Mapuches, un chiste electoral. Por José Benegas
En la alocada conversación entre Jorge Lanata y un supuesto cacique mapuche (Facundo
Jones Huala) se perdieron varios detalles, porque en la Argentina las
noticias son espectáculo y el espectáculo requiere un avance de la línea
dramática, sin distracciones.
En
este caso, el cuento de que enfrentamos una lucha armada de reconquista
por parte de los mapuches, perdidos en la historia, pero no en la
historieta. Los detalles son los siguientes:
2) Su programa marxista no tiene nada que ver con pueblos primitivos autóctonos.
3) Su programa nacionalista –la expulsión del señor Benetton−, tampoco tiene que ver con la historia de esos pueblos autóctonos.
4) El
grupo político mayor que dice representar a pueblos primitivos, recibe
dinero del Banco Mundial. A esto último sumémosle la reforma
constitucional del 94 y la legislación consecuente, así podremos
comprender que es todo un invento “occidental”, jugando con la historia
para seguir configurando un estado asistencialista y victimizante, a
costa de los derechos de todos.
A
este cacique tan básico le preocupan nada más que las tierras que
pertenecen a los “capitalistas”, los “latifundios” y la presencia de
empresas petroleras. La mejor pregunta de Lanata quedó como perdida, fue
cuando el personaje hablaba de obtener energía de los cocos. Sí, de los
cocos en la Patagonia. Ahí Lanata le preguntó con qué capital
producirían, dado que esa es una restricción común para mapuches,
escoceses parientes del entrevistado, japoneses y jíbaros por igual. El
capital se forma cuando se respeta la propiedad, siendo la principal
preocupación de este grupo, abolirla.
preocupación de este grupo, abolirla.
Quién haya inventado sacar este
tema en este momento ha obtenido un éxito rotundo, porque dadas las
ideas políticas que prevalecen y el lugar que la victimización marxista y
nacionalista tiene en todos los debates, nadie parece tener los
elementos para ponerse frente a gente que ataca a “los ricos”, invoca
haber sido oprimida, se llama a sí misma “comunidad” y se disfraza
convenientemente cuando es necesario. Les mencionan al señor Benetton,
que es “extranjero” y “exitoso” y eso equivale al mal en estado puro
para todos los que consumen medios de comunicación, a pesar de que el
mencionado señor ingresó sus millones para que le dieran esos campos y
no se los robó a nadie. En esa sopa surge una “identidad” que genera
derechos. Algo que, si les interesara, encontrarían resuelto por la
tradición constitucional del país, sobre todo en la Asamblea del año
XIII al abolir los fueros personales y la Constitución de 1853, que
consagra derechos individuales, no solo para los nacidos en el país,
sino para cualquier persona del mundo que quiera habitar el suelo
argentino, inclusive mapuches por supuesto.
En ese contexto, cualquiera puede
formar una “comunidad”, adquiriendo tierras de modo pacífico, para
instalar incluso un parque de diversiones identificándose con lo que
tengan ganas.
Tampoco interesa, como muchos
argumentos, si los mapuches eran “chilenos”, lo que parece ser un
anacronismo parecido al que estos grupos quieren usar en su favor. Los
chilenos también gozan de derechos de propiedad, si la adquieren de la
misma manera que todos los demás.
El
cuento es que esta gente tiene derechos “ancestrales”. Aquí es donde el
marxismo ingresa falsificándolo todo con fines de agitación. Los
ancestros no transmiten derechos históricamente, sino a través de
procesos sucesorios. Todos recibimos de nuestros antepasados los bienes
que tenían al momento de su fallecimiento. De manera que los miembros de
cualquier club como éste también pueden acudir a los tribunales,
demostrando la correcta concatenación de títulos, igual que cualquier
hijo de vecino, para ingresar determinados derechos a su patrimonio.
Estos movimientos políticos en
cambio quieren llevar su argumentación a una posición irrefutable, por
eso discuten que el razonamiento que acabo de hacer es “occidental”
(tanto como el marxismo, por supuesto), cuando ellos pretenden un
reconocimiento que también es occidental ¿Cuál es la alternativa a un
reconocimiento “occidental” de derechos pacíficamente adquiridos a
través de una sucesión de títulos? Pues la guerra, algo que han perdido.
No ellos, unos antepasados que nadie comprueba que sean reales.
Aquellos verdaderos protagonistas de la historia no están acá para
reclamar nada.
No hay siquiera un esfuerzo para
demostrar cuál era el modo “mapuche” de adquirir tierras, por eso
recurren al subterfugio de “indigenizar” al marxismo, mediante la
abolición de la propiedad privada. Si las tierras no les pertenecen en
forma privada, querría decir que les pertenecerían de forma pública, lo
que los llevaría a reemplazar al Estado, es decir ejercer una
“soberanía”. Lo que estarían reclamando no es “tierra” sino soberanía,
derecho a gobernar. Para eso tendrían que someter a la población actual y
constituirse en un linaje, como bien le indicó Lanata.
La soberanía no es derecho de
propiedad, es un completo facto político que se dirime mediante
ejércitos, pero aun venciendo, nada les daría derecho a violar los
derechos sí adquiridos pacíficamente por sus actuales titulares, aunque
les suene a ellos muy occidental.
En primer lugar, estos grupos
deberían explicitar cuál es el modo pacífico de transmitir bienes según
su “nación”. Si el único medio es la violencia, ya han perdido y si lo
vuelven a intentar se les debe responder. El estado argentino tampoco
tiene derecho a expropiar tierras a su dueño para dárselas a los
supuestos “pueblos originarios”, en tanto el derecho de propiedad
antecede al Estado, que se limita a reconocerlo, y el mecanismo de
expropiación está limitado a causas de “utilidad pública”. La
conveniencia de un grupo racial no entra en ese concepto.
¿Qué
derecho tiene alguien por tener antepasados mapuches? Ninguno. Pueden
adquirir y perder tierras individualmente o como grupo, de la misma
forma que todos, pagando por ellas. Como entidad política los mapuches
no existen más. La genética no da derechos, la transmisión de títulos
sí, pero hasta eso tiene un límite que es el de la prescripción
adquisitiva o usucapión.
Si a mi bisabuelo le hubieran
usurpado unas tierras veinte años atrás y yo no hubiera hecho ningún
reclamo, perdería todo derecho ¿Qué es lo que hace que unas personas que
dicen descender de habitantes del territorio que fueron despojados
siglos atrás, cuyo parentesco ni siquiera demuestran a través de los
respectivas actas de nacimiento y demás, invocando nada más que un color
de piel, tengan mejor derecho que yo por hechos acontecidos veinte años
atrás, con todos los documentos a mi favor? Pues la capacidad
manipulatoria de la política y los incentivos que da el estado
izquierdista que tiene como clientes a todas las víctimas, reales o
ficticias, que le sirvan para expandirse.
Distinto
es el caso de grupos que han mantenido de un modo continuo una
identificación con aquella historia y que aún habitan determinadas
zonas. Parece un buen gesto que el estado les reconozca su situación y
básicamente que no los moleste, dado que no están en conflicto con
derechos ajenos, pero estos mapuches marxistas que reclaman propiedades,
no tienen derecho alguno como tales y menos con ese marco conceptual.
El marxismo no provee derechos de propiedad, sino que los conculca.
http://www.infobae.com