miércoles, 13 de septiembre de 2017
Mirando pasar los hechos
CASO
MALDONADO:
TODO
LO QUE HAY QUE SABER PARA ENTENDER LO QUE SUCEDE
‒
Si los supuestos o reales indios cortan la ruta, se llama resistencia
ancestral. Si los gendarmes restituyen la viabilidad del camino obstaculizado,
se llama salvaje represión.
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Si a uno o varios gendarmes le fracturan los pómulos a pedradas, se llama
rebeldía atávica. Si los gendarmes devuelven los cascotazos, es genocidio.
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Si diez adoquines son arrojados por un mapuche resulta autodefensa. Un guijarro
lanzado por un gendarme es discriminación racial y violencia étnica.
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Si grupos de mapuches incendian iglesias y matan a los que están en ellas, es
afirmación de la identidad originaria. Si los gendarmes corren a los agresores
para capturarlos es invasión del espacio sagrado.
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Si los mapuches le gritan asesinos a los gendarmes, amenazándolos con
que los van a ir a buscar adónde vayan, es manifestación de telurismo. Si los
gendarmes le dan la voz de alto a los depredadores es acoso verbal homicida.
‒
Si los mapuches van encapuchados, rompiendo todo a su paso, es costumbrismo
añejo y sacro. Si los gendarmes llevan el casco reglamentario, se están
ocultando y encubriéndose corporativamente.
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Si los mapuches atacan en malón, en organizadas guerrillas, viven en la
clandestinidad y prometen matar a sus enemigos, es el reclamo sempiterno de las
raíces contra los malvados huincas. Si los gendarmes detienen a los
guerrilleros, sorprendidos in fraganti, es Terrorismo de Estado.
‒
Si los mapuches reclaman millones de hectáreas del territorio patrio, es el
derecho originario. Si las fuerzas de seguridad les piden ‒y ¡por favor!‒ que
dejen de saquear el microcentro, volvió “la dictadura”.
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Si se ocultan, evanescen, se volatilizan, se esfuman los integrantes de RAM,
tras cometer todo tipo de tropelías, es táctica de intransigencia en pos de
reclamos milenarios. Si todo el planeta político, jurídico, legal y militar se
moviliza para encontrar a un anarquista filomapuche, es un caso evidente de
desaparición forzada.
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Si mueren en cumplimiento de sus misiones contingentes enteros de gendarmes, a
nadie se le ocurre pensar que detrás de cada uno de ellos hay una familia que
los llora. Si le tocan una rastra a un nómade por propia decisión, Maldonado es
mi hermano, mi hijo, mi nieto, mi chozno.
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Si the Benetton Group, nos roba la Patagonia, es capitalismo salvaje y
penetración foránea; y es cierto. Si lo mismo hace The Mapuche Nation con sede
en la británica Lodge Street, también lo es. Pero de eso no se habla. Y mucho
menos de las explícitas, antiguas y remozadas pretensiones israelitas a nuestra
soberanía patagónica. Esto ya es conspiracionismo nacionalista. Que nadie ose
traspasar el umbral de lo políticamente correcto.
‒
Si el imbécil del rabino Bergman, investido de Ministro Planta y de Funcionario
Plasma, les devolvió oficialmente a los mapuches, el 30 de diciembre de 2016,
el bastón de mando que en 1938 Perón les había obsequiado, “como reconocimiento
de los derechos ancestrales del pueblo mapuche”, según lo glosa, larga y
admirativamente la revista kirchnerista Zoom (http://revistazoom.com.ar/el-baston-perdido-de-peron-y-la-lucha-de-los-mapuches/),embanderada ahora con la causa Maldonado,
entonces quiere decir que tanto el macrismo como el peronismo no están
dispuestos a defender a la patria de la demencia criminal de estas tribus
sediciosas, delictivas e insurrectas.Son partes intercambianles del mismo
Régimen.
Conviene
tomar nota y obrar en consecuencia. Esto no lo arreglan ni lo entienden los
brujos de la tribu, sean liberales o marxistas, sino los Defensores de la
Argentinidad.
Antonio
Caponnetto