El tiempo propicio - Alejandro Sosa Laprida
Miles
Christi - 29/09/2020
Este
es el tiempo propicio para ver y para comprender, antes de que la telaraña del
engaño universal al que asistimos se haya desplegado totalmente...
El
primer grupo de enlaces que transmito al final de esta nota es para estudiar el
evento que sacudió el mundo hace casi 20 años, condicionando en gran medida
todos los acontecimientos geopolíticos a escala planetaria desde entonces.
Exactamente del mismo modo que lo sucedido este año con la “plandemia” Covid-19
lo hará de aquí en adelante. Conocer la historia nos ayuda a comprender mejor
el presente.
El
segundo grupo de enlaces es para conocer mejor al siniestro personaje que tiene
a su cargo la salud mundial -es decir, de cada uno de nosotros y de nuestros
hijos- a través de la OMS y de GAVI (es.wikipedia.org/wiki/GAVI).
Conocer la historia de Bill Gates y sus objetivos nos ayudará a comprender
mejor el origen y la finalidad de esta “pandemia” artificial, concebida y
lanzada desde la cúspide del poder mundial, y ejecutada al unísono por la
cadena de mandos intermedios que responden a la élite global que los remunera,
cuya meta es reducir la población mundial, alcanzar la unificación del planeta
y obtener el control absoluto de la población a través del terror sanitario y
la imposición del carnet de vacunación digital obligatorio.
Y
esto, a la espera de la implantación, a corto o a mediano plazo, del microchip
que unificará toda la información confidencial de cada uno -sanitaria,
financiera, profesional y administrativa-, y que concretará el control
totalitario absoluto del Estado sobre cada ser humano. Sin ese microchip no se
podrá renovar el DNI ni el pasaporte, ni por tanto viajar -pues será exigido
universalmente- ni “comprar ni vender” -pues todas las transacciones se
efectuarán de manera digital- y será, muy probablemente -a menos de que vaya a
haber “ensayos provisorios” antes del definitivo-, la “marca de la bestia”,
acerca de la cual nos advierte el apóstol San Juan en el Apocalipsis en estos
términos:
“Y
hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se
les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese
comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el
número de su nombre” (Ap. 13, 16-17).
Este
tiempo de relativa calma nos es dado para observar, indagar, estudiar,
investigar y reflexionar -activa y diligentemente- acerca de los hechos sin
precedentes en los anales de la humanidad que se están desarrollando a escala
mundial desde principios de año. Es decir, es ahora cuando tenemos que ganar en
comprensión y en inteligencia sobre lo que estamos viviendo, tomando una
indispensable distancia prudencial con respecto a la narrativa oficial con la
que somos bombardeados sin cesar, y procurando distinguir la verdad de la
mentira, discriminando la manipulación mental y emocional que se ejerce sobre
nosotros de los innumerables indicios que la ponen de manifiesto.
Si
no somos capaces de colocar en perspectiva el relato oficial, buscando formar
nuestra propia opinión con espíritu crítico y prestando realmente atención a
las incontables voces que llevan meses lanzando alertas de todo tipo sobre las
múltiples incoherencias y contradicciones en las que dicho discurso se basa,
llegará un momento en el que habremos perdido toda capacidad de análisis
independiente y no seremos más que autómatas, incapaces de discernir lo
verdadero de lo falso, la realidad de la ficción, tristes cajas de resonancia
pasivas del relato monolítico, espurio e ideológico, machacado 24/7 por todos
los medios de desinformación masiva.
De
ahí al estado de sumisión servil, consentida aunque inadvertida, respecto del
poder totalitario mundial que se está gestando, no hay más que un paso: el que
lleva de la libertad interior a la esclavitud mental y emocional más absoluta.
Cuando el sistema global esté definitivamente consolidado será muy difícil
poder escapar del engaño, pues la presión exterior -mediática, social,
administrativa y económica-, distorsionará cada vez más fuertemente la percepción
de la realidad. Este es el tiempo propicio para ver y para comprender, antes de
que la telaraña del engaño universal al que asistimos se haya desplegado
totalmente...
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