domingo, 19 de agosto de 2018

14 cosas que nunca escuchaste sobre el aborto

jueves, 16 de agosto de 2018
14 cosas que nunca escuchaste sobre el aborto - Balance del rechazo del proyecto abortista en Senadores

14 cosas que nunca escuchaste
sobre el aborto

Balance del rechazo del proyecto abortista en Senadores

Por Juan Carlos Monedero (h)

NÚMERO 1: el rechazo del proyecto implica la salvación de muchos niños inocentes.
          
            Sabemos que la lucha continúa, pero no dejemos de festejar las modestas victorias que se han logrado. Aunque el debate en sí sea una victoria de la democracia, la negativa al proyecto es una victoria de la Argentina que ciertamente ha puesto un fuerte obstáculo al gravísimo ataque que se hubiese cernido sobre su propia población. No nos quedemos en los laureles pero también sepamos valorar todo el trabajo que se hizo. No fue magia.
            El alma no puede vivir bebiendo malas noticias, tenemos también que recrearnos en lo bueno. Alegrémonos legítimamente, sin bajar los brazos, por todos esos niños que –con otro resultado– habrían sido abortados. Al menos durante un tiempo, los hijos de aquellas mujeres que los hubiesen eliminado bajo la legalidad han sido salvados. Que no pase desapercibido que hemos salvado vidas inocentes: es un bien enorme haberlo logrado.
Tenían la mayoría de los MMCC, mayoría en el periodismo, en el cine, en el "arte". Todo el grupo Clarín a su favor. Tenían los colegios públicos. Contaban con la inacción de una porción del clero. Tenían la plata que les llegaba de adentro y la que les llegaba de afuera. El apoyo del Poder Ejecutivo: Macri. Tenían la fuerza de los partidos. Contaban con un sistema que puede legalizar cualquier barbaridad si cuenta con los votos necesarios.

Pero así y todo la ley fue rechazada. Por eso, no nos podemos quitar el pañuelo celeste. O como dice el video de Militar la vida: “YO NO ME LO QUITO”[1].
NÚMERO 2: “educación sexual, anticoncepción y aborto” forman parte de un único paquete.

Esta tríada maldita es inseparable: se acepta en bloque o se rechaza en bloque. Son la punta de lanza de un proceso mayor, que lleva siglos, y que se conoce como la Revolución Mundial Anticristiana.

Todos sabemos que bajo los términos “educación sexual” se puede entender y enseñar muchas cosas buenas. Pero si los capacitadores de esta asignatura proceden de las filas de Nuevo Encuentro o del Ministerio de Educación, todos nuestros libros, toda nuestra antropología filosófica no valdrá prácticamente ni un gramo. Tal como está planteada por el Estado la Educación Sexual –aún la “Integral”, adjetivo con el espontáneamente todo se volvería bueno–, no hay duda de que es un concepto subsidiario de los abortistas. Es su slogan, es el peldaño n° 1 para poder llegar al n° 2 y terminar en el aborto.
Quienes tienen la primera obligación de velar por los contenidos que imparten los colegios son LOS PADRES. Deben apoyar resueltamente a las autoridades cuando éstas enseñan en las virtudes, cuando enseñan una auténtica educación para el amor –como se hace en muchos colegios, nos consta– así como prepararse para resistir a aquellos docentes que (sea por error, mala formación o malicia) corrompen el alma de sus hijos.

NÚMERO 3: la mentira atraviesa las entrañas mismas del discurso abortista.

MINTIÓ Roberto Carlos Trinidad, también conocido como Florencia de la Vega, cuando dijo que su madre había muerto como consecuencia de un aborto clandestino. Hace años, el cáncer –según sus palabras– se había llevado su vida. MINTIÓ asimismo al sostener la cifra de un aborto por minuto en la Argentina. ¡Tan absurdo era el número que hasta el diario Clarín lo tuvo que reconocer![2] Es que la mentira tiene patas cortas y, al menos en este caso, gruesos tobillos.
MINTIÓ la “pastora” evangélica, presentada en el Congreso como un ejemplo de una evangélica abortista.
VIENEN MINTIENDO hace más de una década con la cifra de 500.000 abortos clandestinos en un país de más de 40 millones como el nuestro, cuando en Estados Unidos –con aborto legal desde 1973 y cuya población asciende a 350 millones de personas– se realizan 600.000 abortos legales.
MINTIERON en Estados Unidos, como lo confesó Bernard Nathanson. También MINTIERON en el caso Roe vs. Wade –cuyo fallo judicial abrió camino al aborto–, como lo reconoció Norma McCorvey[3]. Hoy existe una película en torno a esta mentira.
MINTIERON durante todo el año, diciendo que el proyecto legalizaba el aborto sólo hasta la semana 14 cuando, en realidad, lo hubiese habilitado los 9 meses del embarazo invocando requisitos vacíos y manipulables.
Son los mismos que vienen mintiendo hace un año respecto de Santiago Maldonado, acusando a la Gendarmería de una desaparición que en realidad resultó ser una muerte por ahogamiento. Son los mismos que vienen mintiendo hace décadas con la cifra de los desaparecidos, número reconocido como falso por los mismos que en su momento lo sostuvieron, como Jorge Lanata. Cuando una causa es justa, no necesita de mentiras.

NÚMERO 4: quienes promueven el aborto son responsables de las muertes maternas en abortos clandestinos.

            Acusar a los provida por las mujeres que mueren en abortos clandestinos es una difamación que casi no merece comentario.
Son estrategias discursivas, diseñadas y pensadas a fin de distorsionar nuestra posición. De ahí denominaciones tales como “grupos antiderechos”, o también la falsa disyuntiva entre los que están “a favor del aborto legal” y nosotros, ubicados en el terreno de quienes estaríamos “a favor del aborto clandestino”.
La realidad, sin embargo, es tozuda. Los hechos son los hechos. Las mismas que militan por la legalización del aborto son las que promueven abortos clandestinos, como lo muestran estas publicaciones:
            Edgardo Moreno sintetizó la respuesta en las siguientes palabras: “LAS MUERTES POR ABORTO CLANDESTINO SON RESPONSABILIDAD DE LOS ABORTEROS”. Y luego desarrolló: “Uno de los caballitos de batalla, y tal vez la falacia más repetida por los partidarios del aborto legal, consiste en atribuir la culpa de las muertes por aborto clandestino a quienes defendemos la vida del niño por nacer”. Esta acusación es “absolutamente falsa”. Continúa Moreno: “La mujer que decide hacerse un aborto evidentemente lo hace porque no ha merituado como corresponde el valor de la vida humana que está gestando y/o porque no ha recibido la adecuada contención, ayuda y consejo de su círculo más allegado. De éso no somos responsables quienes defendemos la vida, y si se pretende buscar responsabilidades más allá de la personal, no hay dudas que los responsables de los abortos clandestinos son los partidarios de la cultura de la muerte pues ellos son los que promueven el desprecio absoluto por la vida de los niños por nacer”.

NÚMERO 5: existe una poderosa reserva moral en la Argentina, incluso en la Capital y Gran Buenos Aires. Y en el interior, las propuestas anti-vida y anti-familia son mucho más débiles.

            Una constatación que debe llenarnos de energía y renovarnos en la militancia. Millones de argentinos salieron a la calle, entregando con generosidad tiempo, dinero, recursos. Aquellos a quienes el estudio llevó años –miles de horas de estudio– brindaron esos conocimientos gratuitamente, en innumerables conferencias, charlas parroquiales, tertulias, talleres ante alumnos, etc.
            Millones de personas en todo el país el 25 de marzo. Millones de personas el 20 de mayo. Más de cien mil personas en Luján, presentes en la consagración de la Argentina a la Virgen. El acto en el obelisco, pocos días antes de la votación, superó el millón de asistentes sólo en Capital. Un tsunami durante los días precedentes a la votación y, especialmente, el 8 de agosto y la madrugada del 9. Miles de jóvenes en las calles, en todo el país, sacrificando horas de sueño y exponiéndose físicamente, pegando afiches para estas convocatorias. Se repartieron volantes, se apoyó a los personajes públicos que fueron defendiendo la vida de los inocentes: en la calle, en las redes sociales, en las mesas familiares, en el trabajo, en el club.
Surgió la idea de una Militancia 24-7: 24 horas del día, los 7 días de la semana. A quienes defienden la vida del niño por nacer pero desconocían en profundidad el tema, se los dotó de argumentos jurídicos, científicos, médicos, lógicos, religiosos. Intervenciones en distintos medios de comunicación.
            ¡Cuántos diseñadores y guionistas fueron poniendo sus talentos al servicio de la causa! Videos, artículos, debates, convocatorias, actos públicos. La formación de grupos de Abogados, Médicos, Psicólogos y Docentes por la vida. Se sostuvo en todos lados la inocencia del niño, se sostuvo en todos la malicia del aborto. En San Justo, se realizó una mateada en una plaza mientras varios jóvenes ilustraban a la gente. Pasaron una ecografía en vivo, dándole pantalla al mismo niño al que los abortistas pretenden invisibilizar.
            Se acompañó a las mujeres embarazadas, noble tarea que viene siendo realizada hace años.
Se pintaron murales, se intervinieron las madrigueras de los abortistas, se pensó en numerosas estrategias. Muchos colegios abrieron sus puertas a distintos profesionales para que ilustrasen a los alumnos sobre estos temas, como también facilitaron que las personas arrepentidas por haberse practicado un aborto –como Patricia Sandoval– pudieran comunicar su testimonio. Y no podemos omitir el acompañamiento de personas de relevancia internacional, como Amparo Medina. En una palabra, se puso la inteligencia y el corazón al servicio de la vida del niño.

NÚMERO 6: el discurso provida es compacto y los planteos abortistas son contradictorios entre sí.

            Reducido a su mínima expresión, los provida sostenemos: hay una persona humana desde la concepción, matar a un inocente es un asesinato. Punto final.
            Con los abortistas es distinto. Hace años, decían que el embrión no estaba vivo. Luego dijeron que tenía vida, pero no “vida humana”. Luego dijeron que había vida humana pero que la madre tenía derecho a “eliminar una vida humana”[4].
            Primero dijeron que estaban a favor del aborto sólo para casos de violación. Después dijeron que querían el aborto para las mujeres pobres (o sea: ya no importa si son violadas o no). Después que estaban a favor a partir de las 12 semanas. Este año deslizaron un proyecto abortista para legalizar el aborto hasta la semana 14 “y no después” (que, como dijimos, era mentira de todas formas).
Durante años dijeron que las mujeres pobres debían contar con la posibilidad de matar a sus hijos “para evitarles el sufrimiento”. También dijeron que un niño con malformaciones sufriría toda su vida, mejor abortarlo. Que la mujer violada vería en su hijo la cara del violador. ¿Y cómo no mencionar el escándalo-Catherine-Fulop en este punto? Pero este año, al fin, se sacaron la careta. En el Congreso, la activista Dora Barrancos lo sostuvo explícitamente[5]:

“me encuentro entre quienes defienden el aborto legal para afirmar el derecho al disfrute sexual separándolo absolutamente de la reproducción. ¡Es un derecho humano fundamental que tiene que sernos dado a las mujeres! Por lo tanto, yo sostengo que debe dársenos esa prerrogativa para igualar las condiciones del ejercicio de la sexualidad diferencial entre varones y mujeres. El sexo (…) no embaraza a los hombres”.

En la votación del Senado, Fernando Pino Solanas[6] reprodujo conceptos similares a la hora de sustentar su posición a favor del aborto: “El derecho a poder decidir sobre su cuerpo. ¿Y por qué no? ¿Por qué tenemos miedo de decir que el derecho a gozar, a gozar de la vida y a gozar de su cuerpo? ¡Sí, señora presidenta!”. Ya no importa el pobre, la mujer violada, las madres que se mueren en abortos clandestinos, los niños con malformaciones. Ahora sabemos que militaban para vivir de orgasmo en orgasmo.

NÚMERO 7: Mauricio Macri, el Presidente de la Nación, está poniendo las condiciones sin la cuales estos proyectos genocidas no serían posibles.

            Ya no se puede disimular la responsabilidad del Poder Ejecutivo. Al igual que Poncio Pilatos el Viernes Santo, Mauricio Macri propone rifar la verdad en las arenas movedizas de los números, demostrando que su gobierno merece la calificación que le propinó Mons. Aguer: “Es un gobierno sin principios”. Rubinstein, Lipovetzky, Marcos Peña y su familia, todos ellos alfiles en este ajedrez siniestro.
Todavía no habían pasado 24 hs. del rechazo en Senadores y el Poder Ejecutivo reflotaba la idea de reformar el Código Penal –en la que venía trabajando hace meses– y, así, despenalizar el aborto. No faltaron declaraciones públicas del Presidente que, por vía de una calculada hipocresía, respaldaban los falsos presupuestos del discurso abortista: "Los argentinos nos animamos a sacar un tema tabú. Estoy muy contento con el debate y el diálogo, pero tenemos un problema de fondo que no va a cambiar con una ley más o menos".
Se trató –y se trata– de una pelea contra un Estado. Una pelea despareja, por cierto. Los provida tenemos a todo en contra. Especialmente, tenemos en la vereda de enfrente a un Presidente que, aunque no lleve pañuelo verde, ejecuta servilmente maniobras pro-aborto y, por tanto, anti-argentinas.

NÚMERO 8: estamos ante una guerra religiosa, que también es política, cultural e ideológica. Pero no deja de ser religiosa.

            Basta de agnosticismo discursivo. Basta perder el tiempo y las energías tratando de convencer a los provida de “no mencionar” la religión en un conflicto donde el adversario ataca la religión una y otra vez. Los evangélicos nos dieron una soberana lección a los católicos, cosa que debería darnos vergüenza. Con un discurso explícitamente religioso se congregaron el pasado 4 de agosto en las inmediaciones del Obelisco: más de un millón de personas.
            Circuló hace unas semanas una grabación que reproducía las palabras de los abortistas en un discurso. Una desdichada egresada de un colegio católico, según su propia confesión, leyó en público una proclama a la que denominó “Proclama hereje para la biblia feminista”. Escuchamos cosas como éstas:

“Se enrosca la serpiente bíblica, hoy pañuelo verde, en estas modestas ramas del árbol del conocimiento, nuestras muñecas. Todas las Evas de nuestra sangre y las serpientes de nuestras estirpes muerden de muerte fatal la maldición de dios, ese perverso geniecillo: ya no somos enemigas, ya los pies de la sororidad aplastan las cabezas de la envidia”.

Y continúa: “Todas las que llevamos como primero o como segundo el nombre de María ¡LO ABORTAMOS! ¡Y a los tres días RESUCITA! Pero esta vez es una guerrera amazona, jefa de brujas, putas, tortilleras, travas y aborteras; que redacta ningún mandamiento en tablas de piedra sino en el vientre de la india, madre tierra, una nueva teogonía: Evas, serpientes y Marías, dejamos la matanza entre nosotras para ir a envenenar a dentelladas los aquilinos talones patriarcales”.
Hay más: “Eva, diosa por fin, se abraza con la Virgen María y la libera: Hija mía, ya no parirás a la fuerza y con dolor, ya no te embarazará jamás ningún ángel psicópata sin que te hayas enterado, ya nunca más, sin haber gozado. Bendita será tu sangre menstrual, benditas tu voluntad y tu salud, bendito por sobre todo: tu deseo. Y María escucha dichosa estas palabras y ahora Cristo nace si María quiere; y si no quiere, no hay dios que nazca…”.
            ¿Alguien nos puede mirar a los ojos, después de leer esto, y decir que no se trata de una guerra religiosa?

NÚMERO 9: el discurso pacifista, “buenudo” y bienpensante está agotado.

            Ya no se puede seguir pretendiendo que estamos ante una problemática circunstancial. Esto no se arregla ganando encuestas ni con educadas peticiones dirigidas al Lobo Feroz. Debemos dejar de pedirle al Gobierno Nacional que desarticule las maniobras abortistas de los integrantes del Gobierno Nacional. No van a ir contra sí mismos y esperar tal cosa, o incluso peticionarla, es una pérdida de tiempo. Debemos dejar de pedirle al Lobo que no se coma a Caperucita. El Lobo ES LOBO.
Es intelectualmente deshonesto seguir diciendo que “no estamos contra nadie” al mismo tiempo que NUESTRA GENTE es atacada, vilipendiada, escupida, humillada. Es intelectualmente deshonesto que algunos se hagan los distraídos mientras los templos, las parroquias o los lugares identificados como profamilia son sistemáticamente atacados.
La medida de la acción debe guardar congruencia con la magnitud del ataque. Si nos escupen, agreden e insultan, es por lo menos suicida atribuirles buenas intenciones. No nos podemos configurar como el frente provida algodonado. Más bien debemos constituirnos como el Alcázar de Toledo. Empecemos a usar un lenguaje más próximo a las gestas y patriadas.

NÚMERO 10: la hipocresía abortista no tiene límites. Para ellos vale todo.

            Las mismas que en los debates piden respeto, en los murales escriben “Mata a tu papá, a tu novio y a tu hermano”.
            Promueven el pañuelo verde en alumnos de colegio secundario porque “es un debate que nos debemos todos”, pero pegan alaridos de dolor si cientos de niños en Santiago del Estero llevan su pañuelo celeste.
            Dicen que el aborto no es un asesinato pero rehúyen la mirada cuando en el senado pasan un video.
            Acusan a la Iglesia de oponerse a la ciencia mientras reniegan, cuestionan y porfían los descubrimientos científicos en torno a la vida intrauterina.
            Se rasgan las vestiduras por las mujeres embarazadas “torturadas por la Dictadura” al mismo tiempo que militan para que las mujeres embarazadas puedan descuartizar a sus hijos.

NÚMERO 11: no podemos ni debemos acostumbrarnos a debatir el aborto.

            Pocas horas antes del voto en Senadores, el Presidente Macri sostuvo públicamente: “No importa cuál sea el resultado, hoy ganará la democracia”. Y en eso le asiste toda la razón. Porque la lógica del sistema vuelve teóricamente posible discutir lo que no debe ser discutido, cuestionar lo que no debe ser cuestionado. Todos los relativistas celebraron el debate, lo escuchamos, martillado una y otra vez. No faltó abortista que no levantase su copa triunfante por el hecho de que “por fin” los diputados y senadores estaban, al menos, discutiendo. Durante todo el año, e incluso después del rechazo de los senadores, la consigna era monolítica: “La ley se puede haber perdido pero ya no hay más tabú sobre el aborto”. La acción psicológica-cultural fuera del Congreso y el Senado –por un lado– y la lógica sistémica se conjugaron para propiciar este debate indigno, falso, este pseudo debate.
            Los provida no sólo debemos repudiar la posible sanción de una ley abortista, también debemos repudiar la lógica relativista/agnóstica/liberal que subyace en esta controversia. Es decir, la lógica nocturna –pues proviene de un principio perverso– de que nada es absoluto, de que todo se puede discutir, de que “hay derecho” a debatirlo todo.
            Quienes se especializan en promover la contracultura saben que la mejor manera de mellar el sentido común es acostumbrar al ojo a leer perpetuas negaciones de lo obvio; acostumbrar al oído a escuchar eternas porfías sobre lo evidente. Ningún provida puede celebrar el debate sobre el aborto, debe repudiarlo y entender las profundas implicancias psicológicas del mismo. Aplaudir la existencia misma del debate es celebrar que haya personas que quieran la muerte de un inocente.

NÚMERO 12: el aborto se convierte en objeto de debate porque nuestro país vive de absurdo en absurdo.

            En la Argentina, a los delincuentes hay que tratarlos con suavidad mientras a los efectivos de la policía se los fusila mediáticamente. Los docentes de la escuela pública, en teoría amantes de la educación, interrumpen las clases y arrastran a los alumnos a contiendas políticas que apenas conocen. Un varón que ahora quiere llamarse “Jessica” juega hockey femenino y la entidad deportiva no se lo puede impedir porque termina siendo acusada por “discriminación”. Los chicos quieren ser grandes, los grandes quieren ser chicos. Ser cruel con un perrito es visto como una atrocidad (lo es) por la misma persona que abandona sin mucho trámite a su padre en un geriátrico. Y sigue la irracionalidad: las feministas dicen que sus pechos son elementos sexuales sólo por una construcción cultural, y salen a mostrarlos. Tuvimos el Tetazo. Una alumna de colegio secundario quería asistir a clases sin usar sostén, y tuvimos el Corpiñazo. “Todos y todas”, “hermanos y hermanas”, “todxs” y, ahora, el último descubrimiento del momento, que haría palidecer a mentes como Pascal, Edison, Fleming y Einstein: “todes”.
En este contexto absurdo, absolutamente absurdo, ¿sorprende a alguien que el aborto entre en debate? ¿Sorprende que quienes dicen “Ustedes, los varones, no pueden hablar sobre el aborto porque no tienen útero” son los mismos que llevaron al Congreso a Florencia de la Vega?

NÚMERO 13: el sistema es ilegítimo en sí mismo, más allá del rechazo en Senadores. Debemos repudiar la mentira del sistema.

El aborto es una injusticia y eso los provida lo tenemos más que claro. Pero debemos repudiar también otras injusticias. El principio medular del sistema político –la soberanía popular– es falso, por tanto sus aplicaciones no pueden ser justas. Es intelectualmente insostenible que la vida de un inocente dependa de las mayorías, es moralmente repudiable que una persona viva en función de más o menos cantidades. Son acertadísimas las palabras del Padre Diego de Jesús: no hay que debatir el aborto, hay que abortar el debate. La vida del inocente, como dijo Antonio Caponnetto, es indebatible.
La soberanía del pueblo –punto de fuga ideológico– es la sangre de este sistema, y en tanto principio totalitario tiende a fagocitar las realidades políticas vecinas. La soberanía del pueblo, más temprano que tarde, se va comiendo las cosas, va mellando, va carcomiendo la cosa pública. Si no afirmamos esta verdad, nuestras modestas victorias provida serán en el mejor de los casos unas saludables bocanadas de aire en el medio de una atmósfera próxima a la cloaca. Serán éxitos de corto plazo pero, a la larga –por la fuerza misma de la lógica sistémica–, terminaremos sucumbiendo. No subestimemos el poder de la lógica política. Hay una racionalidad oscura en el sistema, pero racionalidad al fin. Hay un dominó intelectual: el aborto puede ser legal en la Argentina si la mayoría de diputados y senadores así lo juzga. Por eso, el camino no puede ser la formación de un partido político –por excelente que sea la gente que lo quiera integrar, por más excelentes que sean las intenciones de estas personas– sino la desobediencia civil. No descartemos la posibilidad de una resistencia que vaya más allá de lo legal.
Que esta idea empiece a estar en nuestra cabeza. Podríamos estar moralmente obligados a usar la fuerza.

NÚMERO 14: el éxito y el fracaso, en última instancia, no importan. La historia registra las causas grandes y nobles.

            Para cerrar estas reflexiones, no podemos ignorar las palabras de Kipling: “Al éxito y al fracaso, esos dos impostores, trátalos siempre con la misma indiferencia”. La ley del aborto no salió, fue rechazada. Pero eso no cambia ni debe cambiar nuestra actitud interna, nuestro motor espiritual. No estamos obligados a ganar pero sí a poner todo para ganar. No estamos obligados al éxito sino a tener una mentalidad de éxito. En síntesis: estamos obligados a tener una actitud ganadora, esto es, poner todos los medios para que el éxito sea inevitable. Rendir al máximo, gastarse y desgastarse, hasta el punto que el universo tenga que retorcerse sobre sí mismo para negarnos nuestros objetivos.
            Así debemos ser nosotros. Festejamos, claro está, el rechazo de esta ley genocida. De esta ley que hubiese implicado un auténtico terrorismo de estado. Con la ayuda de Dios, hoy tenemos un poco más de aire limpio para respirar. Pero ya se escuchan los sonidos del ejército enemigo marchando: percibimos las pisadas de esas fuerzas oscuras, motorizadas por el dinero, la ideología o incluso el satanismo. Y no están lejos. Tenemos que tomar entonces la armadura de la Verdad, el Bien y la Belleza. Librar la batalla, alegre y poéticamente, como pedía José Antonio. Esta es una pelea cuya médula está en las fuerzas espirituales que cada hombre tenga, en su fortaleza interior. Hagámonos de roble, para así poder resistir la artillería, y luego pasar al  contraataque. Con lucidez y coraje. Como hizo San Martín, pongamos nuestros modestos sables a los pies de la Virgen, pidiéndole por el triunfo definitivo de esta Guerra. Seamos generosos, porque si no es hoy, si hoy no sacrificamos nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestra comodidad, ¿cuándo?
[1] https://www.youtube.com/watch?v=TgBdobwrBZs&t=9s
[2] https://www.clarin.com/espectaculos/fama/florencia-ve-equivoco-hablar-aborto-clandestino-amalia-granata-perdono_0_rkZPk2ZAG.html
[3] https://www.actuall.com/vida/el-padre-de-angelina-jolie-y-la-sobrina-de-luther-king-llevan-al-cine-el-caso-roe-vs-wade/
[4] https://www.youtube.com/watch?v=WI7O6DkEt38 (Minutos 20,10 y ss.)
[5] https://www.youtube.com/watch?v=EzxPgZeV9Jw&t=12s
[6] https://www.youtube.com/watch?v=_r57PjvfDWc&t=
Publicado por Juan Carlos Monedero