domingo, 27 de agosto de 2017

1.6. La revolución sexual

1.6. La revolución sexual

 

En esos años se aceptan y se extienden los anticonceptivos, con ellos la sexualidad parece por fin haberse separado por un medio científico del peso de la fecundidad que pasaría a quedar al arbitrio autónomo de la pareja. "Lo serio" de la sexualidad puede ser eliminado por un proceso técnico, de suerte que el significado procreativo de la misma pasaría a ser electivo y el único sentido intrínseco que le quedaría sería la comunicación afectiva o física. Con este contenido la sexualidad misma pasa a ser una realidad que cabe en un proyecto utilitario. La divisa de la revolución sexual en este momento es la de la superación de la familia: ¡La familia ha muerto! Se promueve la emancipación del joven a la edad más temprana posible para vivir de modo individualista, fuera de todo tipo de vínculos estables que según una idea extrema de libertad le encerrarían en un mundo insufrible. En cambio, se proclama la bondad de una promiscuidad sexual que se presenta como fuente de liberación frente a toda inhibición.

Dentro del ámbito eclesial se vive de un modo muy dramático la polémica suscitada por la encíclica Humanae vitae que envuelve a los episcopados y los clérigos de forma muy directa, con el escándalo de un rechazo sin precedentes. Se acepta y se promueve por parte de miembros cualificados de la Iglesia una nueva interpretación de la sexualidad en diálogo con el mundo desde la concepción de la denominada "nueva moral" según el paradigma de la "autonomía teónoma". La consecuencia inmediata de la revolución sexual dentro de la Iglesia es un número enorme de secularizaciones de sacerdotes y religiosos con un impacto devastador en los fieles.
Queda en la sociedad la provocación de una mística del "amor libre" como liberación de toda norma sexual y social, la única regla aceptada es la espontaneidad del deseo. Comienza con la exaltación del impudor sexual, en él se centra externamente la liberación de los afectos de la situación de lo que se interpreta como una consecuencia interior de la represión exterior de la sociedad. El efecto que se produce es una extensión sistemática de la pornografía en los medios de comunicación social.
La consecuencia de todo este enorme impacto es que se separa de un modo culturalmente efectivo el sexo de la fecundidad. Esta última pasa a entenderse como una dimensión electiva que el hombre puede poner o quitar de la sexualidad, algo que queda al arbitrio humano.