sábado, 24 de junio de 2017

Nicolás Kasanzew nos muestra la verdadera Rusia de Vladimir Putin




Nicolás Kasanzew nos muestra la verdadera Rusia de Vladimir Putin

Según el periodista, el país más grande del mundo ;. El presidente, que hace más de 16 años dirige el Kremlin,  que logró acaparar una fortuna de USD 200 mil millones. Por otra parte, aseguró que el actual Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa es,

Como sus antecesores, un agente de la KGB>>




 
Escribe: David Rey
El nacionalismo argentino, acaso urgido de una referencia actual, no tardó en requerir la figura del primer ministro ruso Vladimir Putin para satisfacer esa dependencia moral hacia el ser único, impoluto e inefable. Como una droga psicológica, el exagente de la KGB pasó pues a ser una suerte de centauro católico, antinorteamericanista, antisionista, antihomosexual y capaz de decidir de un bombazo la suerte de pueblos enteros. El mismo Putin ha sabido asegurar: “Rusia hoy representa mejor que cualquier otro país los valores de Occidente”.
 
Pero lo que muchos nacionalistas no se imaginaron es que el periodista Nicolás Kazansew, único corresponsal de Guerra en Malvinas y ciertamente un nombre reputado dentro del nacionalismo argentino, sería nada menos el que pondría el grito en el cielo para desbaratar toda esa entelequia “putinista” que a muchos parece seducir. , ha dicho en entrevista exclusiva para DAVIDREY.com.ar (ver video de Youtube).



Desde la caída de la URSS, en 1991, Vladimir Putin es la persona que más tiempo ha perdurado en la conducción del Kremlin, alternando el cargo de presidente con el de primer ministro con Dmitri Medvédev, “un títere, un ‘che’ pibe” de nuestro protagonista según la impiadosa mirada de Kasanzew., remata.

Nicolás Kansazew, periodista argentino de sangre rusa, acaso siente en carne propia la dolorosa situación que atraviesa la tierra de sus antepasados, donde “cada ruso para poder subsistir tiene que explotar una huerta en su propio patio o balcón”. <>, asegura respecto del también hombre más poderoso del mundo (Forbes).
Como Kruschev, también Putin provendría de un entorno humilde. Este hombre, empero, de “mentalidad soviética”, tiene motivos para celebrar la buena vida capitalista. Graduado con honores en la carrera de Derecho en la Universidad Estatal de Leningrado, cambió el denso humor de los despachos por la vertiginosa vida de espía de la KGB. En adelante, la cosa… no le iría tan mal.
a historia, pues, es la de siempre. Un pueblo – en este caso, el ruso – desmoralizado por la desvergonzada corrupción de sus gobernantes, se enamora de aquel que con su sola mención promete cambiar las cosas de la noche a la mañana. 53% de los votos en marzo del 2000 garantizaron tanto a Rusia como a Putin un destino en común. La democracia y sus demagogias llegarían a su fin, pero con ello también sobrevendría la estrella roja en los aviones de guerra y el himno estalinista aggiornado a las circunstancias.


Dice, Kasanzew: <>.
Pero parece que Kasanzew hasta ha psicoanalizado a Putin, ya que tanta fortaleza exterior acaso nos presenta a un ser debilucho e indeciso, capaz de “arrodillarse ante China”: <>, enfatiza.

Y nuestro entrevistado, entonces, se da tiempo para ilustrarnos el porqué de la admiración nacionalista argentina hacia tamaño personaje: <>.
¿Cómo, pues, tanto Europa como Estados Unidos han permitido el encumbramiento de semejante caudillo de los Urales? Y Nicolás Kasanzew responde con el mismo ánimo de aquel que ya se cansó de explicar lo mismo un millón de veces: <<¡Porque siguen siendo socios de Rusia! A los nacionalistas argentinos les gusta presentar a Putin como antinorteamericano. ¿Sabés quién es el máximo consejero de Putin con quien se ha reunido decenas de veces y que todo el tiempo lo defiende en los foros internacionales? Henry Kissinger. Por otro lado, Putin hace poco supo elogiar nada menos que a Donald Trump, quien representa lo más reaccionario y derechista de la política norteamericana. ¿Dónde está el “antiyanquismo” de Putin?>>.


Y sigue: <>. Y nuestro entrevistado muy errado evidentemente no está, si observamos que una de las naciones más duras del mundo en cuanto a perseguir homosexuales se alió estratégicamente nada menos que con el gobierno de la expresidente Cristina Fernández, que hizo de la homosexualidad nada menos que una bandera de vida. Mientras allá “cascoteaban” homosexuales, acá el gobierno los casaba, y al otro día presentaba una charla por Skype entre ambos mandatarios por Cadena Nacional.
Y Kasanzew prosigue, con algo de esa historia que nadie debería olvidar: <>.



El país más grande del mundo, a pesar del desmembramiento que posibilitó Yeltsin o bien su celebrada (hasta por él mismo) afición por el alcohol… La nación que aventajó a Estados Unidos en la carrera espacial, la misma que prefirió dinamitar los imponderables secretos del submarino Kursk antes que revelárselos a la OTAN, la cuna de Dostoievski y de Tolstoi, el suelo de la alta clase que se entendía en francés, la tierra de los amenazantes desfiles militares y la de los modernos misiles intercontinentales y de la más impresionante explosión termonuclear de la que se tenga memoria, la patria del Ejército Rojo, el mismo que venció a los nazis y que coronó la hazaña violando a más de dos millones de mujeres alemanas… sigue, sin embargo, siendo una república en desarrollo que vive de la materia prima y que hace añicos la creatividad de sus millones de habitantes al someter el destino de sus instituciones al antojo de un caudillo poderoso, indiscutido, inefable. Rusia es, en definitiva, como Vladimir Putin: fuerte por fuera, débil por dentro; ponderable a lo lejos, lamentable desde cerca.
<>, nos cuenta Kasanzew, tan adolorido por el destino de la tierra de sus ancestros como por la del país donde actualmente deposita sus esperanzas, y que acaba justamente de cederle a los chinos una parte de la Patagonia para que construyan nada menos que un… “telescopio”.

También en Rusia… investigaron el espacio.