martes, 27 de enero de 2009
AL CONTINUAR CON PUBLICACION DE
"NUESTRA HISTORIA 70"
AMPLIAREMOS HOY CON SUS PARTES DESDEL 91 AL 100
AL CONTINUAR CON PUBLICACION DE
"NUESTRA HISTORIA 70"
AMPLIAREMOS HOY CON SUS PARTES DESDEL 91 AL 100
B091- La Guerra Social. 1ra Parte
Boletín de fecha 11 de abril de 2007
Temas desarrollados
El “Foro de San Pablo” , como cambio de estrategia .
Sucesivos encuentros del “Foro de San Pablo”.
Encuentro de Manta : se oficializa la “Guerra Social”.
Situación de la ideas y acciones del FSP en la Argentina .
Característica esencial .
El “Foro de San Pablo”, como cambio de estrategia.
La caída del muro de Berlín en 1989 constituyó un acto de enorme significación en cuanto simbolizó la derrota del comunismo en la “Guerra Fría”. Fue el prolegómeno de la dispersión de numerosos estados miembros de la URSS y causó profundo desconcierto en la dirigencia soviético, agobiada por el colapso de su socialismo pretendidamente “científico”.
A partir de ese momento la inteligencia del bloque comunista buscó la forma de amenguar el revés sufrido, para lo cual concibió diversos modos de acción ( en coincidencia con su estrategia de poder ).
En el marco regional, en julio de 1990, Fidel Castro y el PC cubano que consideraban que el PC de la URSS “estaba muerto” y por lo tanto era necesario que se construyera un nuevo socialismo conducido por ellos , crearon una organización denominada “Foro de San Pablo” (FSP) con el aval y compañía de Ignacio Lula da Silva y su “Partido de los Trabajadores ” del Brasil, con la finalidad de reagrupar a todas las fuerzas de izquierda del área, descolocadas ante la crisis y derrumbe del sistema soviético.
Así, a instancias del PC Cubano,
Castro logró reunir a todos los sectores socialistas de la región ;
desde partidos institucionales como el Partido Revolucionario
Democrático mexicano (PRD) y el Frente Amplio uruguayo (FA), hasta
movimientos guerrilleros tradicionales como las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional
(ELN), además de personalidades de izquierda no encuadrada.
Los dirigentes cubanos entendieron que la desaparición del muro de Berlín y la consecuente crisis que generó entre comunistas y sus aliados, los obligaba a analizar y actualizar la estrategia de Guerra Revolucionaria que habían instaurado desde La Habana para América ( julio-agosto 1967 ) durante la conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) y que desde entonces había privilegiado la lucha armada para acceder al poder político. Consecuentemente, no es aventurado afirmar que el FSP es el legitimo heredero de aquella OLAS.
Según testimonio de sus fundadores ”El FSP no pretendía ser una nueva Internacional, ni una estructura orgánica que impusiera condicionamientos a quienes participan, ni un transmisor de unanimidades”. No obstante, el tiempo ha demostrado que se trata de una plataforma política con una real estructura orgánica bien constituida, con un sistema de coordinación y centralización de sus actividades mediante un modo permanente de comunicación, con una revista propia llamada “América Libre” (dirigida por el fraile dominico Carlos Libánico (a) Fray Betto, biógrafo y admirador de Castro y asesor de Lula da Silva) y, lo que es más importante, un objetivo común claramente definido : La toma del poder en Latinoamérica.
Esta primera estructura de coordinación de la izquierda latinoamericana inicialmente contó entre sus integrantes a :
Los dirigentes cubanos entendieron que la desaparición del muro de Berlín y la consecuente crisis que generó entre comunistas y sus aliados, los obligaba a analizar y actualizar la estrategia de Guerra Revolucionaria que habían instaurado desde La Habana para América ( julio-agosto 1967 ) durante la conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) y que desde entonces había privilegiado la lucha armada para acceder al poder político. Consecuentemente, no es aventurado afirmar que el FSP es el legitimo heredero de aquella OLAS.
Según testimonio de sus fundadores ”El FSP no pretendía ser una nueva Internacional, ni una estructura orgánica que impusiera condicionamientos a quienes participan, ni un transmisor de unanimidades”. No obstante, el tiempo ha demostrado que se trata de una plataforma política con una real estructura orgánica bien constituida, con un sistema de coordinación y centralización de sus actividades mediante un modo permanente de comunicación, con una revista propia llamada “América Libre” (dirigida por el fraile dominico Carlos Libánico (a) Fray Betto, biógrafo y admirador de Castro y asesor de Lula da Silva) y, lo que es más importante, un objetivo común claramente definido : La toma del poder en Latinoamérica.
Esta primera estructura de coordinación de la izquierda latinoamericana inicialmente contó entre sus integrantes a :
- Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (FARC, ELN y M 19), de Colombia
- Frente Furibundo Martí de Liberación Nacional-FMLN (son ex guerrilleros integrados legalmente a las FFAA), de El Salvador.
- Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) y Sendero Luminoso, de Perú.
- Unión Nacional Revolucionaria Guatemalteca.
- Causa Radical, de Venezuela
- Partido de los Trabajadores, de Brasil.
- Frente Amplio, de Uruguay.
- Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y PC, de Chile.
Y
por último de Argentina: Encuentro Popular, Intransigencia Popular,
Frente Grande, Los de Abajo, Partido Revolucionario por la Independencia
y el Socialismo, Izquierda Democrática Popular ; partidos: Humanista,
Comunista, Intransigente, Obrero Revolucionario, del Trabajo y del
Pueblo y Obrero (como observador).
El
segundo encuentro del FSP se realizó en México (1991) y tuvo un
carácter más abierto que el primero ya que, según el concepto del
Partido de la Revolución Democrática (PRD) de ese país, era necesario
evitar suspicacias sobre posibles conspiraciones de la izquierda.
El
tercer encuentro se cumplió en Managua (Nicaragua) en 1992, fue
inaugurado por Manuel Ortega, líder del Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) y dejó establecida su idea sobre la democracia al
seleccionar como paradigmas políticos los casos cubano y chino con
partido único.
El cuarto encuentro fue en Cuba (1993) y allí se
produjo la “Declaración de la mujer”; la cantidad de adherentes en esta
oportunidad superó los 100.
El quinto encuentro en Montevideo
(Uruguay) (1995) tuvo como anfitrión a Liber Seregni e incorporó a Hugo
Chávez como miembro del Foro, a 6 meses de haber obtenido su libertad
por el golpe de 1992.
Este evento comenzó exhortando a la unidad
de la izquierda para hacer frente a la ofensiva neoliberal en el
continente. Posteriormente se analizaron las derrotas políticas sufridas
por esas fuerzas de izquierda en las últimas elecciones (PT de Brasil,
FA de Uruguay, PRD de México y FMLN de El Salvador).
Además, en la declaración se recalcaron los siguientes tópicos como parte de su estrategia::
“Demandar
el cumplimiento por parte de los gobiernos en cuanto a la
imprescriptibilidad de crímenes de lesa humanidad (Pacto de San José de
Costa Rica).”
“Defender integral e incondicionalmente los DDHH y promover la solidaridad en todas las luchas sociales.”
“Defender los derechos de grupos indígenas, campesinos, juventud, trabajadores, mujeres y las clases medias…”
El
sexto encuentro fue en El Salvador(1996) y el séptimo encuentro en la
ciudad brasileña de Puerto Alegre (1997), donde Lula expresó que: “era
posible mejorar las condiciones de vida de la población y transformar al
capitalismo en algo menos maquiavélico”. Los participantes de este
encuentro coincidieron en abogar por la alianza de los partidos de
izquierda con organizaciones sindicales y populares, tales como el
Movimiento de los Sin Tierra, Ejército Zapatista de Liberación, etc.
En
un encuentro posterior en Managua (Nicaragua) del 19 al 21 de febrero
de 2000. Los concurrentes confeccionaron un documento titulado “La
izquierda frente al nuevo siglo. La lucha continúa”, que en síntesis
destacaba los siguientes temas:
“América latina es el continente donde más se agranda la polarización social.”
“Han fracasado : el modelo neoliberal, la victoria capitalista y el pensamiento único.”
“Hay evidentes avances progresistas en el continente.”
“La
izquierda está llamada a un gran esfuerzo para asumir las nuevas
condiciones y transformar la realidad.”… “Nuestra meta es la
revolución.”
Encuentro de Manta: se oficializa la “Guerra Social”
Entre
los días 28 y 29 de julio del 2000, se realizó una importante reunión
en la Universidad de Manta (Provincia de Manabí, Ecuador) que fue
denominada “Encuentro Antiimperialista: Congreso Internacional de
Movimientos sociales” y contó con la mayor parte de los adherentes al
FSP. Esta reunión fue de particular trascendencia porque en el
documento producido por el “Movimiento Toalli” (indigenista) se
enunciaba públicamente por vez primera el concepto de “Guerra Social”.
En su contenido se dejaba constancia que la estrategia para el
continente en la actual coyuntura latinoamericana era la “Guerra
Social”, versión actualizada de la clásica guerra insurreccional de
masas. Sin perjuicio de ello se preveía dar apoyo a las guerrillas
colombianas y a otras (como el MRTA de Perú). Allí se efectuó también
una fuerte crítica al “Plan Colombia” ( Lucha contra el narco-
terrorismo) y se anticipó una guerra de grandes proporciones vinculada
al mismo.
En ese marco, se decidió trabajar promoviendo
protestas sociales, sectoriales y sindicales . Para una primera etapa se
eligió Ecuador, Colombia y Perú y en una segunda. a Brasil, México y
Argentina.
Representantes
de las FARC pensaban que el proceso en nuestro país por sus
características sería más largo, a pesar que en ese entonces veían al
Gobierno de la Alianza ( De La Rúa – Chacho Alvarez ) como un aliado
potencial. Por su parte el Partido Comunista Revolucionario (PCR) y el
“Partido Todos por la Patria” (PTP) de nuestro país, sostuvieron que era
necesario empezar a actuar inmediatamente para precipitar
acontecimientos favorables.
Se consideraron como aliados básicos
a: la Confederación del Trabajo de Argentina - CTA de De Gennaro, a la
Corriente Clasista y Combativa (CCC) y al Partido Comunista
Revolucionario. Otros apreciaron en el territorio nacional un estado de
“Anomia Social” (Informe del Servicio de Paz y Justicia de Pérez
Esquivel- SERPAJ) y se sostuvo que los grupos: Quebracho, PTP, Patria
Libre y uno autotitulado Montoneros, estaban trabajando sobre
asentamientos marginales con la finalidad de movilizar esas estructuras
sociales e impulsarlas a tomar decisiones “más combativas y radicales”.
También
propusieron elaborar una estrategia de acción conjunta con el
Movimiento de los Sin Tierra (Brasil) promoviendo las ocupaciones
ilegales de tierras y dependencias nacionales, para lo cual, se dijo que
ya existían fluidos contactos de dirigentes argentinos (Bonafini,
Schocklender, Farinello, D’ Elía) con los de Brasil.
Esta nueva
estrategia de Guerra Social, pergeñada en el Foro de San Pablo ( 1990) y
definida en el Encuentro de Manta, debe entenderse en la extensión y
profundidad que encierra. La idea estriba en sustituir el empleo de las
acciones armadas de las organizaciones terroristas subversivas de los
años 60/70, que provocaron rechazos casi unánimes de las sociedades
afectadas, por una violencia (larvada o manifiesta de menor intensidad)
ejercida mediante movilizaciones masivas.
Estas manifestaciones
orquestadas, apuntan a explotar en forma permanente las carencias e
injusticias propias de cada sociedad para provocar un desgaste
progresivo de instituciones y autoridades que permita, a las dirigencias
“populares”, establecer una especie de “gobierno paralelo” en conflicto
con el gobierno oficial. Cuando este último acumula el necesario
descrédito en la confrontación, llega el momento de su desplazamiento
para poder asumir así el poder político, objetivo final de esta guerra
social ( pueden existir funcionarios del gobierno comprometidos con esta
estrategia que van facilitando su desarrollo)
La característica
esencial de esta “guerra” es la “movilización permanente” para generar
un estado de desorden e indisciplina social que permita medir y evaluar
la capacidad de respuesta de autoridades y organismos legales. De esa
forma se podrá decidir la conveniencia de continuar o incrementar la
escalada en la confrontación.
En este juego de “tira y afloja”,
la guerra social aprovecha todas las libertades que el sistema
democrático otorga para llevar sus reclamos hasta los extremos que le
permitan, tanto la falta de claridad legislativa como los vacíos legales
y normativos. Si por razones tácticas traspasan esos límites con actos
de fuerza o violencia desmedida, apelan a justificarlos públicamente
como medidas de “reivindicación social”.
FIN DEL BOLETÍN Nro 91.-