DEUDA, DOLAR Y COMERCIO EXTERIOR
El
gobierno Macri mantiene el atraso cambiario como uno de los
requisitos de su política
de gobernar con deuda
– deuda pública externa e interna – que en su mayoría está
tomada en moneda extranjera.
Esto
le permite comprar más dólares con la recaudación fiscal en pesos,
lo que sirve como garantía de pago a los acreedores del Estado ante
las sumas crecientes de intereses por el nuevo macro-endeudamiento
público en curso y la contracción de nuevas obligaciones.
Esta
política de retraso cambiario tiene tres efectos primarios:
- Favorece abiertamente el negocio de los capitales especulativos, que lucran con el arbitraje entre tipo de cambio estable y atrasado combinado con altas tasas de interés locales.
- Frena el estímulo de las Inversiones Extranjeras Directas – y de las inversiones productivas en general – debido a la menor rentabilidad de las mismas frente a las alternativas de inversiones financieras autónomas.
- Afecta en forma directa la competitividad de nuestras exportaciones y favorece el aumento de las importaciones por acción de un tipo de cambio que actúa en la práctica como subsidio de las compras provenientes del extranjero así como del turismo internacional emisivo.
Tal
política vigente de retraso del tipo de cambio tiene una especial
implicancia – desde el punto de vista práctico y conceptual – en
la distorsión del verdadero rol del comercio internacional.
¿Para
qué existe el Comercio Exterior de un país y cuál es su papel en
el desarrollo de la Economía Nacional?
Sigamos
una secuencia lógica de razonamiento para responder a esta pregunta
central:
- Salvo rarísimas excepciones, ningún estado posee autarquía completa en materia de recursos como para no tener necesidades de importar materias primas, insumos y/o bienes de capital. O bien puede disponer de los mismos pero a un costo tan elevado y poco rentable que le conviene más importarlos.
- Para poder efectuar estas compras el país necesita divisas. Y
- Para poder conseguir tales divisas el país necesita exportar.
Ergo,
el
Comercio Exterior
– desde el punto de vista de la Economía Nacional – no existe
para que los gobiernos subsidien
negocios privados de ventas al extranjero sino que existe para
que los países obtengan de sus exportaciones las divisas necesarias
para poder pagar sus importaciones.
De
allí la necesidad de que el comercio exterior esté equilibrado,
dado que si las exportaciones exceden el nivel compensatorio
necesario de las importaciones habrá una tendencia a la apreciación
cambiaria local (peso más fuerte por mayor entrada de divisas) y si,
en cambio, las importaciones superan a las exportaciones, se
verificará la tendencia inversa: devaluación o depreciación de la
moneda local.
Ésta
es la forma en que el comercio exterior influye en el mercado
cambiario y monetario de los países; aunque ciertamente no es el
único factor de influencia en los complejos ámbitos de la Economía
y las Finanzas modernas.
En
el caso argentino actual, empero, se da un proceso inverso o
anti-natural porque el tipo de cambio retrasado no es producto del
desequilibrio de la Balanza Comercial (Exportaciones versus
Importaciones) sino, por el contrario, consecuencia de la Política
Financiera – Monetaria, Cambiaria y Bancaria – del gobierno.
Porque
el tipo de cambio es aquí la resultante de pautas fijadas por el
Banco Central (BCRA) en función de las necesidades financieras de
pago de los servicios de la deuda externa y no de las necesidades
económicas de crecimiento de la Economía Nacional.
Ya
que el BCRA mantiene un alto nivel de tasas de interés que atrae
capitales especulativos o golondrina, que entran para lucrar con el
diferencial entre tasas locales e internacionales.
Al
darse la irrupción combinada de estos capitales financieros y de
nueva deuda externa, fuertemente creciente, suben en forma artificial
las reservas internacionales del BCRA – que no son propias del
Banco sino que se sostienen fundamentalmente con deuda – y con ello
se produce una apreciación del peso argentino.
Siendo
que este proceso, de típica naturaleza financiero-cambiaria, se
contrapone a la lógica natural y perjudica el funcionamiento normal
del comercio externo y de la economía doméstica.
Puesto
que, como derivado de esta sobre-valuación inducida de la moneda
local, se genera y potencia el desequilibrio negativo de la Balanza
Comercial – al que hicimos referencia - con la consiguiente
afectación de la Economía Física o Real en materia de actividad y
empleo.
Dicho
con otras palabras: que el desequilibrio y las distorsiones en el
comercio exterior argentino no son producto de un funcionamiento
anormal del mercado comercial sino consecuencia de la política
cambiaria del gobierno – llevada a cabo a través del BCRA - y que
el actual esquema de retraso cambiario que provoca ese desequilibrio
externo es consustancial a las necesidades de la política de
endeudamiento deliberada e institucional del Estado.
Es
la forma clásica en que el Sistema de la Deuda se transforma en
obstáculo del Desarrollo de la Economía Nacional.-
Lic.
Héctor L. GIULIANO
Asesor
del
FORO
ARGENTINO de la DEUDA EXTERNA
Foro
Regional La Plata, Berisso y Ensenada
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