domingo, 24 de septiembre de 2017

9.6. La educación sexual en las escuelas

9.6. La educación sexual en las escuelas

 https://gonzalorobles.files.wordpress.com/2012/04/9cec5-anticonceptivos252bpara252bno252babortar252baborto252blegal252bpara252bno252bmorir25255b225255d.jpg?w=644&h=484

Después de la implantación de las clínicas y los métodos anticonceptivos, el siguiente paso fue la generalización de la denominada “educación sexual” en las escuelas, la que en realidad es antieducativa y contraria al sexo, pues lo único que enseñan es toda la gama de farmacopea de contraceptivos y abortivos existentes en el mercado. Así, “en su plan quinquenal para 1976-1980, la Federación de Paternidad Planificada de EE.UU. hizo un llamamiento a favor de “un crecimiento cero de la población”, que vaya de la mano de la obligatoriedad de la educación sexual para “elevar el nivel de percepción entre todos acerca de la planificación familiar, la sexualidad humana, el crecimiento demográfico, y la salud en general”. La federación exhortaba a sus afiliados a “participar activamente en el desarrollo y la promoción de programas sobre la sexualidad humana en clínicas, escuelas, locales y otras organizaciones”.

En consonancia con estos objetivos, “en 1976 la IPPF edita El status de las mujeres en el que piden reformas sobre derechos de la mujer al aborto, la esterilización, leyes flexibles sobre divorcio y familia, una menor edad para dar el consentimiento al uso de servicios para el control de la natalidad a fin de “satisfacer las necesidades de los jóvenes” y, por supuesto, educación sexual obligatoria, tal como ellos la conciben: tanto en sus contenidos, como en sus medios y fines”.
Continuando en la misma línea, “la IPPF en el informe El derecho humano a la Planificación Familiar (1984), afirma, bajo el título “Derechos de los jóvenes” que el grupo de adolescentes entre 10 y 19 años de edad debe tener total acceso a la regulación de la fertilidad, información sexual y servicios médicos especializados, con privacidad y confidencialidad garantizadas; incluidos la esterilización y el aborto. Y esto sin el consentimiento o permiso de los padres”.
Luego, esta experiencia se exporta a los países del Tercer Mundo de modo tal que “en 1978 había tantos programas de educación sexual para los jóvenes de los países subdesarrollados, que el Centro de Opciones en Población creó un departamento especial en Washington para seguirles la pista. La Internacional Planned Parenthood Federation (IPPF), el principal promotor a nivel mundial de la educación sexual, realizaba la mayor parte de los programas”. Otros países como el nuestro han sido renuentes a la introducción de la educación sexual en las escuelas. Sin embargo, en estos momentos, hay iniciativas concretas en tal sentido en el Ministerio de Educación, la Cámara de Diputados de la Nación, y en varias provincias y municipalidades ya forma parte de los currículos.
En las “clases” de la mal denominada educación sexual, además de mostrar todo tipo de imágenes de genitales de ambos sexos, se suelen realizar visitas a farmacias y clínicas contraceptivas, para que los niños observen el material disponible, sus precios, etc. Allí se les enseña que todos estos servicios son gratuitos y confidenciales, es decir que no se les comunica a sus padres. Precisamente la lucha de una década de la Sra. Victoria Gillick en Inglaterra, consistió en oponerse a la distribución de anticonceptivos a niñas menores de 16 años sin conocimiento ni consentimiento de sus padres, lucha que describe con gran simpatía en su libro “Relato de una madre”.
La “multinacional de la muerte” está utilizando desde hace más de dos décadas, un nuevo instrumento para el control natal en el mundo: la llamada “educación sexual” en las escuelas. Para ello, se ha valido de dos recursos que le han sido muy eficaces: 1º) la mayor parte de los manuales de instrucción sexual permisiva, son redactados por integrantes de las filiales nacionales de la IPPF, muchas veces en colaboración con organismos dependientes de las Naciones Unidas, en especial el FNUAP y UNESCO; 2º) los sexólogos de la IPPF son los encargados de la capacitación, de los docentes que desarrollarán dicha materia. Con el dominio de la mayoría de los profesores y la bibliografía, la “multinacional de la muerte” impone, a grandes capas de la población, ideas perversas sobre la sexualidad, el matrimonio, la familia, etc.
El objetivo pedagógico que proponen estos manuales de educación sexual permisiva a los educandos, comprende la perfecta asimilación, hasta hacerlas normas de su propia vida, de 6 principios básicos. Ellos son:
1. Cada alumno debe elaborar su propia moral sexual, diferente a la de sus padres (se exacerba el conflicto generacional, con el fin de que el niño tenga un criterio diferente al de sus padres, que parezca propio, ero que en realidad es el impuesto por el educador sexual permisivo).
2. Hay muchos tipos de unión sexual, todas de idéntico valor social: matrimonio (jamás se lo plantea como indisoluble), concubinato, cohabitación, apareos ocasionales, homosexualismo o lesbianismo, etc.
3. La única diferencia entre una mujer y un varón son las anatómicas de sus genitales (se busca con ello negar las realidades de la femineidad y la maternidad que conlleva, y la masculinidad y la paternidad derivada de ella).
4. El sexo sirve fundamentalmente, para procurarse cada uno el máximo placer; además y secundariamente, se utiliza para procrear.
5. El sexo es bueno (también moralmente), sólo en la medida en que me da placer; por ello deben eliminarse los miedos al embarazo y a las enfermedades de transmisión sexual, a través del “sexo seguro” (que es en definitiva el objetivo final de la materia).
6. La única irresponsabilidad e inmoralidad sexual, es el uso de los genitales sin la debida protección, contraceptiva o preventiva de enfermedades venéreas. Por ello, las clases de educación sexual permisiva, terminan convirtiéndose en un verdadero marketing de profilácticos y demás anticonceptivos (abortivos o no).

Las consecuencias de esta visión hedonista, falsa y reduccionista de la sexualidad humana, están a la vista: En primer lugar, la triple corrupción de la sociedad, especialmente la juventud: de la inteligencia, que se nubla y se incapacita para conocer la verdad; de la voluntad, que carece de fuerzas para luchar por el bien; y de las costumbres, que es la consecuencia necesaria de las dos primeras. A nivel estadístico, puede servirnos la siguiente cita de un informe, de la asociación norteamericana Focus on the Family.

“Desde 1970, el gobierno de los Estados Unidos ha invertido alrededor de 3 mil millones de dólares en la promoción de contraceptivos y “sexo seguro” entre los adolescentes, con el supuesto fin de evitar enfermedades venéreas y embarazos; … a partir de 1970, los embarazos en jóvenes solteras de 15 a 19 años aumentaron el 87%; la cifra de abortos juveniles subió el 67%; los nacimientos fuera del matrimonio se incrementaron en un 61% y las enfermedades venéreas se convirtieron en endémicas en toda una generación de jóvenes…”.
“Según los centros federales para el control de enfermedades de los Estados Unidos, en la actualidad hay un millón de casos de personas infectadas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (HIV) en toda la nación. Uno de cada 100 estudiantes que llegan a la Universidad de Texas padece la mortal enfermedad. El rango de transmisión heterosexual del SIDA se ha incrementado al 44% desde septiembre de 1989. Las enfermedades por transmisión sexual infectan anualmente a 3 millones de adolescentes en el país. El 63% de todos los casos de enfermedades por transmisión sexual infectan a personas menores de 25 años. Anualmente aparecen un millón trescientos mil nuevos casos de gonorrea. 500.000 nuevos casos de herpes genital ocurren anualmente. Y finalmente, más de 20 graves enfermedades transmitidas sexualmente, junto con la infertilidad, el aborto y los nacimientos de niños infectados, son otras de las graves consecuencias del supuesto “sexo seguro” difundido a través de agresivos programas de “educación sexual” aplicados en colegios estatales, incluso contra la voluntad de los padres”.
Además, la evidencia empírica muestra que esta “educación sexual” hedonista, no cumple los objetivos de disminuir los embarazos y las enfermedades de transmisión sexual en adolescentes; sino todo lo contrario, ambos indicadores aumentan en proporciones dramáticas. Veamos:
a) En primer lugar, la evidencia muestra que la gran mayoría de las adolescentes sexualmente activas, consulta con su médico sobre contracepción. En un estudio publicado en el British Medical Journal, se reveló que el 71% de las adolescentes embarazadas, habían consultado sobre anticoncepción, el año anterior al embarazo, y el promedio de consultas – incluyendo al 29% que no las hizo – fue de cuatro en ese año.
El Dr. Trevor Stammers se plantea en la misma revista médica, si la educación basada en la abstinencia sexual, es o no un buen método para el retraso de las relaciones entre adolescentes. Parte de algunas evidencias: Por ejemplo, que el 80% de los “embarazos no deseados”, son consecuencia de un fallo en la contracepción. Luego afirma que los estudios efectuados entre 1975 y 1991, muestran que “a más condones más embarazos. Cuanto antes se inician las relaciones sexuales mayor es el riesgo de embarazos. Las adolescentes que inician sus relaciones sexuales antes de los 16 años tienen tres veces más posibilidades de quedarse embarazadas que las que esperan más tiempo”. Concluye que “se puede recomendar porque la abstinencia sexual se ha mostrado efectiva”.