miércoles, 26 de septiembre de 2018

Bergoglio: ¿Judas o Pilatos? (Repost)

lunes, 24 de septiembre de 2018

Bergoglio: ¿Judas o Pilatos? (Repost) - Augusto TorchSon


Artículo publicado originalmente el 28 de septiembre de 2015

     Muchos ven en el “Obispo de Roma” un verdadero Judas. Sin lugar a dudas argumentos sobran para este tipo de consideraciones. Si nos atenemos a las innumerables persecuciones a los católicos fieles, las transgresiones al magisterio inmutable, las flagrantes herejías, entre otras deleznables actitudes a favor de los más recalcitrantes pecadores y enemigos de la Iglesia a los que nunca corrige sino que confirma en sus vicios; entonces podríamos considerar que efectivamente podría corresponderse a un moderno Judas.

     Expongamos un par de casos. Sabemos que a pesar de lo que la prensa judaica nos quiere hacer creer, la supuesta crisis humanitaria de los refugiados no es sino una invasión (recomiendo este artículo) aceptada mansamente por la Europa paganizada y afeminada. Y me refiero a las masas y no a los que valientemente resisten. Para caracterizarse como Judas, Bergoglio exigió a las parroquias que acepten estos islamitas en las parroquias. Así el lamento de Nuestro Señor “Mi casa será llamada casa de oración… Pero vosotros habéis hecho  de ella una cueva de ladrones” (Marc. 11, 17) hoy se ve renovado con la diferencia que no sólo no está Él, ni nadie para sacar a latigazos a los profanadores, sino que además se pretende que dicha acción se hace en nombre Su “misericordia”.
  


     Es conveniente recordar el obispo de Hungría que no aceptó traicionar a sus fieles y a su patria por mandato bergogliano (aquí).

     En esto tenemos que ser claros. El Corán llama a convertir a los infieles o a matarlos. Mucho se escribió en este blog al respecto  (aquí y aquí). Y por su parte el Talmud considera a los no judíos (goyim) como “bestias con forma humana”, agregando “Cualquier cosa es permitida que esté en contra de ellos. El judío puede mentirles, trampearlos y robarlos. Puede violarlos y asesinarlos”; todo esto al señalar que “Solo el judío es humano” (para ampliar aquí). Sin embargo los “católicos modernos” descreen que los seguidores de estos falsos cultos sean consecuentes con sus prescripciones religiosas. Y es lógico que así sea porque son autoreferenciales, y si dicen creer en Dios sin creerle a Dios, obviamente que no se puede pretender que, quien así piense, no crea lo mismo para los demás. Por eso, la consideración de que son musulmanes moderados, o judíos moderados es la misma que la que tienen los católicos liberales de sí mismos, es decir, se creen católicos moderados, que en realidad significa, musulmanes, judíos y católicos inconsecuentes con su fe. Y aprovechando este ambiente "moderado" reinante en el mundo occidental, Bergoglio engañó a su pueblo diciendo: “El Corán es un libro profético y de paz” (30/11/2014). Otra inmensa traición a los cristianos a los que expone a su extinción, especialmente en Europa, mientras poco dice y nada hace por los mártires en manos de ISIS que bien sabe que son financiados por los norteamericanos a los que dejó encantados congraciándose con ellos con  sus edulcoradas y vacías palabras.

     No se puede dejar de tener en cuenta la información recientemente salida a la luz, del Cardenal Daneels, hombre de confianza de Bergoglio, confesando en su biografía autorizada con toda liviandad que junto con los cardenales Kasper, Lehman, Silvestrini y el masónico y extinto Martini conspiraron en contra de Benedicto XVI para derrocarlo y poner en su lugar a Bergoglio (aquí). No está de más recordar que Bergoglio siempre trabajó en coordinación con la logia masónica judaica B’nai B’rith en Buenos Aires y es Rotario honorario, por si se duda de sus estrechas relaciones con la masonería.


     Hasta aquí podríamos identificarlo con un moderno Judas, sin embargo, me atrevo a compararlo más bien con Pilatos, y paso a explicarme.

     Fue Pilatos quién que prefirió conformar al vulgo antes que hacer lo que sabía que era justo. Ante la oportunidad única e irrepetible de encontrarse ante la Verdad misma, y al escuchar a su Creador decir que quienes son de la verdad escuchan su voz, no atinó si quiera a preguntar a qué tipo de verdad se refería, sino que dijo ¿qué es la verdad?, y en ese sentido mostró su total relativismo con respecto a la verdad, lo que hoy consideramos el más extremo de los liberalismos, el de relativizar lo absoluto y nada menos que al Alfa y Omega; por eso Jesús no respondió. Y eso tenemos que aprender nosotros ante los necios liberales que no quieren conocer la verdad y no debemos caer en la necedad de querer convencer al necio. Y volviendo a Bergoglio, en igual sentido y como leímos en Ex Orbe, éste dijo: "...El santo Pueblo fiel de Dios, no le teme al error...", de la misma manera que hace poco dijo que no sabía si lo que iba a decir “pueda ser una herejía”. Y es que no le interesa de ninguna manera la Verdad, le importa lo que cada uno piensa que es verdad, lo que las masas piensan como verdad y quieren oír para complacerse y justificarse en sus vicios para acallar sus conciencias, y ciertamente el amortiguamiento de conciencias es uno los efectos inmediatos de ésta anulación del “sentido de la culpa” para cambiarlo por el psicologísta “sentimiento de culpa” como publicamos hace un tiempo atrás (aquí) y que tiene como “beneficio apostático” el desterrar la confesión sacramental, y a lo sumo cambiarla por una consulta a un psicoterapeuta si uno no es capaz de acallar su conciencia por sus propios medios respecto de sus pecados. Y es que Bergoglio hizo desaparecer definitivamente el pecado personal, para reemplazarlo por uno “más abarcativo”, el pecado social de la indiferencia con los pobres, excluidos y periféricos; el pecado contra la “ecología”, contra la “casa común”.

     En su conducta de agradar a todo el mundo, fue a visitar a los genocidas Castro y a adularlos y de ninguna manera a llamarlos al arrepentimiento, y después fue al país generador de la casi totalidad de las guerras y conflictos del último siglo (EE.UU.) y habló de la pena de muerte, cuando en Cuba que se asesinaron a miles de cubanos con dichas penas, no se le ocurrió mencionar éste tema. En cambio, en Norteamérica, donde el año que se más se ejecutó a reos fue en el 1999 con 98 ejecuciones, pero que todos los años se asesinan millones de niños en el vientre materno, con el presidente más abortista de la historia yanqui, se le ocurrió que era inhumana la pena de muerte, que incluso no está excluida por el magisterio eclesiástico. Y así por ejemplo dijo en el Capitolio que los más indefensos de la familia eran “los jóvenes”. Para quienes digan que sí mencionó el aborto, les recuerdo que su mención a la “defensa de la vida en todas sus etapas” no es precisamente un reproche firme y tajante ante el mayor genocidio de la historia y suena para las autoridades gubernamentales como música para sus oídos, porque pueden desentenderse perfectamente de esa puntualización, sosteniendo cómo lo hacen que el feto no es persona. No nos extraña que se lo haya aplaudido reiteradamente de pie.


     No resulta ilógico entonces que en su discurso ante la ONU no mencionará a Jesucristo, ya que no fue su intención llevar el mensaje de Cristo ante la masónica institución. Mucho más lógico y adecuado resulta entonces que la “católica” Shakira le cantara “Imagine” soñando un mundo sin Cielo ni Infierno y sin religión. Quién diga que no puede atribuírsele culpa de esto a Bergoglio, les recordamos que esa misma canción fue la elegida para el “partido por la paz” que él mismo organizó (aquí).

     Igualmente se puede mencionar sus palabras en Filadelfia al decir “Cuántos problemas se resolverían si nuestras sociedades protegieran a las familias, especialmente a los matrimonios jóvenes”, esto después de haber facilitado y simplificado el proceso de nulidad de los matrimonios. Esto sin mencionar el sincrético encuentro en la zona “Ground Zero”.


     Así Bergoglio, al igual que Poncio Pilatos, opta por lavarse la mano ante la Verdad que tiene el deber de predicar y de defender, cometiendo nada menos que el pecado que lo hace vomitivo ante Dios: la tibieza. Y más teniendo en cuenta el lugar y la responsabilidad que le toca, por lo menos, a los ojos del mundo, si optamos por no sospechar de su carácter de pontífice a pesar de las abrumadoras evidencias que lo comprometen.

     San Juan advertía “Ellos tales son del mundo, y por eso hablan del mundo, y el mundo los escucha” y continúa diciendo: “Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios, nos escucha: en esto conocemos el Espíritu de la verdad y el espíritu del error (1° Juan 4; 5-6), lo que Mons. Straubinguer señala en su exégesis como preciosa regla para el discernimiento de los espíritus: los discípulos del Anticristo no quieren oír las palabras apostólicas. El que no es de Dios escucha a sus heraldos”. He aquí a uno de los principales heraldos del Anticristo.

     Mencionó también Bergoglio la suprema importancia del “agua potable”, “la libertad de espíritu, de educación y la libertad religiosa”, y repitiendo los horrores del magisterio conciliar, tendríamos entonces que repudiar la frase del Aquinate al sostener “La Iglesia es como la arca de Noe, afuera de que nadie puede ser salvo” y siguiendo al falsario desterrar el “Extra ecclesiam nulla sallus” el cual pasa a ser opcional e intercambiable por algún acto misericordioso hacia los periféricos.

     Como Pilatos, Bergoglio tampoco cree que nadie pueda arrogarse el monopolio de la verdad, y ante la pregunta de ¿qué es la verdad? responde como lo hizo a su periódico marxista preferido “La Repubblica” “…yo no hablaría, ni siquiera para quien cree, de una verdad absoluta… ¡la verdad es una relación!” (aquí)  

     Hoy, como hace 2000 años Cristo sigue siendo condenado, por un demócrata, por un liberal, por quien sabiendo cual es la verdad prefiere la demagogia. Hoy la verdad se la deja al gusto de la multitud.

     Castellani sostenía que la religión del Anticristo sería un cristianismo sin Cristo y ya estamos viviendo esa situación. Parafraseando una vez más a Castellani, solo nos queda esperar en estos tiempos, que Dios nos agarre confesados.

Augusto Espíndola

Nacionalismo Católico San Juan Bautista