viernes, 31 de marzo de 2017

Respuesta a un comentario de Alejandro Sosa Laprida - Augusto TorchSon

Respuesta a un comentario de Alejandro Sosa Laprida -

 Augusto TorchSon





  Respuesta a un comentario en nuestro post anterior "Entrevista al Dr. Antonio Caponnetto, con ocasión de su nuevo libro" de nuestro amigo y colaborador Alejandro Sosa Laprida, en el que cuestiona al entrevistado por no adherir al sedevacantismo.


  Estimado Alejandro, creo que si no fue tu intención la generación de la polémica, dado que el tema siempre la genera, volvemos a caer en lo que nos divide sin solución de continuidad en vez de hacer un frente común ante el gran enemigo.


  Los argumentos que esgrimes me parecen sin embargo exiguos al abracar periféricamente la cuestión y entrar en cuestiones opinables y no en lo que pueda considerarse dogmático, que de ser así sería todavía más difícil la cuestión.



  Señalas que los papas legítimos no pueden arrastrar hacia el error y pones como ejemplos de los mismos a la falsa libertad religiosa, falso ecumenismo, apoyo a la ONU, democracia liberal, etc, etc. Y ahí es donde caes en el error más grande. Creer que los papas anteriores al CV II eran absolutamente contrarios en estos temas, implica desconocer algunas cuestiones históricas esenciales para entender cómo se terminó en el terrible Conciliábulo. Éste no puede haber salido de la nada. Pero a los ejemplos me remito.
  Pio XII era admirador y amigo nada menos que del masón y genocida y hasta traidor a su propio pueblo, F.D. Roosevelt. El libro de su médico personal Riccardo Galeazzi Lisi es bastante esclarecedor en ese sentido,y también puedes consultar el epistolario entre ese Papa y el masón para corroborarlo. Además sobran discursos en favor de la democracia liberal de Pacelli. Según dice el libro de Galeazzi, Pacelli prefería la victoria del comunismo a la del nazismo, hecho bastante corroborable igualmente. Bastante amigo de la judería por cierto. Recordemos que el nazismo, como el fascismo tienen cuestiones que son legítimamente condenables pero no lo son completamente, de hecho hoy por hoy se perdieron muchos de esos valores que defendían y tienen que ver con la defensa del orden natural, como la familia, la patria y el hogar. Además se le podría haber recordado a Pacelli que la Virgen en Fátima se refirió a que Rusia esparciría sus errores por el mundo con el comunismo y no otro movimiento. Recordemos también que ante las atrocidades de Montini y su amigo y protegido Mons. Tondi, que era espía del gobierno bolchevique en el Vaticano, Pio XII lo mandó como Obispo de Milán (lo que algunos quieren hacernos creer que fue castigo) donde no sólo no tuvo mayores consecuencias sino que además es el lugar de donde efectivamente salieron muchos Papas.

  Pio XI por su parte con sus impecables encíclicas, sin embargo en su rabioso antinacionalismo, apoyaba lo peor de establishment liberal, a costa de la vida de muchísimos mártires cristianos (cristeros, sacerdotes en la época de la 2da República en España y la injusta condena a la Acción Francesa).


  La falta de errores tan groseros en lo doctrinario de los papas anteriores (no implica que no los tuvieran) no significa que no hayan tenido errores políticos inmensamente graves, detrás de los cuales, como sostenía Donoso Cortés, siempre hay cuestiones teológicas.


  Una maestra progre de religión del colegio de mi hija corrigió a una alumna al sostener que Cristo no era la cabeza de la Iglesia sino el Papa. No se puede caer en ese absurdo error, ni antes ni después del Concilio. Los Papas son personas y la asistencia del Espíritu Santo no implica sumisión, ni aceptación sin posibilidad de resistencia a la misma.


  Pero podríamos irnos un poco más atrás en el tiempo cuando el mismo León XIII publicó su Diuturnum Illud en contra de la soberanía popular. Para tomar un ejemplo que vos mismo mencionas como promovido por el posconcilio y sus papas (democracia liberal); es preciso recordar su política de "Ralliement" en la cual acepta lo que él mismo condenó, es decir, apoyar esa "voluntad popular",  pero aclarando cuando las mismas permitan vivir a las naciones como cristianas y civilizadas. Es decir, "crean lo que escribo, pero hagan caso sólo a lo que digo". Entonces la propuesta parece que fue: "no crean en la soberanía popular pero si no queda otra...", lo cual implica en el fondo creer que por medio de la ley del número se puede conservar ese orden natural y nuestra fe desconociendo absolutamente nuestra naturaleza caída y sujeta a tantas presiones (externas o internas).


  De esas concesiones se pueden perfectamente seguir la libertad religiosa y tantas otras atrocidades cristalizadas en el papel en el nefasto concilio.


  La otra consideración que señalas, respecto del katejón al que sostienes que sería el papado, entra dentro de lo específicamente especulativo. Castellani creía que el orden jurídico romano lo era en una consideración que me parece mucho más razonable pero lo cual no implica más que una apreciación personal. Es un tema opinable. No está definido dogmáticamente cual es el katejón.


  Por supuesto que la visión esjatológica ayuda mucho a entender la inmensa confusión en la que estamos inmersos. Y creo que seguir dividiendo no nos sirve, pero en honor a la honestidad intelectual, no ocultamos nuestra postura.


  Esto también para nuestros lectores a quienes nos debemos y a quien no pretendemos cuestionar sus simpatías con el sedevacantismo, sedeplenismo, lefebrismo, conservadurismo o lo que sea, sino tratamos de ilustrar un poco los acontecimientos actuales, el origen de los mismos y el señalamiento claro de quien es el enemigo.


  Si seguimos generando disputas y cuestiones (que a mí por cierto me exceden), no creo que hagamos ningún favor al combate que debemos librar en estos tiempos.


  Muchos se consideran tradicionalistas excluyendo de ésta postura a los que piensan diferente de ellos aunque sean en cuestiones nimias. Creo que más allá de apropiarnos de esa condición y sostenerla como nuestra, debemos adherir a la misma, dejando claro que el mensajero no puede ser más importante que el mensaje.


  Mi propuesta no es seguir generando divisiones sino un frente común, por lo que dejo a otros sitios web las cuestiones teológicas y discusiones, y me dedico a lo que humildemente puedo hacer en pos de una evangelización cada día más difícil y un ambiente absolutamente hostil, y encima contando con la ayuda de solo unos pocos amigos e incondicionales camaradas y hermanos en la fe, pero con escasísimos recursos.


  Vaya entonces todo mi aprecio por tu trabajo pero también un llamado a no seguir con las divisiones por lo menos en éste espacio.


  Como última cuestión, quiero que quede claro que esto no pretende de ninguna manera ser una defensa de Antonio Caponnetto (que sabe defenderse mejor de lo que pueda yo hacerlo), más allá de nuestra amistad (y cuando lo tuvimos que defender lo hicimos cuando otros más cercanos callaron) sino una declaración de principios y objetivos.


  Un fuerte abrazo en Cristo y María.



  Augusto



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