jueves, 17 de noviembre de 2016

EL HOLOCAUSTO DEL ABORTO EN ISRAEL

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ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA ROMA, Nº 103, Abril 1988.
El Padre Paul Marx, benedictino norteamericano, es el fundador y presidente de la asociación “Human Life International”, una de las organizaciones mundiales que mejor  lleva la batalla contra el aborto, el control de la natalidad, la educación sexual y la eutanasia. (Nota del traductor).
EL HOLOCAUSTO DEL ABORTO EN ISRAEL

Fundado (o refundado) en 1948, el estado judío cuenta con  4.800.000 habitantes. Casi el 40% de ellos son árabes, contando los que viven en la orilla occidental. De éstos 75.000 son católicos, casi todos palestinos.



La familia israelí tiene un promedio de  2,8 hijos, pero las familias árabes (especialmente las musulmanas) tienen más del doble de hijos que los judíos.  Penalizados en forma s variadas y sutiles, muchos de los palestinos de Israel emigran  a Australia, Canadá y los Estados Unidos. A causa de las bastantes bajas –y declinantes- tasas de nacimientos y del aborto en progresión ascendente, el gobierno israelí se halla muy preocupado  por un futuro desequilibrio racial. El país se halla rodeado por cien millones de hostiles musulmanes, prolíficos y a favor de la vida.



Aún así todas las oficinas sanitarias despliegan un cartel con la pregunta: ¿Es querido este niño? La perniciosa educación sexual es obligatoria y la televisión pasa avisos a favor de la contra concepción. Según periódicos extranjeros, Brasil e Israel se hallan actualmente negociando pautas para la adopción de bebes por familias israelíes. La fecundación in Vitro (IVF) está aumentando rápidamente. Rabinos me dijeron que el “juntarse” y el divorcio se están convirtiendo en algo sumamente común. Cuando Israel inició su moderna existencia, heredó la prohibición británica del aborto, así como la tradicional judía. Pero el aborto ilegal comenzó alrededor de 1952.



Según un estudio del “Instituto of Applied Social Research”, los hospitales de Israel  realizaban 27 abortos por cada 100 nacimientos durante los años ’60, con por lo menos otro tanto cometidos en forma privada. Los israelíes han matado más de 1.200.000 creaturas desde 1948, la gran mayoría antes que fuese legal. Por ello, tienen uno de los índices  más altos de abortos en el mundo.



En 1978 la carnicería de niños fue puesto al descubierto. Entonces, bajo la presión de ginecólogos sedientos de dinero, de feministas radicalizadas y de la Asociación de Planificación Familiar israelí, la Knesset (parlamento) sancionó una desastrosa ley. Todos los pedidos para abortar pasarían ante un comité de tres miembros; un ginecólogo, otro médico y un asistente social.






El comité debería dictaminar sobre cada madre de acuerdo a cinco cláusulas: 1- embarazo antes de los 17 o después de los 40: 2- embarazo fuera del matrimonio; 3- posible deformidad del niño; 4- salud mental o física de la madre; 5- condiciones sociales. El comité  pronto degeneró en una mera formalidad.



En angustiosos debates sobre como elevar la tasa de natalidad, la Knesset ha admitido abiertamente lo que muchos saben: los abortos se realizan por conveniencias personales y como un medio de control de la natalidad. Cuando los rabinos ortodoxos de extrema derecha presionaron al gobierno en 1979 para que eliminase  la cláusula social, las mujeres utilizaron en mayor medida la cláusula de la salud mental.



Israel es sin embargo otro país que se puede citar para probar que la difusión de la contraconcepción siempre conduce al aborto masivo. Lejos de reducir el aborto, como  nos lo quiere hacer creer un mito generalizado, la contraconcepción lo aumenta. De hecho, los dos pecados se alimentan entre sí, porque ambos abusan del gran don de Dios de la sexualidad humana, sacándola de su papel propio en el amor, del que debería surgir la sana vida familiar.



No muchas israelíes usan la píldora abortífera constantemente. Pero con extraordinaria frecuencia usan  el abortífero DIU –dispositivo intrauterino-, aunque escuché y leí quejas de sus  nocivos efectos para la salud. Está comenzando la esterilización, a pesar de una fuerte tradición religiosa judía en contra. Los israelíes son demasiado inteligentes para usar el peligroso inyectivo abortífero Depo-Provera de Upjohm. Las madres de 35 y más años se ven sometidas rutinariamente a la amniocentesis.



Fábricas abortivas han aparecido a la luz del día en los últimos cinco años. El director de un gran hospital admitió abiertamente que su institución quebraría financieramente si dejaba de realizar abortos. Matar a los niños aún no nacidos es un gran negocio en Israel, pero las letras escritas en la pared son para los judíos y ellos lo saben. La población judía mundial está declinando rápidamente. De todos los grupos religiosos en los Estados Unidos, los seis millones de judíos tienen el mínimo índice de nacimientos, un promedio de escasamente un hijo por familia.



 En Israel, como en el resto del Occidente hedonístico, el sexo de ha convertido en una diversión; Israel tiene cada vez más fornicación (vivir juntos) y divorcio. La juventud está fuera de control, con cada vez más alcohol y abuso de drogas. Como observó recientemente el directos del Instituto de Criminología de la Universidad de Tel Aviv, el creciente abuso de alcohol en los jóvenes menores de veinte años refleja el malestar de una sociedad que ha perdido sus valores.



“Estamos viviendo en una era de hedonismo” –explicó-. “Nuestros jóvenes entre trece y veinte años no tienen ninguna ideología. Los valores que tuvimos (…) todos se han perdido. No hay que asombrarse de que nuestra juventud se dirija al alcohol y a las drogas”. Podría haber agregado el sexo, cuyo mal uso es quizás el más destructivo de todos.



Israelíes sensatos fundaron  en 1962 la Sociedad para el incremento de la Natalidad, cono cudq como “EFRAT”, para poner coto a la tendencis de muerte. Hoy se halla bajo la dirección del rabino Mordechai Blank, con quien HLI –Human Life International- está en contacto desde hace años.



EFRAT es una organización apolítica cuyos miembros representan todos los segmentos de la sociedad israelí, todos los estilos de vida y opiniones cosmopolitas. Es la única organización judía  en el mundo que trabaja para alentar el crecimiento de la población judía, para prevenir abortos innecesarios, y para fortalecer a la familia judía”.



Realiza esto mediante la educación, el asesoramiento, la publicidad y con prácticos programas de ayuda. Pone énfasis en la preparación de los jóvenes para el matrimonio y la paternidad, e inicia y promueve leyes que ayuden  y alienten a las familias numerosas. “¿Y qué pasa con la eutanasia? –pregunté-, “justamente lo están haciendo” –gritó una ama de casa israelí a favor de la vida.



EL HOLOCAUSTO JUDÍO DEL ABORTO.



Durante años me he preguntado cómo podían los judíos, que fueron víctimas del holocausto nazi, comprometerse tan afanosamente en uno mayor.  La irrefutable evidencia de que el movimiento a favor del aborto ha sido conducido por judíos en los Estados Unidos, en Francia y en otros países, me movió a preguntar a mis amigos judíos a favor de la vida para que me diesen una explicación; nunca recibí una respuesta convincente.



Les hice la pregunta al rabino Blank y a sus colegas en Jerusalén después de toda una tarde de conversación. Se mostraron perplejos y ofuscados cuando les leí toda la lista de nombres de prominentes judíos abortistas y promotores del aborto en varios países, sobre todo en los Estados Unidos. Una vez más su respuesta no fue satisfactoria.



Aunque suponía que la propia experiencia del holocausto nazi podría haber endurecido las actitudes de algunos judíos  ante la vida. Señalaron que la principal abogada del aborto en la Knesset era una feminista judía, Chaike Crossman, que había sufrido horriblemente en Auschwitz. (Otra víctima judía de Auschwitz, Simone Veil, cumplió el mismo papel en el parlamento francés como ministra de la salud). Así el misterio sigue en pié mientras continúa la declinación a escala mundial de los judíos, con impredecibles consecuencias para Israel, una vez que  los árabes musulmanes a favor de la vida obtengan un predominio democrático en el país.



P. Paul Marx, OSB

(The Remnant”, St. Paul, Minnesota, USA, 15/9/1987.).



Comentario nacionalista:



+ Habría mucho para comentar. Primeramente, destacar  que la difusión del aborto, la eutanasia, el alcohol y las drogas (y el sexo desenfrenado) están fomentados, como informa el Padre Marx, por  “prominentes judíos” en los EEUU y otros países; seguramente también en Argentina.

+ Cuando joven intervine en movimientos nacionalistas católicos, y  aseguro que los judíos siempre  atacaban solapada o abiertamente nuestros nobles sentimientos patrióticos y religiosos, Infamándonos injustificadamente. Inclusive impulsando medidas   gubernamentales. y a través de la prensa, que ellos dominaban.

+ Actualmente Israel sufre  nuestro mismo problema: la juventud se corrompe, consumiendo estupefacientes de todo tipo, pues se le niega vivir  los ideales  judíos.  En la década del ’50,  recuerdo  el frenesí de varios judíos  condiscípulos míos de la secundaria, por ir a  la patria de sus amores, Israel  a poblar los kibuts como colonos armados; mientras que  en Argentina no habían sembrado ni una emilla ni clavado un clavo; y evadido el servicio militar.  Pero este entusiasmo, por lo que cuenta el Padre también allí acabó, como acabaron los kibuts. Y ahora cargan con una juventud sin ideales.  Lo que suscitaron en Argentina lo sufren en Israel.

+ En síntesis  el liberalismo,  el judaísmo  y todas la fuerzas anticristianas, prohíben despertar los nobles ideales juveniles de amor a la Patria y a la religión, para que consuman drogas y tenerlos aborregados. Para tenerlos manipulables, usables, idiotizados. Inclusive  los  judíos ateos y marxistas impulsan la misma tesitura; como sucede en Argentina.  

+ El recuerdo del holocausto nazi no valorizó la vida, como imaginó el Padre Marx; más bien, deberían haber comenzado por valorizar la vida ajena ante los horrorosos  crímenes cometidos por las fuerzas armadas judías, con el apoyo aliado, contra la población indefensa  árabe, dueña legítima de Palestina.


+ El consumo juvenil de drogas, y el desinterés por todos los valores, no se soluciona principalmente con “educación”, sino  despertando el  amor a la Tradición.