Pág. Nº 236
Figura
g.
2.
Violencia con explosivos, ametrallamientos,
propaganda armada, clavos miguelitos, incendios sobre Resistencia en 1975 por Montoneros.
Pág. Nº 237
3. Material
subversivo secuestrado en Sáenz Peña de Montoneros.
4. Ataque
subversivo a Destacamento Policial de Colonia Aborigen el 15/04/74 con un
suboficial gravemente herido.
Figura
a.
Pág. Nº 240
6. Liberan
a dirigente Montonero.
7. Asesinato
de dirigente peronista Víctor Sánchez y Félix Saucedo sin militancia política
el 13/09/74 y un grave herido por Montoneros en Resistencia
Pág. Nº 242
9.
Asesinato del Tte. 1º José M. Nacaratto, el
01/02/73 por Montoneros en Resistencia.
Pág. Nº 243
11.
Emboscada de Montoneros, conocida como Operación Tampón para liberar detenidos de su organización del
traslado a Formosa por parte del Ejército.
Pág. Nº 244
7) Anexo 3 - Correspondencia
clarificante de un ex desaparecido
Con fecha de despacho de OCA del 18/01/07 y
recibida por el Defensor Oficial Dr. D Carlos Pujol en el Tribunal Oral
Federal, cito en 25 de Mayo 460 de Resistencia, llega correspondencia, según
remitente de: Yedro, con supuesto domicilio en calle San Martín 324 –
Reconquista, en la que leyendo su contenido no es el remitente el que la envía,
sino un presunto desaparecido Carlos
Héctor Orianki, según la CONADEP, en Sáenz Peña – Chaco, el 01/04/75, Número de
Actor 03723, en la que narra su contacto con Roberto H. Yedro (uno de los
detenidos-trasladados-fugado), después de su evasión y agrega la descripción de
este último, de la emboscada de
Montoneros para liberarlos de su cautiverio en proximidades de Margarita Belén.
...Su fuga, con el conocimiento previo de la operación traslado;
demasiado esclarecedor su relato, por lo que me parece pertinente agregar
copia. Para la Cámara Federal de la Capital Federal, en la Sentencia de la
Causa 13 – Caso 678 y Conexos lo da por muerto el 13/12/76. Para la CONADEP
Anexo 1 Pág. 479 Nº de Actor 5455 desaparecido, el
13/12/76 en Sáenz Peña Chaco. Para Carlos Héctor Orianki desertor de Montoneros y desaparecido según
la CONADEP, en Sáenz Peña – Chaco, el 01/04/75, Número de Actor 03723 lo da
como vivo por lo menos hasta 1982. La Carta, pueden haber errores de
trascripción del manuscrito por el tipo de caligrafía.
La
Carta:
¡¡¡HIPÓCRITAS!!!
¡¡¡Digan la verdad!!!
Soy Carlos Héctor Orianki
DNI 7.927.248, estoy supuestamente desaparecido desde el 01/04/75 según la
CONADEP, falsa de toda falsedad, historia inventada por mi y mi familia en
Sáenz Peña – Chaco, para desertar de la Organización Montoneros, después de un
enfrentamiento con la Policía donde resultara herido y escapara.
Mi
nombre de guerra era Raúl en Montoneros y forma parte de la estructura UBC
“Interior del Chaco”, cuyo responsable era Sebastián, y algunos nombres de mis
compañeros: Juampa, Ñaró. Héctor, Santiago, Susana, Miguel, Pedro, Pablo,
Ernesto, Pepe, Lagartija y tantos otros, nuestro fuerte eran las Ligas
Agrarias.
Pero no
quiero hacer un “riveiver” de lo realizado porque casi me costara la vida y
cuantas vidas de ambos bando se llevó, pero teniendo un estado de salud
terminal y habiendo prometido su difusión a Lagarto o Roberto Horacio Yedro,
“desaparecido” no por el Proceso, sino intuyo por su suegro y para transmitir
esa experiencia amargas a sus hijas Eva y Chiara.
En algún momento pensé
salir de la clandestinidad auto impuesta, pero con mi nueva identidad de un
fallecido peón formoseño sin pariente, me llevó a razonar en todos los
problemas que me ocasionaría esta situación.
Me casé con ese documento,
tengo tres hijos, ¿Cómo les digo a mis hijos y a mi esposa que no soy quien
dije ser?, ¿Por qué y de donde salía ese nombre? ¿El muerto enterrado y no
haber dado parte a la Policía? ¿Mis propiedades a ese nombre? ¿Dónde vivo y amigos
y
Pág. Nº
245
conocidos? ¿Cuentas bancarias?, y si faltaba
poco mis padres cobraran los U$S 224.000 por mi desaparición.
Margarita Belén, fue una
emboscada y hubieron prófugos, uno de ellos es el caso de mi pariente político
hoy desaparecido por su ex suegro Roberto Horacio Yedro, yo lo vi varias veces
con seguridad mediante en compañía de mi prima María, siendo la última vez por
1982 en la Montenegrina. Ella no sabe nada a pesar de sus ingentes esfuerzos
por encontrarlo.
Transcribo el documento que
me diera Roberto Horacio Yedro, Lagarto, para ayudar a esclarecer la verdad y
en honor a tantos muertos argentinos de ambos bandos, el original se lo mandaré
para conocimiento de las hijas Eva y Chiara.
Orianki
UN VIAJE AL INFIERNO
Para mis hijas Eva y Chiara
- Un recuerdo para la verdad (1982) YO LO PASE
Si
alguien se pregunta alguna vez que es el miedo y quiere definirlo, les puedo
asegurar que no existen palabras para ello, es algo que te sube por todo el
cuerpo, revienta en el corazón que galopa desaforado y se afloran hasta las
tripas, te hace perder la noción del tiempo, la boca se vuelve amarga y el
cerebro trabaja a cien mil revoluciones por minuto. Se te ocurren las cosas más
descabelladas, las piernas no se cansan, te aparecen fuerzas que hasta ese
momento ni te imaginabas que el cuerpo humano podría tener. Se preguntaran cual
es la razón de ese intento de definirlo,…
YO LO PASE,…si tuve miedo, un miedo tremendo,
que con solo pensarlo se me eriza la piel, fue una noche de verano chaqueño, en
pleno diciembre, el calor aun de noche quemaba, era insoportable, los insectos
en el medio del campo laceraban los rincones más impensables de mi humanidad,
cada vez que me detenía, luego de trastabillar y rodar por el bañado o en algún
pozo con agua estancada depositada por las lluvias caídas días anteriores o al
“comerme” algún alambrado que no podía ver en la oscuridad de la noche.
Sin embargo corrí, corrí, y
corrí hasta llegar al límite de mis fuerzas y fue en ese preciso momento en que
caí nuevamente en un lugar con agua con un fuerte olor a pasto y barro
pudriéndose, esta vez no intente siquiera levantarme, me arrastre hasta llegar
a un lugar que me pareció una cueva o un túnel, pero sirvió para esconderme.
Cerré la
entrada a ese bendito lugar con camalotes y hiervas de agua que pude
desarraigar a ciegas, me escondí lo más adentro que pude, en mi desesperación
arranque unas totoras y en un reflejo nervioso comencé a masticarlas mientras
recuperaba el aire y reponía mi cuerpo de tantos tumbos y saleros dados al
enganchar una que otra alambrada, así comencé a tratar de ubicarme en el lugar,
y a pensar que haría.
Jugaba
nerviosamente con las varas de las totoras, hasta que descubrí que las mismas
permitían el paso del aire, lo que indicaba que en caso de peligro, podía
utilizarla para sumergirme en el agua y respirar por ese bendito y mágico
tubito que me permitiría seguir seguro ante cualquier peligro, le recuerdo que
soy abogado y no baqueano de campo.
Lo que voy a narrar, lo
viví y sentí,…nadie me lo contó, no lo hice antes por temor a mis compañeros de
militancia armada o de causa o que se yo como definirlos después de lo que
experimenté previamente y en esa noche calurosa de diciembre del 76, en la que
nació la mentira más grande creada en la República Argentina contra el régimen
militar.
Es
cierto, solo quienes sufrimos días de cárcel sabemos que significa ser alejados
de los parientes más queridos, de pasar de la libertad al encierro, de creer
equivocadamente o
Pág. Nº
246
no, que luchábamos por una Latino América mejor,
desde nuestro punto de vista, con igualdad de condiciones para todos, al igual
que nuestro otrora guía político el “Che”, que lejos de ser un héroe fue el
mártir más ilustre del régimen cubano que lo entregó por que le molestaba a
Fidel.
Sabíamos
quince días antes que íbamos a ser trasladados hacia la cárcel de Formosa,
gracias a nuestro queridísimo capellán del Servicio Penitenciario Federal o
simplemente el padre o el cura Brizaboa, que nos mantenía informados de lo que ocurría
en la U7, a quienes estábamos presos en la Alcaidía de la Policía del Chaco o
en la Brigada de Investigaciones o nos acercaba una cartita de nuestros hijos,
de nuestros padres o esposa o lo que decidía el movimiento como acción contra
la dictadura gobernante.
La noticia que íbamos a ser
trasladados, cayó como una bomba, porque si bien para nosotros nada era seguro,
nos daba cierta tranquilidad el lugar donde estábamos y el trato que no era el
mejor, pero al ser conocidos por el tiempo que llevábamos en la Alcaidía nos
permitía cierta licencia de movimientos adentro y manejarnos con noticias
fresquitas de familiares, amigos y otros presos conocidos alojados en otros
lugares, pero nos dio fuerzas el hecho que también nos hicieran saber el curita
por medio de una cartita del responsable de la Regional Nordeste de Montoneros,
que nos entregara luego de darnos la noticia y que debía ser destruida luego de
ser leída.
En esta
se explicaba a pesar de ser pequeña, con trazos prolijos y expertos de plumón y
tinta china que se estaba preparando un operativo sobre la caravana que nos
trasladaría a Formosa, el mismo se llevaría a cabo conforme se describía en el
Manual de Montoneros, para recuperación de prisioneros y toma de material y
armas necesarios para el Movimiento.
En la cartita del compañero
responsable de CC26 y 27, Oficial Mayor el Jote, nos daba los lugares de
reunión que eran dos, uno al Oeste en un camino secundario y el otro al Sur
cerca del puente, ambos a unos 200 metros, tomados desde la detención del
camión transporte, acción realizada por los miguelitos y el posterior fuego de
armas de nuestros rescatadores, cosa que no sucede en ese orden, el camión es
detenido directamente por las armas de nuestros compañeros.
Mas o menos nos vienen a buscar a las 03:00
horas y allí el comienzo del Viaje al Infierno, subimos a un camión grande de
Ejército, los 13 compañeros juntados previamente en la Alcaidía, salvo uno que
trajeran desde investigaciones, el Chango y había otro camión mas chico con
custodias, me parece que delante había un patrullero, que adentro de la ciudad
iba, me parece cercano porque se veían algunos reflejos titilantes rojos
propios de los mismos o de las balizas o de las luces en el techo, la verdad
que no lo
vi. Ahí se acrecienta la incertidumbre porque el
fragor del combate se avecinaba, junto con los miedos. Teníamos en el camión en
que viajábamos cuatro custodios, jóvenes como nosotros y parecían por su
presencia oficiales, habían aprendido a sacarse los grados por que eso indicaba
a quienes debíamos disparar primero. Cuanto tiempo de viaje, una eternidad, la
señal de la Operación Tampón (nombre dado por eso de “siempre libre”) Por
seguridad les ponían siempre nombres afines, Primicia (ataque al Regimiento de
Formosa porque era la primera en su magnitud), Gallina (juicio y fusilamiento
de un compañero por cobardía) y Tampón comenzaba con el camión parado por los
miguelitos…
YO LA
PASE,… el camión frena abruptamente, empezando a dar saltos propios al tomar la
banquina con cierta velocidad y lo despareja de la misma quedando detenido
bastante ladeado sobre ella,… los disparos atroces, intensos, crueles sobre el
mismo,… sobre nosotros,… miedo, mas miedo, si bien esperábamos esto desde la
salida de la Alcaidía, la realidad brutal se instalaba entre todos.
Veo a Mincho que estaba sentado enfrente a mi,
pero más adelante sobre la cabina que se cae al piso, producto de una de las
tantas balas, …miedo, más miedo, más no terror, …este paraliza y todos actuamos
como estaba previsto, en tropel hacia las compuertas, momentos previos nos
habíamos ido sacando las esposas, eran tan ordinarias que con un golpe se
abrían.
Pág. Nº 247
Los custodios confundidos y
con tanto miedo como nosotros y sin saber que hacer en esos segundos de
descuidos son llevados por delante, el que daba el momento era el Flaco Martín,
que tenía sobrada experiencia de combate (Primicia)y todos los imitamos. La
custodia es atropellada y llevada por delante, uno de ellos es arrojado al
vacío cayendo de espalda desde el camión a la banquina y todos saltamos menos
Mincho y salimos en todas direcciones para alcanzar las zonas de reunión.
Una de ellas más
problemáticas la del sur, porque debíamos sortear por el monte el segundo
camión de custodia, pero más atrayente porque Resistencia, Corrientes estaban a
un paso y refugio seguro, la otra hacia San Martín, el tiempo para llegar y
escondernos era más largo aunque supuestamente más fácil de llegar a los
compañeros.
YO LA
PASE…, los veo caer a Lito y a Carú casi al mismo instante, no se si heridos o
que, no me detengo, perdón por ellos y sigo corriendo, motivado por mi miedo y
más miedo, por instinto de supervivencia, estómago estrujado, la cabeza me
bullía, balas cerca, de ellos o de los nuestros, no se,… solo sabía que algunas
de ellas podía tener mi nombre, corro, corro y corro, me lastiman las ramas del
monte, me caigo, me arrastro, me levanto y sigo corriendo en dirección hacia
las zonas prefijadas desde nuestro encierro previamente según directivas de el
Jote, al que nunca conocí, por seguridad y diferencias de grado.
Las zonas de reunión
parecían claras en la Alcaldía, en la oscuridad, balas de por medio, monte,
miedo, eran corridas hacia la nada y de echo no la encontré y ahí vuelvo a caer
en un pozo como explicara anteriormente y allí llegó el terror a reemplazar al
miedo que venía a decirme acá estoy, el hueco, el agua, las totoras, la fatiga…
YO LA
PASE,… no se me ocurrió buscar los “embutes” (depósitos disimulados) con armas
que el Jote nos había anunciado en la cartita, era para los desenganchados de
la Operación Tampón (rescate) que no encontraran las zonas de reunión, me
parecía trivial, lo único era quedarme quieto, con mi miedo y terror de
compañeros en ese pestilente escondite y el tiempo, el tiempo cruel inacabable,
hacía estragos en mi paciencia, escuchaba voces, órdenes de patrullas que
parecían estar sobre mi y el miedo, miedo y terror.
Parecía
tan sencillo en la carta del Jote y era tan difícil en la realidad, ¿Cuál era
la zona de reunión?, ¿Dónde estaban mis compañeros?, la verdad no la busqué, la
noche en donde todos los gatos son pardos, los disparos, el monte que te
desorienta durante el día y peor en la noche, el camión detenido en cualquier
parte, los miguelitos para nuestro camión no funcionaron ¿Por qué?
Si encontraron
los “embutes” aquellos que se fugaron del camión y quedaron en la zona, no lo
se, la versión policial dicen que si, más nunca pude y tampoco intente
reengancharme, miedo, miedo, y básicamente desertara y no quería volver a
sufrir, pero también tenía fresca la Operación Gallina (por cobardía), por el
cual le habían hecho un juicio revolucionario al Oficial 1º Andrés y lo mataran
en Corrientes los Montoneros, nosotros,… compañeros de este buen tipo al que
conocí poco, creo que el cargo que más pesaba sobre él, ser hijo de un militar,
su juicio fue una burda parodia de trasnochados.
Así que
debía cuidarme de la Policía, del Ejército y de mis antiguos compañeros de
militancia armada, pero volviendo a las zonas de recibimiento y de reunión
punto de contacto, presupongo que cuatro de mis compañeros trasladados, el
Chango, que elude la zona y días después lo matan en un enfrentamiento en Campo
Grande Misiones, el Bocha, el Corto y Damián, lograran salir de la zona y yo
obviamente, pero salí de la zona solo. Sobre Damián escuchara que se fue a
Méjico, de los otros no tengo noticias.
Contar
casi los cuatro días en el agujero con agua, forma parte de otra historia,
tomar el agua en esas condiciones me trajo otros problemas, el calor, los
insectos, el regreso al interior del Chaco, el refugio en el campo de mi suegro
Nikcevich, otra prisión, no porque fuera maltratado, sino por el encierro, que
me imponían y me auto imponía, pero rescato un amor furtivo que diera sus
frutos una bebé hermosa Chiara, pero junto con el vinieron
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248
nuevos problemas y más graves ya que partían de
mi entorno más intimo, Delia, mi esposa y mi suegro. Además estaba mi hija
legal Eva.
YO LA PASE,…volviendo a mi
escondite, los cuatro días fueron inacabables, lastimado y herido, nunca pude
determinar si fuera de bala o de los alambrados o de las ramas que me llevara
por delante en la huida, estaba en varios lados lastimados y ahí vinieron
recuerdos del viejo abuelo correntino de las nobleza de palo santo, por si
alguno se lastima y corteza de lapacho, para la sangre y los dolores, algunas
raíces de abrojito y de tutiá para refrescar el agua… paico y yerba lucero…en
fin, mis autocuraciones camperas.
Mi
cabeza bullía, como alcanzar el campo de mi suegro de la Montenegrina en este
estado, hambriento, herido, sucio, con partes de mi ropa desgarradas. Además de
presumibles controles policiales y del Ejército, se sumaban los compañeros de
militancia encontrar al “desenganchado”, y en mi quería desertar.
De
pronto me acuerdo del dueño del campo Pegoraro a la que había visitado varias
veces, en relación de amistad y profesional, era el lugar a ir. Relativamente
cerca y zona conocida, pero manejándome de noche se me alargo el tiempo, o todo
me parecía eternidad, cierto, miedo, más miedo.
Cuando llegue don Alberto se asustó, primero no
me reconoció, buen hombre me curo, me alimento y me dio ropas, me bañe.
Por
supuesto me contó que el Ejército habían pasado por la Estancia rastrillando
buscando fugitivos, que revisaron el casco y se retiraran buscando por el monte
y que en ese momento se anoticiara del ataque de subversivos a una columna
militar en cercanías de Margarita Belén, y que por informaciones de lugareños
sabía que después de dos días de realizar esta actividad se habían retirado de
la zona. Igual me alojó una semana y me pedía no saliera de la casa y no me
hiciera ver con los peones.
Comida,
curaciones, baño, ropa, cama, dormir,… nunca aprecié tantos estas cosas
rutinarias que a diario hacemos sin valorar,… un sueño hecho realidad, ¿Por qué
había caído en semejante desatino, teniendo un título, posibilidades de
crecimiento, paz, tranquilidad, familia que me esperaba, ¿Por qué?
Don Alberto me da a leer el
Territorio de esos días y completo un panorama bastante verídico a lo sucedido,
que completa con lo que sabía y habiendo sido protagonista,… por supuesto don
Alberto curioso quería saber, pero no soy muy explícito con el tema, seguía en
mi prevaleciendo la seguridad, seguridad y más seguridad y no insistió más
cuando le dijera que era por su propio bien. Vivía solo de martes a jueves
(normalmente) en la Estancia y el resto en Resistencia y durante los días que
estaba en el campo lo visitaba una guainita, así cuando llegué no estaba y el
por viajar a Resistencia. Cosa que izo el viernes y volvió el domingo. Por
supuesto que le dije que no hablara ni contara nada a nadie y me propuso hablar
con mi esposa o algún familiar desalentándolo, diciéndole que los teléfonos
estarían intervenidos, aceptándome la argumentación dada. Me comento que había
hablado con la guainita para que en la próxima semana no viniera, pobre don
Alberto lo jodo en la única diversión que tiene.
Antes de
que se fuera le recomiendo tantas veces que no hable con nadie de mí presencia,
hasta el tormento, la gente de campo es tan propensa ayudar al hermano en
desgracia, que sentía remordimiento por el compromiso en que lo metía. La
necesidad tiene cara de hereje y yo era un gran necesitado, situación que me
llevó toda la vida a estar agradecido de su bondad, máxime que no tenía ningún
compromiso con la Organización, ruego a Dios no ponerlo en problemas.
Es por
ello que este recuerdo para mis hijas, escrito en el monte en el campo de mi
suegro en la Montenegrina, en una de las tantas veces que me refugiara cuando a
lo lejos se veía venir visitantes, pido que sea entregado a mis hijas si me
pasara “algo” y ellas fueran mayores de edad y que comprendieran mis
sufrimientos y que los errores de vida los pagamos,… les transmito experiencia
para que no se equivoquen y en honor a la verdad.
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249
YO LA
PASE,… el domingo, cuando vuelve de Resistencia don Alberto, me encontraba
mejor, se me había pasado la descompostura de vientre, mis lastimaduras o
heridas comenzaban a sanar, lo único que no cesaba era el dolor de mi rodilla
izquierda que me hacía renguear llamativamente y no podía determinar cuando
sucediera el golpe o contra que de ese 13/12/76 tan nefasto de mi vida.
Ansioso
esperaba su venida. Era por el tema de seguridad y alguna noticia nueva, pero
nada, las noticias se fueron diluyendo de los medios para dar paso a las tantas
locuras que pasaban en el país, Margarita Belén era historia, para el resto,
pero no para mi en la que seguí conviviendo con la misma.
Llevaba
15 días abusando de don Alberto, de su generosidad, por lo que planifique la
ida al campo de mi suegro, el que me lleva en su Ford F100 en la caja entre
unas bolsas de fertilizantes con unas botellas de agua. Salimos el lunes del
campo a las 14:00 horas, el calor era insoportable y siendo esta la
consideración que más influyera en mi decisión para que no hubiera instalado
ningún control policial funcionando en el viaje a la Montenegrina. Paró varias
veces para que estirara las piernas y ponernos al amparo de algún virá pita que
nos diera su bendita sombra.
Después de varias horas de
viaje me deja sobre los bordes del campo de mi suegro, con comida, agua, unos
pesos y su bendición. Me arrimara hasta lo más cerca de la casa con la
protección del monte, para observar quienes estaban, no conforme me quedara esa
noche en el monte y a la mañana siguiente volví a estudiar esa situación y al
comprobar que no había miradas indiscretas me apersoné al lugar.
Estaban Delia mi esposa y
Eva mi hija, mi suegro, quedaron estupefactos, tiesos y después de segundos
reaccionaron llenos de alegría, por supuesto los borbotones de palabras y
preguntas, dudas y demás necesidades propias de quienes me daban por muero o en
el mejor de los casos escondido en algún lugar de la organización. Por supuesto
los cocientizo en el tema de seguridad y me entero que personal policial,
estuvieran con los vecinos averiguando sobre mi presencia últimamente en la
zona.
También
llegaran compañeros de la orga con la cobertura de Ligas Agrarias, Raúl y
Héctor, conocidos de mi suegro y Delia, para saber sobre noticias mías, en días
previos a mi llegada, también vinieran al campo por enero del 77 una vez Susana
y posteriormente cada tanto llegaban algunos, Miguel, Pedro, Ernesto, Pablo y
el último fuera Pepe. Por supuesto lo veíamos llegar y ganaba la protección del
monte o en el disimulado sótano de la casa. Se iban sin noticias y por supuesto
ya aleccionados los míos los atosigaban de preguntas y así sucedían los días,
los meses y los años. Mi nueva cárcel, el campo, el monte o el sótano.
En esos
momentos, cuando llegaban visitas, cortas o largas y a medida que pasaba el
tiempo me aventuraba un poco más en la exploración y aburrido, me sorprendí con
María y allí comenzaron los problemas, allí nació Chiara, momento de debilidad
producto de mi inacabable encierro. Empecé a desaparecer no producto de las
visitas y empezó a sospechar mi suegro, duro, inflexible, primero sospechaba
que la orga, había realizado contacto conmigo a sus espalda y me quería matar,
después empezó a sospechar lo real, inducido por quejas de mi esposa Eva. No lo
conocía con ira, había escuchado cosas espantosas de los Montenegrinos, pero
nunca le di crédito y ahora me afloraba otra vez el miedo, miedo que no quiere
abandonarme, y se suman al desquicio María y Chiara.
María en su deseo de
tenerme con ella, violo una norma de seguridad al traerme un primo de ella y
que a su vez amigo mío de la UBC “Interior” y de las Ligas Agrarias, al que
tenía como “desaparecido”,… Raúl. Enorme fue la sorpresa al reunirme con María
apareciera él, ¡¡¡sorpresa!!! Me confundió, me molestó y me agrado,
sentimientos que se me instalaron sin solución de continuidad y al unísimo,
¿Vivo?, ¿Qué paso?,¿Cómo desapareciste?, ¿Qué hiciste para ocultarte tanto
tiempo de la orga y de la Policía?, infinidad de preguntas a este descendiente
de croatas y montenegrinos,… entre el miedo y el terror que volvían después de
mi huida de Margarita Belén, ¿Venían a buscarme?
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Me
tranquilizó diciéndome que el herido lograra refugio en los campos de la
Montenegrina de parientes,… la familia y su decisión era que desertara y así lo
hizo, después de recuperarse, consiguieran documentación falsa con un sosias
real de un formoseño sin parientes que trabajaba de peón y que murieran en una
pelea de ebrios en el campo familiar y para no tener problemas con la Policía
lo enterraron en el monte.
Así adquirió nueva
identidad yéndose a vivir al norte de la Provincia de Santa Fe y se encuentra
instalado allí, porque acá era muy conocido, con su familia y dedicándose a la
explotación de un campo y evitando todo tipo de actividad política,
demostrándome que se puede empezar de nuevo.
Los nombres que doy son
nombres de guerra, reales, no inventados por mí, salvo los de mi esposa, mi
amante y mis hijas que son los propios. Intentaré si puedo ese camino, si puedo
salir de la esfera de mi suegro “sacado” por su sospecha de María, por las
dudas le doy una copia de mi experiencia a Raúl para que se los transmita
cuando crea oportuno a mis hijas. Temo por mí.
Yedro
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