JULIO MEINVIELLIE:
Peronismo-liberalismo,
la VERDAD no está ahí
Como hombre,
como argentino y como sacerdote, no fue amigo de las medias tintas, de las
ambigüedades, tan frecuentes en nuestros días. Lo que pensaba, lo decía, con
veracidad, valor y firmeza.
Sólo un valiente podía escribir en el año 1950:
"EL
CONTRASTE ENTRE LA CONCEPCIÓN CRISTINA Y LA PERONISTA ACERCA DEL ESTADO
NO PUEDE SER MÁS SIGNIFICATIVA. PORQUE MIENTRAS AQUELLA DESCANSA EN LA
DIGNIDAD DEL HOMBRE SINGULAR, ÉSTA SE ERIGE EN FUNCIÓN DEL HOMBRE MASA;
LA ARGENTINA DE AYER TENÍA LAS TRES LACRAS DEL CAPITALISMO, DEL
LIBERALISMO Y DEL LAICISMO; LA DE HOY TIENE ADEMÁS OTRAS TRES QUE SON
EL COLECTIVISMO, EL TOTALITARISMO Y EL FARISEÍSMO"
Y si en plena época de la dictadura de Perón,
que en esa época no era el “león herbívoro”, que se proclamó a su retorno, Meinvielle reivindicó la libertad y la
dignidad del hombre, en 1956, en medio de la euforia liberal, insistió en la
primacía del bien sobre la libertad: el bien que perfecciona al hombre
“condiciona no sólo las acciones del obrar individual, sino también del obrar
social que constituye el orden jurídico”. Contraponer
libertad y orden jurídico sin hacerles depender de una más alta realidad
unificadora que es el bien, “es entregar a las sociedades a un perpetuo oscilar
entre el liberalismo que disocia y subvierte y el despotismo que absorbe y
aniquila”.
Como un eco
auténtico y fiel del Evangelio, enseña que “mientras sólo la Verdad hace libres
a los pueblos, la ignorancia y la mentira, aunque muy ilustradas, los convierte
en canallas y miserables”. Critica a la
Constitución de 1949 por no contemplar suficientemente a la dimensión
cultural del hombre: “al renunciar a la profesión franca de la Verdad y al
erigir, al menos en apariencia, el mito de la libertad como supremo valor
humano, la vida intelectual y cultural pierde su significación primera en la
escala de valores. El ‘homo sapiens’
es desplazado por el ‘homo faber’. Y
sin embargo, sólo la sabiduría merece valor sustantivo”.