domingo, 27 de agosto de 2017

1.4. Interpretación romántica del amor

1.4. Interpretación romántica del amor

 

Aunque por la presión de la interpretación puritana, de hecho los afectos se interpretasen de un modo negativo, en especial los que tienen un vínculo con la sexualidad, esto no quiere decir de ningún modo que se ignorasen. Todo el siglo XVII es muy rico en resonancias afectivas. En este sentido hay que destacar que es en este momento donde surge un término que va a ser clave a partir de entonces: el sentimiento. Es la época en la que van a comenzar las discusiones sobre el "amor puro" que duran hasta el siglo siguiente y en su fondo hasta nuestros días.
Como reacción al racionalismo surge el valor del sentimiento que se interpreta como un elemento irracional de una gran fuerza. Frente a la idea iusnaturalista deductiva de la ley, el sentimiento aporta aquí la idea de la libertad como espontaneidad vital. El amor romántico mide la verdad propia del amor exclusivamente por su intensidad, de aquí se entiende su tendencia a centrar el juicio moral en el estado afectivo del momento y, en consecuencia, se pierde su valor en cuanto promesa de una comunión. Se pone el acento en el propio estado de ánimo y no en la construcción de una vida. Pierde el sentido del tiempo como un elemento positivo del amor y, por el contrario, tiende a eternizar el momento.

El movimiento romántico nace en un ámbito cultural y alcanza un influjo notable en la sociedad. Su extensión está unida a la aparición de los movimientos revolucionarios de modo que se vincula a una actitud liberadora de la ley. En ese ambiente se produce la primera revolución sexual sistemática de la época moderna, en ella juega un papel importante Rousseau que fomenta un libertinismo sexual declarado.
Con estas claves se llega a una nueva dialéctica de un gran valor moral que recorre todo el s. XIX con todas sus luchas: por una parte, está el puritanismo-oficial, por otra, el romanticismo-revolucionario. El matrimonio se sitúa en cuanto es una institución en el lado de lo oficial como una imposición exterior al amor como sentimiento íntimo.
Se va configurando el sujeto pasional, aquel que se conoce a sí mismo por su estado de ánimo. El juicio moral que se propugna pasa a ser su contenido emotivo fundamentado en la simpatía. El sentimiento subjetivo es entonces el que alcanza una primacía en el conocimiento moral y que permite presentarlo como rival de una ley deductiva y racional aparentemente ajena a la vida.
Por vez primera, se separa la sexualidad de la naturaleza personal, en cuanto por la interpretación del amor romántico el sentido del amor es una creación y no algo dado, lo personal parece no tener que ver con la naturaleza. Es una expresión particular de la división que se establece en este momento entre la naturaleza y la libertad. Los fines de la persona dependen sólo de la libre elección de la misma. Es un hecho que, además, se corresponde históricamente con la división que se realiza en la universidad alemana entre las ciencias de la naturaleza que se sitúan en el campo del determinismo y las ciencias humanas que se sitúa en el ámbito de la libertad.