Al saber que Mauricio Macri había hipotecado las riquezas
naturales de Argentina por decreto y además había renunciado a la
soberanía jurídica nacional en caso de litigio relacionado con esos
recursos, vino a mi mente la única palabra capaz de reunir todos los
calificativos que merece dicha acción: felonía. Una felonía es un acto
propio de un felón, es decir, de un malvado que traiciona los principios
y valores de la buena gente. Es un acto desleal, una acción maligna que
perjudica a personas a las cuales debía mostrar lealtad. Es una
canallada, una infamia, una fechoría, pero sobre todo es una suma
traición, una de las mayores traiciones que se pueden cometer. En los
reinos medievales, el felón era despojado de sus propiedades y expulsado
de la tierra que había traicionado, castigo que se extendía a sus
descendientes. En una democracia, el soberano es el pueblo y los
gobernantes son sus servidores, los vasallos.
Por lo tanto, el
gobernante/vasallo que traiciona el contrato social adquirido con el
pueblo/soberano que lo ha elegido para administrar los bienes de la
nación, comete felonía y debe responder por ello. En la legislación de
algunos estados, casualmente en EEUU sin ir más lejos, se conserva en
Derecho la calificación de “Felonía” para algunos delitos considerados
graves, entre ellos la evasión fiscal por encima de los 200.000
dólares, el lavado de dinero y los fraudes.¡Qué curiosas coincidencias!.
Montserrat Mestre.
Argentina for sale
En su visita a los Estados Unidos el presidente argentino, Mauricio Macri, hipotecó por decreto las riquezas naturales de Argentina.
WALTER C. MEDINA / NUEVA TRIBUNA
No hace falta ser un visionario para predecir el futuro de Argentina.
Si alguna decisión en contra de los intereses generales le restaba aún
tomar a Mauricio Macri, esa ha sido la que durante su estadía en la Casa
Blanca concretó de espaldas a los argentinos, que de memoria conocen
cuáles son las consecuencias de cada endeudamiento.
En los Decretos 29/2017, 231/2017 y sus resoluciones derivadas, Macri
profundizó el endeudamiento y la sujeción a futuro de generaciones de
argentinos, al comprometer como
respaldo de los pagos de servicios e intereses en todos los
endeudamientos pactados en el curso del año 2017, el conjunto de los
recursos y riquezas naturales que son de titularidad de los pueblos.
De acuerdo al texto del Decreto 29/2017,los siguientes bienes quedan hipotecados y comprometidos en todas las tomas de deuda realizadas:
Según explicó el constitucionalista Eduardo S. Barcesat, “Se ha resignado, por el Gobierno Macri, la inmunidad soberana del Estado sobre este universo de recursos y riquezas naturales, que es comprometer los inmensos yacimientos de minerales estratégicos para el desarrollo científico como el sílice, litio, tungsteno,
entre otros, a las resultas de una deuda pública, externa e interna,
que ha crecido desaforadamente en los 16 meses del gobierno macrista”.
De sobra son conocidas las estrategias que utiliza Washington con el objetivo de subyugar a sus deudores. John Perkins, economista estadounidense, denunció en su libro Confesiones de un gánster económico que una de las maneras de operar que implementa el Fondo Monetario Internacional, es “identificar un país que posea recursos como el petróleo y concederle un préstamo mediante el Banco Mundial. Pero el dinero nunca llega realmente a ese país, sino que van a parar a nuestras grandes corporaciones para construir infraestructura
en ese país… plantas eléctricas, parques industriales, puertos; cosas
que benefician sólo a una minoría rica de ese país, además de a nuestras
corporaciones, pero que nunca llegan a la mayoría de la gente. Sin embargo el país entero, se queda soportando una enorme deuda. Es una deuda tan grande que no pueden pagarla… y eso es parte del plan.
De modo que cuando no pueden pagarla, el FMI va y les dice: has pedido
mucho dinero y no puedes pagar tu deuda, así que véndele tu petróleo a
nuestra compañías petrolíferas pero a un precio muy bajo, permítenos
construir bases militares en tu país, o envía tropas a apoyar a las
nuestras en algún lugar del mundo en donde estemos librando una guerra, o
vota a nuestro favor en la próxima decisión de la ONU”.
A este indudable nuevo inicio de colonialismo económico –del cual
Mauricio Macri resulta el mentor más práctico- se le suman, según
explicó Barcesat, dos agravantes: “Primero, que junto con la
concertación de la deuda se enajenó la soberanía jurisdiccional y
legislativa argentina al pactarse la jurisdicción de tribunales extranjeros que no aplican nuestra ley ni doctrinas; segundo, que durante este gobierno se incrementó notablemente la fuga de capitales.
La ONG especializada en fuga de capitales “Tax Justice Network” indicó que Argentina acumuló 440.000.000.000 de dólares en cuevas fiscales y “offshores”.
El gobierno lejos de avocarse a repatriar este dinero, dictó normas y
decretos que libran de culpa y cargo a quienes “sinceren” su situación
sin la necesidad de reingresar al país estos valores y simplemente
paguen un canon inferior al que hubiese correspondido sin que medien
punitorios ni multas”.
Mientras los medios de comunicación que consiguieron convertir a
Macri en presidente celebran lo que consideran una “etapa próspera para
el país”, el argentino menos mediotizado sospecha que a futuro
será él, sus hijos y sus nietos quienes pagarán por la estafa que el
neoliberal de turno acaba de cometer contra su propio país; un país que
desde hace dieciséis meses está en venta.