sábado, 29 de junio de 2019

EL ÚLTIMO TRAMO DEL AÑO



15 de diciembre de 1972. Convención del Hotel "Crillón" (Imagen: sitio Villamanuelita)


Después de permanecer un mes en la Argentina, el líder justicialista emprendió su regreso a España, dejando a sus espaldas muchas dudas y no poco malestar. Según Norberto Galasso, la prensa de Europa y América del Norte estaba convencida que su presencia en el país no había provocado los cambios esperados, en especial la aglutinación de masas, la apertura de una senda que condujera al diálogo y la caída del régimen militar, prueba elocuente, a su entender, de que su mito se estaba desmoronado1. Los hechos que tendrán lugar en los siguientes meses, desmienten categóricamente esas afirmaciones.
La breve presencia de Perón sirvió, entre otras cosas, para demostrar que su figura seguía teniendo el mismo peso de siempre y que “el cuero le daba” para dar pelea. Su imagen era sólida, su lucidez la misma de siempre e incluso mayor y su capacidad de concentrar todo el poder en su persona y manejar los hilos a su antojo, notoria.
Algo que llamó la atención de partidarios y opositores fue su intención de mantener cerca a los sectores más duros, tanto de izquierda como de derecha, una estrategia que le daría resultados en tanto la situación política y social continuase tan incierta como hasta el momento.


Siguiendo su costumbre, supo mover las piezas de manera magistral, con ese estilo maquiavélico que lo caracterizaba desde su entrada en la escena pública, allá por 1943, confundiendo y desconcertando a todo el mundo, en especial, a quienes creían tenerlo todo bajo control.
Si alguien se intranquilizó cuando lo escogió a Rodolfo Galimberti, comandante de la Columna Norte de Montoneros, como líder de la Juventud Peronista, debió volver a la calma al verlo unificar las 62 Organizaciones de la combativa Córdoba. Su visita a la Villa 31 de Retiro, fue un gesto hacia la teología de la liberación y un hueso a las agrupaciones marxistas que ingenuamente veían en él a un revolucionario de esa tendencia pero enseguida la niveló con su discurso en el plenario de las 62 Organizaciones, que en esos momentos comenzaba a organizar sus fuerzas de choque, constituyendo verdaderos comando de la muerte que antecederían con su accionar al terrorismo de Estado; si a su derecha estaba Rucci, a su izquierda brillaban con más fulgor que nunca el pulcro y engominado Abal Medina y el desconcertante Galimberti, y así sucesivamente.
El 14 de diciembre, el líder justicialista voló Paraguay, primera escala en su viaje de regreso a Madrid. Decenas de personas lo esperaban en el aeropuerto, sus compatriotas portando carteles que decían “Argentinos residentes en Paraguay” y “Residentes peronistas-argentinos ¡Presente!”. Fue recibido por su presidente, Alfredo Stroessner, generando la consabida expectación y aglomeración de gente. Allí, después de saludar a las 2000 personas que se habían concentrado frente al Hotel "Guaraní", donde se había alojado, ratificó:
-Tenemos un acuerdo con la UCR; con el doctor Balbín de manera expresa. Si nosotros triunfamos los llevaremos a compartir el gobierno con nosotros. Si ellos ganan, tenemos la promesa de que harán lo mismo2.
Fue su cuarta visita al país hermano, por el que sentía un apego especial. Antes de partir del Aeroparque Metropolitano con destino a Asunción, le había revelado la fórmula presidencial del FREJULI a sus allegados. Abal Medina se la reveló a Rucci en el hall de la estación aérea y el secretario general de la CGT casi se cae de espaldas al saber quiénes eran los candidatos: Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima, una verdadera afrenta para la conducción gremial por tratarse de dos reconocidos conservadores.
La misma fue ratificada en la convención del Hotel "Crillón", ubicado a metros de Plaza San Martín, el viernes 15 de diciembre, a poco del arribo de Cámpora desde el vecino país, con nuevas instrucciones de su jefe.
Entre los doscientos delegados presentes ese día, destacaban exponentes de la derecha vernácula como Rogelio Coria, Victorio Calabró, Manuel de Anchorena y la aguerrida Norma Kennedy y entre los de izquierda, el joven secretario del Movimiento y Galimberti, todos aunados y efusivos aunque recelosos unos de otros.
Diciembre de 1972. Perón aborda el avión que lo llevará desde el
Aeropàrque Metropolitano de la ciudad de Buenos Aires a Asunción
(Imagen: "La Razón")

En la oportunidad, se dio a conocer el telegrama que el jefe había enviado desde la capital guaraní, renunciando a toda candidatura (de no haberlo hecho habría tenido lugar una masiva votación en blanco, como en las elecciones constituyentes de 1957). Muchos de los presentes quedaron en silencio al escuchar su sugerencia: a su entender (el de Perón), la fórmula debía ser Cámpora-Solano Lima.
La votación en su favor fue aplastante, 145 votos contra 50, más 5 en blanco, hecho que molestó notablemente a Coria, por entender que todo había sido digitado previamente, como realmente aconteció3.
Norberto Galasso reproduce las palabras que el sindicalista  dijo al ser requerido por “La Nación”, dejando en claro su malestar: “…en este congreso ha habido presión desde arriba (…), no se ha podido debatir”4.
¿Y qué pensaba Coria?, ¿qué Perón iba a actuar democráticamente?
El 18 de diciembre el líder ratificó la fórmula desde la capital asunceña, en una concurrida rueda de prensa que se desarrolló en el salón de actos del Hotel "Guaraní", donde sólo pudieron formular preguntas reporteros locales5.
-Yo estoy por encima de toda candidatura. Mis muchachos se encargan del Movimiento. Son tantos que verdaderamente algunos pueden hacerse cargo.
Y ante otra requisitoria.
-Como jefe de un gran movimiento nacional, yo ya estoy como el chino que cuando ha terminado su misión, se acuesta en el ataúd. Mi candidatura me tiene sin cuidado, hay otros candidatos que van a ser mejores que yo y van a ir más lejos que yo.
Mientras se desarrollaba la rueda de prensa, afuera, en la calle argentinos y paraguayos aclamaban al visitante y solicitaban su presencia para saludarlo. Su aparición en la puertas del hotel generó una ovación que se prolongó varios minutos. La nación guaraní sabía del profundo respeto que el líder sentía por ella y recordaba su intervención cuando la guerra civil de 1947 y el golpe de Estado que entronizó a Stroessner, amén de su forzado exilio en septiembre de 1955. Para más, el jefe justicialista se movía con su pasaporte paraguayo y eso incrementó aquella mezcla de fascinación y afecto que el pueblo hermano sentía por su figura.
El día anterior, el líder justicialista visitó a Stroessner acompañado por su esposa y López Rega. Aún hoy, resulta increíble comprobar que hubo personas, dentro y fuera del movimiento, que vieron con recelo el hecho cuando el mandatario paraguayo contó con el apoyo justicialista antes, durante y después del golpe de Estado que encabezó en mayo de 1954.
-El general Stroessner es un viejo amigo –dijo el ex mandatario al salir de la casa de gobierno, rodeado de periodistas y custodios-, y hemos hablado como hablan los viejos amigos. Por otra parte, he repetido recién, el general Stroessner es un fuera de serie y yo he hablado con él como se habla con los fuera de serie.
Una salva de aplausos coronó sus palabras.
El 19 de diciembre Perón voló a Lima, buscando estrechar lazos con el general Velazco Alvarado y establecer lo que fue dado en llamar el corredor revolucionario latinoamericano, intento de revitalizar la Tercera Posición de los años cuarenta y cincuenta, con la que había tenido en vilo a los Estados Unidos y las naciones de la región. Fue allí donde definió al movimiento como “un socialismo nacional adaptado a las condiciones argentinas” y volvió a referirse a la conducción del movimiento.
Mientras tanto, en Buenos Aires, la UOM de Avellaneda organizó un congreso provincial para designar a los candidatos a gobernador y vicegobernador bonaerenses y establecer las pautas a seguir. Los elegidos fueron en el que, increíblemente, el terrateniente Manuel de Anchorena y el dirigente gremial Luis Guerrero.

Muy bien lo de Anchorena –le dijo el líder a Abal Medina por carta- Con pocas lecciones como esa, los facciosos entrarán en razones. Saludos a los muchachos con mi exhortación de empeñar la lucha como las circunstancias lo requieran. ¡Qué no daría por tener 50 años menos ahora!6
No cabe duda que, al menos en esa ocasión, Perón le hizo honor a sus orígenes sociales, a sus raíces oligárquicas y conservadoras, a sus ancestros industriales, profesionales y terratenientes.
Ya estaba todo listo para que el FREJULI se lanzase a la lid, iniciando la campaña para las elecciones del 11 de marzo de 1973.
El 21 de diciembre el líder ofreció una conferencia de prensa en el céntrico Hotel “Bolívar”, frente a la Plaza San Martín, donde expresó: “Yo soy un General pacifista; un león herbívoro […], los grandes problemas nacionales se arreglan con sangre o con tiempo. Con tiempo, se ahorra sangre. Yo soy partidario del ahorro de sangre" y definió al justicialismo como un “socialismo nacional.
El 22 de ese mes estaba de regreso en la capital española, decidido a preparar su regreso definitivo al país7.
-Yo estoy volando un poquito más arriba de las nubes (…) –dijo al llegar–, mi tarea y mi misión han dejado un tanto de ser justicialistas (…). Yo estoy actuando como manager, digamos así, o como coordinador de 34 partidos y fracciones políticas8.
Haciendo gala de su doble discurso, respondió, al ser consultado sobre la violencia imperante en la Argentina:
-Si yo tuviera cincuenta años menos, no sería incomprensible que anduviera colocando bombas9.
A Perón le disgustó en extremo la actitud de Coria, quien intentó boicotear los resultados de la convención del 15 de diciembre, de ahí su descalificación pública durante un reportaje que le realizó Ricardo Grassi para el diario “Mayoría”10.
Por otra parte, la JP creyó ver el desplazamiento de la cúpula sindical dentro del movimiento y eso la evidentemente la confundió, llevándola a adoptar llevó medidas drásticas y poner en práctica acciones terminantes, que a la larga habrían de jugarles en contra.
-¡Rucci, Coria, los dos la misma escoria! ¡Rucci, traidor, a vos te va a pasar lo que le pasó a Vandor! – gritaban sus adeptos en los actos.
El año finalizó con nuevas acciones por parte de la guerrilla. El 10 de diciembre fue secuestrado Ronald Grove, gerente general del Frigorífico Anglo, por quien la corporación Vestey de Londres pagó un abultado rescate (fue liberado el miércoles 20). Dieciocho días después fue asesinado en Lomas de Zamora el contralmirante Emilio Rodolfo Berisso, en represalia a los sucesos de Trelew, acción a la que le sucedieron ataques a locales, agentes de policía (generalmente para robarles el arma reglamentaria), reparto de artículos robados en barrios carenciados y distribución de volantes en la vía pública.
La muerte de Berisso volvió a estremecer a la población y redobló la vigilancia por parte del gobierno.
Como todas las semanas, la mañana de aquel cálido jueves de verano, el contraalmirante fue a hacer las compras al supermercado Disco, situado sobre la avenida Meeks de Lomas de Zamora, que como de costumbre, se hallaba sumamente concurrido. Cerca de las 10, el oficial naval salió del edifico en dirección a la calle, llevando dos bolsas en cada mano, cubriendo los 30 metros de la playa de estacionamiento que lo separaban de su automóvil, muy cerca de la vereda.
Como ese día lo tenía libre, se movía con tranquilidad, ajeno al trajín del autoservicio, sin percatarse que su desplazamiento era observado desde dos puntos diferentes.
Contralmirante
Emilio R. Berisso
Al llegar al vehículo, Berisso apoyó una de las bolsas sobre el capot e introdujo su mano en el bolsillo derecho para extraer las llaves. En ese preciso momento, un hombre joven bajó de un Ford Falcon estacionado en sentido contrario y llevando un arma en la mano se dirigió resueltamente hasta el desprevenido oficial, sin que en ningún momento notara su presencia.
El marino se hallaba de espaldas cuando el sujeto alzó su arma y efectuó tres disparos a quemarropa. Berisso cayó de rodillas y se desplomó hacia la izquierda, quedando tendido sobre el pavimento.
La gente se alejaba espantada del lugar, cuando el asesino efectuó un cuarto disparo. Sin perder la calma en ningún momento, se le aproximó aún más y con absoluta sangre fría, le descerrajó otros dos tiros. Inmediatamente después, volvió sobre sus pasos, abordó el Falcon y se perdió por la avenida a gran velocidad, seguido por un Fiat 600 en el que se desplazaba el grupo de apoyo.
Alertados por los estampidos y los gritos de los transeúntes, el personal de seguridad corrió hasta el lugar en tanto desde el supermercado, se daba aviso a la policía.
Una ambulancia evacuó a jefe naval hacia el Hospital de Lomas de Zamora pero al cabo de dos horas de infructuosos intentos por contenerle las hemorragias, dejó de existir.
A poco de cometido el atentado, las Fuerzas Armadas Revolucionarias se adjudicaron el hecho, reivindicando a los caídos en la Masacre de Trelew.
“Estrella Roja”, la publicación del ERP, hizo una apología del crimen en su edición Nº 17, aparecida en febrero de 1973.

AJUSTICIAMIENTO DE UN CRIMINAL DE GUERRA

Cuando en agosto del año pasado, la Junta de Comandantes, con el asesoramiento de la CIA, decidió el fusilamiento de los combatientes que estaban detenidos en la base naval de Trelew, la Marina se hizo cargo de ejecutar esa decisión.
Desde el momento de conocerse la masacre, las organizaciones armadas anunciaron que vengarían a ese asesinato, que la justicia del pueblo, tarde o temprano, golpearía a quienes fueron ejecutores directos o cómplices del mismo.
Esa sentencia de las organizaciones armadas ha comenzado a cumplirse con el ajusticiamiento del contraalmirante Berisso por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (F.A.R.).
Los asesinos uniformados del Ejército, la Marina y la Aeronáutica creen que podrán impunemente realizar sus crímenes, que el hecho de ser militares los pone a cubierto de la justicia del pueblo. Pero por más que intenten esconderse, por más que se rodeen de custodios, por más que extremen la vigilancia, siempre habrá un momento propicio para que el largo brazo de la justicia popular los alcance. Así sucedió con Berisso, y de ese mismo destino no escaparán todos quienes tienen las manos manchadas con sangre de los héroes asesinados en Trelew.
No habrá perdón para los criminales de guerra. Como hoy, a través de los compañeros de las FAR el pueblo a través de sus organizaciones armadas castigará sin vacilar a quienes tienen como única misión la de sostener el régimen, a través del crimen y el asesinato11.
Como podrán ver los panegiristas, eran las organizaciones terroristas las que por entonces hablaban de “guerra”, mucho antes de que lo hicieran los militares.
A los pocos días, fueron detenido “Paco” Urondo, su pareja, Liliana Massaferro (apellido del que volveremos a escuchar hablar) y otros militantes, acusados de haber consumado el asesinato.
Así finalizó 1972, año signado por la violencia, los secuestros, el asesinato a sangre fría y acontecimientos de envergadura, el más importante, sin duda, el paso de Perón por suelo argentino.
Perón regresa a Madrid previa escala en Asunción y Lima

Notas
1 Norberto Galasso, Perón: Exilio, resistencia, retorno y muerte, 1955-1974, Editorial Colihue, Colección Grandes Biografías, Buenos Aires, 2005, p. 1143.
2 “El abrazo Perón Balbín cumple cuatro décadas” (sin firma), diario “La Prensa, 18 de noviembre de 2012.
3 Norberto Galasso, op. Cit., pp. 1144-1145.
4 Ídem, p. 1145
5 La prensa argentina pudo asistir sin formular preguntas.
6 Norberto Galasso, op. Cit., p. 1146.
7 Ídem, pp. 1146-1147.
8 Ídem, p. 1148.
9 Javier Adrián Garín, El último Perón 40 años después, Editorial Dunken, Bs. As., 2014, pp. 63-64.
10 Ídem, p. 64.
11 “Estrella Roja” Nº 17, febrero de 1973, p. 3.

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