El “Ciudadano Ilustre”. Por Ariel Corbat
“¡Qué lindo escuchar el silencio de Putin
ante las desopilantes críticas de Macri
hacia mi querida Venezuela!“
Diego Armando Maradona
Ciudadano Ilustre de la Provincia de Buenos Aires
En Enero de 2017, publicación en el
Boletín Oficial mediante, tuvo lugar una de esas noticias que se
comentan en el momento y se olvidan. Se olvidan a pesar de sus
consecuencias; que vienen luego a refrescarnos la memoria…
A instancias de los senadores del
Frente para la Victoria (FPV), Santiago Carreras y Darío Díaz Pérez, la
Legilsatura Bonaerense aprobó la Ley 14.878 que fue promulgada por la
Gobernadora María Eugenia Vidal, justo el Día de los Inocentes, 28 de
Diciembre de 2016, declarando “Ciudadano Ilustre de la Provincia de
Buenos Aires” a Diego Armando Maradona, y considerándolo además “emblema
del deporte argentino”.
La existencia de esa ley merece
algunas consideraciones respecto a lo que debe considerarse un
“Ciudadano Ilustre” y un “emblema del deporte argentino”.
Queda fuera de toda discusión que
Diego Maradona ha sido un destacado futbolista, sin duda uno de los más
habilidosos que se han visto en un campo de juego; pero lamentablemente
no es lo único que se vio de él.
Un buen jugador no es necesariamente
un deportista. Jugador y deportista son dos cosas distintas. La
condición de buen jugador la otorga el talento para el juego. La
condición de deportista, en cambio, depende de la conducta que acompaña
ese talento o la voluntad que despierta su falta. Ser deportista implica
cosas que van más allá del campo de juego y que poco tienen que ver con
la habilidad específica. Es un estilo de vida sano y leal. Maradona,
reputado drogadicto, expulsado de la competencia en un Mundial de Fútbol
por consumir sustancias prohibidas, no puede ser considerado
deportista. Mucho menos “emblema del deporte argentino”. Darle ese
título a quien avergonzó escandalosamente al país cuando lo representaba
en un campo deportivo, es agraviante para muchos otros que siempre
honraron su condición de deportistas al competir por la República
Argentina o simplemente ser deportistas argentinos.
Más allá del campo de juego, lo que se
conoce de Maradona tampoco lo califica como buen ciudadano, mucho menos
para ser considerado “Ciudadano Ilustre”. Un ciudadano es,
esencialmente alguien responsable y Maradona no lo es. Tristemente son
demasiado conocidas las miserias de su vida privada, en todos los
órdenes, como para enlodarnos con su larga enumeración. Y tampoco es
justificable que se llame “ciudadano ilustre” a quien apoya abiertamente
dictaduras que se pretenden eternas y gobiernos corruptos. Pero claro,
esa, es exactamente la razón por la que el kirchnerismo lo hizo
“Ciudadano Ilustre”. No podía esperarse otra cosa de los que en 12 años
de régimen oprobioso quisieron degradar la ciudadanía a masa embrutecida
y repetidora de frases hechas.
Lo
inadmisible de todo esto, es la pasividad con que CAMBIEMOS dejó que
esa ley se aprobase, porque denostar ese proyecto era parte de la
necesaria batalla cultural que debe darse en el país y se viene
postergando por tibiezas incomprensibles.
Y así siguen las cosas, con el
legalmente declarado “Ciudadano Ilustre de la Provincia de Buenos
Aires”, apoyando desde la demencia criminal de Nicolás Maduro a la
corrupción del condenado Lula.
Compréndase entonces que no escribo
sobre Maradona, redacto un llamado de atención, un parte sobre el
estancado frente de la batalla cultural, en el que CAMBIEMOS no se
decide a tomar la ofensiva; y si pudieran leer mis labios en este
momento verían que estoy repitiendo:
“¡Es la cultura, imbéciles!”
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