El origen del cuerpo humano II
¿HASTA DÓNDE PODEMOS LLEGAR?
En el artículo que precede a este, planteamos el nudo de la cuestión que nos ocupa, y diremos desde ahora que nuestro entendimiento cree por la fe, que Dios creó al hombre de un modo distinto al usado para crear el resto del cosmos (incluimos aquí, por supuesto a los animales). Creemos que el hombre es una creación única y nueva en su totalidad: espíritu, alma y cuerpo, como convenía al fin para el que nos creó a su imagen y a su semejanza, pues el fin del hombre es Dios.(1)
El motivo de escribir estos artículos es intentar una síntesis entre lo revelado por Dios al hombre, los argumentos racionales y los datos científicos sobre el origen del cuerpo humano, que pueda sernos útil para dar razón de nuestra esperanza. Es evidente que la verdad (2) sobre los seres que existen, sólo es accesible al entendimiento de Dios.(3) Nuestro entendimiento humano es limitado, por lo que pasa de la verdad a la falsedad, y eso no debemos entenderlo como que no existe una verdad sobre cada cosa, sino en cuanto que “Lo verdadero o lo falso no está en las cosas, sino en el entendimiento”.(4)
Es evidente que si dispusiésemos de una demostración elaborada, la publicaríamos inmediatamente. Escribimos mientras caminamos, por lo que los comentarios y las críticas tienen un gran valor constructivo. Sabemos que hay muchas personas trabajando en esta dirección.
Vamos a acotar el sendero por el que deseamos a discurrir:
En el artículo que precede a este, planteamos el nudo de la cuestión que nos ocupa, y diremos desde ahora que nuestro entendimiento cree por la fe, que Dios creó al hombre de un modo distinto al usado para crear el resto del cosmos (incluimos aquí, por supuesto a los animales). Creemos que el hombre es una creación única y nueva en su totalidad: espíritu, alma y cuerpo, como convenía al fin para el que nos creó a su imagen y a su semejanza, pues el fin del hombre es Dios.(1)
El motivo de escribir estos artículos es intentar una síntesis entre lo revelado por Dios al hombre, los argumentos racionales y los datos científicos sobre el origen del cuerpo humano, que pueda sernos útil para dar razón de nuestra esperanza. Es evidente que la verdad (2) sobre los seres que existen, sólo es accesible al entendimiento de Dios.(3) Nuestro entendimiento humano es limitado, por lo que pasa de la verdad a la falsedad, y eso no debemos entenderlo como que no existe una verdad sobre cada cosa, sino en cuanto que “Lo verdadero o lo falso no está en las cosas, sino en el entendimiento”.(4)
Es evidente que si dispusiésemos de una demostración elaborada, la publicaríamos inmediatamente. Escribimos mientras caminamos, por lo que los comentarios y las críticas tienen un gran valor constructivo. Sabemos que hay muchas personas trabajando en esta dirección.
Vamos a acotar el sendero por el que deseamos a discurrir:
1. El sabio profesor D. Joaquín Ferrer Arellano escribió:
“Es vana la pretensión de extraer de la Biblia conocimientos de ciencia natural. La Revelación divina enseña el camino de la salvación, y no pretende anticipar unos conocimientos que el hombre sólo puede descubrir mediante el estudio científico de la naturaleza. Pero existen frecuentes abusos en nombre de la ciencia, que es distorsionada no pocas veces en beneficio de ideologías materialistas y relativistas que nada tienen de científico. Esto exige un análisis científico riguroso que permita delimitar qué afirmaciones se encuentran realmente demostradas y cuáles son solamente hipótesis más o menos plausibles, y qué otras afirmaciones son, en cambio, extrapolaciones que carecen de base científica y que, si se presentan como científicas, dan lugar a ideologías pseudocientíficas”.(5)
Entendemos que ese análisis científico riguroso, no se ha realizado en profundidad, sino sólo en lo referente a aspectos concretos de la teoría de la evolución, como si existiese una fuerte presión sobre lo que es “científicamente correcto”, del mismo modo que existe sobre lo “políticamente correcto”. Ese análisis debe llevarnos hasta cuestionarnos si podemos considerar científicamente demostrado el que las distintas especies de seres vivos se han originado por evolución.
Hemos analizado este aspecto en nuestro estudio titulado “La evolución una teoría insostenible y falsa”, y especialmente en lo que concierne al tema que nos ocupa, el origen del hombre, hemos llegado a la conclusión de que buscar su origen (en lo que se refiere a su cuerpo físico) en un “homínido” preexistente, no es una afirmación plausible. Por lo que no vamos a comentar los postulados evolucionistas. Estamos con Jean Rostand cuando al final de su vida reconoció que: “La evolución es un cuento de hadas para adultos”.(6)
2. Entendemos que pertenecen a las ciencias naturales todas las ramas del saber humano que buscan conocer hasta donde les sea posible, la verdad sobre lo que existe. Por lo que consideramos que ciencias como la Filosofía, la Teología o la Sabiduría, que estaban ya presentes en “acto” en el hombre desde su creación,(7) forman parte de la naturaleza humana, y pertenecen por derecho propio a las ciencias naturales, con un rango superior a las llamadas ciencias experimentales.
3. Intentaremos en la medida en que esto sea posible, separar las aportaciones de las ciencias aplicadas de las aportaciones de las demás ciencias. Cada una en su ámbito, y hasta dónde puede llegar por su propia naturaleza, debe aportar su visión de la parcela de los seres que puede estudiar. Y es imposible una contradicción, puesto que es absurdo que algo exista y no exista a la vez.(8)
4. Consideramos que para poder hacer un acercamiento al origen del cuerpo del ser humano, es imprescindible considerarlo como el ser que es en realidad, y para ello, la especialización es un obstáculo, más que una ayuda. Hemos de ir reuniendo datos que impliquen un amplio abanico de disciplinas. Algunas de las que vamos a usar, pueden resultar “extrañas”, o “sospechosas” incluso a los creyentes, pero hay determinados aspectos esenciales que hay que afrontar necesariamente y que no entendemos, cómo podrían ser abordados de otro modo.
5. Entendemos que la Escritura, y en especial los primeros capítulos del Génesis, no son un tratado científico, ni tampoco un informe histórico, al menos como entendemos la historia hoy. Creemos que son principalmente un relato salvífico, metafísico y ontológico, y aunque pueda considerarse que quién lo puso por escrito, pudo estar influido por la cosmología de su época, creemos por la fe que el relato fue directamente inspirado por Dios, y por lo tanto es lo que Dios ha querido comunicarnos sobre el origen del cosmos, sobre el origen de los seres vivos y sobre el origen del hombre. Ese relato es la Verdad sobre los orígenes.(9) Y los descubrimientos o investigaciones que el hombre ha hecho, o pueda hacer a lo largo de la historia, siempre enriquecerán esa verdad revelada con nuevos matices y nuevos datos, pero no pueden contradecirla, como dijo Galileo: Las dos verdades, la de la fe y la de la ciencia, no pueden contradecirse jamás. “La Escritura santa y la naturaleza, al provenir ambas del Verbo divino, la primera en cuanto dictada por el Espíritu Santo, y la segunda en cuanto ejecutora fidelísima de las órdenes de Dios”(10)
6. Así pues, no podemos pretender desentrañar lo que sólo pertenece al entendimiento de Dios, y entendemos que a lo sumo que podemos aspirar es a limar las aparentes contradicciones, entre las aportaciones de las ciencias aplicadas y lo revelado por Dios al hombre. Y que el fin último de todo esto, es Cristo el Señor.
Angel Luis Hurtado Contreras
(1) Sto. Tomás de Aquino – Suma de Teología I - parte 1 C.1; a.1 – BAC - 2.001.
(2) “La verdad es aquello con lo que se pone al descubierto lo que algo es” San Agustín – “De Vera Religione –C.36: ML 34, 151.
(3) Sto. Tomás de Aquino – Suma de Teología I - parte 1 C.14 ; a.14 y 15 – BAC - 2.001.
(4) Aristóteles Metafísica VI – 5 c.4 n.1 (BK 1027 b25). Citado por Sto. Tomás op. cit. p. 224.
(5) Ferrer Arellano, J. “El misterio de los orígenes” – Eunsa 2.001. p. 410.
(6) Jean Gaston Bardet – “Ishraël connais ton Dieu” – Edic. de la Maisnie – París – 1.982. p. 51.
(7) En cuanto a la Filosofía, el hombre fue consciente de su soledad (Ge. 2, 18). y no encontró ayuda adecuada para él entre los animales (Ge. 2, 20). Desde el comienzo, se preguntaba ¿Quién soy yo?.
En cuanto a la Sabiduría, entendida como un don de Dios que hace apto al hombre para recibir la revelación de los designios salvadores de Dios, (cf. 1 Cor. 2, 6 y Ef. 1, 8ss y 17ss; y también H. Haag – “Diccionario de la Biblia” – Herder – p. 1.746) Adam y Eva la poseían, pues Adam, conversaba con Dios a la caída de la tarde (Ge. 3, 8ss). y estaban los dos desnudos sin avergonzarse uno del otro (Ge. 2, 25).
Con la tentación, comenzó un nuevo tipo de “teología”, construida con y desde la razón humana: “Vio la mujer que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir sabiduría” (Ge. 3, 6).
Con el pecado y la caída, el hombre perdió la Sabiduría, y con ella la auténtica Teología y la auténtica Filosofía, construida con lo revelado por Dios al hombre (cf. Sto. Tomás – Suma de Teología Parte 1 – C. 1 a.1). Y tanto su “filosofía” , como su “teología” quedaron disminuidas, como heridas, esta es la situación actual del hombre.
El Espíritu Santo es el que restituye al hombre la Sabiduría, como un don de la Gracia, para que su Filosofía y su Teología puedan ser acordes con la Verdad.
(8) El principio de no contradicción: Aristóteles – Metafísica IV – 1.005b.
(9) Eso no quiere decir que pueda por ello leerse literalmente, por ejemplo, el asunto tan controvertido de los “días” de la creación, no puede entenderse en el sentido que para nosotros tiene hoy la palabra día, como el tiempo de rotación de la tierra, o el tiempo comprendido en 24 horas, puesto que en los primeros días del relato, no existían ni el Sol, ni la luna ni las estrellas.
(10) Galileo G. Carta al P. Benedetto Castelli – 21 de Diciembre de 1.613.
“Fides et Ratio”- 34. Edit. San Pablo 1.998 – p. 55.
Vaticano II – “GS” – 36.
Juan Pablo II – “Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias” 10 de Noviembre de 1.979: Insegnamenti II, 2 (1.979) 1.111 – 1.112.