"Santa Evita" Perón - Que no te la cuenten
Hace un par de días que, la Confederación General del Trabajo
(CGT) junto con un grupo de sacerdotes pertenecientes al movimiento de
“Curas villeros”, ha comenzado a mover el avispero para pedir la
apertura del proceso de canonización de Eva Duarte de Perón, esposa del
extinto presidente de la Argentina, el Gral. Juan Domingo Perón.
De
nada sirve ahora ponerse a narrar la vida de “Evita”, como se hacía
llamar la ex carismática actriz que llegó a ser una de las mujeres más
influyentes de su tiempo; ni de su juventud turbia y un tanto
desordenada; ni tampoco –vale decirlo– de su muy probable conversión al
final de su vida, luego de conocer a Roncalli y su muerte con todos los
sacramentos (como atestiguaba el padre Benítez, su confesor e
incondicional defensor).
– “Al final de cuentas, María Magdalena fue prostituta y ahora es santa” – se dirá.
–
“Sí, pero no sólo se convirtió, sino que pasó gran parte de su vida
como penitente, viviendo en una cueva y purgando sus pecados”.
Ahora bien: ¿Santa Evita? ¿será verdad?
Y…, cosas “veredes Sancho que non crederes” decía Don Quijote.
La verdad que uno a veces no sabe qué pensar o qué decir cuando le preguntan por estos temas.
O es como en tiempos de los Cristeros, cuando los mártires decían que “el cielo está barato” o es que hay una gran confusión y los santos se han devaluado.
Si seguimos, por ejemplo, al actual Catecismo de la Iglesia Católica, leemos sobre las canonizaciones lo siguiente:
“al canonizar a ciertos fieles,
es decir, al proclamar solemnemente que esos fieles han practicado
heroicamente las virtudes y han vivido en la fidelidad a la gracia de
Dios, la Iglesia reconoce el poder del Espíritu de santidad, que está en
ella, y sostiene la esperanza de los fieles proponiendo a los santos
como modelos e intercesores (cf. Lumen Gentium, 40; 48-51)”[1].
– ¿Y Evita? “¿clasifica?”.
Pues
hoy por hoy ya no sabemos qué decir…; lo que sí podemos hacer es traer a
la memoria ciertas frases o discursos que, seguramente, algunos nunca
oyeron.
–
“La religión es para el hombre y no el hombre para la religión; y por
eso la religión ha de ser profundamente popular, olvidándonos de los
ritos excesivos y de las complicaciones teológicas”[2].
– “Después de Perón todos somos iguales”[3].
– “Perón se parece más bien a otra clase de genios, a los que crearon nuevas filosofías o nuevas religiones”[4].
– “Yo no concibo el cielo sin Perón”[5].
Y más, de sus discursos:
– “No nos alcanzará el alambre de fardo para colgar a los contreras».
– «No dejaré piedra sobre piedra que no sea peronista».
– “Con las cenizas de los traidores construiremos la Patria de los humildes”.
–
“Solamente los fanáticos -que son idealistas y son sectarios- no se
entregan. Los fríos, los indiferentes, no deben servir al pueblo. No
pueden servirlo aunque quieran”.
– «No dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista».
Porque una cosa es que alguien se haya ido al Cielo por pura misericordia divina y otra muy distinta que sea santo.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE