sábado, 2 de septiembre de 2017

Honor a quien honor merece: Ernst Zündel - por Alberto Villasana

Honor a quien honor merece: Ernst Zündel 

- por Alberto Villasana


En memoria de Ernst Zündel
 (24 de abril de 1939 – 5 de agosto de 2017)
 Descanse en paz

Alemán, escritor y político, pintor y pacifista, conocido como editor revisionista del "Holocausto" en Canadá, Estados Unidos y Alemania
Comenzó, como casi todo alemán, creyendo en la historia del "Holocausto" y sintiéndose culpable del mismo, hasta que conoció al historiador judío Joseph Ginsburg, quien había sido perseguido por el régimen nazi pero, a la vez, fue el primer historiador judío en cuestionar el número de 6 millones de judíos "exterminados" inventado por Churchill, así como las "cámaras" de gas y la supuesta orden de exterminio por parte de Hitler
Instigado por el lobby judío, Ernst Zündel fue encarcelado dos años en Canadá y cinco años en Alemania por haberse atrevido a investigar la verdad histórica de los acontecimientos


Conocí a Ernst Zündel en Guadalajara, México, en el Congreso Internacional Identitario, que se llevó a cabo del 1 al 3 de mayo de 2015. Si algo me impresionó fue su buen humor, serenidad y cordialidad, a pesar de ser perseguido por su trabajo de investigación desde 1985, y de haber estado preso dos años en Canadá y cinco años en Alemania: nada de amargura, nada de resentimiento, solo perdón por sus perseguidores y su incansable y valiente lucha a favor de la verdad histórica.
En esos días del Congreso en Guadalajara se encontró con su esposa Ingrid Rimland. Ellos no podían vivir juntos, dado que Ernst Zündel tenía prohibido entrar a Canadá y Estados Unidos, y ella tenía prohibido entrar a Alemania para encontrarse con él. Por esa razón, los dos se encontraban en México un par de veces al año.
Al salir de Alemania, los guardias aduanales revisaban siempre exhaustivamente su equipaje, pues tenía prohibido sacar sus libros de Alemania para llevarlos a otros países. Los dos esposos estaban felices de verse en México y aceptaban la situación de tener que vivir separados a causa de la persecución ideológica internacional en contra de Ernst.
Él tuvo que emigrar de Alemania a Canadá a la edad de 19 años, donde se desempeñó como artista gráfico. Sus obras llegaron a aparecer en la portada de la prestigiada revista canadiense Macleans´s.
Zündel siempre había creído, como casi todos los alemanes, en el "Holocausto", además de ser un gran pacifista, al igual que su padre, y consideraba los supuestos hechos contra los judíos como ciertos y deplorables.
 Pero Ernst Zündel comenzó a leer el testimonio de un sobreviviente, el judío Joseph Ginsburg, quien escribía acerca de la inexistencia de las cámaras de gas, de las supuestas órdenes de exterminio antisemita por parte de Hitler, y del número de seis millones de judíos asesinados.
Conmovido por la lectura de Ginsburg y de otros historiadores judíos y no judíos que desmentían el "Holocausto", Zündel abandonó su profesión de diseñador y pintor y comenzó a dedicarse a investigar la verdad histórica de los relatos, en gran parte con el propósito de redimir la mancillada reputación de sus compatriotas alemanes.
En 1977 fundó la editorial Samisdat Publishers, con la que publicó varios libros como "El Hitler que amamos y por qué", y "¿Murieron realmente seis millones?", una versión ampliada de la obra de Richard Harwood, a la que Zündel agregó las aportaciones de otros prominentes historiadores judíos revisionistas. Sus primeras publicaciones las realizó bajo el pseudónimo de Christof Friedrich.
En la década de los noventa tuvo un programa de radio "A voice of freedom", en el que entrevistaba a diversos judíos sobrevivientes de la Guerra, testigos ignorados que desmentían las historias churchillianas del "Holocausto". El famoso "casa nazi" Simon Wiesenthal catalogó a Zündel como "el distribuidor de literatura peligrosa número uno en el mundo".
Ernst Zündel vivió en Toronto y Montreal hasta que en 2001 se mudó a los Estados Unidos, donde se casó con Ingrid Rimland. En 2003 los EEUU lo deportaron a Canadá por una supuesta violación a la ley migratoria. A su arribo a Canadá fue arrestado, a pesar de haber vivido 43 años en ese país. Lo mantuvieron preso dos años sin poderle fincar delito alguno, simplemente lo declararon como una "amenaza a la seguridad nacional".
A raíz de esa sentencia fue deportado a Alemania, en donde fue nuevamente encarcelado, por cinco años, por "crímenes de pensamiento por negación del Holocausto".
Ernst Zündel se hizo famoso por los juicios de 1985 y 1988. Estos han sido el más importante debate sobre el "Holocausto", ya que por primera vez supuestos sobrevivientes del Holocausto estuvieron cara a cara frente a historiadores reconocidos y fueron críticamente cuestionados bajo juramento acerca de sus dichos y puntos de vista.
Para enfrentar la batalla legal, Ernst Züdel presentó a un equipo de investigadores y expertos entre los que se encontraban Doug Christie, Robert Faurisson, David Irving, Mark Weber, Udo Walendy, Bradley Smith, Wihelm Stäglish, Thies Christopherse, Milliam Lindsey y Fred A. Leuchter.
Fred Leuchter pasó a ser uno de los más famoso en el caso de Ernst Zündel, pues conformó un equipo de científicos estadounidenses, canadienses y alemanes, que fueron a los campos de trabajo de Polonia y Alemania (supuestamente campos "de concentración"), en donde realizaron análisis de las paredes de las cámaras en donde, según la versión oficial, gaseaban a miles de judíos para matarlos. El estadounidense Fred Leuchter es un especialista en el diseño y construcción de equipos para la ejecución de prisioneros en las cárceles de los Estados Unidos. En su informe, demostró materialmente la falsificación de las supuestas "cámaras de exterminio" en Auschwitz, Birkenau y Majdanek.
El Informe Leuchter pasó a constituir la prueba más fehaciente de la falsedad de las versiones "antisemitas", pues concluye que en las paredes de esos cuartos no había rastro de cianuro ni de gas Zyklón B, ni de ningún otro gas letal, sino que allí colgaban los uniformes de los inquilinos de los campos de trabajo para rociarlos con desinfectante y combatir la plaga de tifus que había sobre todo en los dormitorios. Los trozos de pared obtenidos de las paredes de los cuartos donde fumigaban los uniformes de los habitantes fue la más importante prueba a favor de Ernst Zündel: nunca hubo allí ningún exterminio de personas.
Leuchter y su equipo tomaron fotografías de todos los ángulos de los cuartos: no estaban sellados herméticamente y sus puertas son de madera, es decir que fácilmente hubiera habido fuga del supuesto gas letal Zyklón B, y las instalaciones habrían volado por los aires al estar al lado de los supuestos "crematorios", dado que ese gas es sumamente explosivo.
El Informe Leuchter añade que al no haber suficiente ventilación, al realizarse una ejecución de un grupo de personas no hubiese podido ventilarse con efectividad una cámara para realizar al instante otra ejecución de otro grupo de personas, como afirman los "testigos". El gas Zyklón B puede permanecer incluso una semana después de un solo gaseo, por lo que hubiera significado un peligro para cualquiera que entrara a esas "cámaras". Las puertas se abren hacia adentro, por lo que comandos de soldados alemanes no habían podido entrar a la "cámara" llena de cadáveres.
Todas las muestras de las paredes fueron analizadas por el laboratorio independiente Alpha Analytical Labs. El veredicto fue aplastante: más de 20 muestras indicaron cero rastros de cianuro o de cualquier gas letal. La concentración de ácido cinahídrico HCN suministrado por la fábrica Degesch se usó exclusivamente para fumigar y desinfectar ropa, no hubiera servido para ejecuciones humanas ni de grupo ni siquiera individuales. El mismo gas fue utilizado por los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial con el mismo propósito: la desinfección de uniformes.



Basándose en el análisis químico de las paredes, el Informe Leuchter concluye: "no existieron cámaras de gas y no podrían haber funcionado nunca para realizar ejecuciones, solo servían para la fumigación de parásitos". Es famosa la frase de Leuchter: en Alemania nunca han habido cámaras para matar gente, en mi país sí las hay".

El análisis químico de las muestras de las paredes fue repetido por el Instituto de Medicina Forense de Cracovia y por el químico alemán independiente Germar Rodolf. Ambos llegaron a las mismas conclusiones.
Con el Informe Leuchter, Ernst Zündel ganó el juicio en las cortes y tuvo que ser liberado. No pudieron probar ni la historia de las cámaras de gas, ni se presentó documento o testimonio alguno que demostrara un plan de exterminio judío, ni se pudo probar la muerte de una sola persona por gas tóxico. El principal testigo, Arnold Friedman, supuestamente presencial, perdió los nervios en el juicio y tuvo que reconocer que él nunca había visto nada, sino que todo lo refería "de oídas". Desacreditado Friedman, el juicio contra Zündel se vino abajo.
Sin embargo, tres años después, en 1988, presionada por grupos judíos, la fiscalía volvió a presentar acusaciones. El historiador Raul Hilberg, quien había asesorado al supuesto "testigo" Arnold Friedman, se negó a presentarse nuevamente como experto.
En esa ocasión, la defensa de Zündel contó con el Informe Leuchter, conteniendo los peritajes científicos realizados por el equipo de Fred Leuchter. El juez dio instrucciones al jurado de ignorar el Informe, argumentando que el autor no había presentado a tiempo sus credenciales de ingeniero experto. El segundo juicio declaró a Ernst Zündel como culpable y lo sentenció a nueve meses de prisión. Pero la sentencia fue apelada ante la Corte Suprema y quedó sin efecto el 27 de agosto de 1992.
En 2001 Zündel se mudó a los Estados Unidos. El lobby judío comenzó a acosarlo y encontró la forma de silenciarlo denunciándolo ante Alemania, ya que en ese país los judíos lograron tipificar como delito el no creer en el "Holocausto", aunque el acusado no se encuentre en su territorio.
En 2003, Ernst Zündel fue deportado desde los Estados Unidos a Canadá, bajo el pretexto de violar leyes de migración, y fue mantenido preso por dos años en Canadá. En febrero de 2005, un juez canadiense sentenció que las actividades de este pacifista constituían una "amenaza para la seguridad nacional y para la comunidad internacional de naciones". Quien luchaba en contra de la violencia y del odio racial, fue repentinamente víctima de la violencia y del odio racial de un grupo organizado. Sobrevivió a tres intentos de asesinato, incluyendo un incendio provocado y una bomba.
El 1 de marzo de 2005 fue deportado a Alemania, como lo solicitaban las organizaciones judías. Desde su llegada fue recluido en la prisión de Mannheim, donde enfrentó cinco años de prisión por "crimen de pensamiento por negación del Holocausto".
Para facilitar la condena de Zündel, las organizaciones judías presentaron cargos contra su abogada por "negar el Holocausto en la Corte". Sylvia Stolz fue sentenciada a tres años y medio de cárcel y cinco años de inhabilitación para ejercer como abogada.
El 15 de febrero de 2007, Ernst Zündel fue condenado a cinco años de prisión, el máximo previsto por la ley alemana. A los 70 años de edad, obtuvo la libertad gracias a su abogado Herbert Schaller. A su salida de la cárcel, el 1 de marzo de 2010, Zündel fue recibido con aplausos por parte de simpatizantes, y él exclamó: "Estoy nuevamente libre después de 7 años y 3 semanas, tres prisiones y tres países".
La pregunta de fondo de todo esto es: si el "Holocausto" fue cierto ¿porqué tipificar como delito el cuestionarlo honesta y científicamente?
Cinco años después de su última liberación, a sus 75 años de edad, Ernst Zündel dio su testimonio en México durante el Congreso Internacional Identitario organizado en Guadalajara. Dos años después, el Señor de la Historia se lo llevó a la casa paterna del cielo. Descanse en paz ese incansable buscador de la verdad.

Visto en: Últimos Tiempos

 Nacionalismo Católico San Juan Bautista