EL GLIFOSATO YA ESTÁ EN LAS VENAS DE LOS PORTEÑOS. ALGUNAS REFLEXIONES PARA EL PUEBLO ARGENTINO
El portal Infonews.com recientemente
informó que los porteños están contaminados. Enrique Viale, un
candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, descubrió
que tiene glifosato en
sangre, se hizo los estudios correspondientes y recibió la mala
noticia.
Los estragos que hacen los agroquímicos en las personas que viven cerca
de plantaciones agrícolas son conocidos, pese al silencio de los medios y el
poderoso lobby de los laboratorios.
Sin embargo, en este caso, el candidato demostró que
el peligro excede a esas poblaciones ya que, a través de un análisis de sangre,
descubrió que también él, viviendo en la ciudad, está contaminado.
Se trata de Enrique Viale, postulante por Proyecto Sur, quien aspira a
una banca en el Congreso de la Nación. "Lamentablemente los resultados han
arrojado presencia de glifosato, metabolito AMPA y otro tipo de venenos en mi
organismo. No hay forma de quitarlos", expresó una vez recibida la mala
noticia.
Y agregó: "Yo no vivo en el campo, vivo en la ciudad. Así que solo
tiene como explicación la ingesta de alimentos". También reveló que un
estudio reciente del Conicet indica que al menos el 60% de las frutas y
verduras que se comercializan en la Ciudad contienen agrotóxicos.
También desde su cuenta de Twitter instó a los candidatos de las otras
listas como Elisa Carrió, Daniel Filmus y Martín Lousteau a que se sometan a
los mismos exámenes médicos para determinar si también están intoxicados.
Algunas reflexiones para el pueblo argentino
Por Herta
"La destrucción de la naturaleza puede revertir en la destrucción del hombre en la medida en que él mismo es naturaleza que no puede negar." Theodor Lessing
Mientras prosigue la fiebre de entretenimiento a las masas en el parque
temático del sistema, el envenenamiento colectivo, silencioso y progresivo, continúa
profundizándose.
Nos preguntamos: ¿Qué hará la gente cuando vea que es tarde, que no hay
vuelta atrás y que por sus venas corre un veneno mortal?
A muy pocos parece
importarles las consecuencias de beber agua contaminada con un neurotóxico como el flúor agregado “por Ley” al agua corriente, o la ingestión por medio de los alimentos del glifosato fabricado por la multinacional sionista Monsanto (Rockefeller, Soros); un agente
naranja utilizado en Vietnam para matar toda vida sobre la tierra.
¿Qué hará la gente cuando se canse de ver el cine de Hollywood y la televi-sión?
¿Qué harán cuando se cansen de las playstation y de los celulares “última
generación” para fabricar idiotas si es que para entonces algo de su consciencia lograra
sobrevivir?
¿Qué harán cuando se cansen de entregar su vida entera a las redes;
una invención judía de ingeniería social de las agencias de inteligencia para
el control de masas?
¿Qué
harán cuando vean a sus hijos enfermos de cáncer, de Alzheimer,
nacidos con defectos congénitos, con autismo, celiaquía, enfermos de los
riñones, de hipotiroidismo, de Linfomas, depresivos, con Parkinson y tantas otras aberraciones provocadas por las multinacionales de los transgénicos?
¿Qué harán cuando ya sea demasiado tarde para reaccionar?
Las relaciones carnales de los judíos Eduardo Elsztain (dueño de miles
de hectáreas de campos en Argentina) y el reptante multimillonario George Soros con los infames y altos traidores a la patria; los judíos Cristina Fernández Wilhelm, Carlos Saúl “Menehem” (introductor de este veneno) y Mauricio Macri (CEO de Israel), están más que comprobadas para quienes quieran ver, sin embargo y sabiendo que
todos los traidores que se han postulado ayer y hoy responden a las ordenes del Consejo de las Américas creado por el judío Rockefeller, millones de argentinos
continúan concurriendo a las urnas para apoyar "con su voto" el mismo sistema perverso que
los está matando.
Es
evidente que la hipnosis colectiva no tiene retroceso en un mundo donde
todos pagan resignados para convertirse en presos. Un pueblo que no
lucha, que no se ayuda a sí
mismo y que solo sale a la calle cuando le roban el bolsillo, está
condenado a la extinción. Entonces la única posibilidad será la
salvación individual, pues de continuar el pueblo
indiferente, el desastre colectivo está garantizado. Nunca más oportuna resulta
la frase: “SÁLVESE QUIEN PUEDA”.