Gran Bretaña lo dispuso y Macri lo permite: Héroe de guerra procesado en prisión.
......quizas
a fuerza de insistir ...alguien...se dará cuenta de la "ignorancia" ( y
porque no: cobardia y mala fe) que impera en el poder judicial.-
Saludos
Enique Stel: ayer Héroe de Guerra, hoy… procesado en prisión
Abr 3, 2017
Escribe: Carina Emilce Faur (*)
Enrique Stel
es Coronel y Veterano de la Guerra de Malvinas. A partir de 1979
perteneció a las fuerzas de élite de la República Argentina y luchó en
la guerra integrando la Compañía de Comandos 602. Recibió del Congreso
de la Nación Argentina la Condecoración “A los Bravos de Malvinas” y el Ejército Argentino lo condecoró con la Medalla “Al Heroico Valor en Combate”. Además le otorgó una mención distinguida por su desempeño en la guerra.
Arriesgó
su vida infiltrándose detrás de las líneas enemigas, ayudó a sus
camaradas espiritual, emocional y físicamente para sobrellevar la pesada
carga de este hecho traumático. Después de la rendición argentina,
estuvo como Prisionero de Guerra de los Ingleses durante un mes, en un
frigorífico de la Bahía de San Carlos en condiciones climáticas
adversas, durmiendo en el piso, comiendo una vez al día y duchándose una
vez por semana.
Hoy este hombre se ha convertido en una simple y lamentable estadística en el sistema de los “Derechos de Algunos Humanos”.
Detenido injustamente cuando ya se encontraba presentado en la causa,
imputado por “haber sido” y no “por hacer” (derecho penal de autor) y encarcelado por el simple hecho de “pertenecer” al Ejército Argentino. Procesado sin fundamento alguno, sin pruebas, sin lógica ni relación circunstanciada de acción, causa, resultado. Imputado por una cosa y procesado por otra, hoy lleva tres años privado de libertad en una cárcel común y la Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca omitió dolosamente verificar la afectación a su derecho de defensa, y lo que es peor aún, a un debido proceso legal.
Enrique
Stel tenía 20 años a la fecha de los hechos que se investigan, era
Subteniente del Arma de Comunicaciones y se desempeñaba como jefe de
sección de la Compañía Alámbrica del Batallón de Comunicaciones 181. Por
ese cargo se lo imputó, pero se lo proceso por otro, por ser jefe de
sección de una Compañía de Infantería dedicada a la lucha
antisubversiva. Es decir, se le asignó intempestivamente la pertenencia
al Arma de Infantería y automáticamente se asoció a este Arma con el
desarrollo de actividades ilícitas. Un dislate jurídico.
Cualquiera
que conozca un poco la estructura orgánica del Ejército, sabe muy bien
que un militar no puede desempeñar funciones de un arma a la que no
pertenece (ni por capacidades adquiridas ni por cuadro organizacional).
Por otro lado, lo procesan por hechos de los que no hay ningún elemento
material que demuestre su participación (ninguna víctima lo menciona,
ni por nombre ni por apariencia física. Cabe aclarar que las denuncias
en muchos casos fueron realizadas entre los años 2009 y 2014). La
imputación de esos hechos sólo se produce por la mera dimensión
temporal, tornando automática la culpabilidad sólo por esto (es decir,
la coincidencia de las fechas en que ocurrieron esos sucesos con el
período de tiempo en el que Enrique Stel estuvo desempeñando funciones
en una Sección Alámbrica de una Compañía de Comunicaciones).
En síntesis, lo procesaron por una función que nunca desempeñó,
en un Arma a la que nunca perteneció y por hechos de los cuales no hay
elementos que permitan demostrar de modo alguno que participó en la
consecución de los mismos.
Es
importante destacar que esta investigación surge 40 años después y
obviando el hecho significativo de que jamás fueron impugnados sus
ascensos a Mayor, Teniente Coronel y Coronel durante la democracia,
siendo que en esas oportunidades su legajo personal fue analizado por
todos los organismos de Derechos Humanos y la Comisión de Acuerdos del
Senado.
Cuando fue prisionero de guerra de los ingleses durante el conflicto de Malvinas lo aceptó y lo comprendió perfectamente, son las reglas de la guerra. Esta situación no puede aceptarla ni comprenderla
¿Cómo es posible que continuemos, como dice el Dr. Gil Lavedra,
efectuando “imputaciones por presuntos delitos de lesa humanidad de un
modo ligero, sin la correcta verificación de la alta probabilidad de que
concurran los requisitos que caracterizan a tales delitos”?
Lamentablemente hay muchas distorsiones y confusiones, en parte por
ignorancia y en parte por mala fe. Esto tan simple que escribo es
sistemáticamente negado por quienes deben hacer justicia, tal vez porque
necesitan incrementar los números estadísticos y justificar el inmenso flujo de dinero generado por este sistema
donde ser parte de las Fuerzas Policiales, de Seguridad o Armadas es
casi automáticamente equivalente a ser delincuente, argumento que viola
las normas jurídicas más elementales, entre ellas, el principio de la
responsabilidad penal individual y el principio de la presunción de la
inocencia.
¿Cómo
un hombre que ha dedicado su vida a las causas humanitarias puede estar
procesado por delitos como los que se le imputan? Un ser humano no
pierde su esencia. O es bueno, o es malo y las acciones a lo largo de la
vida van reflejando esa naturaleza. En el caso de mi esposo, ha
reflejado ser un hombre de bien, con actos heroicos y acciones
trascendentes. Ha vivido momentos desagradables y nunca se ha quejado. En la guerra de Malvinas lo dieron por muerto al punto que le rezaron una misa por su eterno descanso,
caminó a sabiendas entre campos minados para cumplir con su misión,
sabiendo que un paso en falso podía ser el último. En Zagreb vivió el
bombardeo del año 1995, enfrentó la presión de los serbios cuando
custodiaba los convoyes humanitarios del ACNUR y del ACNUDH que
intentaban llegar a la población civil sitiada en Bosnia Herzegovina… Sus acciones humanitarias le valieron tres condecoraciones por sus servicios a la paz de Naciones Unidas.
Juntos
hemos recorrido 16 países investigando algunos de los crímenes más
atroces de los cuales puede ser capaz el ser humano y hemos trasmitido a
nuestros alumnos la importancia de vivir en la diversidad, respetando
al otro más allá de las diferencias. Nunca pensamos que justamente él,
uno de los primeros militares argentinos que por convicción se
especializó en Derecho Internacional Humanitario – y el primer oficial
que en la historia del Ejército Argentino fue becado por la Escuela
Internacional para el Estudio del Holocausto YadVashem para capacitarse
en la temática de la Shoá en Jerusalén – hoy estuviera en una celda,
esperando poder demostrar su inocencia, por delitos que jamás deberían
haberle imputado. Cuando fue prisionero de guerra de los ingleses
durante el conflicto de Malvinas lo aceptó y lo comprendió
perfectamente, son las reglas de la guerra. Esta situación no puede
aceptarla ni comprenderla.
Lo
que más me preocupa, más allá de esta situación personal, es nuestra
deshumanización como Nación, nuestra premura en condenar sin saber,
nuestra pérdida de valores y principios, nuestra ponderación invertida
de cuestiones elementales. Me preocupa el odio alimentado con una fuerte
estructura que no nos conduce a nada bueno. Me preocupa la injusticia.
No
creo que nadie piense que los responsables de los crímenes más atroces
vividos en nuestro país no deban ser condenados, pero es importante que
lo hagamos respetando el principio de legalidad, cuidando “celosamente
la categoría excepcional de delito de lesa humanidad y los procesos en
los que se aplica.”
Sólo
espero que Dios nos de la fortaleza para seguir luchando en este
sistema perverso donde inocentes pagan por culpables. Lo triste de todo
esto es que los años no son infinitos, que nuestro tránsito en la tierra
es limitado y que lo que hacemos con nuestro tiempo tiene que ser
bueno, constructivo, no estéril. Siento que estamos perdiendo un tiempo
valioso en esta lucha desigual cuando podríamos hacer cosas valiosas y
trascendentes.
Tres
razones me llevaron a escribir esta nota: uno, la fecha de
conmemoración de los Veteranos de Guerra de Malvinas, otra, la triste
realidad de que el 12 de marzo de este año Enrique Stel cumplió tres
años de detención en flagrante violación al principio de excepcionalidad
de la prisión preventiva y, por último, el inicio de la Semana Santa,
un tiempo donde, como cristianos, debemos purificar nuestra alma y
ofrecer nuestro sufrimiento a Dios para acompañar la Pasión de Nuestro
Señor Jesucristo.
Desde
la Guerra de Malvinas mi esposo lleva consigo un Rosario que con el
tiempo se ha deteriorado. Su fiel amigo lo sigue acompañando. Los
hombres pueden abandonarnos, Dios jamás nos abandona.
(*) Esposa de Enrique Stel
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18 abr. (hace 10 días)
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