lunes, 6 de febrero de 2017

LA MENTIRA DEL ASESINATO DE ANGELELLI

PUBLICADO EN REVISTA CABILDO  Nº 49
MES DE AGOSTO DE 2005-3ERA EPOCA



Iglesia Candestina

por José Fernando ares

La mentira del asesinato de Angelelli
"Terminemos con la hipocresía.  Angelelli no murió en un accidente. Lo mataron por decir la verdad" (Néstor Kirchner, La Rioja, 4 de agosto)
Los hechos y su carátula

El 1 día 4 de agosto de 1976, a la altura del Km 1.058 de la Ruta Nacional 38, en cer­canías de la localidad de Punta de los Llanos, en la Provincia de La Rioja, como consecuencia del vuelco de la camioneta mar­ca Fiat 125, tipo multicarga, chapa patente F 007968, pro­piedad del Obispado de La Rio­ja, fallece Monseñor Enrique Ángel AngelelH y se lesiona el Vicariocura Arturo Aldo Pinto. Socorrido el supérstite y apersonado un contingente poli­cial provincial de inmediato, se instruye el sumario N° 5090-6 que determina que lo ocurrido fue un accidente. A fojas 21 y siguientes de dicho sumario, se incluye la pericia mecánica a cargo del Perito Mecánico Ra­món Antonio Soria, quien clara­mente señala el carácter acci­dental de lo ocurrido.


Con fecha 4 de agosto de 1976, el médico forense Dr. Enzo Herrera Páez eleva el infor­me de las lesiones que presenta el cuerpo del occiso. Las con­clusiones sumariales solamente se refieren a un accidente que tiene como hipótesis un hecho fortuito o alguna imprudencia por parte del conductor. El Juz­gado de Instrucción en lo Crimi­nal y Correccional N° 1, a cargo


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Fallecimiento oficiando  de capellán del grupo terrorista "Montoneros".
del Dr. Rodolfo Nicolás Vigo, Secretaría del Dr. Elmer Raúl de la Fuente, caratuló esta causa A-2516 como "Angelelli, Monse­ñor Enrique Ángel s/fallecimiento", con lo que demuestra la ausencia total de sospechas sobre otro tipo de causal del de­ceso. Este encuadramiento no es objetado en ningún momento por la Fiscal interviniente, Dra. Guzmán Loza, Agente Fiscal de los Ministerios en Turno.
A efectos de determinar la mecánica y las causas del acci­dente en forma imparcial e inde­pendiente, se recurrió a un ex­perto en accidentes viales, quien luego de un pormenorizado y profundo análisis de todos los antecedentes  y  circunstancias existentes concluyó que:
1) No existen acciones de agentes externos en la produc­ción del choque. El 5 de agos­to de 1976 el diario "El Inde­pendiente" de La Rioja, periódi­co que se caracterizaba por el apoyo brindado a la gestión de Angelelli, y su oposición al go­bierno del Proceso, en su edi­ción N° 6553 informa: "Falle­ció en un accidente Monseñor Enrique Angelelli". Todos los comentarios y las versiones de este medio ratificaban la hipóte­sis del accidente, incluyendo la narración de un gomero de la Ciudad de Chamical que le ha­bría advertido al Padre Pinto que los neumáticos de la camioneta estaban en pésimo estado y que no viajase de ese modo.
Los artífices del fraude

El 4 de agosto de 1983 se lle­va a cabo en la ciudad de Neuquén un homenaje a Angelelli organizado por el Obispo local, Mariano Jaime de Nevares. Tiene a su izquierda a Miguel Hesayne, al fraile asaltante de regimientos Antonio Puigjané (todavía no había consumado su sangriento delito de La Tablada) y a un insólito Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Fue allí que el violento Puigjané lanzó por primera vez, oficiosa­mente, la mentira del asesinato de Angelelli. La banda de De Nevares consiguió incluso un efímero triunfo, que la justicia de Neuquén iniciara la investiga­ción de la muerte de Angelelli; y así, sobre la base de lo denun­ciado por Puigjané, el 5 de agos­to de 1983, se inicia en Neu­quén por parte de la Defensoría del Tribunal Superior de Justi­cia, el sumario (Expte 22.139/ 83), caratulado "Acuerdo Ex­traordinario N° 1992".

Como no podía ser de otra manera, el Tribunal Superior de Justicia, se declara incompeten­te por razones de jurisdicción, y remite lo actuado el mismo el 5 de agosto, al Superior Tribunal de Justicia de La Rioja. El 19 de julio de 1986 se inicia en el Juzgado Criminal y Correccio­nal de Primera Instancia N° 1 de La Rioja, a cargo del Dr. Aldo Fermín Morales el Expediente 23.350/86, caratulado "N.N., Homicidio Calificado y Tenta­tiva de Homicidio Calificado", donde se toma declaración a fal­sos testigos como posteriormen­te se demuestra, en la Cámara Federal de Córdoba, que impu­taron en sus declaraciones a personal militar, objetivo final y cantado de la maniobra. El "juez" Morales decide que Ange­lelli fue víctima de un homicidio premeditado y eleva la causa.



Muchos miembros del clero izquierdista

gozaban de la protección del por entonces

Nuncio Apostólico, Monseñor Pío Laghi.

La valiente actitud de Monseñor Witte

Ante el curso que tomaba es­ta maniobra judicial fraudulenta, Monseñor Bernardo Witte, Obispo de La Rioja, hizo impor­tantes declaraciones en 1988, ya en plena época de cacería alfonsinista contra las Fuerzas Ar­madas. El 29 de julio de 1988, el diario "La Prensa ", publica su declaración, en la que afirma, en referencia al dictamen elabora­do en 1986 por el Juez de La Rioja : "Nos sorprendimos de que la misteriosa muerte de

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Monseñor Angelelli, haya sido caratulada de asesinato sin que se tengan las pruebas sufi­cientes". "En la causa se inclu­yó a militares sin suficientes pruebas, y luego éstos recibie­ron los beneficios de las leyes de punto final y obediencia de­bida, sin que pudieran defen­derse". No contento con estas declaraciones en defensa de la verdad, el Obispo realizó un he­cho de inestimable valor proce­sal: el 27 de septiembre de 1988, ante la negativa del Juez Morales de tomarle declaración testimonial, el único testigo pre­sencial del accidente que sufrió el Obispo se presenta por terce­ra vez en el Obispado de La Rio­ja y relata con lujo de detalles como vio lo ocurrido, en razón de encontrarse encaramado en un poste de la línea de alta ten­sión que une la localidad de Patquía con Chamical, efectuando la reparación de la misma.

"Manifiesta que aproxima­damente en el Km. 1057 de la Ruta Nac. N° 38 , la camione­ta se desvía de la ruta hacia la derecha sin disminuir la veloci­dad recorriendo mas de cien metros con las dos ruedas de­rechas sobre la banquina, ale­jándose del centro de la ruta, hasta que en determinado mo­mento el conductor en una brusca maniobra, como si se despertara, trata de volver al centro de la ruta, oportunidad que escucha el reventón de la cubierta, ve un giro hacia la iz­quierda, apertura de la puerta derecha, expulsión de un cuer­po vestido de negro, y poste­rior vuelco en dirección a la banquina opuesta, donde el ve­hículo queda de costado en di­rección opuesta a la que ve­nía". "Que la persona que acompaña al conductor es la que queda tirada en el suelo.

En forma extraoficial, tam­bién se comentó que de la ob­servación de los distintos rastros del accidente los investigadores habrían llegado a la conclusión que el vehículo era conducido por el Padre Pinto, pero para no tener que iniciarle proceso por presunto "homicidio culposo", dado su estado de salud, no de­terminó quién conducía la ca­mioneta, dejando la duda sobre quién manejaba en el momento del accidente. Jamás fue claro el testimonio del Padre Arturc Pinto, sus incoherencias las jus­tificó en la pérdida de la memoria y el shock causado por el ac­cidente. Luego, su conducta posterior derivó en el alejamien­to de la función sacerdotal, no sabiéndose a ciencia cierta si to­davía ejerce o no como sacerdo­te. Los inventores de la fabulación martirial de Monseñor Angellelli siempre han tratado de colocarlo en un plano de herme­tismo y evitan sacarlo a la pales­tra en todas las oportunidades.

El que conducía permanece en el vehículo hasta que el mismo termina su recorrido". "Que en el momento del accidente no se encontraba ningún otro vehículo sobre la ruta, ni tam­poco circulando por la mis­ma". "Que en agosto de 1986 en el Obispado y por indica­ción del Sr. Obispo ya relató lo mismo al Juez Morales y que­dó a la espera de ser citado al Juzgado para ratificar lo ex­presado, lo que nunca ocu­rrió". "Que posteriormente a la entrevista recibió ofertas de dinero para no decir lo que sa­bía y amenazas si llegaba a ha­blar". "Que el 18 de agosto re­cibió la última llamada en que le ofrecen 50.000 dólares". "Que la presente declaración la realiza por entera voluntad y en el temor de que se come­ta un atentado para evitar que pueda declarar ante el Juez que instruye la causa".

Monseñor Bernardo Witte certifica al pie que lo expresado ha sido firmado en su presencia con total voluntad del declaran­te. Procediéndose posterior­mente a depositar lo relatado en una Escribanía en hoja de actua­ción notarial N° 0.266.666, pa­ra resguardo de la persona, en calidad de depósito con instruc­ción de que sea entregado el so­bre con membrete del Obispado de La Rioja, que contiene lo de­clarado, debidamente refrenda­do a la autoridad competente en caso de muerte, incapacidad o desaparición del exponente.

La Cámara Federal de

Córdoba desbarata

la impostura

Era muy grosero el fallo de Morales como para subsistir, tanto como las mentiras de los profetas del odio. Así que recibidas sus actuaciones por la Cá­mara Federal de Apelaciones de Córdoba, ésta se aboca con to­tal responsabilidad y dedicación a investigar si el Obispo de La Rioja, murió como consecuen­cia de un accidente automovilís­tico, o si fue víctima de un aten­tado criminal, puntualizando que los pasos dados en procura de averiguar la verdad del hecho, se realizan en base a tesis, a las in­formaciones recabadas y a los antecedentes en su poder.

El 14 de marzo de 1989, el Fiscal Federal Luis Roberto Rue­da, al contestar vista de la causa a la Cámara Federal de Córdo­ba, en un pormenorizado infor­me refiriéndose a la resolución del Juez Riojano, expresa: "Por las razones precedentes, consi­dera este ministerio que no es correcta la declaración judicial relacionada en tanto afirma que la muerte del Obispo fue a causa de un homicidio, pues resulta débil la objetividad pro­batoria en que se sustenta el razonamiento".

El 20 de abril de 1990 la Cá­mara Federal de Apelaciones de Córdoba en su resolución expre­sa: "La Corte Suprema de Jus­ticia de la Nación atribuyó a esta Cámara Federal la respon­sabilidad jurídica de conocer e investigar la verdad respecto del hecho que costara la vida de Monseñor Enrique Angele­lli. A tales fines se practica­ron numerosas medidas ten­dientes a esclarecer su muerte, algunas de ellas totalmente nuevas, producto de la investi­gación realizada por el Tribu­nal [...] No obstante lo expues­to y iodo lo actuado en autos, resulta imposible poder asegu­rar que el hecho haya sido con­secuencia de un accionar dolo­so. Está probado que la muer­te se produjo a causa del accidente, pero a esta altura de Ia investigación, que se consider agotada, no hay elementos suficientes que permitan afirma que el accidente haya sido efectivamente provocado. Pero lo expuesto, en virtud de la medidas instructorias practicadas y demás consideraciones efectuadas, y atento que los medios de justificación acumulados no son suficientes par demostrar la perpetración del delito, en concordancia con Io dictaminado por el Señor Fiscal de Cámara, este Tribuní estima pertinente dictar el sobreseimiento provisional de la presente causa".

La lamentable omisión de la Cámara

Lamentablemente, la Cámara no toma bajo su responsabidad, ni ordena el esclarecimiento de las motivaciones que llevaron a la formulación de falsas denuncias que oportunamen realizaron Monseñor De Nevares y Fray Antonio Puigjané en 1983, como así también la conivencia de otras personas qi intervinieron en el proceso, co- mo por ejemplo el Padre Pint Armando Torralba, Mona Moncalvillo, Monseñor Novak, Moseñor Hesayne y otros, quien a través de una hábil campaña publicitaria y acciones jurídicas facilitadas por la conducta atípca del Juez de La Rioja Dr. Morales, ofrecieron una visión de muerte de Angelelli carente de seriedad, tendenciosa y remarcados fines ideológicos.
Se había desbaratado el fraude judicial, pero insólitamete no había culpables, las re ponsabilidades se esfumaban, evidentemente intencionalid de calumniar e injuriar a mieibros de las Fuerzas Armada operativo que además el castro-comunismo venía desarrollando en todo el continente, en conso­nancia con su objetivo de infil­trarse en la Iglesia, no fue san­cionada como correspondía.
Kirchner oficializa la mentira

Se podrían derramar torren­tes de tinta contando las andan­zas de ese siniestro personaje llamado Puigjané. Recordemos lo que todo el mundo sabe: que participó del demencial asalto al Regimiento de La Tablada, el cual le costó la vida a cuaren­ta personas, mientras otras su­frieron horribles mutilaciones, como el Comisario Re, que per­dió ambas piernas, o el Tenien­te Coronel Nani, con la pérdida de un ojo. Y bien, Puigjané, se­cuaz de Angelelli, como lo fue también del múltiple homicida Gorriarán Merlo, fue el gran alimentador de la teoría del asesi­nato de Angelelli.

Hoy, esta impostura marxista, ha sido oficializada por el Presidente Kirchner, quien —en un verdadero festival del clero y del laicado tercermundista— ho­menajeó públicamente al Obis­po Angelelli el último 4 de agos­to, declarándolo víctima de un asesinato perpetrado por las Fuerzas Armadas.

Ya antes, en su estada en Ro­ma, con ocasión de la asunción del Papa Benedicto XVI, Kirch­ner había homenajeado a los agentes de la subversión marxista que actuaron dentro de la Congregación de los Palotinos, hecho sobre el que ya informa­mos en su momento (cfr. "Cabil­do", n° 46, mayo de 2005, pág. 8).

Parece un chiste de mal gus­to, pero sólo le falta canonizar a San Tucho. •