? Por supuesto que eso no se debe hacer: hay que dejarlos vivir en pecado mortal tranquilamente, sin remordimiento alguno, lo importante es que puedan ser felices viviendo como se les antoje. Pero eso sí, « acompañándolos », para que no se vayan a sentir solos. En efecto la presencia del « cura » junto a los concubinos es indispensable para ayudarlos a « madurar la fidelidad ». Porque no vaya a ser que los amancebados terminen « metiéndose los cuernos », eso sí que sería verdaderamente escandaloso…

« He visto tanta fidelidad en estas convivencias, tanta fidelidad, que yo estoy seguro de que son verdaderos matrimonios, que tienen la gracia propia del matrimonio por la fidelidad que tienen[8]. »

Está clarísimo: ¿para qué diablos casarse si el concubinato vivido « con fidelidad » resulta ser un « verdadero matrimonio » ?

« La gran mayoría de los matrimonios sacramentales son nulos[9]. »

Razón adicional ésta para no « casarse por Iglesia » y optar por « juntarse con fidelidad ». Además, ¿se imaginan el efecto que esta frase del « Papa » puede tener en los matrimonios que intentan perseverar en medio de las dificultades ? ¿Para qué seguir luchando? ¿No es más razonable darse por vencidos, pedir la declaración de « nulidad matrimonial » y luego intentar « rehacer su vida »? En definitiva, a los concubinos Bergoglio les dice que no se casen y a los casados, que sus matrimonios no tienen valor. No, realmente los epítetos se quedan cortos para calificar afirmaciones tan maliciosas: este hombre es un auténtico hijo del demonio…


« Éste es el realismo saludable del catolicismo. No es católico decir “o esto o nada”. Eso no es catolicismo, es herejía. Jesús sabe siempre como acompañarnos, nos da el ideal, nos acompaña hacia el ideal. Nos libera de la rigidez de las cadenas de la ley y nos dice: ‘‘Cumple con eso, pero sólo en la medida que te sea posible.’’ Y nos entiende perfectamente bien. Es Nuestro Señor y eso es lo que nos enseña[11]. »

Ésta es otra sarta de sofismas incalificables. Este hombre miente con una naturalidad pasmosa. La moral evangélica, al igual que la moral natural, impone ciertas obligaciones y prohibiciones que son absolutas (adorar a Dios, no matar, no cometer adulterio, etc.), lo cual supone claramente un « o esto o nada » que no admite términos medios y que de ningún modo constituye un mero « ideal » que Dios nos presenta y al cual debemos tender « sólo en la medida » de nuestras posibilidades. Bergoglio busca destruir la objetividad y la obligatoriedad de la ley moral so pretexto de una falsa « misericordia » y de un « acompañamiento » que no es sino una manera encubierta de complicidad. El objetivo que persigue este hombre impío no es otro, en definitiva, que el de abolir la noción misma de pecado.

« Nosotros, todos nosotros, queremos a la madre Tierra porque es quien nos ha dado la vida y nos protege; diría que es también la hermana Tierra, porque nos acompaña en nuestro camino de la existencia. Pero nuestro deber es cuidarla como se cuida una madre o como se cuida a una hermana con responsabilidad, con ternura y con la paz[12]. »  

El Soberano Blasfemador del Vaticano continúa profesando abierta y desvergonzadamente su ideología new age luciferina, naturalista y panteísta, asegurando sin sonrojarse que es la « Madre Tierra » quien nos « da la vida y nos protege »...  

« ¡Protejamos los océanos, que son bienes comunes globales, esenciales por el agua y la variedad de seres vivientes! [13]»

¡Ay, por favor, que me parto al medio de la risa! La sociedad contemporánea rechaza masivamente a Dios y a la Iglesia, practica toda suerte de aberraciones que claman justicia al Cielo (aborto, pornografía, « matrimonio gay », eutanasia, etc.) y « Panchito »  aboga por la protección de los océanos…

Recordemos que hace pocos meses este engañador sin par invitaba al mundo apóstata y anticristiano a realizar nada menos que una « conversión » … ecológica [!!!] :

« La relación entre la pobreza y la fragilidad del planeta requiere otro modo de ejercer la economía y el progreso, concibiendo un nuevo estilo de vida, porque necesitamos una conversión que nos una a todos, liberarnos de la esclavitud del consumismo. Y este mes hago una petición especial : que cuidemos de la Creación recibida como un don que hay que cultivar y proteger para las generaciones futuras, cuidar la Casa Común[14]. »

Veamos ahora a « Papa Francisco » en el papel del militante « abolicionista » de la pena de muerte:

« El mandamiento ‘‘no matarás’’ tiene valor absoluto y abarca tanto a los inocentes como a los culpables. […] No hay que olvidar que el derecho inviolable a la vida, don de Dios, pertenece también al criminal[15]. »

De aquí se deduce con meridiana claridad que tanto Dios en el Antiguo Testamento como posteriormente la Iglesia no respetaron el « derecho inviolable a la vida » de los criminales. Pero es importante no perder de vista que lo único que este hombre busca es engañar. En efecto: Bergoglio miente sin cesar y sin ruborizarse jamás. Esa supuesta inviolabilidad corresponde solamente a los inocentes. Por ejemplo, a los niños masacrados en el vientre materno por el aborto, ese crímen abominable contra el que « Papa Francisco » no mueve nunca un dedo ni dijo una palabra al respecto en sus discursos ante los parlamentos europeo y estadounidense.

Una simple estadística esclarecedora. Número de penas capitales en USA el año pasado: 28. Número de abortos: 1.200.000. Unión Europea: 910.000 abortos, ninguna pena capital. Pero la « prioridad » para Bergoglio es defender a los asesinos y a los violadores, visiblemente la vida de los niños inocentes lo tiene sin cuidado…

Por otro lado, siempre se ha interpretado el quinto mandamiento como la prohibición del asesinato, es decir, « no matarás » al inocente. Nadie considera inmoral, por ejemplo, matar en defensa propia, que un soldado lo haga en el transcurso de una batalla o un policía en un enfrentamiento con maleantes. Lo cual prueba fehacientemente que el pretendido « derecho inviolable a la vida » es perfectamente infundado. Por otra parte, leemos en la Biblia que Dios instituyó explicitamente la pena capital para castigar el homicidio cuando dijo a Noé:

« El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada » (Gn. 9, 6).

Pero no solamente ordenó Dios que la pena de muerte fuese aplicada por los hombres, sino que El mismo la ejecutó interviniendo directamente en varias ocasiones contra poblaciones corrompidas, los ejemplos de Sodoma y Gomorra, universalmente conocidos, bastan para probarlo. Sin mencionar el diluvio universal, por el cual Dios decidió exterminar a toda la humanidad deparavada, con la única excepción de Noé y su familia, a quien se lo comunicó en estos términos:

« He decidido acabar con todos los mortales, porque la tierra se ha llenado de violencia a causa de ellos. Por eso los voy a destruir junto con la tierra. » (Gn. 6, 13).

En la legislación mosaica varios crímenes eran pasibles de condena a muerte (adulterio, incesto, idolatría etc.). En el Nuevo Testamento San Pablo confirma la legitimidad de la pena capital, al igual que su orígen divino, al referirse al pecado de sodomía :

« Igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío. Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: […]  los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen.» (Rom. 1, 27-28/32)

Salta a la vista que con su condena de la pena de muerte Bergoglio contradice formalmente la revelación divina, lo cual no es por cierto ninguna novedad. No obstante, en este caso preciso su herejía se ve notoriamente agravada por la blasfemia implícita que contiene, ya que si el derecho a la vida fuese « inviolable », Dios sería, siguiendo la falaz lógica bergogliana, un monstruoso asesino. Y la Iglesia igualmente, ya que ella promovió las Cruzadas e instituyó el Tribunal de la Inquisición. De hecho, si sacamos las consecuencias objetivas de sus palabras, Bergoglio está dando a entender que el Dios bíblico, tanto el del Antiguo como el del Nuevo Testamento, es un ser cruel y malvado. Esto es, en definitiva, lo que enseña subrepticiamente « Papa Francisco », el supuesto « Vicario de Jesucristo » en la tierra. El sienta las premisas, otros se ocuparán luego de sacar las correspondientes conclusiones, las cuales caen de su peso.

Esto es algo sencillamente diabólico. Y es humanamente desesperante que tras haber pasado más de tres años sembrando el mal y la confusión de manera sistemática la inmensa mayoría de los católicos siga llamando a este auténtico agente del infierno « Su Santidad », « Santo Padre » o « Papa Francisco », títulos que su sacrílego e impío modus operandi desmiente categóricamente día a día, dignidad eclesiástica espuria en la cual estriba precisamente su inmenso poder de destrucción…
                                                                                                                                          


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[8] Discorso all'apertura del convegno ecclesiale della diocesi di Roma: https://www.youtube.com/watch?v=jQ5h2efV0a4 (01:20:27 a 01:20:42)