DEMONIO Y MUNDO, SUPERÁNDOSE A SÍ MISMOS: DROGAS MUSICALES
Advertencia:
Lamentablemente,
cuando uno trata este tipo de noticias, aunque el objetivo sea informar
para prevenir, se corre el riesgo de despertar la curiosidad de los
niños y adolescentes. Por esta razón se pide la discreción de los padres
a la hora de leer este artículo y no ponerlo al alcance de aquellos.
Una vez leído y reflexionado, es misión de los padres educar a los
adolescentes sobre estos temas.
Quisiera
tomarme con el mismo humor que OSKO estos inventos de mentes “poseídas”,
cuyas víctimas serán los “vasectomizados del seso”, y cuyo efecto el de
matarles las pocas neuronas que les quedan (y lamentablemente estamos
hablando de un gran porcentaje de la población mundial).
Pero…, decía mi padre: “Nunca digas de esta agua no he de beber”.
Tengo hijos
adolescentes que, como tales, son curiosos, están formando su carácter,
no siempre están ordenados y, por sobre todas las cosas, saben navegar
en esta embarcación moderna llamada internet. (Y, por suerte, no leen
siempre lo que escribo, si no detestarían que hable de ellos).
Me asombró
mucho, cuando hablé con mis hijos sobre este tema, que aún no lo
conocieran ni hubieran escuchado nada de nada (aliviada por poderlos
prevenir a tiempo con el clásico: “si llegas a hacer eso, aplico la psicología de la chancleta”; y vencedora por no escuchar el típico: “mamá, es re viejo eso… ya lo sabíamos”);
creí que se trataba de algo nuevísimo, pero, para mi sorpresa, encontré
advertencias sobre este nuevo flagelo que datan de hace ya cinco años.
Pues bien,
ahora los chicos, grandes, y quienes sepan manejar una computadora con
internet y ponerse auriculares, se pueden DROGAR CON MÚSICA.
Según lo
explicado por médicos, se trata de sonidos producidos en diferentes
frecuencias, por medios digitales que se perciben como música
electrónica, con cualidades que, al ser percibidas por el cerebro,
provocan sensaciones como ansiedad, mareos o simples estados de
excitación para imitar el efecto de estimulantes.
Según la
frecuencia y amplitud del sonido, se generan ondas cerebrales que
estimulan la secreción de varios neurotransmisores (endorfinas,
serotonina, dopamina, noradrenalina, adrenalina, glutamato, entre
otras), que generan sensaciones de placer, bienestar, buen humor,
reducción del dolor, estado de alerta, relajación muscular, etc.
Si bien la
modificación de estados anímicos provocada por la música (método
descubierto en 1893), altera la percepción, no induce a la pérdida de la
conciencia, es decir, no produce alteraciones neuronales, algunas de
las consecuencias que se han visto en el poco tiempo que este tema lleva
estudiado son: aislamiento, bipolaridad, alucinaciones y adicción.
Según los
médicos, el mayor problema estaría en que, al oír estos sonidos a fuerte
volumen, se lastime el oído… O sea, el cerebro del joven que necesita
de estas experiencias, ¡no importa!; ¡y ni hablemos de su alma!… Claro,
¡qué vamos a esperar de estos médicos!, que son los mismos que ligan
trompas a pedido, o peor, matan inocentes, que, para ellos, son
“conjuntos de células” y no personas.
En este vídeo se puede observar la práctica de este método de evasión
Esta
“música”, que comenzó siendo paga para ser descargada, hoy se encuentra
en forma totalmente gratuita con solo escribir en el famoso buscador de
música y vídeos, las palabras mágicas: “ʥʚʓɡɐʂ ɯʍʂɨɔɐɬɞʂ”; y, por si eso
fuera poco, puede elegir lo que quiere: cocaína, marihuana, LSD, etc.
Padres y madres, si no lo sabían, ahora están avisados.
Espero que esta información les sea útil para prevenir desórdenes en sus hijos y malos ratos en sus hogares.
Sus hijos les agradecerán mañana el haber utilizado, si es que fue necesario, el método tradicional de disuasión universal:
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