martes, 14 de marzo de 2017

CAPITALISMO Y COMUNISMO:EQUIVALENCIA ENTRE AMBOS

CAPITALISMO Y COMUNISMO:EQUIVALENCIA ENTRE AMBOS

 "El socialismo marxista, y de ahí su fracaso histórico, pretendía idénticas metas que la burguesía, lo que explica la alianza entre Estados Unidos (capitalismo) y la URSS (comunismo) contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial. La diferencia estribaba sólo en los métodos o medios para alcanzar tales fines últimos.
No ha existido nunca, hasta el día de hoy, un grupo de trabajadores conscientemente articulado entorno a unos valores propios de patria, pan y justicia. Marx reprochaba al liberalismo su incapacidad para realizar el programa burgués de igualdad, libertad y fraternidad, pero dicho programa cosmopolita se le antojaba, como tal, perfectamente válido.

De ahí que el “proletariado” sea sólo una clase subsidiaria de la sociedad burguesa y no una alternativa a ésta. De ahí también que el socialismo marxista, cuando competía con el capitalismo, lo hiciera compartiendo con él un marco axiológico común de carácter utilitario e internacionalista que anticipa la actual globalización.
Liberalismo y comunismo son, en definitiva, ideologías desarrollistas burguesas del bienestar material que reducen el espíritu a una manufactura entre las muchas otras que circulan en el “mercado cultural”, el cual incluye tanto una obra filosófica como una ruta gastronómica. Véase China: su rápido acomodo al entramado comercial a escala internacional es sólo débilmente objetado por sus “carencias” democráticas, pero no por los ostensibles valores consumistas del régimen.
Tampoco la derrota del imperio soviético ha supuesto un terremoto axiológico en Moscú, sino únicamente la suave transición rusa hacia el modelo capitalista liberal. Rusia representaría, antes bien, la prueba ya palmaria de que el liberalismo, con su apelación directa al egoísmo y la rapacidad, es más eficaz en la realización de la siempre incontestada utopía humanista moderna que el marxismo-leninismo clásico con su oxidado discurso gregario-colectivista.
Pero, insistamos en ello, en ambos casos estamos ante un “tipo humano” que se aferra ante todo al veraniego sueño de la “felicidad del mayor número” e intenta realizarlo despiadadamente –y en algunos casos manu militari- mediante el “crecimiento económico” sin límites, la producción industrial de mercancías superfluas y el consumo masivo, con la mirada fija en la erección de un “paraíso” mundano que representaría nada menos que el “final de la historia”. (FRAGMENTO)

Jaume Ferrerons