“Que Pedro Sánchez celebre ser presidente del Gobierno es como irse de putas y celebrar que has ligado”
AD.-
En el día de hoy, cautivo de su cobardía, desarmado ideológicamente,
los últimos efectivos del marianismo-arriolismo han entregado sus
despachos, cargos y prebendas a las triunfantes fuerzas del neo-frente
popular. La era marianista, mal, peor que mal, ha terminado.
Mal acaba lo que peor empieza. Cuando Rajoy consiguió la mayoría
absoluta, hace ya seis años, no fue porque los votantes hubiesen tenido
una “epifanía mariana”. Ni muchísimo menos.
Era simplemente que una gran
mayoría de españoles estaba hasta del desvarío de Zapatero, de su
“laboratorio legislativo”, donde lo mismo se sacaba adelante una norma
criminalizando preventivamente a los hombres, que se legislaba contra el
mismo orden natural. Hoy tocaba barra libre para el aborto y al día
siguiente una ley que pretendía ajustar la Historia al gusto suyo y de
sus secuaces. El derroche del “Plan Ñ” – así se llamaba el plan que
derroche de decenas de miles de millones de euros en obras grotescamente
innecesarias – tal vez fue la gota que colmó el vaso de la anunciada
ruina nacional. Por si fuera poco, Zapatero se atrevió a lo que nadie
antes fue capaz: congelar las pensiones de los jubilados, entonces
extrañamente silentes. Lo nunca visto.
Contra tanto derroche y despropósito, con la crisis apretando el
gaznate a millones de españoles, la respuesta en las urnas fue un
severísimo correctivo al que unánimemente fue considerado el peor
presidente de nuestra historia reciente.
Votar al PP para que continúe el proyecto ideológico de la izquierda
La “pesadilla zapaterista dejó paso al marianismo. El gozo de muchos
pronto se sumergió en lo más profundo del pozo. En vez de poner negro
sobre blanco, lo que hizo Rajoy fue renunciar a su programa y abrazar el
proyecto ideológico de sus predecesores. No fue capaz de derogar ni una
sola de las normas zapateriles para el desmoronamiento moral de la
sociedad española.
Y no sólo eso: en lugar de reducir gastos innecesarios, lo que hizo
fue recortar servicios sociales, con gran coste para la imagen de su
Gobierno.
¿Dónde quedaba la derogación del “gaymonio”? ¿Dónde la anunciada
reforma de la Ley del Aborto, que pone las prácticas abortistas al
alcance de las menores, sin que al caso sea necesaria la autorización
paterna? ¿Por qué no se derogó esa aberración contraria a la Verdad y a
la libertad de expresión llamada “Ley de Memoria Histórica”? ¿Por qué no
se puso fin a la carga sobre los hombres del principio de culpabilidad y
al establecimiento de penas distintas por un mismo delito, dependiendo
de la condición sexual del delincuente? ¿Por qué permitió el PP que
siguiera cuestionándose de esa forma la presunción de inocencia de la
mitad de la población española?
Y qué decir de la llegada de decenas de miles de ilegales, de las
“nacionalizaciones” y de los “permisos de residencia” obtenidos de forma
ilegal y fraudulenta, de los permanentes asaltos a nuestras fronteras
terrestres y marítimas promovidas por las mafias dedicadas al trafico de
inmigrantes ilegales. Con Rajoy en el poder, el número de ilegales
acogidos en España supera los dos millones, lo que sin duda ha causado
una importante merma a nuestro cada vez mas empobrecido sistema de
bienestar social. Y ello sin contar el incremento del número de delitos
en nuestras principales ciudades.
Incluso cuando mayor era la presión fiscal a los españoles, seguía
habiendo dinero para uno de los más siniestros delirios de Zapatero: la
“alianza de civilizaciones”, esa suerte de laboratorio ideológico para
que los globalistas acaparen subvenciones y difundan sus peligrosas
teorías contra la identidad de Europa y de los europeos, españoles
incluidos.
Tras años de apretar el cinturón de los españoles, los éxitos
económicos del marianismo son bastante discutibles: se ha reducido la
cifra de parados, cierto, pero al mismo tiempo se ha registrado un
aumento del empleo precario y una bajada de los salarios. Pocos
beneficios para tanto sacrificio. Hasta el punto de convertir el
mileurismo en una panacea.
Por otro lado, el peso internacional de España es cada vez menor. No
hay ejemplo más rotundo que el rechazo de Bélgica, Alemania, Suiza y
Reino Unido a las órdenes de extradición cursadas por tribunales
españoles contra los golpistas catalanes huidos.
El problema para el PP no es que haya perdido el poder, sino que lo
haya hecho tras aplicar a rajatabla el proyecto ideológico de la
izquierda, despreciando así a los millones de españoles que votaron la
opción de Rajoy para que hiciera justamente lo contrario.
Los separatistas o la fábula del escorpión y la rana
Por si fuera poco, las peligrosas amistades con los separatistas ha
tenido para los populares el mismo final que la fábula del escorpión y
la rana. Pese a todas las advertencias, el PP ha comprendido demasiado
tarde la naturaleza traidora del arácnido. Con la gravedad de que el
mortal veneno nos ha sido inoculado también a nosotros.
No cayeron en la cuenta los populares, o la soslayaron, de la
fragilidad del soporte político e institucional, derivado de una
Constitución conscientemente desportillada por sus muñidores, una ley
electoral amañada para favorecer los secesionismos, una politizada
dependencia de las cadenas televisivas de signo ideológico izquierdista,
una corrupción galopante en cuya promoción se despatarraron los
gobiernos del PSOE y del PP…
Los trepadores del PSOE precipitaron diligentes la defunción de Rajoy
como presidente del Gobierno. Ya advertimos hace más de un año que el
trepa no desaprovecharía el odio al PP de los separatistas y de la
extrema izquierda comunista y proetarra para lograr mediante artimañas
lo que nunca habría obtenido en las urnas. En parte, lo sucedido estos
días es el fruto de décadas de idioteces, trampas, mentiras, ventoleras,
descrédito internacional, contradicciones, desmantelamientos, rencores
patológicos y ausencia de principios. Y ahí está Pedro Sánchez, al
frente del país, ajeno a lo que se nos avecina. A nosotros, ya que la
moción de birlibirloque a él le ha blindado económicamente el futuro. Su
esquizofrenia política radica en que esté celebrando su llegada a la
Moncloa con los apoyos de la izquierda podemita y los secesionistas. Que
Sánchez celebre ser presidente del Gobierno con tales apoyos es como
irse de putas y celebrar que has ligado. Tan eufórico se siente Sánchez
que, ajeno por completo a la realidad, se encampanó en lo que más
quería, da igual el precio que tuviese que pagar España. Mientras esté
en la poltrona monclovita, ultraizquierdistas y separatistas tendrán el
campo libre para arramblar con todo.
Los entresijos de la moción de censura
Las
emociones de estos días no nos dejan ver el bosque de los entresijos de
la moción de censura. Se trataba de orillar al partido en el Gobierno y
de reiniciar el proceso de demolición de España iniciado por Zapatero y
diseñado sobre dos líneas básicas de actuación: abrir el melón de la
reforma constitucional y dejar vía libre a una especie de confederación
de estados ibéricos semiindependientes, acabando al mismo tiempo con
cualquier signo cultural e identitario sobre los que se haya vertebrado
la convivencia española durante siglos.
Los muñidores de la moción de censura se movieron con agilidad y
tesón para conseguir los votos de los separatistas. La sentencia sobre
Gürtel fue solo el pretexto. La pretensión de derrocar a Rajoy viene de
lejos. Pérez Rubalcaba llevaba tiempo incrustado entre los convenidos, a
los que trató de persuadirle de que el hombre idóneo era Pedro Sánchez,
un sujeto oportunista, con una desmesurada ambición política, de escasa
talla intelectual y de biografía plana. El trabajo de captación dio sus
frutos.
Todo lo ocurrido esta semana da pábulo a la sospecha de que la moción
de censura ha sido movida por manos ocultas. Puigdemont estuvo siempre
al tanto de las ofertas de Sánchez a los separatistas catalanes. El
reconocimiento de Cataluña como nación, la transferencia masiva a la
Generalidad de competencias del Estado y el nombramiento de un fiscal
general que oriente el ánimo de la opinión pública a favor del indulto,
habrían sido al parecer claves para la mutación de los diputados
secesionistas.
Sánchez comparte la idea de Zapatero de convertir España en una
confederación de “nacionalidades”, y de naciones en el caso de Cataluña,
Vascongadas y Galicia. Fue desde el comienzo un eje obsesivo de su
gestión como presidente del gobierno. “Apoyé el Estatuto por
convicción”, remachó por si no estaba claro.
El traidor también ha movido algunos hilos estos días. Su
incompetencia, su rencorosa paranoia y una congénita estulticia pesarán
en la influencia política que mantendrá con Pedro Sánchez. Margarita
Robles ya ha anunciado que el nuevo Gobierno seguirá el modelo de
Zapatero. También la obediencia debida a los poderes ocultos que fueron
los que en realidad lo alzaron al poder tras una sentencia ampliamente
tergiversada y difundida por las influyentes terminales mediáticas del
PSOE, empezando por LaSexta.
Está claro que Sánchez fue programado en estancias del poder oculto
para el primer ensayo a fondo de la estrategia disolvente del NOM en una
nación europea. En un mundo en que prevalece la imagen sobre la calidad
no era difícil fabricarle una atractiva para su lanzamiento. Primero en
el partido y luego al frente del gobierno asaltado. Fue sin duda un
buen hallazgo publicitario lo del “No es no”, encubridor de una
personalidad ofuscada por acumulación de prejuicios, recelos y rencores.
La más apropiada para la tarea de desguace a realizar, favorecida
además por la torpeza infinita del partido en el Gobierno.
Nada más nombrar gobierno, Sánchez se pondrá manos a la obra para
acelerar la destrucción de los valores morales de la sociedad y a una
lucha enconada contra la Iglesia católica. Todas las acciones del
gobierno Rodríguez destinadas a corromper la sociedad (aborto,
homosexualidad, matrimonio entre gays y lesbianas y capacidad de
adopción de menores, Educación para la Ciudadanía, exaltación de la
sexualidad hasta lo animalesco, neomaltusianismo extremo…) serán un
juego de niños comparado con lo que está por venir.
La amenaza económica
Tampoco serán buenos tiempos para la economía nacional. El profesor
Velarde insistía sobre el divorcio entre economía ficticia y economía
real. La economía real, venía a decir, está aquejada de un cáncer
plagado de metástasis a cuyo tratamiento se aplican métodos equivalentes
a los de una gripe. Recordaba Velarde que al romper la unidad del
mercado español no se ha hecho otra cosa que agravar el cáncer, una de
cuyas manifestaciones más perniciosas es el hundimiento de la
competitividad, a la que acompaña la desconfianza de los inversores
extranjeros. Y avanzó una receta para curar el cáncer que, pese a ser
conocida y caballo de batalla de múltiples economistas, merece la pena
reseñar: “aceptar la energía nuclear; alterar el sistema de convenios
colectivos; liquidar las disposiciones derivadas de las políticas
intervencionista de las Autonomías; cambiar radicalmente nuestro sistema
educativo para hacerlo permeable a una seria política de I+D+i; reducir
el impuesto de Sociedades; eliminar las trabas institucionales a la
puesta en marcha de actividades empresariales, que en España, como
muestra la tabla 1.3 de «Doing Business 2010» (Palgrave Macmillan),
incluso dejan chicos aquellos famosos estudios hispanoamericanos del
economista peruano Hernando de Soto; poner en marcha una reordenación
radical de nuestras infraestructuras de transportes y comunicaciones, y
así sucesivamente”.
Todo parece indicar que se incrementará la deuda por un disparatado
gasto público y que se tomarán algunas decisiones populistas para
amortiguar posibles e incómodas reacciones.
Las taifas en su conjunto suman 2.200 empresas públicas, 400 más que
hace dos años. Cataluña se sitúa a la cabeza con 372, seguida de
Andalucía con 350 y de Baleares con 169. No lo justifica la población,
sino un pugnaz y faccioso intervencionismo que atribuye a dichas
empresas funciones específicas de la función pública y de intermediación
a cuyo amparo se beneficia a las empresas afines, se difuminan las
responsabilidades, favorecen los enchufes bien pagados y facilitan la
corrupción. Sánchez pretende incrementar el número de funcionarios.
Somos el país de Europa con más funcionarios por metro cuadrado. Y
proseguirá la carrera de inflación en el empleo público, en vez de
contener y reducir de manera drástica y a tenor de necesidades objetivas
de rendimiento y productividad. El Estado y las taifas se han
convertido en generosas y descabaladas agencias de empleo en las que
prima la ley del embudo partidista.
El problema es, sin embargo, de muy superior fondo al exceder del
mero marco económico. La destrucción sistemática de los valores morales
al servicio del NOM ha desguazado en la sociedad, y más todavía en la
juventud, el amor al trabajo bien hecho, el espíritu emprendedor, la
iniciativa creadora, la asunción consciente de los riesgos que conllevan
la gran aventura de la existencia y la conquista de un futuro mejor.
Aquello precisamente que asumieron varias generaciones en la durísimas
circunstancias de los cuarenta, hizo posible la remontada contra viento y
marea y cristalizó en el desarrollismo de los sesenta. Y es la
recuperación de los principios morales, de solidaridad y de esfuerzo
compartido la clave del arco para que sea factible un tratamiento
efectivo del cáncer económico.
En resumen, no hay sujeto más peligroso para cualquier empresa que un
inútil sin principios y con una ambición desmedida. Nos ha tocado uno
de ellos nada menos que al frente del gobierno, gracias al respaldo de
lo peor de cada casa. ¿Debemos esperar que el cuerpo achacoso de España
resista el avance de la metástasis?
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"ES EL NEOMARXISMO ESTÚPIDO"
ESPAÑA, ARGENTINA, ESPAÑA Y EL MUNDO ENTERO, SE HALLA DENTRO DEL MISMO MANOSEOS QUE PREDIJERA DISCÓPOLO EN SU YA ANCIANO "CAMBALACHE".
UNICAMENTE LOS IMBÉCILES PUEDEN DEJAR DE CREER EN LA IMPLANTACIÓN DE UN "NUEVO ORDEN MUNDIAL" QUE MARCHA DE A POQUITO... DE A POQUITO..., DE MANOS DE LA USURA Y EL SIONISMO INTERNACIONAL"
ADEMÁS DE LO REFERIDO A LO INFANTABLE EN AMBIENTES DEL "ZURDAJE", DONDE POR NADA DEJAN DE LADO, Y DE PASO, ARREMETER CONTRA "LA IGLESIA CATÓLICA", COMPARTIMOS EN TODO EL PRESENTE ARTÍCULO, DESTACANDO ESPECIALMENTE ESTA BREVE CITA: "En parte, lo sucedido estos días es el fruto de décadas de idioteces, trampas, mentiras, ventoleras, descrédito internacional, contradicciones, desmantelamientos, rencores patológicos y ausencia de principios. Y ahí está Pedro Sánchez, al frente del país, ajeno a lo que se nos avecina. A nosotros, ya que la moción de birlibirloque a él le ha blindado económicamente el futuro. Su esquizofrenia política radica en que esté celebrando su llegada a la Moncloa con los apoyos de la izquierda podemita y los secesionistas. Que Sánchez celebre ser presidente del Gobierno con tales apoyos es como irse de putas y celebrar que has ligado. Tan eufórico se siente Sánchez que, ajeno por completo a la realidad, se encampanó en lo que más quería, da igual el precio que tuviese que pagar España. Mientras esté en la poltrona monclovita, ultraizquierdistas y separatistas tendrán el campo libre para arramblar con todo.
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