lunes, 26 de junio de 2017

JULIO MEINVIELLIE: Peronismo-liberalismo, la VERDAD no está ahí

JULIO MEINVIELLIE: 

Peronismo-liberalismo,

 la VERDAD no está ahí




Como hombre, como argentino y como sacerdote, no fue amigo de las medias tintas, de las ambigüedades, tan frecuentes en nuestros días. Lo que pensaba, lo decía, con veracidad, valor y firmeza.
Sólo un valiente podía escribir en el año 1950:

"EL CONTRASTE ENTRE LA CONCEPCIÓN CRISTINA Y LA PERONISTA ACERCA DEL ESTADO NO PUEDE SER MÁS SIGNIFICATIVA. PORQUE MIENTRAS AQUELLA DESCANSA EN LA DIGNIDAD DEL HOMBRE SINGULAR, ÉSTA SE ERIGE EN FUNCIÓN DEL HOMBRE MASA; LA ARGENTINA DE AYER TENÍA LAS TRES LACRAS DEL CAPITALISMO, DEL LIBERALISMO Y DEL LAICISMO; LA DE HOY TIENE ADEMÁS OTRAS TRES QUE SON EL COLECTIVISMO, EL TOTALITARISMO Y EL FARISEÍSMO"




Y si en plena época de la dictadura de Perón, que en esa época no era el “león herbívoro”, que se proclamó a su retorno, Meinvielle reivindicó la libertad y la dignidad del hombre, en 1956, en medio de la euforia liberal, insistió en la primacía del bien sobre la libertad: el bien que perfecciona al hombre “condiciona no sólo las acciones del obrar individual, sino también del obrar social que constituye el orden jurídico”. Contraponer libertad y orden jurídico sin hacerles depender de una más alta realidad unificadora que es el bien, “es entregar a las sociedades a un perpetuo oscilar entre el liberalismo que disocia y subvierte y el despotismo que absorbe y aniquila”.

Como un eco auténtico y fiel del Evangelio, enseña que “mientras sólo la Verdad hace libres a los pueblos, la ignorancia y la mentira, aunque muy ilustradas, los convierte en canallas y miserables”. Critica a la Constitución de 1949 por no contemplar suficientemente a la dimensión cultural del hombre: “al renunciar a la profesión franca de la Verdad y al erigir, al menos en apariencia, el mito de la libertad como supremo valor humano, la vida intelectual y cultural pierde su significación primera en la escala de valores. El ‘homo sapiens’ es desplazado por el ‘homo faber’. Y sin embargo, sólo la sabiduría merece valor sustantivo”.