jueves, 27 de febrero de 2020

El regreso de la mafia de los remedios





El regreso de la mafia de los remedios







Alberto, Manzur y un negocio de 6 mil millones de dólares
Alberto, Manzur y un negocio de 6 mil millones de dólares

La historia se repite dos veces, la primera en forma de tragedia y la segunda en forma de farsa”, dijo una vez Karl Marx. Y no se equivocó.
Aquella historia conocida como la mafia de los medicamentos está a punto de volver, como hace una década. Incluso con algunos de los mismos personajes.
Es una trama espesa que involucra a funcionarios públicos y empresarios privados, en medio de un negocio millonario relacionado a los remedios.



Primero debe introducirse al personaje principal del culebrón, Hugo Sigman, un psiquiatra de perfil bajo que es, a la sazón, uno de los empresarios más poderosos de la Argentina. Junto a su esposa, Silvia Gold, son dueños de Grupo Insud, un imperio que incluye desde medicamentos hasta negocios industriales y periodísticos en Argentina, España, Italia, China, Estados Unidos y Suiza.

No obstante, la industria farmacéutica es su actividad principal, ya que representa el 80% de su facturación.

A su vez, a través de las firmas Chemo, Exeltis y mAbxience, el holding participa de todos los eslabones de la cadena de esa industria. De hecho, a través de su “grupo”, Sigman es accionista de los laboratorios Elea, Biogénesis Bagó, Sinergium Biotech, Chemotecnica S.A e Inmunova.

Lo antedicho, solo a efectos de introducir al lector respecto de lo que vendrá, como Caballo de Troya del relanzamiento del Plan Remediar. Un negocio de... ¡seis mil millones de pesos!

Los “beneficiarios”, aparte de aquellos que recibirán medicamentos gratuitos, serán un grupo de laboratorios cercanos al kirchnerismo y, más específicamente, al gobernador de Tucumán, Juan Manzur.

El principal beneficiado es el propio Sigman, amigo íntimo de este último, quien esta misma semana inauguró una nueva “planta de producción de anticuerpos monoclonales biosimilares” en Garín, provincia de Buenos Aires. Allí estuvo Alberto Fernández, dándole un gran espaldarazo político.

En realidad, lo de los anticuerpos y demás es una gran excusa. Lo que precisa Sigman es producir remedios a gran escala, en miras de lo vendrá. Sí, aquello de los seis mil millones de pesos.

Antes de seguir con la trama de este nuevo capítulo del Plan Remediar, hay que recordar que Sigman estuvo involucrado en varios escándalos. Uno de ellos ocurrió a principios de septiembre de 2016, cuando se secuestraron en Ezeiza 287 kilos de pseudoefedrina, distribuidos en diez tambores que iban a ser vendidos por su firma Chemo.

Se trata de recipientes que se mantuvieron en secreto en los galpones de la estación aérea hasta que el ex titular de la Aduana, Juan José Gómez Centurión, entregó a la Justicia una denuncia anónima y dos mapas con la ubicación exacta de la pseudoefedrina. Más tarde, por disposición de la jueza federal María Romilda Servini, se secuestró el material.

Algo similar ocurrió en 2008 cuando en el mismo lugar, la Aduana en Ezeiza, aparecieron dos toneladas de efedrina que nadie jamás reclamó. El embarque arribó desde la India sin un claro destinatario y por eso no pudo ser documentado... pero todos miraron a Sigman.

El cargamento, cuyo costo ascendería a los US$ 100.000, sin contar seguros y fletes, había sido denunciado por la Sedronar por tentativa de contrabando hacia México.

No obstante esos antecedentes, Sigman siempre logra caer bien parado y jamás tener complicaciones con la Justicia, básicamente porque suele ser un generoso aportante respecto de los principales candidatos a presidente de la Nación.

En su momento, supo bancar al macrismo, y ahora hizo lo propio con el kirchnerismo. La recompensa está a la vista.

Con Mauricio Macri terminó rompiendo lanzas en 2018, luego de que el entonces jefe de Estado decidiera eliminar la intermediación de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa) en la compra de remedios para el PAMI. Uno de los tantos curros de Sigman.

Otro de sus rentables “negocios” lo hizo en 2009 cuando la gripe aviar aterraba a propios y ajenos. Fue gracias a su amigo Juan Manzur, que en esos días era el ministro de Salud de Cristina Kirchner.

El hoy gobernador de Tucumán le hizo uno de los mejores regalos de su vida: le dio permiso para asociarse con laboratorios Novartis a efectos de tener en Argentina la licencia suiza para fabricar en el país la vacuna contra la gripe, que hasta ese momento se importaba.

Eso sí, pidió le pidió a Manzur que le garantizara la compra de esa vacuna por diez años, con la actualización de precios que dispusiera la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Si ello provoca asombro a los que están leyendo estas líneas, más aún debería generarlo el hecho de que uno de sus laboratorios, Sinergium Biotech, se construyó con un crédito otorgado por Cristina, a cambio de que construyera una planta de producción primaria de antígenos. Ello jamás ocurrió y Sigman logró sumar una nueva empresa de manera gratuita.

Ahora, con el regreso del Plan Remediar, será quien provea al Estado medicamentos analgésicos, antiácidos, antianémicos, antiasmáticos, antibióticos, anticonvulsivos, antiespasmódicos, antihistamínicos, antiinflamatorios, broncodilatadores, cardiovasculares, corticoides, ginecológicos, hipoglucemiantes orales, vitaminas, y mucho más. Con la presunción del oportuno “retorno” hacia aquellos que le han regalado esta nueva gallina de los huevos de oro.

Quien abrigue alguna duda al respecto, solo debe recordar que en 2016 Manzur ya fue denunciado por haber desviado un crédito del plan “Remediar más Redes”, destinado a fortalecer la atención primaria en las provincias.

Quien hizo la presentación fue el entonces ministro de Salud Jorge Lemus, ante el juez federal Marcelo Martínez De Giorgi, por supuestos desvíos de dinero y falta de control en el marco de un crédito por U$S 287 millones del BID.

La denuncia de Lemus se basó en un durísimo informe de la Auditoría General de la Nación que analizó el plan entre 2009 y 2013 y puntualizó la existencia de sobreprecios en la compra de medicamentos y en la distribución inequitativa de los botiquines de los centros de atención primaria.

Diez años más tarde, con los mismos protagonistas, la historia está a punto de repetirse.