Publicado el 8 ago. 2016
MENSAJE DE LA VIRGEN DONGO (COMO), 13 DE JUNIO DE 1989.
Aniversario de la segunda Aparición de Fátima.
La bestia negra semejante a una pantera (Ap.13, 2) indica la Masonería; la bestia con dos cuernos, semejante a un cordero, indica la Masonería infiltrada dentro de la Iglesia (Ap. 13, 11), es decir la “masonería Eclesiástica”, que se ha difundido sobre todo entre los miembros de la Jerarquía.
Esta infiltración masónica dentro de la Iglesia, ya os ha sido predicha por Mí en Fátima, cuando os anuncié que Satanás se introduciría hasta el vértice de la Iglesia.La masonería eclesiástica actúa de una manera astuta y diabólica, para conducir a todos a la apostasía.
Jesús es Vida porque da la Gracia.
La “masonería eclesiástica” tiene como propósito justificar el pecado, presentarlo no ya como un mal, sino como un valor y un bien.
Por lo cual se aconseja realizarlo como un modo de satisfacer las exigencias de la propia naturaleza, destruyendo la raíz de la cual podría nacer el arrepentimiento y se dice que ya no es necesario confesarlo.
Fruto pernicioso de este maldito cáncer, que se ha difundido por toda la Iglesia, es la desaparición, en todas partes, de la confesión individual.
Aniversario de la segunda Aparición de Fátima.
La bestia negra semejante a una pantera (Ap.13, 2) indica la Masonería; la bestia con dos cuernos, semejante a un cordero, indica la Masonería infiltrada dentro de la Iglesia (Ap. 13, 11), es decir la “masonería Eclesiástica”, que se ha difundido sobre todo entre los miembros de la Jerarquía.
Esta infiltración masónica dentro de la Iglesia, ya os ha sido predicha por Mí en Fátima, cuando os anuncié que Satanás se introduciría hasta el vértice de la Iglesia.La masonería eclesiástica actúa de una manera astuta y diabólica, para conducir a todos a la apostasía.
Jesús es Vida porque da la Gracia.
La “masonería eclesiástica” tiene como propósito justificar el pecado, presentarlo no ya como un mal, sino como un valor y un bien.
Por lo cual se aconseja realizarlo como un modo de satisfacer las exigencias de la propia naturaleza, destruyendo la raíz de la cual podría nacer el arrepentimiento y se dice que ya no es necesario confesarlo.
Fruto pernicioso de este maldito cáncer, que se ha difundido por toda la Iglesia, es la desaparición, en todas partes, de la confesión individual.