Verdaderos genocidios silenciados:
Masacre de alemanes - Metapedia
Campos
de la muerte de Eisenhower
“La
vista de tantos hombres desesperados por conseguir comida y agua, enfermando y
muriendo ante nuestros ojos, es indescriptible. Incluso ahora, solo puedo
pensar en ella momentáneamente”
(Martin Brech, guardia de los campos de la
muerte de Eisenhower)
En la primavera de 1945, el Tercer Reich
estaba a punto del colapso, atrapado entre el Ejército Rojo avanzando desde el
este hacia Berlín y los ejércitos estadounidense, británicos y canadienses,
bajo el comando general de Dwight D. Eisenhower, moviéndose desde el oeste a lo
largo del río Rin. Desde el desembarco de Normandía en junio, los aliados
occidentales habían ocupado Francia y Países Bajos.
Conscientes del ensañamiento que mostraban
los comunistas contra los prisioneros, muchos alemanes buscaron la rendición
ante los aliados occidentales, por aquel entonces bajo la dirección general de
Eisenhower, conocido en su juventud como “el terrible judío sueco”. En
un día y medio, de acuerdo con el Mariscal de Campo Bernard Montgomery, 500.000
alemanes se rindieron a su 21º Grupo del Ejército en el norte de Alemania. Poco
después, el 8 de mayo de 1945, como resultado de la capitulación alemana, los
británicos y canadienses capturaron a más de dos millones de alemanes. Se
estima que un total de 6 millones de alemanes fueron hechos prisioneros.
Virtualmente casi nada del tratamiento que les fue dado, sobrevive en los
archivos en Ottawa o en Londres, sólo algunas escasas evidencias del Comité
Internacional de la Cruz Roja, los ejércitos involucrados y los relatos de los
prisioneros mismos que indican que la mayoría contaban con buena salud.
En
marzo de 1945, un mensaje a la cúpula de militares aliados enviado por
Eisenhower recomendaba la creación de un nuevo término para redefinir a los
prisioneros de guerra como “Fuerzas
Enemigas Desarmadas” o DEF con el
fin de que no recibieran el estatus de Prisioneros de Guerra (POW) definido por
la Convención de Ginebra, la cual incluye el deber de alimentar a los
prisioneros. Como prisioneros, cientos de miles entre aquellos que no siguieron
la orden de Hitler de resistir hasta el último hombre, padecerían una larga
agonía y la muerte por inanición y enfermedades. Por aquel entonces los
depósitos del ejército estaban repletos de comida incluyendo la proporcionada
por Cruz Roja, que iba destinada a los prisioneros alemanes.
Violación de la
legislación internacional
En una clara violación de la Convención de
Ginebra, el 26 de abril de 1945 la cúpula militar de los aliados aprueba la
propuesta de Eisenhower privando de todos los derechos solamente a los
prisioneros de guerra alemanes en manos de los norteamericanos. Los miembros
británicos habían rehusado violar los acuerdos internacionales firmados al adoptar
el plan norteamericano para sus propios prisioneros.
“ Con efecto inmediato todos los miembros de
las fuerzas alemanas que se mantienen en custodia norteamericana en la zona de
ocupación en Alemania, serán considerados como Fuerzas Enemigas Desarmadas y no tendrán el estatus de prisioneros
de guerra”.
Dwight D. Eisenhower
A partir de ese momento los prisioneros
alemanes quedan privados del derecho internacional, siendo su seguridad
transferida a la arbitrariedad de los vencedores. Recordemos que el no respeto
del derecho internacional en las cuestiones de guerra es considerado como
crimen de guerra.
La cifra de víctimas
El canadiense James Bacque, autor del libro “Otras pérdidas” explica:
“La
cifra total de víctimas se encuentra sin ninguna duda por encima de los
800.000, con casi toda seguridad más cerca de los 900.000 y posiblemente por
encima de un millón. Las causas de su muerte fueron esencialmente
provocadas por los oficiales del ejército norteamericano, que disponían de
suficientes alimentos y otros medios como para poder mantener a los prisioneros
con vida. A las organizaciones de ayuda que procuraron auxiliar a aquellos
prisioneros les fue prohibido el acercarse. Todo esto fue entonces ocultado y
cubierto mediante mentiras.... Las actas y pruebas fueron eliminadas,
manipuladas o guardadas secretamente. Esto continúa así todavía hasta la
actualidad”.
James Bacque,
investigador canadiense
Crimen de odio
En una carta a su esposa, fechada en
septiembre de 1944, Eisenhower exclamó: “Dios, odio a los alemanes...”
("God, I hate the Germans...")[1].
Antes, en
frente del embajador británico en Washington había dicho que todos los
oficiales del Staff de Generales alemanes (unos 3.500 aproximadamente) deberían
ser "exterminados". El doctor Ernest F. Fisher jun., Mayor del
Ejército de los Estados Unidos, escribió:
“El
odio de Eisenhower, tolerado por una burocracia militar que le era dócil,
produjo el horror de los campos de la muerte, algo incomparable con cualquier
otro suceso a lo largo de la historia militar norteamericana. En vista de las
catastróficas consecuencias de aquel odio y de la indolente indiferencia que la
oficialidad de la SHAEF (del comando central de las fuerzas expedicionarias
aliadas) se mostró la más dolorosa cara del ejército norteamericano”.
Ernest F. Fisher jun.
citado por James Bacque, a.a.O., Pg. 17
Exceso de provisiones
que nunca se entregaron
Las provisiones no eran un problema, había
material suficiente acumulado en Europa para construir locaciones de Campos de
Prisioneros. El ayudante especial de Eisenhower, el General Everett Hughes,
había visitado los enormes almacenes de provisiones en Nápoles y Marsella e
informado: "Existe más stock del que podamos llegar a usar. Puesto en
línea hasta donde la vista puede alcanzar". En Estados Unidos la
sobreproducción de trigo y maíz eran las mayores de toda la historia, y existía
un récord de cultivos de papas. El ejército mismo tenía tanto alimento de
reserva, que un almacén totalmente cargado fue sacado por accidente de las
listas de vituallas en Inglaterra y no se dieron cuenta hasta 3 meses después.
La historia oficial explica esta situación
diciendo que si bien los depósitos estaban repletos, el alimento podría llegar
a escasear meses más tarde, en el invierno. Algo que los aliados temían y por
lo que se alega que tuvieron que establecer como prioridad alimentar a los
refugiados en lugar de a los prisioneros de guerra.
No obstante este argumento no justifica que
se prohibiera a Cruz Roja y otras organizaciones internacionales el dar
asistencia médica y alimentar con sus propias reservas a los prisioneros que
enfrentaban un riesgo de vida inmediato. Por aquel entonces Cruz Roja tenía más
de 100.000 toneladas de alimento en almacenes en Suiza. Cuando la organización
intentó enviar dos trenes cargados con alimentos al sector norteamericano de
Alemania, oficiales del ejército estadounidense hicieron volver los trenes,
diciendo que sus almacenes ya estaban sobresaturados de alimentos de la Cruz
Roja, alimento que ellos jamás distribuyeron.
El millón perdido
No estaría de más recordar que hay 1.000.000
de muertos alemanes en la Segunda Guerra Mundial que permanecen sin aclarar. Se
trata del “millón perdido”. Hasta la caída del muro de Berlín estos
desaparecidos en territorio de Alemania Occidental fueron atribuidos a los
soviéticos, pero cuando los rusos abrieron sus archivos en los años 90s, los
cuales desde por lo menos el 1946 mostraron una información inesperadamente
detallada, sólo pudieron quedar aclarados alrededor de 100.000 desapariciones
de esa zona. Se calcula además, que durante el año 1945 alrededor de 200.000
alemanes de esos lugares murieron anónimamente en las extensiones de Rusia. El
millón perdido permanece sin aclarar.
Prohibición legal de
investigar los hechos
La historia oficial, pese a las fotografías,
testimonios y evidencia documental, insiste en negar la existencia de un
genocidio antialemán como hecho histórico definido en esos términos,
distorsionando la naturaleza del mismo y cuestionando o minimizando las cifras
de la masacre. Por lo tanto, para establecer el alcance del mismo, una cuestión
importante es ¿dónde se encuentran los cadáveres de los campos de exterminio de
Eisenhower? Ningún organismo oficial ha considerado nunca la necesidad de
buscar fosas comunes en el entorno del Rheinwiesen. Es mas, se han prohibido
las excavaciones por ley. La asociación para el cuidado de las sepulturas de
guerra alemanas (Volksbund für Deutsche Kriegsgräberfürsorge) tiene las manos
atadas desde la ley de sepulturas de 1952, en la que su labor quedó centrada
únicamente a cuestiones de los caídos en el extranjero. En Alemania debe
aguardar una orden de la administración. Una orden que probablemente jamás
llegará.
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Nacionalismo Católico San Juan Bautista