viernes, 10 de marzo de 2017

La Corrupción K-CAPÍTULO LI CARLOS KUNKEL, ESCÁNDALOS Y CORRUPCIÓN





La Corrupción K en la “Década Ganada” (Capítulo LI)


CAPÍTULO LI 

CARLOS KUNKEL, ESCÁNDALOS Y CORRUPCIÓN 


La violencia es el último recurso del incompetente. Isaac Asimov
 1. Oficio de provocador[1] 
Carlos Kunkel es un provocador que viene de los setenta, un cultor de la violencia, un verdadero provocador sexagenario. Le encanta hablar al oído para irritar a su interlocutor e insultar en voz alta para impresionar al público.
Es su modo de entender la política.
Jamás se le escuchó un discurso jurídico, pero funcionó hasta hace poco como comisario político de los Kirchner en el Consejo de la Magistratura. En otras palabras, un apretador de jueces.
Jamás expresó en público un análisis fino de la experiencia montonera de los años sesenta y setenta y de la evolución de esa corriente política, de la cual es un sobreviviente. Cualquiera que se haya empapado del pensamiento que inspiró a esa organización político militar encuentra dificultades para hallar coherencia entre lo que publicaban la revista Evita Montonera y el diario Noticias y esta Argentina K.


A diferencia de los intelectuales que integran ese achacoso centro de estudiantes envejecidos que se congregan en la Biblioteca Nacional con el rótulo de Carta Abierta, Carlos Kunkel fue montonero.

La leyenda alimentada por el kirchnerismo asegura que “era el jefe político” de Néstor Kirchner en la Universidad de La Plata. Lo más probable es que Néstor y Cristina hayan participado de la Juventud Universitaria Peronista más por moda que por compromiso y, de hecho, cuando el asesinato de José Ignacio Rucci, primero, y el de Carlos Mugica, ocho meses después, fracturaron a la Tendencia, ambos se encontraban muy lejos de “los jóvenes idealistas” y ya habían decidido a dedicarse a amasar una fortuna, propósito que se les facilitaría al amparo de las políticas de José Alfredo Martínez de Hoz.

Cuatro décadas después resulta fashion decir que uno fue monto, porque nadie lo obliga a uno a hacerse cargo de los hechos concretos de violencia política organizados y dirigidos por los ahora denostados Mario Firmenich, Roberto Quieto, Roberto Perdía o Fernando Vaca Narvaja.

Pero Kunkel era monto. Era uno de los diputados de la Juventud Peronista que renunciaron el 24 de enero de 1974. Pocos días antes, el ERP había logrado tomar el regimiento de Azul y provocado, de inmediato, la renuncia de Oscar Bidegain como gobernador bonaerense.

Las aguas se habían dividido. Kunkel pasó varios años preso a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.

La democracia lo devolvió a la política, en el peronismo bonaerense y desde el pobrísimo partido de Florencio Varela.

Según muchos de los que lo conocen y no lo quieren, no le fue nada mal debido a que con los magros sueldos del Estado habría amasado una fortuna.

Puede ser, o no, porque si algo caracteriza al peronismo K es la facilidad para modificar el significado y el sentido de las palabras.

Al fin y al cabo, la trompada de Camaño se debió a que la respetada diputada peronista se cansó de que Kunkel le reprochara, desde meses atrás y con un murmullo permanente, la trayectoria política de su esposo, Luis Barrionuevo.

“Él dijo que había que dejar de robar durante dos años y siguió robando”, había dicho segundos antes del trompis. Y, sin adivinar lo que venía, agregó: “Ojalá que nadie queme urnas como en Catamarca”, en referencia a un sonado episodio ocurrido en los albores del kirchnerismo.

Resulta difícil encontrar lógica a tales imprecaciones, ya que Kunkel defiende a los alaridos a un gobierno cuyas figuras principales están denunciadas por enriquecimiento ilícito, aunque los jueces, que Kunkel controla, archiven las demandas. Y es el mismo gobierno aplaudió y hasta impulso acciones violentas protagonizadas por sus escuderos más fieles Hugo Moyano y Luis D’Elía.

Pero no existe la contradicción en la filosofía K (de Kunkel y de Kirchner). Mientras que la piña de Graciela Camaño fue justificada por infinidad de personas saturadas de las provocaciones de Kunkel −las encuestas lo demuestran− el oficialismo, encabezado por la presidenta lo aprovechó para victimizarse.

Son los mismos que avalan las matoneadas de Guillermo Moreno cuando sale a las calles acompañado por el kid boxer Acero Cali; que incitan a ocupar las calles para disolver cualquier protesta; que celebran los golpes que reparte la patota de D’Elía; que financian el viaje de centenares de barrabravas a Sudáfrica. Ese oficialismo montó un escenario de lágrimas y condolencias para dejar a Graciela Camaño con la imagen de una mujer violenta.

El violento es Kunkel, y siempre lo fue. La diputada, en cambio, acredita una trayectoria pacífica y sin agresiones. Kunkel es violento y contradictorio; tanto, que es el responsable de haber atraído al redil kirchnerista a Aldo Rico, uno de los pocos militares argentinos que no solo admitió haber matado guerrilleros sino que se sublevó dos veces contra la democracia.

La suya es una forma extraña de interpretar el paso del tiempo. Kunkel representa hoy a la degradación montonera. En realidad, el diputado expresa la tragedia de generaciones de argentinos que crecieron en un ambiente de antagonismo y que se sienten cómodos dividendo a la sociedad en los buenos y los malos. Criticar moralmente a Luis Barrionuevo y defender a Hugo Moyano no tiene sustento lógico, ideológico ni ético.

Se explica, sí, por una manera de entender la política: Carlos Kunkel encarna y simboliza un verdadero modelo de intolerancia.

 2. Su pasado lo condena[2] 

Diputado, asesor presidencial, Vocero Presidencial y Subsecretario. Fue expulsado del movimiento peronista en 1974 por ‘traidor, contumaz, estafador de los votos de Perón, desleal al justicialismo y antipopular’.

Asesino procesado y convicto durante la dictadura militar, fue beneficiado por la Ley del Punto Final durante el gobierno de Raúl Alfonsín en 1984.

En 1974 participó de la autodenominada “Operación Primicia” que intentó copar el Regimiento 29 de Formosa, donde asesinaron a 12 integrantes de las FF.AA (en su mayoría conscriptos) e hirieron a otros 20.

En su “gloriosa” incursión mataron a diez civiles, tres de ellos menores de edad.

Este intento incluyó la toma del aeropuerto del Puyu y el secuestro de un Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas y un Cessna de la Gobernación de Corrientes, hecho donde asesinaron a los dos custodios del gobernador, a quien tuvieron de rehén durante la operación.

Fracasado el intento huyeron con ambos aviones y el Boeing debió aterrizar en una pista precaria de la localidad de Susana en la provincia de Santa Fe, mientras que el Cessna se dirigió a Corrientes con varios delincuentes heridos.

 3. Una vida signada por la corrupción[3]

 a) El cachetazo de Camaño 

Quizás Carlos Kunkel pase a la historia más por el cachetazo que le fue propinado por Graciela Camaño que por sus propios méritos y deméritos en la política argentina.

En realidad se trata de un hombre del que poco se sabe públicamente, a pesar de que insiste en mostrarse como uno de los más alcahuetes de la tropa kirchnerista.

¿De dónde salió este hombre? ¿Qué antecedentes posee en la política? Lo que se sabe es que, a principios del gobierno de Néstor Kirchner, en el año 2003, Kunkel fue nombrado subsecretario de Presidencia de la Nación y rápidamente supo ubicarse como una de las espadas más importantes del ex Presidente de la Nación.

Sin embargo, su carrera política anterior es digna de contarse, ya que está signada de escándalos y corrupción. Su primer indicio aparece en el año 1987, cuando Kunkel apareció como “asesor” en el gabinete provincial del entonces gobernador Antonio Cafiero, con el único antecedente de haber militado en la agrupación Montoneros en los años 70.

Luego, a partir de los años 90 y hasta 2001, ocupó diversos cargos en el gabinete municipal de Florencio Varela.

Allí, Kunkel hizo varios “negocios” en su propio provecho. Entre otros, hacer firmar un contrato a la municipalidad de Florencio Varela con una empresa de su propiedad —la constructora Podic— para hacer onerosas obras en la zona.

A pesar de que hoy en día trata de aparecer como una persona honesta, Kunkel no puede explicar cómo entre los años 1997 y 1998 —siendo funcionario— compró tantos campos en la localidad de Bragado, amén de una quinta en la calle Islas Orcadas de Florencio Varela y varias camionetas 4 x 4.

Más grave aún es que algunas de las propiedades que el funcionario compró en esa localidad fueron adquiridas de manera inmoral, ya que gracias a su cargo tomó conocimiento del trazado de la autopista Presidente Perón y con ese dato en la manga presionó a algunos vecinos para le que vendieran sus bienes a precio irrisorio.

Tal cual relató Tribuna de Periodistas en el año 2004, en el Juzgado nº 13 de los Tribunales de Lomas de Zamora Kunkel perdió un juicio por la escrituración de uno de esos campos luego de haber intentado varias jugadas sucias, una de ellas la de presentar como testigos a sus propios empleados.

Otro de los reveses que sufrió el subsecretario de Kirchner en la causa se dio a la hora de pedir que declarara su antiguo jefe, el ex intendente de Florencio Varela, Julio Carpinetti.

Kunkel, confiado en la amistad que tenía con quien durante años lo había cobijado en su casa, no esperaba sufrir semejante despecho: Carpinetti confesó que Kunkel le había propuesto, sin demasiadas vueltas, el negocio de comprar en sociedad esos campos porque luego valdrían una fortuna. Un verdadero tiro por la culata.

Una de esas oscuras historias se dio en el paraje La capilla —altura Km.18 de Florencio Varela— hace varios años, cuando un hombre llamado Mario Santamaría compró unas tierras con el fin de instalar una tosquera camuflada como criadero de truchas.

Lo que nadie sabía es que Santamaría se había asociado con −el entonces funcionario− Kunkel y que, a cambio de una suma periódica de dinero, éste le daría la protección que necesitaba para mover camiones de tosca sin que lo molestaran.

Un testigo de ese hecho aseguró oportunamente a quien escribe estas líneas que “en realidad la intención era vender la tosca a la gente que había ganado la licitación de la autopista pero como el tema no avanzó vendió la tosca en forma particular. Como a Kunkel se le terminó la cometa decidió no avanzar con el criadero de truchas”.

Agrega el testigo que “cuando Kunkel compró este campo en U$S 150.000 −libre de gastos, impuestos etc.− estaba en cesación de pago”.

 b) Creador de todas las conspiraciones 

Carlos Kunkel ha sido el inventor de las denuncias más improbables de desestabilización contra el gobierno de Kirchner en sus comienzos. Conoció al ex Presidente en 1968, cuando los dos estudiaban en La Plata. Pero los roles, en aquella época, estaban invertidos: Kunkel era el líder de la agrupación universitaria en la que Kirchner empezaba su actividad política.

Dejaron de verse por muchos años, y recién se reencontraron en el marco del armado del Grupo Calafate, el embrión del actual kirchnerismo.

Kunkel supo ser uno de los “operadores” más importantes del presidente y uno de los pocos que goza de su total confianza y la de su esposa, hasta tal punto, que ocupaba una discreta oficina en el sector presidencial de la Rosada al lado de la de Cristina Kirchner.

Recordemos que Kunkel fue jefe político del matrimonio Kirchner en la Juventud Peronista de los setenta, cuando todos estudiaban Derecho en La Plata.

En 2004, junto con Dante Gullo −también ex montonero y ex ARI, devenido en exitoso empresario de la publicidad vial−, lideró el llamado Grupo Michelángelo, una especie de “tanque de pensamiento” de los proyectos que tenía en mente Néstor K.

Esos datos fueron publicados por este periódico el 9 de junio de 2004, cuando nadie aún se percataba del poder del hoy diputado.

Hoy todos posan sus miradas sobre Kunkel por ser el emblema de la más encendida defensa de la corrupción kirchnerista, pero su poder es más grande del que se cree.

Quienes lo conocen, dicen que su gravitación es casi tan imponente como su fortuna personal.

[1]           Fuente de información: Periodista Libre.com, 1/8/13, “Carlos Kunkel, un provocador que viene de los 70”, http://www.periodistalibre.com.

[2]           Fuente de información: BWN Patagonia, 23/5/08, “Los terroristas del gobierno de los Kirchner”,  http://www.bolsonweb.com.ar. Fuente de información: Tribuna de Periodistas (Pablo Dócimo), 25/10/07,  “Aquí están, éstos son”, http://periodicotribuna.com.ar.

[3]           Fuente de información: Tribuna de Periodistas (Christian Sanz), 26/11/10, “Carlos Kunkel, una vida signada por la corrupción y las operaciones”, http://periodicotribuna.com.ar. Más información: Tribuna de Periodistas (Christian Sanz), 23/10/04, “Carlos Kunkel, un hombre corrupto”, http://periodicotribuna.com.ar.