UN CASO DE MORALIDAD MENGUANTE
Aparte de su presunto valor
estratégico, los partidarios de Israel también afirman que merece apoyo
incondicional de los EE. UU. porque
1) es débil y está rodeado de enemigos;
2)
es una democracia, que es una forma preferible de gobierno;
3) el pueblo judío
ha sufrido crímenes en el pasado por los que merece un tratamiento especial;
4) la conducta de Israel es moralmente superior al comportamiento de sus
adversarios.
Inspeccionados más de cerca cada uno de estos argumentos es poco convincente.
Hay un caso moralmente fuerte para apoyar la existencia de Israel, pero eso no
está en peligro. Visto objetivamente, las conductas pasadas y presentes de
Israel no ofrecen una base moral para darles más privilegios que a los
palestinos.
¿Apoyo al más desvalido?
A menudo se describe a Israel como débil y asediado, como un David judío
rodeado por un Goliat árabe. Esta imagen ha sido cuidadosamente alimentada por
los líderes israelíes y escritores simpatizantes con la causa, pero la imagen
opuesta está más cerca de la verdad. Contrariamente a lo que se suele creer,
los Sionistas tenían fuerzas mayores, mejor equipadas y mejor mandadas durante
la guerra de independencia de 1947-49 y las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF)
consiguieron unas victorias rápidas y fáciles en 1956 y contra Egipto, Jordania
y Siria en 1967 –antes de que la ayuda a gran escala de los EE. UU. empezase a
llegar a Israel. Estas victorias dan pruebas evidentes del patriotismo israelí,
de su capacidad organizadora y de su capacidad militar, pero también dejan
claro que Israel nunca estuvo indefenso, ni siquiera en los primeros tiempos.