Excmo. Sr. Presidente don Mauricio Macri:
Sabrá
 Ud. que durante su breve mandato han muerto en prisión 48 ancianos cuyo
 pecado fue defender la Patria de las siniestras intenciones de las 
organizaciones terroristas de tomar el poder.
Ellos cumplieron la 
orden del Presidente de la Nación quien como Comandante en Jefe de las 
FFAA les ordenó aniquilar a los traidores a la Patria. Si así no lo 
hubieran hecho, habrían sido degradados en juicio sumarísimo y fusilados
 conforme lo estipulaba el entonces vigente Código de Justicia Militar.
Pero
 luego de cumplir la orden presidencial, derrotar al terrorismo y llamar
 a libres elecciones, lamentablemente soplaron en Argentina los vientos 
del odio, la corrupción, la venganza y la mentira y aquellos soldados 
fueron encarcelados en miserables mazmorras, olvidados por los 
argentinos desmemoriados y cínicos… que lamentablemente se cuentan por 
millones.
Décadas en prisión, sin sentencia, sin derechos humanos, acusados de delitos inexistentes al momento de su actuación, burlando todas las normas jurídicas incluyendo nuestra propia Carta Magna y el mismísimo Estatuto de Roma que prohíbe su aplicación en forma retroactiva (art. 11º, inciso 1).
Y llegó un día en que un candidato nos prometió “acabar con el curro de los Derechos Humanos”… Y millones de argentinos creímos en su palabra…
Y nuestras ilusiones una vez más fueron estafadas cobardemente…
Ungido Presidente usted se prestó gustoso al homenaje a los traidores a la Patria tirando flores en el Río de la Plata junto a distintos mandatarios extranjeros… pero olvidó por completo a quienes propiciaron la vuelta de la democracia luego de derrotar al terrorismo.
Señor Presidente, la guerra fría acabó hace décadas, pero en nuestra Patria parece que sigue vigente junto al “curro” de los DDHH. Aquella siniestra pretensión de la URSS de instalar a través de Cuba un paraíso comunista en nuestra querida Latinoamérica hoy semeja una burda pantomima… Pero quienes la impidieron siguen en injusta prisión y uno a uno van entregando su alma a Dios, olvidados y sin que los bastardeados Derechos Humanos les sirvan siquiera de consuelo… a su edad ya no hay tiempo.
En cambio, los traidores a la Patria son homenajeados, subsidiados con millonarias recompensas y premiados con cargos públicos.
Sr. Presidente, no se preocupe en hacer nuevas promesas electorales, no haga caso a su cuerpo de asesores, lamentablemente su palabra no ha sido honrada con sus actos.
Juan Manuel Otero
juanm.otero@usal.edu.ar

